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Edward Snowden y la pseudo-izquierda europea

Por Robert Stevens
20 Febrero 2014

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El Parlamento Europeo esta semana negó una enmienda para que se conceda asilo en Europa para Edward Snowden, denunciante de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA), y que además se oponía a su "persecución, extradición o entrega por parte de terceros." La acción pone de relieve que dentro de la élite gobernante a nivel internacional no existe ningún apoyo para la defensa de los derechos democráticos.

En la reunión del miércoles, el comité de libertades civiles del Parlamento Europeo aprobó un proyecto de informe de 60 páginas sobre la vigilancia masiva donde se había eliminado el nombre de Snowden. Pero fue sólo gracias a los esfuerzos heroicos de Snowden que el mundo conoció las operaciones de espionaje masivo contra cientos de millones de personas en Europa, Estados Unidos y el resto del mundo, llevados a cabo por la NSA, la Central de Comunicaciones del Gobierno de Gran Bretaña (GCHQ, siglas en inglés), y los servicios secretos de otras grandes potencias.

El informe fue encargado el año pasado en medio de una ola de denuncias hipócritas contra los EE.UU. por los gobiernos europeos sobre las revelaciones filtradas por Snowden. La única preocupación de la clase política europea no era las consecuencias nefastas para los derechos democráticos planteados por la masiva vigilancia estatal, sino el hecho de que los EE.UU. estaba buscando ventajas políticas y comerciales, que se inmiscuían en los intereses económicos y geopolíticos de las grandes potencias europeas.

Los gobiernos europeos están absolutamente unidos cuando se trata de mantener una vasta operación de vigilancia dirigida a monitorear las actividades de toda la gente en el mundo, incluidos los más de 700 millones de europeos.

El proyecto de informe al Parlamento Europeo por el laborista británico Claude Moraes no llama a poner fin a la vigilancia estatal, sino sólo a su "reforma". Es "vital que continúe la cooperación transatlántica en la lucha contra el terrorismo," afirma el documento, añadiendo que el Parlamento Europeo "está preparado activamente para entablar un diálogo con sus homólogos de Estados Unidos."

En resumen, la Unión Europea y sus gobiernos constituyentes quieren tener acceso a la información recogida por los EE.UU., junto con algún tipo de garantía de que la NSA observará una medida de decoro político cuando se trate de espiar a figuras como la canciller alemana, Angela Merkel.

Más aún, Snowden ha revelado que Francia y Alemania tienen sistemas similares de vigilancia masiva, que difieren de la red de espionaje británica GCHQ sólo en la medida en la que tengan acceso a la información recogida por la NSA. Gran Bretaña, como parte de los "Cinco Ojos" (EEUU, Gran Bretaña, Canadá, Australia y Nueva Zelanda), tiene un acceso especial. Alemania y Francia quieren un arreglo similar para complementar sus propias operaciones de vigilancia.

EE.UU. ha utilizado todos los medios diplomáticos y políticos en su arsenal para negarle a Snowden sus derechos democráticos, insistiendo en que cualquier informe del Parlamento Europeo no contenga ninguna crítica al espionaje por parte de EE.UU. El año pasado, el Senador estadounidense Chris Murphy (demócrata de Connecticut), que preside el Subcomité de Relaciones Exteriores del Senado sobre Asuntos Europeos, señaló en Bruselas que la vigilancia de EE.UU. se llevó a cabo "en gran parte, en coordinación con los servicios de inteligencia de sus países."

Los eventos también han refutado las afirmaciones que lanzaron distintos partidos en el Parlamento Europeo de ser opositores del espionaje estatal y defensores de Snowden y otros denunciantes como Unidad de Izquierda Europea e Izquierda Nórdica Verde . Estos grupos abarcan estalinistas, ex formaciones socialdemócratas y la pseudo-izquierda, incluyendo Die Linke (La Izquierda) de Alemania, el Partido de Izquierda de Jean Luc Mélenchon y el Partido Comunista Francés, Syriza de Grecia, la española Izquierda Unida liderada por el Partido Comunista, y la Refundación Comunista de Italia.

La presidenta del grupo es Gabi Zimmer de Die Linke. En un comunicado de prensa, Zimmer dijo que el grupo da "la bienvenida a la adopción de este informe [del Parlamento Europeo]" porque "en efecto admite que éste espionaje y vigilancia realmente tuvieron lugar, en vez de ser solo sospechas."

El "lado negativo", continuó, es que "no hubo una discusión real sobre el abuso de las leyes antiterroristas basadas en supuestos falsos, nada de dar asilo a Snowden, ninguna demanda para poner fin a la Asociación de Comercio e Inversión Transatlántica (TTIP), y ninguna revisión real de la arquitectura de seguridad global de hoy, además de diluir las líneas entre la seguridad, la policía e inteligencia interna y externa”.

Aquí, la victimización de Snowden, incluyendo amenazas de muerte por parte de los funcionarios de inteligencia de Estados Unidos, es poco más que una idea de último momento u objeto de trueque a cambio de frases vacías sobre "reformar" las operaciones de espionaje totalitarios.

Siguiendo una línea similar, el pasado octubre, después de las revelaciones de Snowden que los líderes europeos, entre ellos Angela Merkel y el presidente francés, François Hollande, habían sido espiados por los EE.UU., la vicepresidenta del más pequeño partido del grupo Izquierda Europea, Maite Mola del Partido Comunista Español, tomó la palabra para defender los intereses de la élite europea. Ella dijo: "Es hora de que Europa, con una sencilla, clara y contundente voz, pida cuentas a los Estados Unidos por espionaje a millones de ciudadanos europeos y de los jefes de Estado y presidentes de la UE. También es el momento de repensar los tratados comerciales, militares y policiales, incluyendo la OTAN, con un país que ha espiado a 35 líderes mundiales".

Zimmer y Mola hablan como políticos burgueses, para quienes el destino de Snowden es de ninguna consecuencia.

Las advertencias declaradas antes de aceptar al informe de la UE sólo hacen eco a las preocupaciones de los sectores de la élite gobernante europea- sobre el impacto de la TTIP en la industria y el apoyo a un enfoque más ordenado a la vigilancia nacional y las operaciones policiales. De esta manera, las organizaciones de la pseudo-izquierda proporcionan cobertura política a los partidos abiertamente de derecha, como el Partido Socialdemócrata de Alemania, el Partido Socialista de Francia y el Partido Laborista de Gran Bretaña, cuyos votos permitieron la derrota de la enmienda llamada a proteger los derechos de Snowden.

La complicidad de la pseudo-izquierda en la persecución de Snowden va mano a mano con su hostilidad hacia cualquier campaña en defensa del fundador de WikiLeaks, Julian Assange. Algunos de los ataques más insidiosos sobre Assange han venido de estas organizaciones, los cuales respaldaron su extradición a Suecia, sobre la base de falsas acusaciones de violación.

El Partido Socialista de los Trabajadores británico publicó un artículo en agosto de 2012 titulado "Julian Assange debe enfrentar cargos de violación," sabiendo muy bien que en realidad no habían cargos contra Assange y que la extradición a Suecia sólo sería un trampolín para transferirlo a los Estados Unidos a enfrentar cargos de espionaje por haber expuesto los crímenes de guerra estadounidenses.

Los grupos de pseudo-izquierda son apologistas de la reacción y defensores de los intereses del imperialismo europeo. Durante un largo período éstas han sido incorporados en las estructuras del Estado capitalista, con los que tienen innumerables conexiones políticas y personales. Christine Buchholz, destacada miembro de Die Linke y el grupo Marx 21, representa al Partido de Izquierda en el comité de defensa del parlamento alemán.

La clase obrera es la única fuerza social y política que puede llevar adelante una defensa de los derechos democráticos.

Las amenazas contra la vida de Snowden por representantes de la clase política y de inteligencia de EE.UU. y los intentos en curso para encarcelar a Assange deben ser enfrentados con una oposición masiva. Esto requiere un movimiento que una la defensa de los derechos democráticos con la oposición socialista al sistema capitalista, que está dando lugar a una dictadura estado-policial que destruirá las condiciones de vida de miles de millones de personas en todo el mundo.

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