WSWS
: Español
Gabriel García Márquez: Un gigante de la literatura
en Latinoamérica
6 marzo 1927 - 17 abril 2014
Por Rafael Azul
22 Mayo 2014
Utilice
esta versión para imprimir
El escritor colombiano Gabriel García Márquez,
mejor conocido por sus aclamadas novelas Cien años de
soledad (1967) y El amor en los tiempos del cólera
(1985), murió el 17 de Abril en Ciudad de México
-su hogar desde 1961, a la edad de 87 años. García
Márquez ganó el Premio Nobel de Literatura en 1982.
A lo largo de su carera, el autor dejó su marca no sólo
como novelista, sino también como periodista, guionista,
cineasta y escritor de historias cortas.
Su cuerpo fue cremado al día siguiente en Ciudad de
México en una ceremonia privada. Una urna que contenía
sus cenizas fue llevada luego al Palacio de Bellas Artes, en dónde
miles de mexicanos hicieron cola para despedir al querido autor.
Todos ellos fueron mantenidos afuera de una ceremonia oficial
que sólo fue atendida por Vips y los presidentes de México
y Colombia y que fue sometida a rigurosas medidas de austeridad.
Mario Gómez, un estudiante de 19 años estaba
entre aquellos que había ido a dar sus respetos al autor,
declaró al diario mexicano La Jornada: "Gabriel
García Márquez ha sido mi guía, porque, como
un maestro, con sus libros y sus textos me fue guiando para seguir
con mis sueños. Realmente me duele su muerte, aunque lo
seguiré leyendo, es muy triste su partida".
García Márquez, una de las principales figuras
en el surgimiento de la literatura latinoamericana en los sesenta,
nació el 6 de Marzo en 1927 en la ciudad de Aracataca,
en el departamento colombiano de Magdalena, cerca del río
del mismo nombre.
"Gabo", como su familia y amigos afectuosamente lo
llamaban, en 1950 se fue a Barranquilla, en la costa caribeña
colombiana, para trabajar como periodista, habiendo decidido abandonar
sus estudios de derecho.
Aquella decisión fue sin lugar a dudas influenciada
por las luchas sociales en Colombia que ocurrían en aquel
tiempo. García Márquez había estado en Bogotá
cuando el líder liberal colombiano Jorge Eliécer
Gaitán fue asesinado en Abril de 1948, desatando una rebelión
popular conocida como el Bogotazo, el cual marcó
el comienzo de más de una década de guerra civil.
El conflicto atrajo a decenas de miles de estudiantes, trabajadores
urbanos y agricultores y campesinos en una batalla contra la oligarquía
y la Iglesia Católica.
En sus memorias Vivir para contarla (2002), García
Márquez describió la "Marcha del Silencio"
de Febrero de 1948 -en el cual 100,000 personas, lideradas por
Gaitán, marcharon en completo silencio para protestar la
represión- así también cómo el asesinato
de Gaitán y la explosión social que siguió.
"(...) lo que me arrastró al borde de las lágrimas
fue la cautela de los pasos y la respiración de la muchedumbre
en el silencio sobrenatural. Yo había acudido sin ninguna
convicción política, atraído por la curiosidad
del silencio, y de pronto me sorprendió el nudo del llanto
en la garganta. El discurso de Gaitán en la plaza de Bolívar,
desde el balcón de la contraloría municipal, fue
una oración fúnebre de una carga emocional sobrecogedora.
Contra los pronósticos siniestros de su propio partido,
culminó con la condición más azarosa de la
consigna: no hubo un solo aplauso".
Gaitán había lanzado su carrera pública
con la denuncia de la masacre en diciembre de 1928 -a manos del
ejército colombiano bajo las instrucciones de la United
Fruit Company- de una manifestación pacífica de
trabajadores plataneros en huelga en la ciudad de Ciénaga.
Su posición de principios le hizo ganar un apoyo masivo
entre el pueblo colombiano y despertó la ira de la clase
gobernante del país, el cual conspiró y planificó
su muerte.
García Márquez coloca la masacre en el pueblo
ficticio de Macondo en Cien años de soledad, considerado
por muchos la obra maestra del autor. Él describe cómo
el ejército rodea a cinco mil manifestantes y procede a
acribillarlos. Uno de los personajes, José Arcadio Segundo,
despierta herido en un tren lleno de cadáveres para ser
botados en el océano como "plátanos a la basura".
Sin embargo, este importante episodio en la historia de Colombia,
la huelga de los trabajadores plataneros -en el cual los trabajadores
rurales eran apoyados por los trabajadores estadounidenses y muchos
soldados rehusaron disparar a los huelguistas- nunca fue explorado
a fondo por García Márquez.
La guerra de clases desatada por el asesinato de Gaitán,
conocida en Colombia como "la violencia", se
volvió el tema, ahora abierto, ahora oculto, (now open,
now hidden) de la obra de Gabriel García Márquez.
El tomar las experiencias de la lucha social latinoamericana,
la represión y la tiranía, el tema de sus esfuerzos
literarios no era algo confinado a García Márquez.
El Señor Presidente del autor guatemalteco Miguel
Ángel Asturias, exiliado en París, fue publicado
en 1946 en México. La novela detalla la línea de
ensamblaje de brutalidad sádica impuesta por un dictador
sin nombre en una nación centroamericana sin nombre. La
novela, una combinación de surrealismo y naturalismo, inauguró
un nuevo estilo, el realismo mágico, el cual caracterizó
el posterior boom literario del continente. García Márquez
se volvió uno de sus maestros.
Al incluir la fantasía y la magia en sus narrativas,
Asturias, García Márquez y otros buscaron representar
la realidad, incluyendo la realidad de la consciencia humana en
todas sus facetas y complejidades. Los recuerdos, los mitos nativos
y seres fantásticos están todos integrados en las
historias. Los personajes viajan para adelante y para atrás
en el tiempo y sus recuerdos del pasado se vuelven activos en
el presente. La muerte interviene en las vidas de los vivientes.
Todo esto está realizado no como un medio de escapar o
enmascarar la realidad, sino como un medio de penetrarla.
En Cien años del soledad, los mitos, la magia
y los fantasmas son usados en un esfuerzo de pelar lo que no es
esencial y traer hacia adelante una mayor riqueza. La "magia"
es usualmente alegre, como en el primer párrafo de la novela,
el cual describe la introducción de los magnetos en Macondo
por medio de una errante banda de gitanos.
En otros puntos de la obra de García Márquez,
el elemento mágico es agridulce, como en la novela El
coronel no tiene quien le escriba (1961). Un empobrecido y
retirado militar, olvidado por la pensión de burocracia,
espera que alimentando a su gallo de pelea a expensas de su esposa
y de él mismo pueda volver a encontrar fortuna.
En 1960, después de la Revolución Cubana, García
Márquez fue a vivir a La Habana, trabajando por un tiempo
en la agencia de prensa Prensa Latina. En Cuba se volvió
amigo de Fidel Castro.
La estadía del novelista en Cuba y su relación
con Castro estimuló predecibles ataques de derecha en los
medios estadounidenses después de su muerte. Por ejemplo,
Charles Lane en el Washington Post (23 de Abril del 2014)
se refirió a la "extraña mezcla de brillantez
literaria y la putrefacción política que caracterizó
la larga carrera de García Márquez". ¡Esto
por parte de una publicación que ha justificado masivos
crímenes de guerra en Irak, Afganistán y cada misión
asesina llevada a cabo por el ejército estadounidense y
la CIA
Después de su estadía cubana, García Márquez,
acusado de ser miembro del Partido Comunista, se le negó
su entrada a los EE.UU. y estableció residencia en México.
Mientras Cien años de soledad tomó por
asalto al mundo literario y más allá de éste.
Tuvo un profundo efecto en millones de jóvenes que alcanzaron
la mayoría de edad durante los levantamientos políticos
del final de los sesenta. En un punto, vendía 8,000 copias
a la semana.
García Márquez escribió más de
cuarenta libros entre 1955 (La hojarasca) y 2010 (Yo no
vengo a dar un discurso, una compilación de ensayos escritos
en diferentes estados de su vida). Estos incluyen libros aclamados
por la crítica como El coronel no tiene quién
le escriba, Los funerales de la Mamá Grande (1962),
Crónica de una muerte anunciada (1981), y El
amor en los tiempos del cólera (1985).
El otoño del patriarca (1975), escrito en Barcelona,
pasó a la extensiva lista de obras de ficción que
trataban sobre dictadores y tiranos latinoamericanos, una lista
que precede al siglo 20 y al realismo mágico.
Las obras más recientes incluyen la ya mencionada novela
de Asturias, El recurso del método (1974) de Alejo
Carpentier; Yo, el Supremo (1974), de Augusto Roa
Bastos; La fiesta del chivo (2000) de Mario Vargas Llosa
y Não falei (No hablé, 2004) de Beatriz
Bracher.
Un número de estas novelas exploran la relación
entre el imperialismo estadounidense y el auge y caída
de las dictaduras latinoamericanas. Su punto débil en general
desde el punto de vista sociológico es que la clase trabajadora,
como los trabajadores plataneros de Ciénada en Cien
años de soledad, es presentada en gran parte como la
víctima de la explotación, y no como un sujeto activo
revolucionario.
El largo y sangriento encuentro de Latinoamérica con
el capitalismo estadounidense y las atroces dictaduras militares
que éste último engendró fueron un tema central
del conmovedor discurso pronunciado por García Márquez
al aceptar el Premio Nobel en 1982.
El escritor señaló que desde que el poeta chileno
Pablo Neruda había recibido el premio en 1971, "ha
habido 5 guerras y 17 golpes de estado, y surgió un dictador
luciferino que en el nombre de Dios lleva a cabo el primer etnocidio
de América Latina en nuestro tiempo. Mientras tanto 20
millones de niños latinoamericanos morían antes
de cumplir dos años, que son más de cuantos han
nacido en Europa occidental desde 1970. Los desaparecidos por
motivos de la represión son casi 120 mil, que es como si
hoy no se supiera dónde están todos los habitantes
de la ciudad de Upsala. Numerosas mujeres arrestadas encintas
dieron a luz en cárceles argentinas, pero aún se
ignora el paradero y la identidad de sus hijos, que fueron dados
en adopción clandestina o internados en orfanatos por las
autoridades militares. Por no querer que las cosas siguieran así
han muerto cerca de 200 mil mujeres y hombres en todo el continente,
y más de 100 mil perecieron en tres pequeños y voluntariosos
países de la América Central, Nicaragua, El Salvador
y Guatemala. Si esto fuera en los Estados Unidos, la cifra proporcional
sería de un millón 600 mil muertes violentas en
cuatro años".
"De Chile, país de tradiciones hospitalarias, ha
huido un millón de personas: el 10 por ciento de su población.
Uruguay, una nación minúscula de dos y medio millones
de habitantes que se consideraba como el país más
civilizado del continente, ha perdido en el destierro a uno de
cada cinco ciudadanos. La guerra civil en El Salvador ha causado
desde 1979 casi un refugiado cada 20 minutos. El país que
se pudiera hacer con todos los exiliados y emigrados forzosos
de América latina, tendría una población
más numerosa que Noruega".
"Me atrevo a pensar que es esta realidad descomunal, y
no sólo su expresión literaria, la que este año
ha merecido la atención de la Academia Sueca de la Letras.
Una realidad que no es la del papel, sino que vive con nosotros
y determina cada instante de nuestras incontables muertes cotidianas,
y que sustenta un manantial de creación insaciable, pleno
de desdicha y de belleza, del cual éste colombiano errante
y nostálgico no es más que una cifra más
señalada por la suerte".
Este último párrafo se erige como una reprimenda
a todos los profesores y críticos que buscan reducir el
"realismo mágico" de García Márquez
meramente a un mecanismo literario, tan sólo una forma
de "narrativa", abstraída de la realidad social
de la cual emergió.
García Márquez rechazó un rol político
directo, declarando famosamente: "El deber revolucionario
del escritor es escribir bien". No obstante, dado su renombre
mundial y su talla de "hombre de izquierda", inevitablemente
fue involucrado de alguna manera en la política.
Poco después de una década de recibir el Premio
Nobel, Washington levantó su restricción de viaje
de García Márquez y el autor colombiano se encontró
con el presidente Bill Clinton en 1995 en Martha's Vineyard, en
Massachusetts.
Los comentaristas sugirieron que el propósito de la
visita de 1995 fue para negociar un acuerdo de inmigración
cubano-estadounidense.
El encuentro con el presidente estadounidense ocurría
mientras el pueblo de Haití era aterrorizada por una fuerza
invasora estadounidense de 20,000 tropas ordenadas por Clinton
para restaurar el poder del Presidente Jean-Bertrand Aristide.
Aristide había sido derrocado en un golpe patrocinado por
EE.UU. en 1991. Esta vez fue nombrado para gobernar como títere
de los intereses de Washington.
García Márquez fue un invitado en la Casa Blanca
de Clinton varias veces después y se involucró a
sí mismo en fallidos intentos en obtener apoyo estadounidense
para negociar un acuerdo entre el gobierno colombiano y las guerrillas
de las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia).
La relación de García Márquez con Clinton
estaba en línea con la perspectiva de un importante estrato
de la intelectualidad latinoamericana, y por Fidel Castro también,
de hecho. Esta perspectiva estaba enraizada en la fútil
y quijotesca búsqueda de asegurar la independencia de los
países oprimidos de Latinoamérica del imperialismo
estadounidense separándola de la lucha revolucionaria e
internacional de la clase trabajadora por el socialismo.
Para García Márquez -como Castro- nada revolucionario
se puede esperar de la clase trabajadora en los EE.UU. Lo mejor
que se puede esperar es un acuerdo con los representantes más
liberales e "ilustrados" del imperialismo estadounidense.
Aún así, en sus representaciones artísticas,
García Márquez escribe honestamente sobre la formación
(make up) contradictoria y compleja de Colombia (y de Latinoamérica).
La sociedad colombiana aún está afectada por la
horrenda violencia y entornillada en la lucha entre la
rapaz burguesía nacional, una sobreviviente oligarquía
feudal y el imperialismo por un lado y, por el otro, una clase
trabajadora desarrollada y combativa junto con las masas de oprimidos
rurales.
Más aún, las historias y novelas de García
Márquez también exploran temas universales y relaciones
que van más allá de Latinoamérica, más
allá del ficticio Macondo de Cien años de soledad.
Su obra ha sido traducido a docenas de lenguajes, se ha ganado
miles de lectores y continuará otorgando conocimientos
e inspiraciones a una nueva generación mientras ésta
entra en lucha para entender y transformar la sociedad.
Regresar a la parte superior de la página
Copyright 1998-2012
World Socialist Web Site
All rights reserved |