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El Nuevo Partido Anti-capitalista de Francia apoya el golpe
fascista en Ucrania
Por Alex Lantier
22 Abril 2014
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El pseudo-izquierdista Nuevo Partido Anti-capitalista (NPA)
de Francia y sus co-pensadores del pablista Secretariado Unido
de la Cuarta Internacional (USFI, siglas en inglés) han
aplaudido el golpe del 22 de Febrero que derrocó en Kiev
al presidente ucraniano Víctor Yanukóvich. Dejando
una prueba irrefutable de su paso al campo de la reacción
política más oscura, ellos están aceptando
a un régimen ucraniano pro-imperialista que está
presionando por la guerra contra Rusia y dirigido por grupos fascistas
como los mismos pablistas admiten.
En la "Declaración sobre Ucrania", el USFI
hace una solapada referencia al hecho de que el objetivo el régimen
de Kiev que surgió del golpe es el de imponer la austeridad
social y avivar los conflictos con Rusia y los rusoparlantes de
Ucrania. Después de escribir que "el movimiento de
masas no tiene un programa progresivo sobre las cuestiones democráticas,
nacionales y sociales", éste declara que "los
nuevos partidos gobernantes continuarán los ataques sociales
con una posible confrontación internacional que conducirá
a la desintegración del país".
Sobre esta base, el USFI llama a sus partidarios a que se unan
a las protestas: "Si bien las principales fuerzas organizadas
son, por ahora, de la derecha y la extrema derecha, apoyamos a
las fuerzas políticas y sociales que están tratando
de construir una oposición de izquierda dentro del movimiento.
Al hacerlo, ellos han rechazado quedar afuera del movimiento e
identificarlo por completo con su componente de extrema derecha".
Para justificar su apoyo al golpe de Kiev, el USFI utiliza
la misma mentira que usó para apoyar la guerra dirigida
por la CIA y peleada por combatientes vinculados a Al Qaeda en
Siria: afirmar que un movimiento pequeño de derecha apoyado
por el imperialismo es un masivo levantamiento democrático.
Esta mentira es más flagrante de lo que uno piensa cuando
uno ve que los propios reportes sobre Ucrania del USFI la contradicen
directamente. En una entrevista con Hebdo Anticapitaliste del
NPA, Zakhar Popovych del grupo Oposición de Izquierda Ucraniana
-el cual trabajó dentro de las protestas de Maidan- sostiene
la pretensión de que fue una revolución democrática.
Sin embargo, el reporte de hechos de Popovych quebranta esa afirmación.
El escribió: "Los primeros ataques contra la policía
anti-disturbios del Berkut fueron organizados principalmente por
los neo-nazis del Sector de Derecha, quienes son aún más
radicales que el movimiento de extrema derecha Svoboda".
Él indica que "la de gente en Maidan eran mayormente
ucranoparlantes provenientes de villas en Ucrania occidental".
Su reporte sobre la campaña final que condujo al golpe
desmiente las afirmaciones de que un masivo levantamiento revolucionario
tomó lugar en Kiev: "Maïdan, frecuentada en una
noche 'normal' por unas cuantas cientas personas, fue invadida
por varias miles de personas que se quedaron toda la noche. Esta
masiva movilización probablemente salvó a Maïdan
de la 'limpieza' que claramente estaba siendo preparada por la
policía".
Las alegaciones de que el golpe de Kiev se trató de
una "rebelión masiva por la democracia" son mentiras
absurdas. A diferencia de levantamientos contra dictaduras pro-imperialistas
en Egipto y Túnez -en las que se movilizaron millones o
decenas de millones de trabajadores- el golpe movilizó
a miles o decenas de miles de personas organizadas alrededor de
núcleos de combatientes fascistas. No hubieron huelgas
masivas o movilizaciones de obreros- esto es, el único
camino progresivo con el cual se hubiera podido derrocar a Yanukóvich.
Las fuerzas de extrema derecha de Maidan con las que la NPA
propone trabajar incluyen a Svoboda y el Sector de Derecha, las
cuales abiertamente glorifican a las unidades Nazi de la SS que
participaron en el Holocausto.
El apoyo de los grupos pseudo-izquierdistas por un golpe dirigido
por fascistas es una advertencia a la clase trabajadora. Enraizados
en estratos de la clase media que sienten una fascinación
por la violencia y mantienen la convicción de que partidos
fascistas verdaderamente hablan en nombre del descontento social,
estos son profundamente hostiles a la clase trabajadora y al socialismo.
Estos partidos están en el camino de apoyar a formas autoritarias
de gobierno tanto en Ucrania como internacionalmente.
Ilya Budraitskis, un líder del pablista Movimiento Socialista
Ruso (MSR) aclama al Sector de Derecha en una publicación
titulada "El movimiento de protestas en Ucrania: ¿es
posible un Sector de Izquierda?". Él escribe: "Sin
los proponentes una 'dictadura nacional' de los ultra-derechistas
del Sector de Derecha, nunca habría habido alguna barricada
en Hrushevskogo o la conversión de ministerios ocupados
en 'sedes de la revolución'. No habrían habido,
punto, cualquiera de los eventos que en realidad previnieron la
consolidación de un 'partido de orden' y el establecimiento
de un 'estado de emergencia' desde arriba".
La glorificación que hace Budraitski de los fascistas
como líderes de un levantamiento anti-establishment es
un vil fraude. La oposición ucraniana recibió el
apoyo de las potencias imperialistas y una sección de los
oligarcas ucranianos, en un intento de establecer un régimen
anti-ruso preparado para llevar a cabo profundos recortes sociales
contra los trabajadores.
Las protestas de la Plaza de Independencia (Maïdan) fueron
convocadas bajo la perspectiva reaccionaria de unirse a la Unión
Europea (UE). Comenzaron el Noviembre pasado luego de que Yanukóvich,
temiendo protestas de masas, abandonara súbitamente un
acuerdo de asociación con la UE que involucraba recortes
de pensiones e incrementos masivos al precio de energía
Durante las protestas, docenas de funcionarios estadounidenses
y europeos hicieron tours por el Maïdan, llamando a un cambio
de régimen. De acuerdo a la Subsecretaria de Estado para
Europa y Eurasia estadounidense Victoria Nuland, Washington ha
gastado más de 5 mil millones en las décadas posteriores
a la disolución de la URSS para financiar a grupos de oposición
ucranianos.
Descartando por completo a la clase trabajadora, Budraitskis
expone la perspectiva totalmente pesimista de que la victoria
de la extrema derecha era inevitable. Él propone construir
un "Sector de Izquierda"; esto es, una versión
pseudo-izquierdista del pro-nazi Sector de Derecha que trabaje
junto con fuerzas de extrema derecha, como modelo para construir
partidos "izquierdistas" en una época entera.
Él escribe: "Entiendo por completo qué tan
vulnerable pueda parecer mi razonamiento, pero aún siento
que esta conversación -sobre la posibilidad de un "Sector
de Izquierda" y su lucha por la hegemonía en las protestas-
es importante no sólo en el contexto ucraniano, sino también
en el futuro, en el cual confrontaremos similares (por no decir
peores) circunstancias a cada momento".
El comentario de Budraitskis de que la perspectiva de un "Sector
de Izquierda" es importante en el futuro y más allá
de Ucrania, indica que los partidos de pseudo-izquierda pondrán
en práctica sus argumentos para justificar el trabajo con
fuerzas de extrema derecha en el plano internacional dentro del
período venidero. Dentro de Francia, justificará
la participación del NPA en protestas al lado del neo-fascista
Frente Nacional (FN) -actualmente creciente en las encuestas-,
el cual realiza demandas populistas y organiza protestas por varios
problemas sociales.
La construcción de un "Sector de Izquierda",
Budraitskis escribe, "permitiría la construcción
de fuerzas de izquierda radicales en situaciones post-revolucionarias
-que probablemente vendrán en el futuro cercano- cuando
finalmente el Partido Comunista de Ucrania (KPU) ponga fin a su
ignominiosa existencia. La demanda actual de una prohibición
al KPU (junto con el rusoparlante Partido de Regiones) -un llamado
de los manifestantes que se hace cada vez más grande- está
conectada no sólo con la tradición anti-comunista,
sino con el programa político del KPU, el cual ha vinculado
su destino inextricablemente con el clan oligárquico y
el reaccionario lobby pro-ruso".
La convocatoria de Budraitskis por la destrucción del
KPU luego de las victorias de las protestas es alarmante. Budraitskis
no envisiona la caída del KPU como la caída de un
partido estalinista con una perspectiva pro-capitalista y en bancarrota
en medio del surgimiento revolucionario de la clase trabajadora;
sino como la liquidación de los funcionarios del KPU y
sus votantes a manos de fuerzas pro-nazi a los cuales la pseudo-izquierda
ahora se orienta. Los comentarios de Svoboda confirman esto.
En el 2010, oficiales de Svoboda postearon el siguiendo comentario
en el foro del sitio web del partido: "Para crear una Ucrania
verdaderamente ucraniana en las ciudades del Este y el Sur...
tendremos que cancelar el parlamentarismo, ilegalizar todos los
partidos políticos, nacionalizar la completa industria,
todos los medios, prohibir la importación de cualquier
literatura a Ucrania desde Rusia... reemplazar a los líderes
del servicio civil, la administración de la educación,
el ejército (especialmente en el este), liquidar físicamente
a todos los intelectuales rusoparlantes y a todos los ucranófobos
(rápido, sin un juicio; registrar a todos los ucranófobos
puede ser hecho por cualquier miembro de Svoboda), ejecutar a
todos los miembros de los partidos políticos anti-ucranianos".
La posterior victoria de las protestas en Maïdan ha conducido
a varios asaltos a funcionarios en Kiev y en el pro-ruso este
ucraniano por parte de matones de Svoboda y del Sector de Derecha;
el caso más infame siendo la paliza y renuncia forzada
del Presidente de la Televisión Nacional ucraniana Aleksandr
Panteleymonov a manos del parlamentario de Svoboda Igor Miroshnichenko,
el subdirector del comité de libertad de expresión
del nuevo régimen.
El NPA y sus aliados han continuado su apoyo a al régimen
de extrema derecha en Ucrania cuando buscaba, con el apoyo de
Washington y la UE, avivar una confrontación militar con
el Kremlin por Crimea. Este es el contenido de una declaración
del 7 de Marzo de su grupo de Oposición de Izquierda ucraniano,
titulado "Ucrania será salvado de la intervención
por medio de la solidaridad".
Si bien hace una serie de críticas pro forma hacia el
nacionalismo ucraniano, el documento se alinea directamente hacia
las fuerzas de ultra-derecha que dirigen el régimen de
Kiev, y sus apoyadores imperialistas. Denunciando la "agresión
rusa", apoya inequívocamente al régimen fascista
al escribir "Nuestro gobierno ha sido legitimado por la amenaza
de una intervención extranjera".
Después de exigir el "retiro" de las fuerzas
rusas, advierte a las áreas de mayoría rusa en Ucrania
de que no resistan al régimen de Kiev: "Trabajadores
del Este y del Sur... deben entender que el inflamar conflictos
simplemente aleja las posibilidades de las mejoras".
Incluso propone el aumentar las tropas de forma internacional
para apoyar al régimen de Kiev y ayudar a convencer al
ejército ucraniano de las posiciones de los manifestantes
del Maïdan y prepararse para la guerra con Rusia.
Haciendo un llamado a los rusos y a los ucranianos rusoparlantes
de "sabotear la movilización y movimiento de los ejércitos
de ocupación", la declaración lee: "Es
necesario crear brigadas internacionales para mantener el orden
legal, para oponerse a chauvinismos mutuos, para defender instalaciones
estratégicas, para conducir la propaganda entre tropas,
para oponerse al desarmamiento de ejércitos ucranianos...
¡Organizar destacamentos con aquellos quienes confían,
o quiénes estén preparados a elegir! El ejército
ucraniano debe actuar bajo el control de los ciudadanos."
La decisión del NPA de publicar llamados abogando la
colaboración con fascistas y la adopción formal
de tales posiciones en la declaración del USFI marcan un
hito político. Las crecientes guerras imperialistas y las
crisis sociales han destruido el marco político en los
cuales estos grupos de la pequeña-burguesía fingían
ser de "izquierda" mientras que trabajaban con partidos
burgueses para vincular a la clase trabajadora con el capitalismo.
Con su aprobación de la colaboración con grupos
fascistas, la máscara de estos partidos ha caído,
revelando su naturaleza de derecha subyacente.
La evolución del NPA -fundada hace cinco años
con el objetivo de separarse de cualquier asociación simbólica
que su predecesor, la Liga Comunista Revolucionaria (LCR), tuviese
con el trotskismo y el socialismo- ha vindicado la evaluación
que el WSWS hizo en aquel momento. En el 2009, el WSWS escribió:
"El verdadero objetivo de la liquidación propia del
LCR es, en realidad, la herencia política de Trotsky: insistencia
en la completa independencia política de la clase trabajadora,
el internacionalismo revolucionario, y una irreconciliable oposición
con el estado burgués, las burocracias estalinistas y socialdemócratas,
y todas las formas de nacionalismo burgués y radicalismo
pequeño-burgués (...) Su selección del anti-capitalismo
como su ideología guía es, en el contexto de la
política europea y especialmente el de la francesa, un
enorme paso hacia atrás y hacia la derecha, un paso para
tratar de obtener los beneficios políticos más oportunistas
(cheapest coin of the realm). Políticamente indistinto,
acepta todas las formas de descontento social, sin importar su
base de clase o su orientación. El término puede
ser aceptado por amplias secciones de la pequeña-burguesía,
tanto de izquierda como de derecha- desde el anarquismo propuesto
por Pierre-Jospeh Proudhon en el siglo diecinueve a las violentas
protestas derechopopulistas de Pierre Poujade a mitades del siglo
veinte".
Ante los llamados del NPA por una alianza con grupos pro-Nazi,
se puede agregar de que habían elementos incluso dentro
del mismo partido nazi que se designaban a sí mismos como
anti-capitalistas.
El NPA basó sus reaccionarias políticas en una
perspectiva anti-marxista y subjetiva de la historia, la cual
fue resumida por su líder, Alan Krivine, en un ensayo titulado:
"El Nuevo Partido Anticapitalista".
Haciendo un llamado por una organización capaz de construir
"frentes unidos" con grupos feministas, ecológicos,
sindicales y de pseudo-izquierda, él escribió: "A
diferencia del LCR, sin embargo, el NPA no resuelve estos problemas,
deja abiertos para futuras conferencias, por ejemplo, todos los
debates estratégicos sobre la toma de poder, las demandas
transicionales, el poder dual, etc. No afirma ser trotskista como
tal, sino considera al trotskismo como uno de los contribuyentes,
entre otros, al movimiento revolucionario. Reacios para llegar
a una política por el espejo retrovisor -como tuvimos que
hacerlo bajo el Estalinismo-, el NPA no tiene alguna posición
en lo que fue la Unión Soviética, el Estalinismo,
etc. La política está basado en un acuerdo del análisis
del período y en las tareas.
La orientación del NPA hacia los fascistas ucranianos
remarca el contenido reaccionario de esta perspectiva salvajemente
pragmática y anti-marxista, disfrazada como una filosofía
tolerante hacia la amplia unidad. Al descartar a la URSS, la lucha
de Trotsky por el socialismo en contra del estalinismo, y todas
las luchas de clase en el siglo veinte, la NPA ha eliminado todos
los obstáculos políticos para crear las alianzas
que el imperialismo y la propia base social pequeño burguesa
del NPA puedan requerir. Puede crear "frentes unidos"
no sólo con otras fuerzas pseudo-izquierdistas y estalinistas
que apoyaron a la restauración del capitalismo en la URSS,
sino con la CIA, Al Qaeda y partidos fascistas.
Basado en un estrecho y ahistórico "acuerdo sobre
el análisis del período y en las tareas". el
NPA ha colaborado con el fascismo ucraniano, la UE, y Washington-
con quienes acuerda sobre la existencia de una crisis en Ucrania
y en la tarea de derrocar a Yanukóvich.
Este alineamiento refleja no sólo su apoyo por la intriga
imperialista, sino su respuesta reaccionaria a las crecientes
tensiones de clase y crisis políticas del capitalismo europeo.
En país tras país en Europa, los partidos social-demócratas
están colapsando, desacreditados por sus políticas
de austeridad impuestas luego del colapso de Wall Street en el
2008. PASOK de Grecia, el cual llevó a cabo los recortes
sociales más salvajes, ha pasado de ser el gobernante partido
burgués de "izquierda" en Grecia a ser un partido
minoritario que llega al 10 por ciento en las encuestas y trabaja
en un gobierno de coalición con los conservadores.
En Francia, el NPA está asombrado de los ratings de
desaprobación del presidente François Hollande del
Partido Socialista (PS). El NPA apoyó a Hollande en las
elecciones presidenciales del 2012, admitiendo de manera cínica
que implementaría recortes sociales y ejecutaría
políticas de libre mercado. Ahora, contempla cuidadosamente
el ascenso del neo-fascista Frente Nacional (FN) de Marine Le
Pen -el cual toma la postura de ser el único partido de
oposición de Francia, apoyándose de la desilusión
popular con el NPA y otros grupos pseudo-izquierdistas- y calcula
su impacto en el futuro del NPA.
François Sabado del NPA, en su "Reporte en la Situación
Internacional" del pasado julio, admite que la sólida
fe de su partido en la durabilidad de la burguesía de "izquierda"
ha sido estremecida.
Él escribe: "En Francia, la crisis moral y política
es enorme. Las políticas del Partido Socialista están
siendo abrumadoramente rechazadas. Pensamos que el destino de
PASOK en Grecia -un colapso total- era una particularidad griega
y la social democracia podía ser debilitada pero no a tal
punto. Cuando analizamos las recientes elecciones en Francia,
no podemos descartar a este tipo de colapso para el PS".
Para un partido corrupto y pequeño-burgués como
el NPA, la posibilidad de que el PS colapse no ofrece la posibilidad
de construir un partido revolucionario de masas en la clase trabajadora,
a la cual es irreconciliablemente hostil. En vez de ello, se encuentra
amenazado por la perdida de posiciones de privilegios y del prestigio
que el NPA ha disfrutado por décadas.
El PS ha supervisado un clima político que ha reprimido
las luchas revolucionarias de la clase trabajadora y garantizado
la sinecura de la burocracia sindical -financiada por corporaciones-
junto con lucrativas subvenciones académicas y acceso a
los medios otorgados a líderes del NPA. Mientras crece
la influencia del FN dentro de la burguesía, el NPA -por
medio de su política ucraniana- está sondeando cómo
ver para lidiar con las fuerzas que quizá algún
día sean sus nuevos amos.
Las objeciones por parte del NPA y el USFI de que sus principales
principios le evitarán cualquier asociación con
las fuerzas fascistas son mentiras cínicas. En realidad,
el USFI se jacta de no tener principios. Como deja claro en el
libro Nuevos Partidos de la Izquierda Bertil Videt, cabeza de
la sección danesa del USFI: "No tenemos garantía
de que un partido anti-capitalista no será tentado por
el sabor del poder y abandonará sus principales principios,
como lo hizo el partido italiano Refundación Comunista,
el cual apoyó la intervención militar italiana en
Afganistán y las bases estadounidenses en Italia".
Con estas reaccionarias declaraciones y su apoyo por los fascistas
ucranianos, el USFI indica a la burguesía que, a cambio
del soborno adecuado, llevará a cabo cualquier crimen contra
la clase trabajadora, sin importar cuán vil sea. En las
venideras luchas revolucionarias de la clase trabajadora, funcionará
como un agente de reacción social de extrema derecha.
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