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Castro y Chile

¿Porqué se opone Fidel al arresto de Pinochet?

Por Bill Vann
5 de noviembre de 1998

Algunos partidarios del ex dictador Augusto Pinochet, acuden a la fama de Fidel Castro para justificar las protestas en contra del arresto de Pinochet en Londres.

Tanto políticos derechistas chilenos y latinoamericanos como el comité de redacción del Wall Street Journal han reaccionado al encarcelamiento de Pinochet con demandas que también se detenga al dirigente cubano por crímenes contra la humanidad (que no detallan). La insinuación es que la carnicería y el régimen de terror que resultaron del golpe de estado chileno de 1973 fueron instigados por el régimen de Castro.

Describen a estos dos vejacones como si fueran enemigos acérrimos, el uno luchando por la revolución y el otro defendiendo intransigentemente al status quo. Estas racionalizaciones simplistas que tratan de justificar los crímenes de Pinochet chocan contra la reacción del mismo Fidel Castro a las acciones de las autoridades españolas e inglesas. Hay una gran ambivalencia en la reacción del dirigente cubano.

Castro visitaba a España cuando detuvieron a Pinochet. Desde un principio dejó en claro que no le atraía la propuesta de juzgar al tirano por genocidio. Ante un grupo de periodistas españoles en Mérida, el 20 de Octubre, dió su punto de vista.

"La situación tiene tres aspectos: primero, el moral. Desde el punto de vista moral, es algo justo el arresto y la sanción "

"Hay un segundo aspecto: el aspecto legal. Pienso que desde el punto de vista legal es cuestionable la acción."

"Tercero, el punto de vista político. Pienso que esto va a crear una situación complicada en Chile, por la forma en que se ha desarrollado el proceso político allí."

Castro descartó la posibilidad que su postura esté relacionada a la posibilidad que a él tambien lo arresten y enjuicien por sus crímenes. Dijo en España que a pesar de que los Estados Unidos ha intentado asesinarlo, hace muchos años que viaja por todo el mundo.

En estas consideraciones, a Castro no le preocupa su futuro. Tampoco le precupa la legalidad "cuestionable" del arresto de Pinochet (no obstante haberse referido a sus estudios legales en Cuba hace 40 años).

El pavoneo revolucionario de Castro hacia el "aspecto moral" de la cuestión tampoco tiene importancia. Lo que realmente determina la actitud del dictador cubano hacia el arresto de Pinochet es el "aspecto político". Se trata del maquiavelismo de un gobierno nacionalista burgués. Bajo el impacto del colapso de su patrocinador principal, la Unión Soviética, y por el bloqueo económico del imperialismo estadounidense, el gobierno cubano practica una política de conveniencia.

Entre las consideraciones prácticas del gobierno cubano está su relación política y económica con España. Castro se enteró del arresto de Pinochet cuando se reunía con el rey Juan Carlos de España. Durante su visita a la Reunión Cumbre Ibero-Americana, tuvo una importante reunión con el presidente español José María Aznar, donde se planteó estrechar los lazos económicos y políticos entre las dos naciones.

Pocas semanas después Castro recibía en Cuba a 70 empresarios españoles, encabezados por su viejo amigo y aliado Manuel Fraga Irabarne, quien dirige el gobierno de Galicia. Fraga, hombre de derecha, ex partidario de Franco, fue de los principales autores de la constitución actual. Ésta impide que haya juicios contra los dirigentes del fascismo español.

El capitalismo español juega un papel cada vez más importante en la economía cubana. A él se debe gran parte de la expansión de la industria turística. También invierte en otros sectores. Por lo tanto, de nada le interesa al gobierno cubano asumir puntos de vista en contra de los del gobierno derechista de Madrid y de la burguesía española sobre un acontecimiento que está causando una seria crisis política en España.

En Latinoamérica, el gobierno de Castro se ha esforzado en establecer vínculos amistosos con los gobiernos burgueses de Chile y otros países. Busca otra apertura en el mercado capitalista mundial.

Que Castro se haya referido a la "complicada" situación política chilena es prueba contraria a la opinión de que el dirigente cubano es partidario de la revolución social en América Latina, opinión compartida tanto por sus enemigos derechistas como por sus admiradores de izquierda.

"En primer lugar está el ejército, la fuerza armada, que constituye una institución fuerte en ese país; y sin duda que unánimemente se va a oponer, y se va a oponer fuertemente, y va a demandar, va a exigir de las autoridades civiles, del gobierno civil, todas las medidas para obtener la liberación"

"… Está el Parlamento, donde seguramente la derecha tomará una posición a favor de Pinochet, y la izquierda de la coalición gubernamental va a encontrarse en una situación muy difícil: si apoya al gobierno o si no lo apoya. Lo más probable es que apoye al gobierno; de lo contrario, puede ocurrir el riesgo de una ruptura de la coalición."

"¿Qué van a hacer los socialistas y otros partidos de centro y de izquierda? Si se apartan de la línea del gobierno, se van a dividir. Pienso que hay peligro de que se divida la coalición, es uno de los peligros latentes; pienso que eso puede fortalecer bastante a la derecha Esas son las consecuencias políticas. ¿Qué puede ocurrir? La derecha se va a unir, la izquierda puede dividirse y crearse de esa forma una situación difícil en Chile, que todavía no ha concluido el proceso de consolidación y apertura, aunque han avanzado mucho.…"

Todo eso equivale a aconsejar a la supuesta izquierda chilena a que apoye a las fuerzas armadas y al gobierno de la Democracia Cristiana en sus demandas de libertad para Pinochet y en contra de que se juzgue a este viejo dictador, ¡so pena de dividir un gobierno de coalición responsable por una de las políticas económicas más reaccionarias de toda América Latina!

Con o sin los consejos de Castro, éso es lo que la dirigencia del Partido Socialista Chileno ha hecho.. Se ha puesto a la cabeza de los que defienden a Pinochet en nombre de la soberanía chilena.

Que el dirigente cubano defienda tácitamente al viejo dictador en nombre de la eficiencia parlamentaria, del respeto a las sensibilidad de los militares, de la alianza entre la "izquierda" y la "derecha", sólo sorprende a los que no estén al tanto de la larga historia de Castro en Latinoamérica.

Toda una generación de jóvenes fue desorientada hacia la lucha de guerrillas y hacia "la lucha armada" por la victoria del Movimiento 26 de Julio cubano y por las aventuras guerrillistas de Castro y de Ernesto "Che" Guevara en Bolivia. Sin embargo, desde el principio la orientación del régimen castrista tuvo como objetivo llegar a un acomodo con el imperialismo y con los gobiernos burgueses de la región.

En Chile mismo, Castro y el Partido Comunista colaboraron para descarrilar la revolución socialista. Durante una visita en noviembre de 1971, en época de las mayores luchas del proletariado chileno, cuando los sectores más combativos entraban en conflícto con el gobierno de Unidad Popular del presidente Salvador Allende, Castro utilizó su influencia para disuadir toda lucha revolucionaria independiente. Le dijo a los trabajadores que Chile y Cuba eran diferentes. Teniendo en cuenta la larga tradición de gobiernos constitucionales en Chile, existía un "proceso chileno al socialismo", que incluía la ruta parlamentaria.

Mientras Castro daba esos consejos, las fuerzas armadas y los partidos de extrema derecha se preparaban abiertamente para la guerra civil. Por su parte el gobierno de Allende no se quedaba atrás y sofocaba al movimiento de las masas obreras y campesinas.

Durante los meses que culminaron en el golpe de estado de 1973, el gobierno constantemente contaba el mismo cuento sobre la tradición constitucional chilena y sus fuerzas armadas "democráticas" y "patrióticas". A pocos meses del golpe militar, Allende establecía un "gabinete de seguridad nacional" que incluía a los comandantes militares, incluyendo a su general favorito, Augusto Pinochet. Los militares usaron ese período para llevar acabo redadas nacionales contra fábricas y barrios obreros con el pretexto de buscar armas.

El 11 de septiembre de 1973, la clase obrera chilena amanecía sin armas de fuego y sin armas políticas.

La historia demuestra que el "camino parlamentario" de Allende y de Castro para la clase obrera más bien fue una emboscada que condujo al estadio de fútbol y a campos clandestinos de prisioneros donde decenas de miles fueron torturados y ejecutados.

Disturbios en Chile por arresto de Pinochet
[28 Octubre 1998]

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