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Mientras continúan los enfrentamientos la cifra de
muertos llega a seis en Venezuela
Por Bill Van Auken
21 Marzo 2014
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Este artículo se publicó en inglés
el 21 de febrero del 2014
La cifra de muertos en la semana de enfrentamientos que comenzó
el 12 de Febrero en Venezuela alcanzó el número
de seis; mientras tanto el presidente Nicolás Maduro acusó
a Washington de fomentar las violentas insurgencias en el país.
Una bala perdida alcanzó a la estudiante de 23 años
Génesis Carmona en la cabeza durante una protesta de oposición
en la ciudad norteña de Valencia el miércoles. Carmona,
quién había sido nombrada la "Miss Turismo"
en estado de Carabobo en 2013, murió de sus heridas.
También se reportó el miércoles sobre
un participante asesinado en el tiroteo en una marcha de trabajadores
en apoyo al gobierno en la ciudad industrial de Ciudad Guayana
en el este. De acuerdo a Miguel Rodríguez, Ministerio del
Interior de Venezuela, pistoleros abrieron fuego a trabajadores
que volvían a casa o a sus trabajos cuando la marcha terminaba,
dejando a uno muerto y a otros tres heridos.
Las últimas fatalidades llegaron mientras se reportaba
violentos enfrentamientos en 13 de los 23 estados de Venezuela,
habiéndose intensificado y propagado desde que el 12 de
Febrero una manifestación convocada por la oposición
de derecha en Caracas terminara en un derramamiento de sangre.
El gobierno ha acusado a Washington de fomentar la violencia,
denunciando el miércoles una declaración realizada
por el presidente Barack Obama en México que pedía
a Caracas liberar a los manifestantes detenidos, "entrar
en verdadero diálogo" y atender los "legítimos
malestares del pueblo venezolano".
Obama también condenó la decisión del
gobierno venezolano de expulsar a tres miembros del personal de
la embajada de EE.UU. por involucrarse en las protestas estudiantiles,
acusando a éste de "tratar de distraer sus propios
errores creando falsas acusaciones contra diplomáticos
de Estados Unidos".
El ministro de relaciones exteriores de Venezuela respondió
con un comunicado oficial en el que acusaba a Obama de llevar
a cabo una "nueva y grosera interferencia en los asuntos
internos de nuestro país".
Exigió que el gobierno de EE.UU. "explique por
qué financia, apoya y defiende la a los líderes
de oposición que promueven la violencia en nuestro país".
La declaración prometió que el gobierno venezolano
continuaría "monitoreando y tomando acciones necesarias
para detener a los agentes de EE.UU. que buscan sembrar la violencia
y la desestabilización e informar al mundo sobre la naturaleza
de la política intervencionista de la administración
Obama en nuestro país".
Washington aceleró sus ataques a Venezuela luego del
arresto el martes de Leopoldo López, un economista entrenado
en Harvard que forma parte de la facción de línea
dura dentro de la coalición de opositores de derecha conocida
como MUD (Mesa de Unidad Democrática).
López, uno de los principales organizadores de la manifestación
del 12 de Febrero, es el líder del partido derechista Voluntad
Popular (VP). Un producto de la oligarquía tradicional
venezolana, fue uno de los líderes de las manifestaciones
que fueron organizadas en Abril del 2002 como parte del abortado
golpe de estado - patrocinado por la CIA- contra el predecesor
de Maduro, el fallecido Hugo Chávez. Él y sus aliados
elaboraron una estrategia que denominaron la "salida"
para la reciente campaña de protestas, lo cual significaba
un plan para derrocar a Maduro, quién fuese elegido por
un estrecho margen el pasado Abril.
Si bien el gobierno inicialmente declaró que enjuiciaría
a López por terrorismo y asesinato, cuando fue instruido
de los cargos un juez sentenció que sólo había
evidencia para acusarlo por cargos de incitamiento criminal e
incendio provocado.
La derecha ha hecho un llamado para una masiva marcha el sábado
en Caracas para exigir la liberación de López.
Hasta ahora, la principal violencia ha sido concentrada en
los vecindarios de clase media alta del este de Caracas -en donde
buses fueron atacados el miércoles por la noche- y en las
ciudades occidentales de Mérida y San Cristóbal.
Han habido reportes aislados de pequeñas protestas en algunas
áreas que tienen una mayor población trabajadora,
como los municipios de El Valle y Caricuao de Caracas, por mucho
tiempo considerados bastiones del partido gobernante.
Bajo las condiciones de un 56 por ciento de inflación,
el crecimiento de la desigualdad social mientras los banqueros
obtienen ganancias récord, y los ataques a los derechos
de los trabajadores, hay sin lugar a dudas un creciente descontento
dentro de la clase trabajadora y en las masas más empobrecidas
de la sociedad venezolana. En las áreas industriales del
estado de Bolívar, un número de sindicatos rechazó
participar en manifestaciones convocadas por el partido gobernante
debido al rechazo del gobierno para establecer contratos y sus
ataques a los militantes de la clase trabajadora.
Sin embargo, al mismo tiempo, la agitación de la derecha,
que tiene como base a las clases altas del país, no ha
encontrado apoyo dentro de las masas del pueblo trabajador. El
verdadero peligro es que, debido a la falta de un movimiento revolucionario
independiente en la clase trabajadora, la presente crisis pueda
conducir al derrocamiento del gobierno y a la imposición
de una dictadura de derecha, o a su capitulación e implementación
de las políticas exigidas por la derecha y el imperialismo
estadounidense.
Henrique Capriles, el dos veces derrotado candidato de derecha
a la presidencia y el gobernador del estado de Miranda, tomó
las radios el miércoles para condenar al gobierno de Maduro
y al mismo tiempo distanciarse a sí mismo de la violencia
de los manifestantes de derecha.
Capriles también pidió tomar cuidado con lo que
advirtió podría ser una amenaza de que dentro del
gobierno algunos elementos podrían usar a la violencia
para avanzar sus propios propósitos. "Hay elementos
que tienen interés en que Maduro se vaya, porque significa
que Diosdado entra", declaró.
El político derechista se refería a la especulación
de que dentro del gobierno hay una creciente competencia entre
Maduro y el presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello,
un ex oficial del ejército que tomó parte en el
fallido golpe de estado militar realizado por Hugo Chávez
en 1992. Cabello ha tomado varias acciones recientemente que aparentan
tener un carácter presidencial, como un reciente viaje
al estado occidental de Zulia, en la frontera colombiana, para
anunciar el despido de funcionarios militares implicados en operaciones
de contrabando. Él ha comenzado su propio programa de televisión
sobre la política gubernamental que hace recordar al show
"Aló Presidente" de Hugo Chávez. También
fue Cabello el que apareció el martes en el Palacio de
Justicia para encontrarse con Leopoldo López.
La fricción interna dentro del gobernante Partido Socialista
Unido de Venezuela (PSUV) refleja los conflictos de interés
de las fuerzas sociales sobre las que resta, las cuales incluyen
al ejército, las secciones de la burocracia sindical, estratos
nacionalistas pequeño-burgueses y también la llamada
boliburguesía: los financieros y capitalistas que se han
enriquecido a sí mismos por medio de conexiones con el
gobierno.
En la medida en que el gobierno tenga que sostenerse en el
ejército para reprimir a la agitación de derecha,
estas fricciones tan sólo se intensificarán. Maduro
anunció el jueves que estaba preparado para imponer un
"estado de excepción" en San Cristóbal,
una ciudad en la frontera con Colombia en dónde las protestas
comenzaron y han sido particularmente violentas. El gobierno ha
acusado que los levantamientos ahí son el resultado de
una conspiración que involucra a funcionarios estadounidenses
y a la derecha colombiana.
La imposición de un estado de excepción, una
forma de ley marcial, no tendría precedentes para el gobierno,
el cual incluso bajo Chávez durante el golpe del 2002 y
la posterior huelga de administración contra la compañía
petrolera estatal no requirió de tales medidas. Como es,
el gobierno ha anunciado que está enviando un batallón
de paracaidistas a la ciudad para asegurar las rutas de transportación,
reforzar las unidades nacionales de guardia para restaurar el
orden y desplegar un contingente del cuerpo de ingenieros del
ejército para llevar a cabo la limpieza y reconstrucción
de las instalaciones dañadas en los ataques.
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