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Miles protestan por la toma de mando del nuevo presidente
de México
Por Rafael Azul
10 Diciembre 2012
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Publicado en inglés el 3 de Diciembre del 2012
El sábado diciembre 1, mientras el nuevo presidente
elegido Enrique Peña Nieto comenzaba su primer día
al mando, miles de trabajadores y jóvenes se movilizaron,
marcharon y se concentraron en la Ciudad de México y en
otras ciudades por el país contra la agenda derechista
y antiobrera del nuevo gobierno.
La policía y el ejército respondió a las
protestas con arrestos masivos y golpizas. En la ciudad de México
por lo menos 35 manifestantes fueron heridos y uno permanece en
condición crítica.
La transferencia de poder a Peña Nieto y su partido,
el Partido Revolucionario Institucional (PRI), tomó lugar
bajo una apretada seguridad. El nuevo presidente de México,
escondido de la prensa y el público, juramentó pocos
minutos antes de la medianoche del viernes. Lo protegía
la policía, fuerzas militares y una red de barricadas que
bloqueaban el acceso público.
El PRI retorna al poder después de 12 años de
gobierno del Partido de Acción Nacional (PAN). El día
antes de la juramentación de Peña Nieto, los principales
partidos políticos -PRI, el PAN y el Partido de la Revolución
Democrática (PRD)- acordaron colaborar para imponer una
serie de "reformas" educativas, financieras y energéticas
de libre empresa. Peña Nieto y los líderes de los
3 partidos formalmente firmaron el supuesto "Pacto por México"
el domingo.
En una muestra de enojo, miles y miles de profesores, campesinos
y estudiantes marcharon a través de México, desde
Chiapas en el Sur a Baja California y Chihuahua en el norte. En
la ciudad de Tuxla Gutierrez, capital del estado de Chiapas, miles
de profesores y sus partidarios marcharon hacia la ciudad, haciendo
un llamado por una huelga general. El Comité Nacional de
los Trabajadores de Educación (CNTE) dirigió la
manifestación.
En la misma Ciudad de México, una caótica situación
ocurrió en la mañana del domingo cuando un grupo
de jóvenes intentó romper las barreras de la policía
que bloqueaban el acceso a la legislatura. La protesta fue liderada
por el movimiento YoSoy#132, el cual toma su nombre de los estudiantes
de la Universidad Iberoamericana que expulsaron a Peña
Nieto de su campus durante la campaña presidencial. Aquellos
estudiantes estaban protestando el rol del candidato del PRI por
la brutal represión policial de la comunidad de la clase
trabajadora de San Salvador de Atenco en Mayo del 2006, en el
cual dos trabajadores fueron asesinados y muchas mujeres violadas
por las fuerzas de seguridad del estado.
La confrontación entre los estudiantes y las fuerzas
de seguridad en la capital mexicana del sábado tomó
lugar cerca de una protesta de unos 3,000 profesores del CNTE.
Los profesores, del estado de Oaxaca, rechazaron involucrarse
en algo que muchos vieron como una provocación policial.
Un portavoz de los profesores de Oaxaca declaró posteriormente
de que Peña Nieto en sus primeras horas a cargo quedó
condenado por los actos de represión contra manifestantes
estudiantiles en San Lázaro y en otras partes de la ciudad.
En la estatua del Ángel de la Independencia en el bulevar
del Paseo de la Reforma en Ciudad de México, policías
y soldados le cerraron el paso a muchos partidarios de Andrés
López Obrador para que no se unieran a un mitin de oposición
a Peña Nieto. López Obrador y su Movimiento de Reconstrucción
Nacional (MORENA) han rechazado reconocer la victoria del PRI,
acusando a la campaña de Peña Nieto de comprar votos
y de violar las leyes electorales mexicanas.
En la ciudad industrial de Guadalajara, cientos de jóvenes,
muchos de ellos estudiantes de universidades públicas y
privadas, protestaron contra Peña Nieto. La policía
los atacó cuando se acercaron a la Feria Internacional
de Libro. Más de 20 estudiantes fueron arrastrados y arrestados.
Testigos reportaron haber visto que los estudiantes fueron golpeados
dentro de los carros policiales. Una mujer fue golpeada y herida
por un proyectil de gas lacrimógeno.
En Oaxaca, cientos de estudiantes coreaban "queremos escuelas,
no telenovelas" mientras marchaban por la ciudad. Ellos se
unieron a un contingente separado de estudiantes de colegios normales
provenientes de todo el estado en la plaza central de Oaxaca.
Los trabajadores de educación también participaron
en protestas en la ciudad fronteriza de Tijuana. Otras manifestaciones
ocurrieron en Puebla, Guanajuato, León y en las ciudades
mineras e industriales de Hermosillo y Zacatecas.
Una extraordinaria secuencia de eventos políticos habían
ocurrido en el período previo al "Pacto por México",
acordado el pasado jueves. El 14 de Noviembre, los legisladores
mexicanos aprobaron una reaccionaria reforma de ley laboral que
es abrumadoramente rechazado por los trabajadores mexicanos.
El 19 de Noviembre miles de profesores marcharon en Tlaxcala,
capital del estado de Tlaxcala en el México central, para
protestar la nueva ley laboral. Las protestas también denunciaron
el programa de "evaluación universal" y los exámenes
para obtener puestos de maestros. No es algo inusual para los
educadores de Tlaxcala trabajar por años sin un puesto
permanente.
El 22 de Noviembre, el conservador Instituto Mexicano para
la Competividad (IMCO) advirtió que México confronta
una "catástrofe similar a la de España"
dentro de los próximos cinco años y señaló
que varios de los 31 estados de México estaban muy endeudados.
En particular, el informe recomienda recortes en las pensiones
públicas y exige rescates financieros de los bancos que
financian las deudas estatales acompañados por programas
de austeridad para la clase obrera.
El "Pacto por México" acordado por los principales
partidos el pasado jueves es consecuencia de los dictados de IMCO.
El presidente nacional del PRI, Pedro Joaquín Coldwell,
confirmó que la iniciativa para el acuerdo había
venido del mismo Peña Nieto. "Esto no es un pacto
coyuntural", Coldwell declaró. "Es para el largo
plazo, para asegurar la gobernabilidad del país".
El pacto significa que todas las facciones de la clase gobernante
mexicana se han aliado para un ataque en común contra la
clase obrera, el campesinado y los pobres.
No obstante divisiones sobre el acuerdo dentro del PRD, el
sábado el presidente del PRD Jesús Zambrano declaró
que el pacto ya era una realidad. Zambrano defendió la
necesidad de que haya un gobierno basado en el acuerdo y prometió
que el PRD conformaría una "oposición leal"
a Peña Nieto.
Legisladores que apoyan la ley laboral aseguran de que solamente
reglamenta la actual situación. En realidad, en el espacio
de poco menos de una generación los trabajadores mexicanos
han sido despojados de los derechos y protecciones por los que
lucharon para establecer en los 65 años anteriores.
Despidos masivos, la abolición de derechos de contrato
y la eliminación de beneficios han sido impuestos con una
brutal represión que ha resultado en el arresto, lesión
y muerte de huelguistas, manifestantes y trabajadores militantes.
Los sindicatos corporativistas de México han colaborado
en este proceso. Una y otra vez el aparato sindical ha sido usado
para asegurar la máxima explotación capitalista
y la mínima resistencia de la clase trabajadora.
Con asistencia de los sindicatos, compañías fueron
cerradas para destruir trabajos y estándares de vida, solo
para ser reabiertas con trabajadores casuales y temporales. Miles
de contratos laborales nacionales han sido reemplazados con acuerdos
conocidos como "contratos de protección," detrás
de las espaldas de los trabajadores, quienes en muchos casos no
saben que los representa un sindicato. Los sindicatos también
se prestan para despedir a los trabajadores militantes que se
atrevan a cuestionar esta situación.
Las organizaciones sindicales como el Congreso del Trabajo
(CT), que incluye a la Federación de Trabajadores Mexicanos
(CTM) y la Confederación Revolucionaria de Obreros y Campesinos
(CROC), conspiran con las firmas capitalistas globales y mexicanas
y las instituciones financieras. Cautivos dentro de estas organizaciones
se encuentran unos 25 millones de trabajadores.
Se ha publicitado que Peña Nieto está comprometido
a adicionales "reformas" de mercado. Primero en su lista
se encuentra la apertura de los sectores energéticos y
minerales a las firmas extranjeras, la privatización de
la educación, la desregulación del sector financiero,
y la inclusión de la comida y medicina bajo el altamente
regresivo Impuesto al Valor Añadido (IVA).
El saliente presidente Felipe Calderón aseguró
que en el contexto de la crisis económica mundial, la economía
mexicana ha evitado perder terreno. Las afirmaciones de Calderón
son contradichas por un reciente informe de la Unión Europea
que indica que desde el 2006 el número de mexicanos viviendo
en pobreza ha aumentado por 12.2 millones, de 45.5 a 57.7 millones.
El número de aquellos viviendo bajo condiciones de malnutrición
ha incrementado por 6.5 millones, de 14.7 a 21.2 millones.
El documento de la UE, presentado al Parlamento Europeo en
setiembre, también examinó la desigualdad social
en México. Clasificó a México en el puesto
120 en desigualdad social de un total de 160 países.
México ha retrocedido en cada medida: en educación
(casi 3 millones de niños no van a la escuela), la salud
pública y la nutrición; 15 millones de trabajadores,
29 por ciento de la fuerza laboral (arriba del 26 por ciento en
2006), subsisten bajo alguna clase de desempleo encubierto; 5
por ciento está oficialmente desempleado, por encima del
3.5 por ciento en el 2006. Todo esto toma lugar en medio de una
brutal guerra contra las pandillas criminales que ha resultado
en la muerte de más de 80,000 personas en los últimos
seis años.
En un encuentro en la Casa Blanca la semana pasada con su contraparte
mexicana, el presidente Obama respaldó el programa de libre
mercado de Peña Nieto llamándolo una "ambiciosa
agenda de reforma".
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