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¡Defender los derechos de los trabajadores inmigrantes y los jóvenes!

Por Bill Van Auken
9 Julio 2014

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Este artículo apareció originalmente en inglés el 8 de julio del 2014

El gobierno del presidente Obama, el Partido Republicano, los medios burgueses y toda la clase política encaran el aumento en el número de familias de inmigrantes y menores no acompañados que llegan a la frontera sur de los EE.UU. Lo tratan como cosa criminal cuya solución consiste en hacer cumplir la ley e intensificar la represión. Tratan a estos miles de trabajadores y niños con toda la hostilidad que tambien manifiestan en contra de toda la clase obrera estadounidense.

En los últimos nueve meses la Patrulla Fronteriza han detenido a más de cincuenta mil niños no acompañados al cruzar la frontera suroeste de los EE. UU. Durante aproximadamente el mismo período, los agentes fronterizos han apresado a unos treinta y nueve mil adultos y niños que viajan juntos.

Aunque Casa Blanca diga que la llegada de estos inmigrantes es una "crisis humanitaria", responde como si fuera carcelero o policía.

A fines de junio, el presidente Obama anunció que estaba preparado para actuar por decreto ejecutivo dada la negativa de la Cámara de Representantes, dominada por los Republicanos, a aprobar la ley de reforma migratoria, aun en su versión más reaccionaria. Obama propone emplear poderes presidenciales unilateralmente, no para aminorar la difícil situación de los niños pobres que han logrado llegar a la frontera con Estados Unidos, sino meterlos presos y deportarlos colectivamente.

Miles de personas ya han sido colocados en los centros de detención. Sufren condiciones infrahumanas, muchas existen hacinadas como arenques en banasta sin ventanas y sin sanidad adecuada, sin atención médica o recreación; han sido separados de sus madres y hermanos, lo que hace su encarcelamiento aún más traumático.

Obama propone medidas para acelerar el proceso de deportación que incluyen más agentes de la patrulla fronteriza y más jueces de inmigración en la frontera suroeste. Ha pedido del Congreso dos mil millones de dólares para financiar "una estrategia de disuasión agresiva centrada en la expulsión y la repatriación de los que recién cruzan la frontera." Propuesta que incluye la creación de aún más centros de detención para los niños.

También Obama busca la derogación de una ley firmada por el presidente George W. Bush que tiene el supuesto propósito de proteger a los niños víctimas del tráfico de personas. Intenta despojar a los niños inmigrantes que llegaban de América Central de los derechos al proceso debido, colocándolos en la misma categoría de los niños inmigrantes mexicanos, que pueden ser arrojados al otro lado de la frontera. sin ninguna consideración.

El lunes, el portavoz de la Casa Blanca, John Earnest anunció que la mayoría de los niños que recientemente cruzaron la frontera "no va a tener ninguna base legal para permanecer en este país y será devuelta." Legalmente le cabe a un juez de inmigración tomar esa decisión, pero Washingotn está señalando claramente que todas los procesos serán utilizados para aprobar las deportaciones sin inconvenientes.

La mayoría de los expertos en inmigración creen esos individuos sí tienen derecho a la condición de refugiado o asilo político en virtud del derecho internacional y de leyes de EE. UU. En base a entrevistas con varios cientos de los niños, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados calcula que alrededor del 60 por ciento tiene el derecho al asilo.

La mayor parte de los niños inmigrantes ha venido de Honduras; décadas de intervención del imperialismo yanqui, que culminaron en el golpe de estado del 2009 destruyó a jirones el tejido social de ese país. Honduras tiene la tasa de homicidios más alta del mundo; la tasa de asesinatos de mujeres ha aumentado 65 por ciento desde el golpe de estado. Muchos de los que llegaron a los EE.UU. han encarado amenazas y tienen razones para temer ser asesinado o por bandas de delincuentes o por escuadrones de la muerte sancionada por el gobierno.

Los otros dos los países con un gran número de niños inmigrantes son Guatemala y El Salvador, naciones que por décadas fueron devastadas bajo dictaduras apoyadas por Estados Unidos y por guerras sucias, con cientos de miles de víctimas.

Mientras que Demócratas como Obama y Hillary Clinton, junto con líderes Republicanos, demandan que los niños se vayan, se calcula que un 80 por ciento de ellos cruzan la frontera para reunirse con sus padres, madres u otros parientes cercanos que viven en los EE. UU. En este sentido, la supuesta crisis creada por tratar de reunir a los niños con los padres es realmente un subproducto de la verdadera crisis de la política de inmigración. Durísimas medidas han servido para dividir a millones de familias, sin preocuparse por el impacto sobre niños indefensos.

Desde su llegada al poder, el gobierno de Obama ha deportado a más de 2 millones de personas, más que cualquier otro presidente y más que bajo George W. Bush durante sus ocho años en el cargo. Esta administración emplea medidas inconstitucionales, exigiendo que la policía y las cárceles locales detengan a personas sin ninguna orden judicial en base a sospechas de violaciones del derecho civil de inmigración.

Desde 2008, el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) ha realizado más de 12.000 supuestas "redadas silenciosas" incautando formularion I-9 que afirman el derecho de los empleados a trabajar, lo que ha resultado en el despido de más de 300 mil trabajadores. En ningún período anterior ha habido una represión tan masiva en los lugares de trabajo.

Ese record infame no impide que el Partido Republicano ataque al gobierno de Obama desde la derecha. Tratan de inflamar temores xenófobifos y explotar la preocupación que siente la gente por la desaparición de empleos y la caída de los salarios, convirtiendo en chivos expiatorios a los inmigrantes que representan uno de los sectores más oprimidos de la clase obrera.

Esta campaña culmina con las protestas de la semana pasada en California, en que manifestantes ondeando banderas y cantando "vuelvanse" trataron de hacer retroceder los autobuses de la Patrulla Fronteriza que transportan a mujeres y los niños a una cárcel de detención. La prensa burguesa ayuda a ampliar el impacto y dar legitimidad a estos sentimientos, a pesar que muchos más se presentaron en apoyo de los migrantes recientes. Encuesta tras encuesta ha puesto de manifiesto que va en aumento el apoyo a los inmigrantes indocumentados, que son los miembros de la familia, seres queridos y compañeros de trabajo de un número cada vez más grande de estadounidenses.

La publicidad anti-inmigrante de los políticos burgueses y de los medios de comunicación es tan falsa como digna de desprecio. No son los inmigrantes, sino más bien el sistema de ganancias capitalista que es responsable de la destrucción de puestos de trabajo y la reducción de los niveles de vida. Hay amplios recursos para proveer para todos; nativos e inmigrantes por igual. Estos recurso son monopolizados por las estratas más adineradas de la sociedad; el sector financiero y empresarial que ha presidido sobre la expansión de desigualdad social más grande en la historia.

El derecho a emigrar es un derecho democrático que debe ser defendido por toda la clase obrera. Las medidas de corte fascista y de superexplotación empleadas contra los trabajadores inmigrantes serán usadas contra la todos los sectores de la clase trabajadora.

Los trabajadores deben tener el derecho a trabajar y vivir en el país de su elección. En condiciones en las que el capital de las grandes empresas y del sector financiero transnacional fluye libremente a través de las fronteras naci,onales en busca de la mano de obra más barata y de las más cuantiosas ganancias, la clase obrera sólo puede defenderse custodiando ese derecho y luchando por la unidad de los trabajadores de Norte, Centro y Sur América en una lucha común por la transformación socialista de la sociedad.

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