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La economía política del rescate bancario español
Por Nick Beams
13 Diciembre 2012
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La decisión de la semana pasada de los ministros de
finanzas de la zona euro de proporcionar 39.500 millones de euros
para el rescate del sistema bancario de España es la demostración
de una mayor operación que tendrá como fin mayores
ataques a la posición social de la clase trabajadora.
Con el acuerdo, se proporcionarán 37 mil millones de
euros a los cuatro mayores bancos que actualmente están
recibiendo apoyo del gobierno español, y 2.500 millones
de euros serán depositados en el llamado "banco malo"
para cubrir las perdidas del colapso del mercado inmobiliario
español.
Las medidas estarán acompañadas de la destrucción
de puestos de trabajo en los bancos afectados y aumentará
la presión sobre el gobierno español para intensificar
su programa de austeridad, el cual ya ha recortado 150 mil millones
euros en los servicios sociales. Sin embargo, el rescate se queda
corto para cubrir la deuda de España.
El pasado junio se estimaba que los bancos españoles necesitarían
al menos 100 mil millones de euros, y que los 2.500 millones apartados
para cubrir el colapso del mercado inmobiliario es una gota en
el océano comparado con las pérdidas estimadas en
60 mil millones. Estas medidas iniciales son consideradas el preludio
de una operación a gran escala para rescatar el Estado
español e implementar una dictadura financiera de tipo
como la que existe en Grecia.
La última intervención no tiene nada que ver
con la recuperación económica. Tales afirmaciones
poco convincentes son únicamente para consumo público.
Las medidas de austeridad pedidas por las autoridades financieras
de la zona euro solo profundizarán la recesión en
España, donde el desempleo ya llega al 25 por ciento del
total de la población y 50 por ciento o más entre
los jóvenes.
El propósito del rescate es apuntalar a la élite
financiera e imponer todo el coste sobre la clase trabajadora
en forma de masivos recortes a los servicios sociales y los niveles
de vida de la clase trabajadora. Los trabajadores están
siendo empobrecidos con la intención de proveer recursos
para cubrir las pérdidas que han incurrido los bancos y
las entidades financieras en la especulación inmobiliaria.
En las última semanas, todos los grandes bancos centrales
han incrementado sus políticas de estimulo monetario bombeando
prácticamente cantidades ilimitadas de crédito barato
al sector financiero. Han sido empujados a ello por el aumento
de señales que apuntan a una depresión global y
el consecuente debilitamiento de la posición de los grandes
bancos internacionales. El rescate bancario español de
la semana pasada forma parte de una amplía política
europea e internacional.
La expansión de los rescates de los bancos va de la
mano con la intensificación de los ataques a la clase trabajadora
y la extensión de estos ataques por toda Europa. Esta política
no se sustenta simplemente por razones económicas, sino
también por razones políticas. Basándose
en su propio éxito, hasta hora, de imponer condiciones
de la época de la Gran Depresión a los trabajadores
griegos, el capital financiero se siente con coraje para extender
su contrarrevolución social a España, Italia, el
resto de Europa y más allá.
Pero su capacidad para imponer ataques históricos en
Grecia, a pesar de la resistencia obstinada de la clase trabajadora,
ha dependido de los servicios prestados de las organizaciones
de la pseudoizquierda, lideradas por SYRIZA, al canalizar toda
resistencia detrás de los sindicatos y oponiéndose
al desarrollo de un movimiento revolucionario dirigido a la conquista
del poder político y el derrocamiento del Estado capitalista
griego.
SYRIZA juega un papel doble. Por un lado gana apoyo popular
por su retórica de oposición a los recortes, mientras
que por el otro está insistiendo que Grecia debe permanecer
dentro de la Unión Europea, quienes están dictando
estos recortes. Basándose en secciones privilegiadas de
las clases medias e implacablemente opuestas a una lucha revolucionaria
por parte de la clase trabajadora, SYRIZA ve la crisis económica
como un medio para integrarse aún más dentro del
aparato del Estado para ofrecer sus servicios al capital financiero.
Los gobiernos europeos y las clases dominantes deben ahora
apoyarse más que nunca en los diversos grupos de la pseudoizquierda
- SYRIZA en Grecia, La Izquierda en Alemania, el Partido Socialista
de los Trabajadores en el Reino Unido, y el partido dominado por
los estalinistas de Izquierda Unida en España- para socavar
y disolver la oposición de la clase trabajadora. Por su
parte, todas estas organizaciones muestran su deseo de jugar su
papel asignado tomando a SYRIZA como modelo para la "izquierda"
europea e internacional.
Al mismo tiempo, se está incrementando los preparativos
para la represión del Estado a gran escala. El gobierno
español ha aumentad su gasto en policía y fuerzas
de seguridad, incluyendo un aumento del 1780 por ciento en el
gasto de personal antidisturbios y equipamientos para los próximos
dos años.
En España, las apuestas son incluso más altas
que en Grecia. Esto es así porque los bancos alemanes están
muy implicados en la crisis financiera española. Según
el Banco de Pagos Internacionales, los prestamistas alemanes tienen
una exposición de 139.9 mil millones de euros, el más
alto de Europa, de los cuales al menos 46 mil millones de dólares
son para los bancos españoles. Esta es una de las razones
por las que el gobierno alemán se ha opuesto a una quita
a la deuda griega, temiendo que ello sentaría un precedente
que podría extenderse a España.
El pasado junio, cuando se debatió un rescate a los
bancos españoles de 100 mil millones de euros, un informe
de Reuters indicó que "efectivamente una puerta trasera
para rescatar a los imprudentes bancos alemanes", añadiendo
que "si los deudores en España se les permitiera entrar
en fallida, las consecuencias para el sistema bancario alemán
podrían ser muy serias".
Hace más de 150 años que Karl Marx observó
que la estabilidad del sistema crediticio y financiero era dependiente
del curso de la lucha de clases. En la medida en que la burguesía
confiaba en que los "lobos de las finanzas" siguieran
devorando los recursos del Estado, podría seguir funcionando
el sistema crediticio.
Pero esa confianza podría colapsar bajo las condiciones
de un levantamiento revolucionario de la clase trabajadora y daría
lugar a una crisis. Estas observaciones señalan la mayor
característica de la política económica de
la crisis deuda de la zona euro.
Cómo en Grecia, y ahora en España, se ha demostrado
que el capital financiero depende cada vez más sobre estas
organizaciones pseudoizquierdistas, junto con los aparatos sindicales,
para impedir que tal desarrollo tenga lugar.
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