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Setenta años después de la guerra civil española
la derecha en España intenta rehabilitar a Franco
Segunda parte
Por Paul Mitchell and Vicky Short
27 Noviembre 2006
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el autor
Esta es la segunda parte de una serie de tres. Primera
parte, tercera parte.
Con la caída de la dictadura de Primo de Rivera en 1931
y el exilio del Rey Alfonso XIII, la clase obrera española
se embarcó en una "polifacética revolución."
Todas las condiciones objetivas existían para que tal transformación
social tuviera lugar: el capitalismo español estaba colapsando
bajo el impacto de la recesión económica mundial,
la dictadura había caído, desorientando a la élite
gobernante, y la burguesía española encaraba la
clase obrera más militante en Europa.
Sin embargo, estas condiciones extremadamente favorables fueron
malgastadas por los líderes de los movimientos obreros,
PSOE y PCE.
El gobierno republicano y del PSOE, liderado por Manuel Azaña
y elegido con una gran mayoría de votos en 1931 encaró
desde el principio la oposición de la clase obrera y los
campesinos por no cumplir sus prometidas reformas agrarias y las
mejoras de las condiciones de trabajo. El poder del ejército
quedó intacto y se moderaron las promesas de limitar los
privilegios de la iglesia. En cambio, se incrementó la
represión de las clases obrera y campesina y explosiones
de militancia como la huelga general en Sevilla fueron brutalmente
reprimidas por la Guardia Civil.
Las acciones del gobierno causaron la pérdida de mucho
de su apoyo entre los trabajadores y fomentaron el crecimiento
de partidos de derecha representantes de la oligarquía
terrateniente, los grandes negocios y la Iglesia, quienes miraron
hacia el ejército para defender sus privilegios.
El mayor de estos partidos fue la extremadamente conservadora
coalición católica "Confederación Española
de Derechas Autónomas"-CEDA. La fascista Falange fue
fundada por José Antonio Primo de Rivera, hijo del dictador
y llamado la cual pedía una "revolución nacionalista
de masas". El ministro de finanzas del dictador, José
Calvo Sotelo, fundó la monárquica Renovación
Española, la cual combinaba una ideología fascista
con llamadas a los militares para instaurar una dictadura.
Encarado por un lado con varios intentos de golpes militares
y por el otro con el incremento de combatividad de la clase obrera,
el gobierno republicano-PSOE colapsó en 1933 y le siguió
una coalición de gobierno de derechas, liderado por el
Partido Radical de Alejandro Lerroux pero dependiente del apoyo
parlamentario de la CEDA. Dicha coalición procedió
a eliminar las reformas sociales limitadas de Azaña, restaurar
el poder de la Iglesia y prepararse para una Guerra Civil. La
entrada de tres ministros de la CEDA en el gobierno en Octubre
1934 precipitó la sublevación en Asturias y la proclamación
de una república independiente en Cataluña.
Habiendo visto en Franco un opositor intransigente de la revolución,
el gobierno de Lerroux le envió a aplastar la sublevación
de Asturias. Usando tácticas de terror que había
desarrollado en la guerra colonial en Marruecos, Franco ordenó
a los aviones bombardear los barrios obreros y lanzó sobre
ellos a la Legión Extranjera-la primera vez que fue utilizada
en la península-para aplastar la rebelión. Más
de 5.000 personas fueron asesinadas y 30.000 encarceladas. Franco
pidió al gobierno "castigos ejemplares para los rebeldes"
y "castigar enérgicamente a aquellos que habían
animado la revolución"(1).
En mayo de 1935, el gobierno fue reorganizado y la CEDA obtuvo
cinco ministerios. José María Gil-Robles, el líder
de la CEDA, fue nombrado Ministro de la Guerra e inmediatamente
nombró a Franco jefe del Estado Mayor. Franco inició
la purga del ejército y se puso en contacto con la Unión
Militar Española, la organización secreta de los
oficiales monárquicos estrechamente vinculados con Renovación
Española de Calvo Sotelo. Fueron actualizados los planes
para traer al ejército africano en el caso de futuras tensiones
sociales.
Al final de 1935 había más de 30.000 prisioneros
políticos y Lluís Companys (anterior presidente
de Cataluña), el ex-presidente Azaña y el líder
del PSOE Francisco Largo Caballero fueron juzgados.
La política del "Frente Popular"
En medio de estos acontecimientos el líder Nazi, Adolf
Hitler, tomó al poder en Alemania. Las políticas
de los socialdemócratas alemanes y los líderes del
pro estalinista Partido Comunista Alemán llevaron al desastre;
Hitler tomó el poder sin una resistencia importante por
parte de la poderosa clase obrera alemana. Esto marcó un
decisivo punto sin retorno en la evolución de la burocracia
estalinista en la Unión Soviética y sus partidos
comunistas afines.
Adhiriéndose a la política estalinista de principios
de los 1930 de "social fascismo", el cual igualaba la
socialdemocracia con los nazis, el Partido Comunista Alemán
rechazó formar un frente unido con los millones de trabajadores
socialdemócratas. Su política paralizó a
la clase obrera bajo condiciones donde los líderes socialdemócratas
eran hostiles a cualquier lucha revolucionaria contra la amenaza
fascista. Esto allanó el camino a Hitler para su llegada
al poder.
Enfrentados con una seria amenaza del poderoso régimen
nazi de la cual eran principalmente responsable sus propias políticas,
la respuesta de Estalin fue vincular la defensa de la URSS a las
alianzas políticas con las democracias imperialistas-Gran
Bretaña, Francia y los Estados Unidos. Esta orientación
fue revelada en el Séptimo Congreso del Comitern en 1935
como la política del "Frente Popular".
A los partidos comunistas se les ordenó que se aliaran
con los partidos de la burguesía "democrática".
Partidos, políticos y gobiernos no eran ya definidos por
los intereses de clase que servían sino si eran "fascistas"
o "antifascistas". De esta manera la independencia política
de la clase obrera y el objetivo del socialismo fueron sacrificados
en el altar de la política exterior soviética.
De este modo el papel del régimen soviético en
los asuntos mundiales asumió un carácter abiertamente
contrarrevolucionario el cual encontró su más siniestra
expresión en el exterminio de los Viejos Bolcheviques en
los juicios de Moscú (1936-1939), la caza de los opositores
en el extranjero y finalmente el pacto Estalin-Hitler.
La Oposición de Izquierdas Internacional liderada por
Trotsky concluyó que la traición a la clase obrera
alemana y el rechazo de todos los partidos comunistas nacionales
a oponerse a la linea de Moscú o incluso pedir una discusión
internacional significaba que no era ya posible reformar el Comitern
como componente esencial de la revolución mundial. Era
necesario construir una nueva, la Cuarta, Internacional y luchar
dentro de la URSS por una revolución política para
derrocar a la burocracia.
Dentro de España el partido de la Oposición de
Izquierdas Internacional, fue la Izquierda Comunista Española
(ICE), liderada por Andrés Nin, miembro fundador del Partido
Comunista de España y secretario de la Internacional Roja
de Sindicatos del Comintern.
Desde el momento que Nin llegó a ser miembro fundador
de de Oposición de Izquierdas Internacional en 1930, Trotsky
llevó una lucha incisiva pero paciente con él sobre
las cuestiones fundamentales del programa Marxista y sus tácticas.
En particular, Trotsky advirtió a Nin sobre su renuncia
a colaborar internacionalmente y le aconsejó que no subestimara
al numéricamente débil PCE porque detrás
de él estaba el poder de la burocracia soviética.
Trotsky aconsejó al ICE trabajar en el ala izquierda radicalizada
del PSOE, particularmente en su sección juvenil y entre
los anarquistas para construir un frente unido de partidos de
trabajadores en oposición al estalinista Frente Popular
y su alianza con los partidos burgueses.
El ICE fue capaz de crecer rápidamente por la insatisfacción
con la colaboración del PSOE con los republicanos y la
política anarquista de sublevaciones aisladas. Pero las
tendencias nacionalistas y oportunistas de Nin se impusieron y
en vez de orientarse hacia los trabajadores más militantes,
el ICE se fusionó en septiembre de 1935 con el Bloc Camperol
y Obrer de Joaquin Maurín para formar el Partido Obrero
de Unificación Marxista (POUM). Maurín era un partidario
de la Oposición de Derechas a Estalin de Nikolai Bukharin
y opositor de la Izquierda Opositora.
La decisión de Nin de unir fuerzas con Maurín
representó su decisiva ruptura con el Trotskysmo. Una consecuencia
de su orientación fue hacer posible la unión entre
le PCE con las juventudes del PSOE, extendiendo significativamente
la base estalinista, con desastrosas consecuencias para la Revolución
Española.
El golpe de Franco
Después de las elecciones en Febrero de 1936, se constituyó
una coalición Frente Popular de gobierno, formada por el
PSOE, el PCE y los partidos republicanos y separatistas. El ala
derecha pidió al gobierno saliente permanecer en el poder
y declarar la ley marcial, pero cuando a Franco se le ordenó
imponerla, sólo unas pocas guarniciones respondieron. Encarados
con una creciente ola de huelgas, toma de tierras y disturbios,
el programa del Frente Popular, firmado por el PSOE, el PCE y
el POUM, se comprometió a mantener "la paz pública"
y se declaró así mismo en contra de la redistribución
de la tierra y libre de "motivos de clase sociales o económicos".
Incluso cuando Franco estaba anunciando sus simpatías
pro-fascistas, el Frente Popular apenas tomó ninguna acción,
considerando que podría necesitar al Ejército como
contrapeso a las masa revolucionarias. Franco fue simplemente
trasladado a las Islas Canarias, donde estuvo libre para continuar
la preparación del golpe que estaba siendo dirigido por
el General Emilio Mola y apoyado por la Iglesia Católica,
los grandes terratenientes y las secciones más poderosas
de las finanzas y la industria.
El 17 de Julio de 1936 de inició el golpe . El gobierno
republicano deliberadamente minusvaloró la sublevación
de Franco, declarando que estaba "exclusivamente limitado
a ciertas ciudades del Protectorado [Marruecos] y que nadie, absolutamente
nadie, en la península se había adherido a tal absurda
empresa".(2)
Mientras el gobierno buscaba un acuerdo con los generales fascistas,
los trabajadores en Barcelona, seguidos por otros en las principales
ciudades, se alzaron en armas y asaltaron los cuarteles. Una situación
de "poder dual" se desarrolló rápidamente
con los trabajadores ocupando factorías y los campesinos
ocupando tierras y formando comités y colectivos. Los obreros
se armaron a sí mismos encarando la oposición del
gobierno y formando milicias de soldados y trabajadores y comités
antifascistas. El más importante fue el Comité Central
de las Milicias Antifascistas de Cataluña que llegó
a ser la autoridad en la provincia, marginando completamente al
gobierno republicano.
Solo los simpatizantes del Trotskysmo lucharon por una movilización
independiente revolucionaria de la clase obrera contra el Frente
Popular y por la continuación de la lucha por una revolución
socialista. Hicieron un llamamiento para un frente unido de anarquistas
y del POUM y la formación de , pero ninguno de estos partidos
estaba dispuesto a tomar el liderazgo en sus propias manos.
En esos momentos la base social de Franco era tan pequeña
que requería la asistencia de Alemania e Italia para transportar
el ejército de África desde Marruecos a la península.
Franco mismo remarcó que la guerra civil sería "
inmensamente difícil y sangrienta. No tenemos un gran ejército,
la intervención de la Guardia Civil se prevé dudosa
y muchos oficiales se pondrán del lado del poder constitucional".(3)
Incluso en Marruecos, la supuesta plaza fuerte de Franco, su
influencia se hubiera disipado si el gobierno hubiera garantizado
la independencia y alentado una revuelta popular.
Sin embargo, Franco podía contar con Italia y Alemania
para enviar aviones, tanques y decenas de miles de soldados "voluntarios".
Hitler apoyó a Franco porque Alemania quería probar
su fuerza militar y conseguir acceso a las abundantes reservas
de hierro, indispensable para el programa de rearme Alemán.
Hitler también confiaba en que un conflicto prolongado
en España podría distraer la atención de
británicos y franceses sobre el rearme alemán.
En contraste, la Unión Soviética mantuvo la ayuda
al gobierno republicano al mínimo, facilitando armas de
baja calidad y exigiendo el pago en oro o en materias primas.
Lo que es más, dentro de España la burocracia de
Moscú instruyó al PCE que ordenara a los trabajadores
renunciar a sus demandas y encargó a la policía
política secreta, la GPU, la tarea de eliminar físicamente
a sus oponentes de la izquierda.
Con el argumento que la guerra contra Franco debía ser
ganada antes de que pudiera haber cualquier demanda de revolución,
la burocracia estalinista buscó suprimir cualquier acción
independiente de la clase obrera con el fin de conseguir el apoyo
de las potencias imperialistas "anti-fascistas". Los
estalinistas difundieron rumores señalando que en el POUM
y en la CNT estaban infiltrados por agentes fascistas provocadores
y declararon que ambos eran "objetivamente fascistas".
El secretario del PCE José Díaz escribió:
" Nuestros principales enemigos son los fascistas. Sin embargo,
esto no incluye solamente a los propios fascistas, sino también
los agentes que trabajaban para ellos...Algunos se denominan así
mismos Trotskystas... Si todo el mundo sabe ésto, si el
gobierno lo sabe, ¿por qué no los trata como fascistas
y los extermina sin piedad?"
Con la ayuda de la burocracia estalinista, el Frente Popular
fue capaz de disolver las milicias de trabajadores y fortalecer
el ejército republicano, restaurar la censura de prensa
y devolver a la burguesía las granjas y factorías
tomadas por los trabajadores y los campesinos.
Esta calculada desmovilización del movimiento revolucionario
fortaleció a los fascistas. En Septiembre de 1936, los
generales Nacionales proclamaron a Franco como Generalísimo
del ejército, quien pocos días más tarde
asumió la jefatura del estado a pesar de controlar menos
de un tercio del país y ninguna de las principales ciudades.
Franco tomó el control de varios partidos de derechas
y sus milicias, incluyendo la militarista Falange y las fusionó
en un único partido fascista, la Falange Española
Tradicionalista de las Juntas de Ofensiva Nacional-Sindicalista
(FET y de las JONS), conocido después de 1945 como el Movimiento
Nacional, con él mismo como líder o Caudillo. Ese
título hacía referencia a los reyes-guerreros medievales
de España y era equivalente al título de Führer
de Hitler y el Duce de Mussolini. Durante los aproximadamente
40 años siguientes Franco enfrentaba las facciones monárquicas
contra las fascistas dentro del Movimiento Nacional las cuales
se habían unido en primer lugar por su temor común
a la clase obrera revolucionaria.
Derrota de la Revolución
Franco llegó a primer plano porque fue el más
resoluto y consistente proponente de la guerra contra la clase
trabajadora. Trotsky explicó que la superioridad de esta
figura "insignificante" residía en su "claro
y definido programa: salvaguardar y estabilizar las relaciones
de propiedad capitalistas, el gobierno de los explotadores, la
dominación de la Iglesia y la restauración de la
monarquía." (4)
Ninguno de los líderes de las principales organizaciones
de trabajadores estaba dispuesto a actuar de la misma resuelta
forma contra el capital y la burguesía. El POUM se unió
al gobierno del Frente Popular en Cataluña en septiembre
de 1936 y Nin llegó a ser ministro de justicia. Una de
las primeras acciones del nuevo gobierno fue la disolución
de los comités revolucionarios y poner fin a la situación
de poder dual. Tres meses más tarde el POUM había
sido expulsado del gobierno.
Poco después, en mayo de 1937, el liderazgo del POUM
traicionó la insurrección de los trabajadores armados
de Barcelona. Lo que comenzó como una rebelión espontanea
contra el ataque de la policía controlada por el PCE en
la central telefónica, ocupada por los anarquistas de la
CNT desde que la retomaron a los fascistas el año anterior,
rápidamente se convirtió en una batalla por toda
la ciudad contra las fuerzas del gobierno Republicano. El ala
izquierda anarquista y los Bolcheviques-Leninistas ( seguidores
de Trotsky) proclamaron los soviets y la toma del poder. Sin embargo,
los líderes del POUM y la CNT capitularon y acordaron una
rendición sin rédito alguno, ordenaron a sus militantes
abandonar las barricadas y permitieron a las fuerzas gubernamentales
ocupar la ciudad.
Aprovechando la ventaja, el gobierno ordenó el aplastamiento
del POUM y la CNT. El POUM fue declarado ilegal y sus líderes,
incluyendo a Nin, arrestados y asesinados por los estalinistas,
así como lo fueron muchos Trotskistas, incluyendo al antiguo
secretario de Trotsky, Erwing Wolfe.
A pesar de contar en Cataluña con casi 40.000 obreros
miembros, el POUM nunca hizo un llamamiento para la formación
de soviets, el derrocamiento del régimen del Frente Popular
o por un gobierno de trabajadores, creando así las condiciones
políticas para tal resultado. Trotsky describió
al POUM como una organización de centro-izquierda porque,
a pesar de haber prontamente adoptado de palabra el programa de
la revolución socialista, su "fatal enfermedad"
fue su incapacidad de sacar "valientes conclusiones tácticas
y organizacionales desde sus concepciones generales."
En vez de adoptar una "despiadada forma de exponer las
cuestiones fundamentales y una feroz polémica contra las
vacilaciones"(5) el POUM persiguió una política
oportunista, buscando ser amigos y consejeros de los líderes
de las grandes organizaciones de trabajadores. De esta manera,
el POUM jugó un papel crítico en la derrota de la
Revolución Española.
En 1939, con la revolución aplastada, los combatientes
mal armados de la República fueron superados por los Nacionales,
quienes fueron prontamente reconocidos como legítimo gobierno
por Francia, Gran Bretaña y los Estados Unidos. El Papa
Pío XII envió un caluroso mensaje a Franco diciendo."
Elevamos nuestros corazones hacia Dios, sinceramente agradecemos
a su Excelencia la deseada victoria católica en España.
Rezamos para que este tan amado país, de nuevo en paz,
vuelva con renovado vigor a las antiguas y cristianas tradiciones
que le han hecho grande." (6)
Franco procedió a destruir cualquier aspecto de las
organizaciones de trabajadores y sistemáticamente redujo
a la clase trabajadora a una amorfa masa de individuos. Cientos
de miles fueron hechos prisioneros, torturados y ejecutados en
una orgía de represión que duró cerca de
40 años. Los privilegios de la iglesia fueron restaurados
y era ilegal publicar trabajos de religión o filosofía
sin su aprobación.
Esta derrota fortaleció al fascismo a lo largo de Europa
y preparó el terreno para el desencadenamiento de la Segunda
Guerra Mundial. Habiendo fallado en formar una alianza con Francia,
Gran Bretaña y EE.UU, a pesar de haber trabajado por el
sabotaje de la Revolución Española y habiendo purgado
el Ejército Rojo, Estalin firmó el infame pacto
de "no agresión" con Hitler el 24 de Agosto de
1939. Una semana después Alemania invadió Polonia
y la masacre comenzó.
Franco intentaba entrar en la guerra del lado de las potencias
del Eje, esperando a cambio conseguir las colonias de Francia
en el norte de África y ayuda económica y militar
de Hitler. Sin embargo, la destrucción y el agotamiento
de la Guerra Civil implicó que España se viese forzada
a la neutralidad y redujo su participación a la organización
secreta de 19.000 combatientes en la notoria División Azul
que luchó con los Nazis contra la Unión Soviética.
Gran Bretaña y EE.UU lograron forzar la neutralidad de
España con amenazas de bloquear el suministro de alimentos
y petróleo empeorando así la hambruna y provocando
disturbios por el pan.
El PCE ignoró su propio papel contra-revolucionario
en la victoria de Franco y trató de hacer caer la responsabilidad
en las potencias Aliadas. Santiago Carrillo, quien más
tarde se convirtió en secretario general del PCE escribió,
"está claro que en aquel tiempo la burguesía
Europea no habría tolerado una situación en la cual
un país pequeño y aislado como España llevara
a cabo una revolución socialista victoriosa. La prueba
de esto es que a pesar de todas nuestras precauciones, fuimos
al final derrotados por la burguesía internacional y europea".
(7)
continúa
Notas:
(1) Preston P., Franco, Fontana Press, 1995, página 106
(2) Morrow F., Revolución y Contrarrevolución
en España, New Park Publications, England, 1963. También,
http://www.marxists.org/archive/morrow-felix/1938/revolution-spain/
index.htm
(3) Preston P., Franco, Fontana Press, 1995, página
129
(4) Trotsky L., "The Tragedy of Spain," in The Spanish
Revolution (1931-1939), [La tragedia de España"
en La Revolución Española] Pathfinder Press,
New York, 1973, página 330
(5) Trotsky L., "The Culpability of Left Centrism,"
in The Spanish Revolution (1931-1939), ["La culpabilidad
del centrismo izquierdista"] Pathfinder Press, New York,
1973, páginas 342-346
(6) Seldes G., "The Roman Church and Franco," ["La
Iglesia Católica y Franco"] The Churchman, December
1978, página 10
(7) Carrillo S., Diálogo sobre España, Lawrence
and Wishart, 1974
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