EN INGLES
Visite el sitio inglés
actualizado a diario
pulsando:
www.wsws.org

Análisis Actuales
Sobre el WSWS
Sobre el CICI

 

WSWS : Español

Las bases históricas e internacionales del Partido Socialista por la Igualdad

Parte 1

15 Marzo 2010

Utilice esta versión para imprimir | Email el autor

El Partido Socialista por la Igualdad (EE.UU.) comienza hoy la publicación de Las bases históricas e internacionales del Partido Socialista por la Igualdad. Este documento se debatió extensamente y fue adoptado unánimemente en el Congreso de Fundación del PSI, celebrado del 3 al 9 de agosto del 2008. Durante dos semanas el WSWS publicará en partes el texto que fue publicado en este sitio en su inglés original del 29 de septiembre al 10 de octubre del 2008. (Oprima aquí para leer las partes 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11)

El WSWS ya ha publicado en castellano la Declaración de Principios del Partido Socialista por la Igualdad, la cual también fue adoptada por el Congreso de Fundación.

Las bases principistas del Partido Socialista por la Igualdad (PSI)

1. El programa del Partido Socialista de la Igualdad es de carácter principista y no pragmático o coyuntural. Se basa en el análisis de la crisis del capitalismo mundial y en la asimilación de las experiencias revolucionarias estratégicas de la clase trabajadora y del movimiento socialista internacional. El sistema político-económico mundial es, en sus características fundamentales, imperialista. A pesar de los adelantos tecnológicos, el desarrollo de las fuerzas productivas y la expansión de las relaciones capitalistas de producción en todo el mundo, el sistema capitalista mundial se encuentra acosado por las mismas contradicciones insolubles que causaron horrores en el siglo XX; dos guerras mundiales, fascismo, una prácticamente interminable serie de conflictos militares regionales e innumerables dictaduras políticas brutales.

2. Las principales características del imperialismo identificadas por Lenín durante la Primera Guerra Mundial (la concentración monopolista de la producción, el dominio del capital financiero y el parasitismo económico, la gran lucha por dominio geopolítico y económico mundial, la opresión de naciones débiles y la tendencia universal a la reacción política) definen también al actual orden político y económico mundial. Al igual que en 1914 (en vísperas de la Primera Guerra Mundial) y 1939 (vísperas de la Segunda), las contradicciones básicas son entre la economía mundial y el sistema nación estado, y entre la producción socializada y la propiedad privada de los medios de producción. De estas contradicciones surgen no sólo el peligro de otra catastrófica guerra mundial, sino también las condiciones objetivas para el derrocamiento del capitalismo -la socialización de la industria y las finanzas, la globalización de la vida económica y el poder social de la clase trabajadora.

3. Después del colapso de la Unión Soviética en 1991, los ideólogos y defensores de la burguesía proclamaron "el fin de la historia". Con eso querían decir "el fin del socialismo" y el triunfo final del capitalismo. Pero los acontecimientos subsiguientes demuestran que las notas necrológicas de la revolución, y ni hablar de la historia misma, han sido prematuros. El siglo XXI no será menos tumultuoso que el XX. La clase trabajadora internacional enfrentará los mismos problemas históricos que anteriores generaciones no han podido resolver.

4. La estrategia revolucionaria socialista sólo se puede desarrollar en base a las lecciones de luchas anteriores. Sobre todo, la educación de los socialistas debe dirigirse hacia el desarrollo de un detallado conocimiento de la historia de la Cuarta Internacional. El desarrollo del marxismo como vanguardia teórica y política de la revolución socialista, encuentra su expresión más avanzada en las luchas que, desde su fundación en 1938, la Cuarta Internacional ha llevado contra el estalinismo, el reformismo, el revisionismo pablista del trotskismo y toda otra forma de oportunismo político.

5. El entendimiento político dentro del partido en asuntos esenciales sobre programas y tareas no se puede lograr sin una evaluación común de las experiencias históricas del siglo XX y sus lecciones estratégicas más importantes. Rosa Luxemburgo una vez describió a la historia como la "Vía Dolorosa" de la clase trabajadora. Sólo en lo que la clase trabajadora aprenda de la historia -las lecciones no sólo de sus triunfos sino también de sus derrotas- podrá ésta estar preparada para un nuevo periodo de lucha revolucionaria.

El origen y desarrollo del marxismo

6. La época imperialista emergió en su forma moderna durante las últimas décadas del siglo XIX. La rápida expansión de la industria capitalista trajo consigo el crecimiento de la clase trabajadora y la erupción de la lucha de clases entre la burguesía y el nuevo proletariado industrial de Europa y Norteamérica. Este proceso histórico había sido anticipado teóricamente durante el desarrollo del marxismo. El manifiesto comunista fue publicado en noviembre de 1847, en vísperas de las primeras luchas revolucionarias de la clase trabajadora. Mediante el trabajo de Carlos Marx y Federico Engels, proyectos utópicos para la mejoría general de la condición humana fueron reemplazados por el descubrimiento de las leyes objetivas que rigen el proceso histórico. El concepto materialista de la historia estableció que, tal como lo explica Engels en su famoso libro, Anti-Dühring:

"…la producción, y, junto con ella, el intercambio de sus productos, constituyen la base de todo el orden social; que en toda sociedad que se presenta en la historia la distribución de los productos y, con ella, la articulación social en clases o estamentos, se orienta por lo que se produce y por cómo se produce, así como por el modo como se intercambia lo producido. Según esto, las causas últimas de todas las modificaciones sociales y las subversiones políticas no deben buscarse en las cabezas de los hombres, en su creciente comprensión de la verdad y la justicia eternas, sino en las transformaciones de los modos de producción y de intercambio; no hay que buscarlas en la filosofía, sino en la economía de las épocas de que se trate. El despertar de la comprensión de que las instituciones sociales existentes son irracionales e injustas, de que la razón se ha convertido en absurdo y la buena acción en una plaga, es sólo un síntoma de que en los métodos de producción y en las formas de intercambio se han producido ocultamente modificaciones con las que ya no coincide el orden social, cortado a la medida de anteriores condiciones económicas. Con esto queda dicho que los medios para eliminar los males descubiertos tienen que hallarse también, más o menos desarrollados, en las cambiadas relaciones de producción. Estos medios no tienen que inventarse con sólo la cabeza, sino que tienen que descubrirse, usando la cabeza, en los hechos materiales de la producción. ". [1]

7. La publicación de El Capital en 1867 permitió a la clase trabajadora comprender las leyes que rigen el modo de producción capitalista. Aunque debieron pasar varios años antes que la obra maestra de Marx llamara la atención de un público estimable en la clase trabajadora, El Capital estableció las bases científicas para el desarrollo del movimiento socialista moderno. A medida que sectores más amplios de la clase trabajadora, especialmente en Alemania, caen bajo la influencia del marxismo, aparecen las condiciones teóricas y sociales para el establecimiento de partidos socialistas de masas en toda Europa. La fundación de la Segunda Internacional en 1889 fue un hito histórico en la lucha por la unidad política de la clase trabajadora internacional. La Segunda Internacional se erige sobre cimientos mucho más maduros que los que existían cuando Marx y Engels fundaron la Primera Internacional en 1864. Durante el período entre la disolución de la Primera Internacional en 1876 y 1889, ocurre un enorme crecimiento del capitalismo y del proletariado industrial. Los siguientes 25 años se caraterizan por tendencias contradictoras en las esferas sociales, económicas y políticas en el desarrollo del capitalismo y del movimiento obrero internacional. En la superficie, las características dominantes de este periodo fueron el desarrollo económico y la estabilidad política. Dentro de este marco, el crecimiento de los movimientos obreros organizados, especialmente en Europa Occidental, avanza acorde a líneas parlamentarias y sindicales. Sin embargo, bajo esta aparente estabilidad del orden político y social, se acumulan enormes presiones internas. El desarrollo del imperialismo durante la última década del siglo XIX y la primera del siglo XX va acompañado por un crecimiento de peligrosas rivalidades entre los principales estados capitalistas. Al mismo tiempo, las tensiones económicas hacen imposible todo compromiso de clases e intensifican las tensiones sociales.

8. Detrás de las tensiones internas de la Segunda Internacional y, especialmente, del Partido Social Demócrata Alemán (SPD) yace ese patrón objetivo y contradictorio de desarrollo. La doctrina oficial del SPD era la guerra de clases pero el crecimiento del SPD estuvo atado a la expansión del capitalismo alemán y de su industria nacional, que traía consigo el fortalecimiento del proletariado y de los sindicatos. Este período de desarrollo capitalista permitía a la burguesía cultivar parte de la clase trabajadora y la burocracia sindicalista (lo que Lenín más tarde llamó "aristocracia obrera") e integrar sus intereses dentro de los del sistema capitalista. Ésta fue la base para el desarrollo del oportunismo en la Segunda Internacional que se manifestaría en todos los países. La más desarrollada expresión teórica de ese oportunismo se encuentra en los escritos de Eduard Bernstein, quien rechazó el análisis marxista de las contradicciones del sistema capitalista y sus implicaciones revolucionarias. Bernstein también rechazó la base científica de la teoría marxista, y sostuvo que al socialismo debía vérsele como un ideal moral sin necesaria relación material con las leyes del desarrollo del capitalismo. Estos argumentos reflejaban la amplia influencia de varias formas filosóficas subjetivas e idealistas, especialmente el neo-kantianismo, el cual se oponía al materialismo de Marx.

9. El vigor de las tendencias revisionistas anti-marxistas no reflejaba la fuerza intelectual de sus argumentos contradictorios e impresionistas. Más bien, el revisionismo se desarrollaba durante una época de rápida expansión económica y un mejoramiento en el nivel de vida de la clase trabajadora europea, lo cual no le ofrecía a ésta, aunque dirigida por socialistas, la oportunidad de toma revolucionaria de la sociedad capitalista. Así aparece un extraño dualismo en el movimiento socialdemócrata, especialmente en Alemania. Mientras que sus dirigentes usan el lenguaje del marxismo revolucionario la práctica diaria del partido no excede los límites del reformismo. Las fórmulas de Bernstein reflejaban y justificaban este carácter reformista de la práctica diaria del Partido Social Demócrata Alemán y los sindicatos. Las implicaciones políticas de sus revisiones teóricas aparecen en Francia en 1899, cuando el dirigente socialista Millerand es nombrado ministro en un gobierno burgués.

Los orígenes del bolchevismo

10. La facción bolchevique surgió de la lucha política dirigida por Lenín (y, en la esfera filosófica, por Plejánov) contra de las tendencias revisionistas y oportunistas dentro del Partido Obrero Social Demócrata de Rusia (POSDR). Lenín (adoptando la postura desarrollada anteriormente por Kautsky, teórico principal del PSD insistía que la conciencia socialista no se desarrolla espontáneamente en la clase trabajadora, sino que tenía que introducirse en el movimiento obrero. En su obra fundamental, ¿Qué hacer?, Lenín cita el siguiente párrafo extraído del programa del Partido Social Demócrata Austríaco (PSD):

"La conciencia socialista moderna sólo puede surgir de profundos conocimientos científicos. En efecto, la ciencia económica contemporánea es premisa de la producción socialista en el mismo grado que, pongamos por caso, la técnica moderna; y el proletariado, por mucho que lo desee, no puede crear ni la una ni la otra; de la ciencia no es el proletariado, sino la intelectualidad burguesa: es del cerebro de algunos miembros de este sector de donde ha surgido el socialismo moderno, y han sido ellos quienes lo han transmitido a los proletarios destacados por su desarrollo intelectual, los cuales lo introducen luego en la lucha de clase del proletariado, allí donde las condiciones lo permiten. De modo que la conciencia socialista es algo introducido desde fuera en la lucha de clase del proletariado, y no algo que ha surgido espontáneamente dentro de ella". [2]

11. Por ende, la misión principal del partido revolucionario consiste en saturar al movimiento obrero con teoría marxista. "Puesto que ni hablar se puede de una ideología independiente, elaborada por las propias masas obreras en el curso mismo de su movimiento", escribió Lenín, "el problema se plantea solamente así: ideología burguesa o ideología socialista. No hay término medio (pues la humanidad no ha elaborado ninguna 'tercera' ideología, además, en general, en la sociedad desgarrada por las contradicciones de clase nunca puede existir una ideología al margen de las clases ni por encima de las clases). Por eso, todo lo que sea rebajar la ideología socialista, todo lo que sea separarse de ella significa fortalecer la ideología burguesa".[3] Lenín se opuso a todas las facciones que adaptaban su práctica a las formas espontáneas de las actividades de los trabajadores y separaban las luchas prácticas diarias del objetivo histórico de la revolución social. Lenín reconocía más claramente que ningún otro socialista de su época que el desarrollo del marxismo en la clase obrera requería una lucha persistente contra la presión ideológica y política ejercida por las tendencias burguesas y de clase media. Aquí yace la importancia de la lucha - conducida sobre cuestiones teóricas, de estrategia política y la organización del partido- contra diversas formas de revisionismo y oportunismo.

12. En 1903, el Segundo Congreso del Partido Obrero Social Demócrata de Rusia dividió a la facción bolchevique de la facción menchevique. Ese acontecimiento marca un punto decisivo en la historia del movimiento socialista revolucionario. Aunque la separación haya ocurrido sorpresivamente, en torno a lo que al principio parecían cuestiones secundarias relacionadas con los reglamentos y organización del partido; paulatinamente quedó claro que el conflicto estaba relacionado con problemas mayores: el oportunismo político dentro del POSDR y, además, ciertos asuntos de perspectiva política y programáticos. En relación a la cuestión organizacional, tal como Lenín explicara en Un paso adelante, dos pasos atrás, "el oportunismo del programa se vincula orgánicamente al oportunismo en las tácticas y en la organización". [4] Más adelante, Lenín señalaría que "[E]l ala oportunista de todo partido defiende y justifica siempre todo lo atrasado, en materia de programa, de táctica y de organización". [5] Lenín concluye su análisis con una declaración memorable:

"El proletariado no dispone, en su lucha por el poder, de más arma que la organización. El proletariado, desunido por el imperio de la anárquica concurrencia dentro del mundo burgués, aplastado por los trabajos forzados al servicio del capital, lanzado constantemente 'al abismo' de la mayor miseria posible, del embrutecimiento y de la degeneración, sólo puede hacerse y se hará inevitablemente invencible, siempre y cuando que su unión ideológica por medio de los principios del marxismo se afiance mediante la unidad material de la organización, que cohesiona a los millones de trabajadores en el ejército de la clase trabajadora". [6]

13. Después del Segundo Congreso, muchos sectores del POSDR pasan a criticar tenazmente la postura inflexible de Lenín y lo culpan de causar la escisión. Aunque apenas tenía 23 años de edad, l joven Trotsky y Rosa Luxemburg critican severamente el enfoque leninista sobre las luchas internas del partido. Lo que estos dos destacados revolucionarios no comprendían todavía era el análisis penetrante de Lenín sobre la relación material de los conflictos teóricos, políticos y organizacionales dentro del partido con el proceso social objetivo de realineamientos y conflictos de clases desarrollándose a gran escala fuera del partido. Mientras la mayoría de los socialistas de esa época tendían a interpretar los conflictos dentro y entre las facciones del POSDR como riñas entre facciones que competían, en el sentido subjetivo, por influencia sobre una clase trabajadora no comprometida políticamente. Lenín interpretaba los conflictos como manifestaciones objetivas de cambios reales en las relaciones entre clases -tanto entre la clase obrera y la burguesía al igual queentre diferentes capas de la clase obrera misma. Lenín estudiaba la lucha de tendencias en el partido porque éstas eran "señales claves" del desarrollo de una época revolucionaria. En cuanto al conflicto que surgía en el Segundo Congreso, detrás del problema constitucional estaba la relación entre la clase trabajadora rusa y del POSDR con la burguesía liberal y sus partidos políticos. Tras la actitud oportunista de los mencheviques sobre cuestiones organizacionales, tales como la definición de las responsabilidades de los militantes del partido, había una orientación conciliatoria hacia el liberalismo ruso. Con el trajín del tiempo, a medida que maduraba situación política rusa, las grandes insinuaciones de las cuestiones organizacionales se hicieron más aparentes. Como Trotsky admitiría su entendimiento de los métodos políticos de Lenín se profundizaron a medida que, en el contexto de acontecimientos cataclísmicos,,él también llegaba a "un concepto más y más correcto -bolchevique- de la relación entre la clase trabajadora y el partido, entre la teoría y la política y entre la política y la organización. Lo que antes le habían parecido 'divisiones exageradas' y 'disrupciones', etc., ahora adquirían el carácter de lucha sanitaria y previsora por la independencia revolucionaria del partido proletario". [7]

La teoría de la Revolución Permanente

14. La división en el congreso de 1903 fue un presagio de la agitación social en Rusia. La Revolución Rusa de 1905 planteó problemas fundamentales de estrategia revolucionaria para la socialdemocracia rusa. A pesar de la derrota de la revolución, los acontecimientos de 1905 demostraron el enorme poder social de la clase trabajadora, la cual encabezó la lucha contra el régimen zarista. Antes de 1905 la evolución de revoluciones era analizada como un proceso nacional cuyo resultado estaba dictado por la lógica de estructuras y relaciones socio-económicas internas. Los teóricos marxistas suponían que la revolución socialista comenzaría en los países capitalistas más desarrollados de Europa (Inglaterra, Alemania y Francia) y que los países menos desarrollados (como Rusia) habrían de atravesar por un largo período de desarrollo económico capitalista y político democrático-burgués antes de estar suficientemente "maduros" para la revolución socialista proletaria. Para esos países generalmente se creía que los partidos marxistas estarían obligados a limitar la lucha revolucionaria al establecimiento de una república democrática bajo el liderazgo político de la burguesía nacional. Esa perspectiva tradicional orientaba a los mencheviques rusos, quienes seguían la estrategia política definida por Plejánov. En la revolución de 1905, sin embargo, la burguesía no se demuestra dispuesta a completar la revolución democrática y se une al Zar en contra de los trabajadores.

15. En oposición a los mencheviques, Lenín sostenía que, debido a la debilidad política de la burguesía, la revolución sería encabezada por la clase trabajadora en alianza con el campesinado. Esta alianza establecería una "dictadura democrática de la clase trabajadora y del campesinado". Este enunciado ilustraba el empeño de Lenín en adjudicar a la revolución democrática el mayor radicalismo posible (por ejemplo, la destrucción intransigente de todos los vestigios de las relaciones feudales en el campo y la destrucción absoluta del gobierno autocrático). Pero no definía en términos socialistas ni a la revolución ni al tipo de estado que resultaría de ella. La dictadura democrática no necesitaba de un asalto sobre la propiedad capitalista burguesa y, además, era ambigua en cuanto a la distribución del poder entre el proletariado y el campesinado.

16. La Teoría de la Revolución Permanente de Trotsky representa una respuesta más audaz al problema de la revolución democrática en Rusia. Su plan evitaba la ambigüedad que caracterizaba a la fórmula de Lenín, en cuanto a la índole clasista del poder estatal que resultaría del derrocamiento del zarismo.. Trotsky predice que la revolución no se limitaría a tareas democráticas, que ésta asumiría un carácter socialista y que la clase obrera tomaría el poder estatal y establecería su propia dictadura. Según Trotsly, condiciones internacionales y no nacionales determinarán la naturaleza, tareas y resultados de la revolución rusa. Aunque las tareas urgentes que enfrentaban las masas rusas eran de carácter democrático-burgués -el derrocamiento de de la autocracia zarista y la eliminación de los vestigios de las relaciones feudales en el campo- éstas no podían resolverse bajo la dirigencia de la burguesía nacional o dentro del marco de una república democrático-burguesa. Los cambios en la economía mundial y el desarrollo de la clase trabajadora como poderosa fuerza social significaban que revoluciones democráticas en el siglo XX habrían de evolucionar de manera muy diferente a las del siglo XIX. La burguesía rusa, que ya se había integrado al sistema capitalista mundial, era débil y dependía del imperialismo. Las tareas democráticas sólo podían realizarse por medio de una revolución dirigida por la clase trabajadora con el apoyo de las masas campesinas. Una vez en el poder, la clase trabajadora no podría limitarse a sí misma a las tareas democráticas y se vería obligada a instituir medidas socialistas. Además, la revolución social en Rusia no podría mantenerse a sí misma dentro de límites nacionales. Su supervivencia dependería de la expansión de la revolución a países capitalistas avanzados y, posteriormente, al mundo entero. Trotsky escribe en junio de 1905:

"Uniendo todos los países con su método de producción y comercio, el capitalismo ha convertido al mundo entero en un organismo económico y político singular... Esto inmediatamente le da un carácter internacional a los acontecimientos que ahora se despliegan y abre un amplio horizonte. La emancipación política de Rusia, bajo la dirección de la clase trabajadora, elevará a esa clase a alturas desconocidas de la historia, y le concederá poderes y recursos colosales. La convertirá en iniciadora de la eliminación del capitalismo mundial, para lo cual la historia ha creado todas las condiciones objetivas." [8]

Lenín defiende el materialismo

17. Años más tarde, Trotsky comentaría que la obra de Lenín se distingue por su nivel más alto de escrupulosidad teórica. Esta cualidad se expresa de manera singular cuando Lenín defiende al marxismo contra las diversas formas de idealismo y subjetivismo filosófico que amenazaban con desorientar al movimiento socialista. La decisión de Lenín de consagrar todo un año a escribir Materialismo y empiriocriticismo (1908-1909) refleja lo consciente que estaba del enorme peligro que planteaba la amplia influencia del idealismo filosófico dentro del movimiento socialista, no sólo el neokantianismo -frecuentemente asociado con esfuerzos para basar al socialismo en la ética- sino también los conceptos abiertamente irracionales que expresaban la influencia de Schopenhauer y Nietzsche, los cuales glorificaban el voluntarismo y la subjetividad de la voluntad para la acción. Lenín se opuso al idealismo subjetivo por considerarlo incompatible con el conocimiento científico de las leyes que rigen a la sociedad capitalista y a las luchas revolucionarias.

18. Lenín insistía que "la filosofía del marxismo es el materialismo". Afirmaba que "el materialismo se demostró como la única filosofía consecuente, fiel a todo lo que enseñan las ciencias naturales, hostil a la superstición, a la hipocresía, etc." Explicaba que el marxismo ha desarrollado al materialismo mucho más allá del que existía en el siglo XVIII, enriqueciéndole "con los logros de la filosofía clásica alemana, en especial con el sistema de Hegel, que a su vez, había conducido al materialismo de Feuerbach." La gran contribución de la filosofía clásica alemana fue la elaboración de la dialéctica, la cual Lenín definió como "la doctrina del desarrollo en su forma más completa, profunda y libre de unilateralidad, la doctrina acerca de lo relativo del conocimiento humano, que nos da un reflejo de la materia en perpetuo desarrollo". [9] Lenín escribió estas palabras justo antes de la Primera Guerra Mundial y ofreció la siguiente explicación concisa de la perspectiva filosófica del marxismo:

"Marx profundizó y desarrolló totalmente el materialismo filosófico y hizo que el conocimiento de la naturaleza abarcara el conocimiento de la sociedad humana. El materialismo histórico de Marx es una enorme conquista del pensamiento científico. Al caos y la arbitrariedad que imperan hasta entonces en los puntos de vista sobre historia y política, sucedió una teoría científica asombrosamente completa y armónica, que muestra cómo, en virtud del desarrollo de las fuerzas productivas, de un sistema de vida social surge otro más elevado; cómo del feudalismo, por ejemplo, nace el capitalismo.

Así como el conocimiento del hombre refleja la naturaleza (es decir, la materia en desarrollo), que existe independientemente de él, así el conocimiento social del hombre (es decir, las diversas concepciones y doctrinas filosóficas, religiosas, políticas, etc.), refleja el régimen económico de la sociedad. Las instituciones políticas son la superestructura que se alza sobre la base económica. Así vemos, por ejemplo, que las diversas formas políticas de los Estados europeos modernos sirven para reforzar la dominación de la burguesía sobre el proletariado."
La filosofía de Marx es un materialismo filosófico acabado, que ha proporcionado a la humanidad, y sobre todo a la clase obrera, la poderosa arma del saber". [10]

19. Partiendo de la publicación de Historia y la conciencia de clase, por Georg Lukács, en 1922, intelectuales instruidos académicamente en la filosofía idealista, realizaron numerosos intentos, tanto, desde dentro como el la periferia del movimiento socialista, para contraponer la dialéctica al materialismo; e incluso para desacreditar obras como Materialismo y empiriocriticismo por ser ejemplos del "materialismo vulgar" que Lenín presuntamente había repudiado al emprender el estudio sistemático de la Ciencia de la lógica de Hegel en 1914-15. Estas acusaciones, que se basaban (y continúan basándose) en una burda tergiversación no sólo de los Cuadernos Filosóficos de Lenín, sino también de su biografía intelectual, jugaron un papel importantísimo en el ataque burgués contra las bases y el patrimonio del marxismo clásico que tomó fuerza mientras el estalinismo triunfaba en la URSS, el fascismo surgía en Alemania, y se exterminaba físicamente a grandes sectores de cuadros revolucionarios europeos educados en la teoría. La "dialéctica" a la cual estos idealistas le rendían un homenaje puramente retórico no tiene absolutamente nada que ver con la "doctrina de desarrollo" a la cual Lenín se refería, y mucho menos con el método completamente científico, descrito por Engels, que "abarca las cosas -y sus representaciones e ideas- en su unidad, concatenación, movimiento, origen y fin". [11]

Era más bien una "dialéctica" de la cual se excluía a la naturaleza y al universo material que existe antes e independientemente del hombre. Era (y todavía lo es) la falsa dialéctica de una interacción concebida subjetivamente del descontento intelectual pequeñoburgués y su medio ambiente, en el cual ese mismo individuo -desvinculado de las leyes objetivas que rigen el desarrollo de la naturaleza, la sociedad y la conciencia- es libre para "crear" al mundo tal como le dé la gana.

Notas:

1. Frederick Engels, Anti-Dühring, in: Marx-Engels Collected Works, Volume 25 (New York: International Publishers, 1987), pp. 254-55. (Texto en español de la copia de Anti-During en línea por la Universidad Complutense de Madrid: http://www.ucm.es/info/bas/es/marx-eng/78ad/78AD.htm).
2. "What Is To Be Done?" in: V. I. Lenin, Collected Works, Volume 5, (Moscow: Foreign Languages Publishing House, 1961), pp. 383-84. (Texto en español: http://www.marxists.org/espanol/Lenín/obras/1900s/quehacer/index.htm).
3. Ibid., p. 384.
4. "One Step Forward, Two Steps Back" in: V. I. Lenin, Collected Works, Volume 7 (Moscow: Progress Publishers, 1965), p. 398.
5. Ibid., p. 395.
6. Ibid., p. 415.
7. "Our Differences," in The Challenge of the Left Opposition (1923-25) [New York: Pathfinder Press, 2002), p. 299.
8. Leon Trotsky, The Permanent Revolution (London: New Park, 1971), p. 239-40
9. "Three Sources and Three Component Parts of Marxism," in V. I. Lenin, Collected Works, Volume 19 (Moscow: Progress Publishers, 1968), p. 24.
10. Ibid., p. 25.
11. Anti-Dühring, in: Marx-Engels Collected Works, Volume 25, p. 23.

Regresar a la parte superior de la página



Copyright 1998-2012
World Socialist Web Site
All rights reserved