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El marxismo, el arte y el debate soviético sobre la
'cultura proletaria'
Segunda Parte
Por David Walsh
26 Mayo 2006
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el autor
Este artículo que sigue es la versión escrita
de una charla titulada "El marxismo, el arte y el debate
soviético sobre la cultura proletaria'". La
presentó David Walsh, editor de las artes del World Socialist
Web Site (WSWS), durante la escuela de verano auspiciada por el
Partido Socialista por la Igualdad y el WSWS del 14 al 20 de agosto,
2005, en la ciudad de Ann Arbor, estado de Michigan. La versión
original en inglés apareció en cuatro partes del
30 de septiembre, 2005, al 4 de octubre del mismo. La primera
parte de la versión en castellano apareció ayer,
25 de mayo 2006. Esta es la segunda parte
En defensa de las obras clásicas
Para resolver nuestro dilema actual, podríamos proceder
de la siguiente menera. En su ensayo de 1925, titulado "Sobre
el arte", Aleksandr Voronsky, el gran crítico y editor
soviético e integrante de la Oposición de Izquierda
[a la burocracia estalinista], nos dio una noción de sus
conceptos e ideas acerca de la intuición artística
con alusiones a la novela de León Tolstoy, Ana Karenina,
publicada en 1878. Tolstoy había fallecido sólo
quince años antes de que Voronsky escribiera su ensayo.
Chekov había nuerto 21 años antes, Dostoevsky 44
años; el Teatro de Arte de Moscú, bajo la dirección
de Stanislavsky, todavía funcionaba; Voronsky todavía
había de colaborar con Maxim Gorky, una de las figuras
principales de la literatura rusa prerevolucionaria.
Toda la historia de la literatura rusa, exceptuando a Pushkin
y Lermontov, se desarrolló durante los 80 años que
precedieron a la Revolución de Octubre. A Gogol, cuya Almas
Muertas se publicó en 1842, le siguieron Turgenev,
Goncharov, Ostrovsky, Nekrasov, Leskov, Uspensky...Dostoyesvsky,
Tolstoy. Y, por supuesto, los grandes críticos e ilustradores:
Belinsky, Herzen, Chernyshevky y Dobrolyubov.
¿Cuál es nuestra situación? Se podría
afirmar que la literatura de Estados Unidos llegó a su
apogeo hace 80 años. Muchos dirían que la mayor
obra de ficción que este país ha producido es Una
tragedia americana, de Theodore Dreiser, novella publicada
exactamente hace ocho décadas en 1925. Otra extraordinaria
obra, El gran Gatsby, de Francis.Scott Fitzgeral, fue publicada
el mismo año. Fiesta [The Sun Also Rises],
de Ernesto Hemingway, fue publicada el año siguiente. Encontramos
en la novela de Drieser la mezcla más perpicaz y completa
de la tragedia del individuo y de la nación.
No que los últimos 80 años hayan sido un desierto:
Dos Passos, Sinclair Lewis, Faulkner, Richard Wright, cuyo Hijo
nativo, imposible de imaginar sin [la influencia de] Dreiser,
es por lo menos media obra maestra; y otros. Ciertas formas,
nuevas y renovadas, evidentemente tuvieron su florecer: el cine
commercial, el jazz, la danza y el teatro musical. Pero yo diría
que la decadencia general de la vida cultural de Estados Unidos
comenzó hacia finales de la década de los 1930.
Por una parte las ilusiones en la Unión Soviética
iban desapareciendo, pero los desilusionados, en su gran mayoría,
nunca llegaron a comprender, de manera profunda y duradera, lo
que había sucedido; por otra parte, los intelectuales liberales
hicieron su pacto del diablo con el estalinismo, lo cual los desorientó
profundamente.
Los intelectuales izquierdistas, quienes después de
la Guerra anticipaban una extensión del Nuevo Trato [New
Deal] basado en una versión estadounidense del Frente
Popular, quedaron totalmente sorprendidos por el cambio de trayectoria
que la clase gobernante de Estados Unidos inició en 1948
con la Guerra Fría. El mcCartismo los purgó, lo
que causó gran daño a la vida cultural hasta nuestros
días de hoy, o hicieron ellos un nuevo pacto faustino,
con los elementos reaccionarios más asérrimos de
la sociedad estadounidense convirtiéndose a la nueva religion
del anti comunismo.
Y esta "religión", aún en su encarnación
más social reformista y liberal, demostró ser demasiado
débil y, en última instancia, una base demasiado
deshonesta y auto contradictoria para producir análisis
penetrantes del arte producido por la sociedad estadounidense
de postguerra. El cine, la novela, y el arte dramático
relacionados con el liberalismo de las décadas de los 50
y os 60 por lo general probaron ser muy efímeros.
Cabe señalar que los rendimientos de las últimas
décadas han sido cada vez más menos productivos.
John Updike y Philip Roth son ambos capaces de escribir pasajes
brillantes y producir ideas individuales fenomenales, pero son,
a fin de cuentas, escritores menores, cuyos puntos de vista son
limitados. Y bien conocemos la infeliz situación del cine,
donde las obras excepcionales son pocas. No creo que el arte dramático,
el arte visual, la música y la danza tampoco hayan alcanzado
su época de oro durante las últimas décadas..
Para nosotros, la situación de la vida cultural y de
la actitud general de la sociedad contemporánea hacia su
patrimonio de tesoros artísticos no son asuntos de poca
significancia. Laboramos bajo las condiciones que la decadencia
del capitalismo ha producido. Claro, comprendemos que la degradación
de la cultura es, a fin de cuentas, un síntoma de la decadencia
del sistema, pero también eso nos crea dificultades.
Tenemos una actitud intensamente protectoramás
protectora que nadiede las obras "clásicas"
del arte y de la literatura. Damos estímulo a que sean
estudiadas; hacemos polémica para que se estudien. El marxismo,
como Lenín insistía, ha asimilado y transformado
todo lo que ha adquirido valor durante los miles de años
de cultura humana.
Para que el proyecto socialista tenga éxito, sectores
más amplios de la población tienen que adquirir
un nivel mucho más alto de cocimiento y forma de pensar
que el que hoy predomina. ¿Qué es la conciencia
socialista? El análisis más penetrante y el análisis
más perspicaz de la realidad, arraigado en la comprensión
de la sociedadtodos los aspectos de la realidad, las lecciones
de la historia, las leyes que gobiernan la vida social, y la también
ciencia y también con conocimiento de la psicología:
la extraordinaria flexibilidad y adaptabilidad de la personalidad
humana, así como también el peso abrumador del pasado
sobre "el cerebro de los vivos", nuestra capacidad para
ser nobles, cobardes, abnegados, valientes y para autoengañarnos.
¿Quién sería lo suficientemente tonto
para emprender un viaje como el nuestro, que exige tanta conciencia
(y también la subconciencia) sin ir acompañado de
Shakespeare, Goethe, Mozart, Dostyesvsky, Van Gogh, Dreiser, Chaplin
y otros más incontables? ¿Exige nuestra labor demasiado?
Sí; lo exige, pero eso es bueno. Trotsky una vez dijo que
"Aquello que se comprende sin presentarnos ninguna dificultad
por lo general no vale la pena, no importa cual sea el tema".
[14]
No nos da vergüenza admitir que somos "clasisistas".
¿Insinúa eso que somos hostiles a lo moderno o a
la experimentación o a la innovación en el arte?
¡Absolutamente que no lo somos! Simplemente significa que
nada extraordinario es possible, incluyendo las innovaciones significantes,
excepto a través del estudio y del dominio de lo mejor
de la cultura histórica. Esto tiene su coorelación
política: siempre será el caso que la creatividad
política de mayor valor, tal como el desarrollo del World
Socialist Web Site, se basa en los principios políticos
más firmes.
De todos modos, necesitamos perspectiva histórica. Durante
las últimas décadas, ¿hemos sido inundados
con importantes novelas realistas (o alguna otra clase de obra
importante), con obras teatrales épicas, con una reverencia
excesiva por las formas clásicas en cualquiera de las esferas
artíticas, o ¿no es que muchas de las esferas artísticas
han sido contaminadas con una frialdad increible, perfecta desde
el punto de vista técnico, pero vacua, enajenada de las
grandes inquietudes humanas?
No vamos a disimular que estamos a favor de la lectura de las
obras de Hawthorne, Dickinson, Poe, Melville, Twin, Howells, Wharton,
James, Mencken, London, Norris, Dreiser, Fitzgerald y demás.
¿Cómo cambiaría la presencia de un Twain
o un Mencken el clima actual de Estados Unidos, donde con tan
solo ver una película o sentarse a ver la televisión
de noche a menudo es una experiencia penosa, por no decir degradante?
Casi no se puede concebir la mediocridad de gran parte de la cultura
de Estados Unidos: sosa, banal, carente de imaginación,
narcotizante, rácana consagrada y engañosa a un
nivel que casi no tiene límites. Es una cultura diseñada
con el fin de estupefacer a la gente, dejarlas insensibles y carentes
de toda curiosidad. Podemos ver los resultados en varias de las
cartas que recibimos. "¿Abu Ghraib? ¿A quién
le importa éso?" O cartas por medio de correo electrónico
de ciertos partidarios, como la del que se vanagloriaba de que
le gustaba dejar su cerebro fuera del cine cuando entraba a ver
una película.
¿Y qué de la política en Estados Unidos?
¡Maravilloso blanco para el satirista! Ambos partidos con
sus excesivas cantidades de hipócritas beatos y sociópatas
ricachones. ¡Sólo el imaginar lo que hacen detrás
de puertas cerradas nos hace temblar! La vida política
de Estados Unidos nos obsequia muchos momentos inesperados. Por
ejemplo: Tom Delaydirigente mayoritario Republicano de la
Cámara de Diputados, ex vendedor de pesticidas, títere
de las corporaciones, ignorante reaccionariosermoneándole
al pueblo de Estados Unidos acerca de la "cultura de la vida"
durante el caso Schiavo.
El crítico ruso del Siglo XIX, Pisarev, una vez lamentó,
en referencia a la sociedad rusa, "¡Qué pobres
y estúpidos" somos! Y Trotsky explicó que fue
sólo después que la clase obrera tomó el
poder en el 1917 que ésta comprendió lo pobre y
atrasada que "todavía estamos". [15]
Tampoco tenemos ninguna razón para ocultar nuestras
dificultades. Nuestra pobreza y atraso se deben a que combinamos
una abundancia tecnológica con una horrible deficiencia
cultural e intellectual. No es culpa nuestra ni de la población.
El capitalismo decadente, que no tiene soluciones progresistas
para ningún problema, es el responsable. Y la clase obrera,
a medida que comienza a madurar políticamente, también
tendrá que resolver este problema. Pero hay que decir las
cosas como son.
Por esa razón promovemos los clásicos y también
a la originalidad y a la experimentación sinceras en contra
del postmodernismo cínico y su defensa de la realidad existente,
así como también contra las varias formas de arte
"izquierdista" semi populista y, por lo general, toda
concesión al amateurismo y el atraso artístico.
Pero este tema no es nada nuevo en la historia de nuestro movimiento.
Desde su infancia, el movimiento socialista inevitablemente
se consternó con la educación política y
cultural de la clase obrera. Antes de que los principios científicos
del socialismo adquirieran forma, Engels escribió de la
Inglaterra del 1845 que "los productos que crearon toda una
época de literatura moderna, filosófica, política
y poética son leídos casi exclusivamente por los
trabajadores...En este respecto, los Socialistas, sobretodo, han
hecho maravillas para la educación del proletariado...Shelley,
el genio, el profeta, Shelly y Byron, con su sensualidad translucente
y su sátira amarga acerca de la sociedad en existencia,
encuentran que la mayoría de sus lectores son el proletariado;
la burguesía sólo lee versiones castradas, versiones
para la familia, reducidas de acuerdo a la moralidad hipócrita
de hoy día". [16]
El Partido Social Demócrata Alemán, primer partido
socialista de masas de la clase obrera, le dio gran énfasis
a la educación cultural de la población. Un análisis
detallado de sus actividades no es el objetivo de esta charla,
pero se deberían notar ciertos hechos. En primer lugar,
los líderes del PSD, o los individuos que más se
preocupaban por los asuntos culturales, hacían todo lo
que podían para estimular el estudio y la apreciación
de las obras clásicas de la literatura alemana y mundial.
El historiador Vernon Lidtke nota con cierta desaprobación,
por ejemplo, que el Movimiento por un Teatro Libre del Pueblo,
"debe verse como ejemplo arquetípico de esas organizaciones
dominadas por lo socialistas que que se formaron para trasmitirle
a los trababajadores los que los dirigentes Social Demócratas
consideran lo mejos de la cultura europea y alemana". [17]
Lidtke escribe que "los comentaristas Social Demócratas
consideraban que su propia literatura socialista era, desde el
punto de vista artístico, inferior, y la aceptaban principalmente
y a menudo exclusivamente por el mensaje que llevaba". [18]
De noche miles de personas asistían a conciertos musicales
y eventos literarios por las noches que el partido organizaba.
Escuchaban la música de Beethoven, Bach, Brahms, Liszt,
Wagner y Handel y las obras de Goethe, Schiller, Heine, Tolstoy,
Ibsen y muchos más.
Las actitudes de Franz Mehring y Rosa Luxemburg eran inequívocas.
Junto con Plekhanov, Mehring fue de los pioneros en aplicar el
materialismo histórico a los asuntos literarios y culturales.
En una carta a su colega, que iba a cumplir sus setenta en
1916, Luxemburg le hizo saber a Mehring como ella se sentía
acerca de sus (de él) contribuciones y como ella enfocaba
el problema.
Dirigiéndose a Mehring, escribe: "Por décadas
has ocupado un puesto especial en nuestro movimiento; nadie más
habría podido desempeñarlo. Eres el representante
de la cultura verdadera en toda su brillantez. Si el proletariado
alemán es el heredero de la filosofía clásica
alemana, como declaraban Marx y Engels, entonces tu eres el albacea
de ese testamento. Has rescatado todo lo que tenía valor
de la cultura burguesa cuando todavía era espléndida
y nos lo has regalado, en campo de los desterrados de la sociedad.
Gracias a tus libros y artículos, el proletariado alemán
se ha acercado íntimamente no solo a la filosofía
clásica alemana, sino también a la clásica
literatura alemana, no solo con Kant y Hegel, pero con Lessing,
Schiller y Goethe. Cada renglón de tu brillante pluma le
ha enseñado a nuestros trabajadores que el socialismo no
es asunto de pan y mantequilla nama más, sino un movimiento
cultural, una gran y orgullosa ideología mundial. Cuando
el espíritu del socialismo una vez más penetre al
proletariado alemán [la carta fue escrita durante la Primera
Guerra Mundial, luego de la horrible traición de los dirigentes
del PSD] su primer acto será alcanzar tus libros, gozar
del fruto de las labores de tu vida...Hoy, cuando montones de
intelectuales de origin burgués nos traicionan para regresar
a los nidos de las clases gobernantes, podemos reirnos con desprecio
y soltarlos: nos hemos ganado al mejor y último burgués
que todavía posee espíritu, talento y carácter:
Franz Mehring". [19]
Luxemburg ya había dado a conocer su punto de vista
acerca del proletariado y la cultura en 1903. Otra vez no deja
mucho campo para ser malentendida. Explicóy este
argumento lo reiteró Trotsky dos décadas después
en Literatura y revolución en contra de aquellos
que abogaban por la llamada "cultura proletaria"que
en la historia de las luchas de clases anteriores, las clases
aspirantes anticiparon su dominio político primero estableciendo
su dominio intellectual, poniendo en marcha la nueva ciencia y
el nuevo arte en contra de la cultura obsoleta del viejo sistema
que ya iba en decadencia.
Luxemburg explica: "La situación del proletariado
es muy diferente. Como clase que no es dueña de ninguna
propiedad, no puede, durante el transcurso de su ascendencia,
espontáneamente crear una cultura mental propia mientras
permanence encerrada dentro de los límites de la sociedad
burguesa. Dentro de esa sociedad, siempre que sus bases económicas
persistan, no puede haber otra cultura que no sea la burguesa...
"Lo más que se puede hacer hoy es defender a la
cultura burguesa del vandalismo de la propia reacción burguesa
y crear la condiciones necesarias para un desarrollo cultural
libre. Aún si se sigue esta línea, los trabajadores,
dentro de las varias formas de la sociedad, pueden avanzar solo
hasta el punto en que puedan crear para sí mismos las armas
intelectuales necesarias en su lucha por la liberación".
[20]
A continuar
Notas:
[14] "El leninismo y los clubes de los trabajadores"
en Problemas de la vida cotidiana (New York y Londres,
2004), pág. 365.
[15] "Unas pocas palabras acerca de como criar a un ser humano"
en Problemas de la vida cotidiana, pág. 172.
[16] La condición de la clase obrera británica (Harmondsworth,
Middlesex and New York, 1987), pág. 245.
[17] La cultura alternativa: El movimiento obrero socialista
en la Alemania imperial (New York and Oxford, 1985), pág
148.
[18] Ibid, pág. 138.
[19] www.marxists.org/archive/mehring/1918/marx/tranpref.htm
[20] www.marxists.org/archive/luxemburg/1903/misc/stagnation.htm
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