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Setenta años después de la guerra civil española
la derecha en España intenta rehabilitar a Franco
Primera parte
Por Paul Mitchell and Vicky Short
26 Noviembre 2006
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el autor
Esta es la primera parte de una serie de tres. Segunda,
tercera parte.
El 20 de noviembre de 1975 murió el dictador español
General Francisco Franco. A diferencia de Adolf Hitler, cuyos
sueños de "mil años de Reich" acabaron
cuando el Ejército Rojo Soviético entró en
Berlín en 1945 o el dictador fascista Benito Mussolini,
quien fue colgado cabeza abajo por los partisanos en la plaza
del mercado en Milán, la dictadura establecida por Franco
(1892-1975) sobrevivió cerca de 40 años.
Aun 30 años después de su paso, el periodo de
Franco está siendo sujeto de una creciente y amarga "guerra
de historias" dentro de España. Por un lado están
historiadores, frecuentemente serios, quienes generalmente simpatizan
con el gobierno del Frente Popular formado por los partidos republicanos
elegidos en 1936, liderados por el Presidente Manuel Azaña
y apoyados por el Partido Socialista (Partido Socialista Obrero
EspañolPSOE) y el Partido Comunista (Partido Comunista
de EspañaPCE). Por el otro lado están los
historiadores "revisionistas" de derechas apoyados por
secciones de la clase dirigente de España, quienes están
intentando revivir los viejos mitos fascistas que pintaban a Franco
como el guardian de la democracia.
En verdad, la historia de España no puede ser apropiadamente
entendida desde ninguno de estos dos puntos de vista. No es en
realidad una cuestión de Franco contra el Frente Popular.
Más bien, lo que tuvo lugar en España fue una contrarrevolución,
preparada por el Frente Popular y consumada por el golpe de Franco,
cuyas consecuencias continúan reverberando hasta hoy.
Lo que no se puede negar es el terror desatado después
que las guarniciones españolas fueron instruidas para ocupar
las ciudades el 17 de julio de 1936. Franco supervisó la
ejecución, por el ejercito nacionalista y los escuadrones
de la muerte falangistas, de aproximadamente 300.000 opositores
políticos, el encarcelamiento de 500.000 más y el
exilio forzado de otros 500.000 durante y después de la
guerra civil (1936-1939).
Franco utilizó mano de obra esclava para reconstruir
las infraestructuras de España y construir un gigantesco
monumento a la victoria de los nacionales, el Valle de los Caídos,
la cual ahora aloja la tumba de Franco y de José Antonio
Primo de Rivera, fundador de la fascista Falange.
Bajo Franco, las instituciones culturales del país fueron
liquidadas. Casi todos los profesores de universidad de la nación
y periodistas fueron destituidos y 7.000 maestros de escuela fueron
encarcelados. Muchos fueron ejecutados usando el método
favorito: el garrote. Los partidos políticos y los sindicatos
fueron prohibidos y un gran aparato estatal represivo fue construido
para eliminar la oposición y los disidentes.
A día de hoy, decenas de miles de victimas de Franco
permanecen desaparecidos en fosas masivas fuera de las principales
ciudades de España. Todavía nadie ha sido procesado
por estos crímenes; las sentencias promulgadas por los
tribunales militares de Franco no han sido revocadas. Sucesivos
gobiernos han rehusado apoyar a los pequeños grupos de
voluntarios que han tratado de exhumar los cuerpos.
Mientras los historiadores revisionistas son incapaces de ignorar
estas atrocidades buscan en cambio justificarlas. Uno de tales
historiadores, favorito del derechista Partido Popular (PP), es
el antiguo maoísta Pío Moa. En su último
libro "Franco - un balance histórico"- Moa intenta
justificar las medidas represivas llevadas a cabo por la dictadura.
Remarcando que el alzamiento de Franco contra el gobierno del
Frente Popular fue fundamentalmente dirigido hacia la clase trabajadora
y la "multifacética revolución" que ella
hizo, Moa identifica al PCE como el líder de este movimiento
revolucionario y dice que si los comunistas hubieran tenido éxito
la represión hubiera sido mucho mayor.
Moa usa una mentira habitual de la derecha considerando equivalente
el comunismo y la contrarrevolución y la dictadura nacionalista
establecida por Estalin en la Unión Soviética. Por
el contrario, la usurpación del poder por la burocracia
estalinista en la Unión Soviética implicó
la destrucción de todos los genuinos marxistas quienes
lucharon por una revolución socialista mundial que inspiró
y guió la Revolución Rusa de 1917. Fue un conflicto
que mostró la transformación de los partidos de
la Tercera (Comunista) Internacional en un instrumento contrarrevolucionario
de la burocracia soviética.
Todos los representantes significados del marxismo en la Unión
Soviética fueron ejecutados entre el inicio de los juicios
de Moscú de los Viejos Bolcheviques en agosto de 1936 y
el asesinato de León Trotsky cuatro años más
tarde. En España, el PCE y los escuadrones de la muerte
del servicio secreto de Estalin (GPU) dirigieron su represión
contra todos sus opositores del ala izquierdista, particularmente
los partidarios de Trotsky, con la intención de someter
el movimiento revolucionario de la clase trabajadora al control
de las fuerzas burguesas liberales en el Frente Popular y prevenir
así una revolución social que hubiera podido radicalizar
Europa y amenazado el gobierno de la burocracia en la URSS. Fue
la traición de la revolución por el estalinismo
ayudado y persuadido por la socialdemocracia y los anarquistas
lo que posibilitó el éxito de Franco.
El trabajo de Moa es propaganda ideológica en defensa
del Fascismo. El hecho de que él es capaz de presentar
tal perspectiva como historia seria, sin embargo, es debido en
parte al pacto de silencio sobre la era de Franco que el PSOE
y el PCE llevaron a cabo con los representantes políticos
del régimen fascista durante la transición desde
la dictadura al gobierno parlamentario en los 70. Temían
que las luchas revolucionarias que surgieron en el vecino Portugal
en 1974 con el colapso del régimen fascista, se pudieran
extender a España y reavivar las luchas y conflictos no
resueltos desde que fue derrotada la revolución.
Al mismo tiempo que la derecha se siente lo suficiente envalentonada
para reescribir la historia advierte a sus oponentes de izquierdas
en el "status quo" político que no rompan su
pacto de silencio. Tal advertencia viene de uno de los más
notorios representantes del régimen fascista, Manuel Fraga,
ex-ministro de información de Franco, quien en lugar de
haber pasado las últimas décadas encarcelado, ha
pasado su mayoría como presidente del gobierno autónomo
de Galicia. Fraga fundó la odiada organización franquista,
Alianza Popular, la cual transformó en el actual PP.
Después de subrayar, "no tengo duda que el juicio
histórico sobre Franco será positivo", Fraga
advirtió al Presidente del Gobierno del PSOE, José
Luis Rodríguez Zapatero, que no aceptara la presión
de compensar a las víctimas del régimen de Franco.
"Es mejor dejar a los muertos en paz. La Historia necesita
ser respetada y no debe ser abierta otra vez. (1)
La respuesta del PSOE al Franquismo
Fraga no tiene nada que temer. Diego López Garrido,
secretario general del PSOE declaró que Franco era "parte
de la prehistoria" eligió enfocar las celebraciones
en el 30 aniversario de la coronación de Juan Carlos I
como rey de España.
Al promocionar las credenciales democráticas del rey,
preparado desde la infancia por Franco para ser su sucesor, el
PSOE e Izquierda Unida, liderada por el PCE, hacen respetable
el argumento de que la dictadura de Franco fue el necesario precursor
del establecimiento de una monarquía parlamentaria en 1978.
El diario español El PAIS, fundado en 1976 durante la
transición a la democracia y muy próximo al PSOE,
publicó un elogio al rey de 72 páginas titulado
"El rey del cambio" que incluía contribuciones
de Felipe González, secretario general del PSOE desde 1982
a 1996, el ex-secretario general del PCE, Santiago Carrillo y
Miguel Primo de Rivera, hermano del fundador de la Falange José
Antonio Primo de Rivera.
Gaspar Llamazares, líder de IU, declaró en El
PAIS que a pesar del Rey haber sido elegido sucesor por Franco
ésto no impidió a su partido "estimar los servicios
prestados por el rey durante la transición y especialmente
durante el golpe del 23 de febrero de 1981."
Llamazares se refiriere aquí a la ocasión cuando
oficiales del ejército liderados por el lugarteniente coronel
Antonio Tejero, violentaron una sesión televisada del nuevo
parlamento español y retuvo a los diputados durante varias
horas. Las afirmaciones de Llamazares recuerdan completamente
que el PCE afirmó su adhesión al Rey cuando el régimen
de Franco llegaba a su final y ayudó a la burguesía
a prevenir que la clase trabajadora derrocara el capitalismo y
ajustara cuentas con el fascismo. Durante el abortado golpe de
1981 el estalinista PCE organizó manifestaciones de masas
junto con el PSOE en apoyo del Rey Juan Carlos.
España cuando nació Franco
Cuando Franco - hijo de un oficial civil en la marina - nació
in 1892 España había, según señaló
Karl Marx, desde hace tiempo "exhibido todos los síntomas
de una poco gloriosa y prolongada putrefacción." (3)
En 1898, España sufrió una derrota humillante
a manos de una nueva emergente potencia imperialista, los Estados
Unidos, y perdió casi todas sus últimas colonias,
incluyendo Cuba. En ese tiempo, la agricultura española
suponía más de la mitad de los ingresos nacionales
y al menos dos tercios de las exportaciones, y estaba concentrada
en grandes y medianas haciendas. A pesar de que la mayor parte
de la población vivía de la tierra, la mayoría
eran trabajadores asalariados sin tierras subsistiendo y trabajando
en las más primitivas condiciones.
Las manufacturas españolas, concentradas en Cataluña
y el País Vasco, se expandieron entre 1898 y 1918, generando
explosivas luchas de la clase obrera. El movimiento de la clase
obrera exhibió una fuerte tendencia hacia el anarquismo
expresado principalmente por la influencia del anarco-sindicalista
Confederación Nacional del Trabajo ( CNT ) fundado en 1911.
La amplia influencia de la CNT se debió en parte al hecho
de que los seguidores del líder anarquista Bakunin echaron
raíces en España antes que los marxistas. Sin embargo
tal influencia fue también el resultado de las políticas
del partido socialdemócrata PSOE, fundado en 1879 por Pablo
Iglesias y de la Unión General de Trabajadores (UGT) fundada
en 1888 y más tarde del PCE.
Al final del siglo XIX el PSOE compartía la perspectiva
de las "dos etapas" de otros partidos socialdemócratas
de la Segunda Internacional, según la cual los países
con un tardío desarrollo capitalista y faltos de los requisitos
económicos para el socialismo tenían primero que
pasar for una revolución democrático-burguesa. A
ésto seguiría un periodo prolongado de gobierno
capitalista implicando formas republicanas de gobierno, reforma
agraria y separación de la iglesia y del estado, antes
de poder eventualmente llegar a una revolución socialista.
En esta teoría de la revolución en dos etapas el
papel de un partido marxista estaba limitado a usar la presión
de la clase obrera para forzar a la burguesía liberal a
una alianza para así completar la revolución democrático-burguesa.
Sin embargo Trotsky en su teoría de la Revolución
Permanente, formulada en 1905, insistió que el punto de
partida de cualquier perspectiva tenía que ser el desarrollo
internacional de la economía capitalista y la lucha de
clases mundial y no al nivel económico o las relaciones
de clase internas de cualquier país en particular que eran
solamente expresiones específicas de estas tendencias internacionales.
En la época del imperialismo, con los mercados y recursos
mundiales divididos entre las grandes potencias, la burguesía
de los países más subdesarrollados ya no podían
llevar a cabo la tarea asociada con una revolución democrática.
Temían una acción independiente de la clase obrera
ya desarrollada que la amenaza del viejo orden feudal o de las
potencias imperialistas.
Sólo la clase obrera podía llevar a cabo una
revolución democrática pero una vez que hubiera
obtenido el poder no podría limitarse únicamente
a tareas democráticas sino que estaría forzada a
llevar a cabo medidas de carácter socialista. Las limitaciones
sobre la construcción del socialismo impuestas por el subdesarrollo
y el aislamiento podrían ser superadas sólo a través
del desarrollo de la revolución por la clase obrera en
los países más avanzados, culminando en una transformación
socialista global.
La tarea de llevar a cabo una revolución social estaba
claramente planteada en España. Su desarrollo económico
y político había sido muy desigual, implicando toda
clase de compromisos con el viejo orden feudal y concedido un
gran peso político a los militares (aproximadamente 50
pronunciamientos o golpes tuvieron lugar entre 1814 y 1923 en
apoyo de alguna facción u otra gobernante).
España era sin embargo una potencia capitalista regida
por una clase burguesa de terratenientes que todavía tenía
posesiones coloniales en África. Su élite gobernante
estaba más preocupada en suprimir la muy militante clase
obrera en España que eliminar los restos feudales y perfeccionar
la democracia española. Particularmente después
de la Revolución Rusa de 17 de octubre, prevenir una lucha
revolucionaria por la clase obrera fue el propósito esencial
de todas las secciones de la élite gobernante, fueran o
no formalmente demócratas.
El desarrollo del movimiento obrero en España
Con el comienzo de la Primera Guerra Mundial, los partidos
de la socialdemocracia de la Segunda Internacional se movilizaron
en la defensa de sus propios estados nacionales (en la España
neutral el PSOE apoyó a Gran Bretaña y Francia).
El final de la guerra mostró una ola de luchas revolucionarias
a lo largo de toda Europa, alcanzando su máximo punto con
la Revolución de Octubre.
Se dice que el líder del PSOE, Iglesias, cayó
en una gran depresión al conocer la victoria bolchevique
y el entusiasmo con el que fue recibida por la clase obrera española.
La primera huelga general nacional en el país tuvo lugar
el mismo año y hubo revueltas rurales de labradores e insurrecciones
en las ciudades, declarándose el estado de guerra en Barcelona.
Hubo diez cambios de gobierno en el periodo 1919-1921, conocido
como los "tres años bolcheviques".
Franco, quien en 1912 había sido enviado a Marruecos
como un joven oficial militar donde combatió en una brutal
guerra colonial, demostró ser de valor para la clase gobernante
aplicando las lecciones que había aprendido en el norte
de África al reprimir las luchas de la clase obrera española.
De vuelta a la península, participó en 1917en el
asalto mortal a la huelga de los mineros en Asturias durante la
cual ochenta trabajadores fueron asesinados. Poco después
fue recompensado con el puesto de segundo en el mando de la recién
creada legión extranjera española donde ganó
su reputación por sus implacables métodos de terror
contra los combatientes tribales en el norte de Africa.
La ola revolucionaria en Europa fue derrotada bien por la traición
de los partidos socialdemócratas o por la inexperiencia
de los jóvenes partidos comunistas. Pero en España,
los "años bolcheviques" tuvieron profundo efecto
sobre el PSOE y una división dentro de sus filas llevó
a la formación en 1923 del Partido Comunista de España
(PCE). Este incluyó a una facción llamada Oposición
Comunista Española y liderada por Juan Andrade quién
era simpatizante de la Oposición de Izquierdas de Trotsky
en el Partido Comunista Soviético.
En 1923 la Oposición de Izquierdas fue creada y en respuesta
al crecimiento de la burocracia dentro del partido bolchevique
inició la lucha contra la teoría de Estalin del
" Socialismo en un sólo país". Esta teoría
avanzaba la posición reaccionaria y nacionalista que la
Unión Soviética podía realizar el socialismo
dentro de sus propias fronteras independientemente de las luchas
de la clase obrera internacional. El crecimiento de la burocracia
dentro del partido bolchevique y del aparato del estado llevó
a un aislamiento de la Unión Soviética que se encadenó
con las derrotas de la Revolución Europea- particularmente
en Alemania en 1923, donde los líderes del Partido Comunista
fallaron en movilizar la clase obrera para la toma del poder.
La degeneración burocrática de la Unión
Soviética afectó fatalmente las perspectivas de
una revolución mundial. Bajo la influencia del estalinismo
el Comintern rechazó la perspectiva de La Revolución
Permanente y adoptó la teoría de las dos etapas
de la revolución, la cual justificaba la colaboración
con las fuerzas burguesas subordinando políticamente a
la clase obrera. El más desastroso ejemplo de la aplicación
de esta teoría ocurrió en China, donde el Partido
Comunista fue instruido que se subordinara al Kuomitang burgués,
llevando a una derrota sangrienta la revolución de 1927.
En el mismo año, Trotsky y la Oposición de Izquierdas
fueron expulsados del Partido Comunista Ruso y las secciones del
Comintern fueron purgadas de aquellos que la apoyaban.
El golpe de Primo de Rivera
Durante este periodo la burguesía tomó ventaja
del reflujo de la ola revolucionaria para montar una ofensiva
internacional contra la clase obrera. En Italia, el rey nombró
a Benito Mussolini como primer ministro en 1922, después
que miles de sus partidarios fascistas marcharan sobre Roma. En
España, el general Miguel Primo de Rivera, apoyado por
la burguesía industrial, llevó a cabo un golpe de
estado en 1923 aprobado por el rey Alfonso XIII, que inició
siete años de dictadura militar. En 1928, el régimen
de Primo de Rivera llamó a Franco, quien se habia convertido
en jefe de la Legión española en Marruecos, a España
y fundió las cuatro academias militares en una sola bajo
su dirección.
La crisis económica mundial que anunció la Gran
Depresión de 1929 tuvo un gran impacto en España.
Como Trotsky explicó: al igual que los regímenes
militares que previamente habían luchado por satisfacer
los apetitos de la clase dirigente de los exiguos ingresos nacionales,
Primo de Rivera "cayó incluso sin un nuevo golpe militar,
simplemente se desinfló como una rueda que corre sobre
un clavo." (4)
continúa
Notas:
(1) Tremlett G. "Silence Over Franco Broken by New Spanish
Generation" ["El silencio sobre Franco roto por la nueva
generación española"] November 20, 2005, The
Observer
(2) El PAIS, Noviembre 23, 2005
(3) Marx K. Artículos sobre la España revolucionaria
en el New York Herald Tribune 1854.
(4) Trotsky L, The Revolution in Spain ["La Revolución
en España"] Enero 24, 1931, en "The Spanish Revolution
(1931-1939)" ["La Revolución Española"],
publicada por Pathfinder Press, New York, 1973, Página
72.
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