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: Español
WSWS publica entrevistas con hijos de miembros de la Oposición
de Izquierda
Por Fred Williams y Clara Weiss
28 Abril 2014
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El World Socialist Web Site publicará entrevistas
con tres hijos de miembros de la Oposición de Izquierda
Soviética dirigida por Trotsky - Tatiana Smilga, Zorya
Serebryakova y Yuri Primakov - y con Tatiana Isaeva, nieta del
excepcional crítico literario marxista, Alexander Voronsky.
Las entrevistas serán publicadas una cada día durante
los días siguientes.
Los relatos de estas personas -además de ilustrar el
impacto devastador que el estalinismo tuvo en la conciencia histórica
de la sociedad- proporcionan un vínculo fascinante para
uno de los más poderosos y complejos capítulos de
la historia de la clase obrera: la Revolución de Octubre,
el temprano período soviético y la lucha del trotskismo
contra el estalinismo. Las vidas de los entrevistados y su lucha
por la defensa de la verdad histórica sobre Trotsky y la
Oposición de Izquierda dan testimonio del impacto duradero
que la cultura marxista y el trotskismo tuvo en la clase obrera
y los intelectuales de la Unión Soviética, a pesar
del estalinismo y la restauración capitalista.
Cuando eran jóvenes, los padres de Tatiana Smilga, Zorya
Serebryakova y Yuri Primakov - Ivar Smilga, Leonid Serebryakov
y Vitali Primakov - así como Alexander Voronsky jugaron
un papel importante en la revolución de Octubre de 1917
y la guerra civil que le siguió. Habiéndose unido
a los bolcheviques en su juventud, fueron educados en la lucha
de Lenín para construir un partido revolucionario independiente
de la clase obrera. Formaron parte de toda una generación
de revolucionarios que, sobre la base de las experiencias de las
luchas revolucionarias de la clase obrera en 1905 y la catástrofe
de la Primera Guerra Mundial, tomaron la decisión de dedicar
su vida a la lucha por una sociedad socialista.
La Revolución de Octubre fue un gigantesco salto hacia
adelante en la lucha por una sociedad socialista y abrió
un período histórico de luchas revolucionarias de
la clase obrera internacional. Así como el Comité
Internacional de la Cuarta Internacional (CICI) enfatizó
las consecuencias de la caída de la URSS, la toma del poder
por el proletariado ruso, bajo la dirección del Partido
Bolchevique había representado "... la culminación
positiva de la lucha de clases como un proceso histórico
objetivo y el desarrollo político del movimiento obrero
internacional. A pesar de las vicisitudes de la lucha de clases,
los últimos 70 años antes de 1917 se había
registrado un desarrollo sorprendente y sin precedentes históricos
en la conciencia política de las masas". [1]
El movimiento trotskista luchó para preservar esta tradición
marxista y la conciencia en la clase obrera bajo condiciones de
una creciente presión del imperialismo contra la URSS aislada
y el inicio de la degeneración burocrática del estado
obrero. Fundada en octubre de 1923 por León Trotsky, quien,
junto con Lenín, había sido el principal líder
de la Revolución de Octubre, la Oposición de Izquierda
se vio obligada a luchar en las próximas décadas
para reformar el Partido Comunista soviético y reorientarlo
hacia el programa del internacionalismo proletario en que la Revolución
de Octubre se había basado. Serebryakov, Smilga, Voronsky
y Primakov iban a desempeñar un papel primordial en la
oposición de izquierda durante la década de 1920.
El inesperado retraso de la revolución mundial en 1917-1922
llegó a ejercer sobre el nuevo estado obrero una tremenda
presión económica y política. Para el final
de la Guerra Civil en 1922, las tareas que enfrentaba el régimen
soviético en ciernes eran de enormes proporciones: la economía
había colapsado a niveles aproximadamente a 20 por ciento
de la anterior a la guerra de 1913, el hambre se había
apoderado de muchas partes del país, y la rebelión
en Kronstadt en 1921 había revelado el malestar significativo
entre los campesinos e incluso sectores de la clase obrera que
había dado el apoyo principal a la Revolución. La
Nueva Política Económica (NEP, siglas en inglés)
que se introdujo en 1921 permitió la restauración
parcial del capitalismo, manteniendo las palancas fundamentales
de la economía en manos del estado obrero. Dentro de los
dos años de la NEP, la alianza entre la ciudad y el campo
empezó a ser amenazada por los claros síntomas de
una crisis económica emergente, que tomó la forma
de un aumento desproporcionado de los precios industriales acompañado
de un colapso de los precios agrícolas.
Las tensiones económicas fueron acompañadas por
violaciones cada vez más frecuentes de la democracia interna
dentro del partido en el poder; un burocratismo creciente que
reflejaba una creciente división entre las altas esferas
del partido y las grandes masas, especialmente la juventud de
la clase trabajadora; y un naciente sistema de privilegios en
los sectores del partido que se estaban volviendo indiferentes
a la pobreza de gran parte de la población.
La formación de la Oposición de Izquierda estaba
estrechamente vinculada a los desarrollos de Alemania en 1923,
donde la ausencia de una dirección revolucionaria capaz
de tomar el poder, debido en gran parte a la línea impuesta
por la Internacional Comunista, dio lugar a una insurrección
abortada en octubre. El retraso de la revolución en Alemania,
en la que amplias capas de obreros soviéticos habían
puesto todas sus esperanzas de poner fin al aislamiento internacional
del joven estado obrero, causó una desmoralización
generalizada en la clase obrera.
Al mismo tiempo, la salud de Lenín se encontraba en
un estado precario. Nadie estaba seguro si podría recuperarse
de los infartos cerebrales sufridos en 1922 y 1923, ni tampoco
era claro quién asumiría su papel de liderazgo en
el partido si él moría. En enero de 1924, los ataques
contra Trotsky se volvieron más intensos en el 13 º
Congreso del partido. Luego Lenín murió el 21 de
enero, sumiendo a la nación en luto.
A lo largo de los próximos meses, la facción
de Stalin no lanzó un claro ataque frontal contra Trotsky
y sus partidarios en la Oposición de Izquierda. Sin embargo,
el carácter del Partido Bolchevique fue cambiado de manera
significativa, cuando se abrieron las puertas durante la "inscripción
Lenín": cientos de miles de nuevos miembros fueron
admitidos, muchos de los cuales estaban alejados de las tradiciones
revolucionarias del Partido Bolchevique y un número significativo
de los cuales eran arribistas profesionales que no tenían
nada que ver con el marxismo. Estas nuevas fuerzas pronto serían
utilizadas para sofocar a la oposición de izquierda en
luchas internas del partido.
En el verano de 1924, el V Congreso de la Internacional Comunista
discutió el fracaso de la revolución en Alemania.
Claramente afectado por los resultados de este debate, en septiembre
Trotsky escribió Lecciones de Octubre como un prólogo
a su volumen de escritos de 1917. En él, criticó
al ala derecha que había surgido en 1917 en el Partido
bolchevique y que se opuso a la insurrección de octubre,
una derecha que no sólo incluía a Zinoviev y a Kamenev,
sino también a Stalin, Molotov y Nogin, y que también
fue en gran parte responsable de la línea del Comintern
en Alemania en 1923. Pronto siguieron ataques vituperantes en
la llamada "Discusión Literaria", con Stalin,
Zinoviev, Kamenev, Bujarin y otros más quienes escribieron
descaradamente falsas denuncias de la historia de Trotsky en el
partido, su papel en la revolución de octubre, y hasta
su reciente papel como líder del Ejército Rojo durante
la Guerra Civil.
El objetivo central de los ataques fue la perspectiva internacionalista
del marxismo, tal como se resume en la teoría de la revolución
permanente de Trotsky. En el análisis de las fuerzas motrices
de la revolución de 1905 en Rusia, Trotsky había
establecido que, mientras la revolución socialista bien
podría comenzar en un país relativamente atrasado
como Rusia, su existencia misma dependería de la extensión
de la revolución a por lo menos varios de los países
capitalistas avanzados de Europa. Fue esta perspectiva la que
había formado la base programática de la Revolución
de Octubre y orientaría las políticas del gobierno
Bolchevique y la Internacional Comunista bajo el mando de Lenín.
En agosto de 1924, Stalin declaró que el socialismo
podía construirse en un solo país, una visión
nacionalista que rechaza los principios internacionalistas del
bolchevismo. Como un programa político, la teoría
del "socialismo en un solo país" dio expresión
a los intereses sociales de la burocracia. Habiendo surgido sobre
la base de las relaciones de propiedad establecidas por la revolución
de octubre en medio de condiciones de aislamiento internacional
de la relativamente atrasada Unión Soviética, los
enormes privilegios sociales de la burocracia los puso en conflicto
con la clase obrera y el programa internacionalista de octubre.
La reorientación del partido a lo largo de la línea
nacionalista de construir el "socialismo en un solo país"
eventualmente requeriría la destrucción de la oposición
de izquierda y de casi todos los dirigentes de la Revolución
de Octubre.
El proceso fue largo, pero gradualmente asumió formas
más represivas. A mediados de los años 1920, muchos
de los partidarios de Trotsky, como Rakovsky, Joffe y Serebryakov,
fueron reasignados a lugares remotos, incluso embajadas extranjeras,
por el Orgburó encabezado por Stalin. Otros fueron claramente
degradados, incluido Trotsky, quien fue forzado a salir como comisario
del ejército y la marina del pueblo. Secretarios del Partido
que habían mostrado simpatía hacia la Oposición
de Izquierda fueron sustituidos, los trabajadores fueron despedidos
de las fábricas; líderes militares estaban dispersos,
incluyendo Antonov-Ovseenko, Muralov y Primakov, los editores
fueron removidos de sus periódicos y revistas, incluyendo
Voronsky, Preobrazhensky, Sosnovsky y Vilensky-Sibiriakov; estudiantes
fueron expulsados de las universidades. La historia del Partido
comenzó a ser reescrita por personas que no habían
jugado un papel en la revolución o la guerra civil, o habían
estado en el lado opuesto en cada uno.
A finales de 1925, la fracción de Stalin-Zinoviev-Kamenev
se desintegró. Aunque las diferencias fundamentales se
mantuvieron, la Oposición de Izquierda concluyó
en abril que Zinoviev y Kamenev estaban reflejando la presión
de la clase obrera en Petrogrado (ahora rebautizada Leningrado)
y Moscú, donde ellos lideraban los respectivos comités
del partido, y pasó a formar la Oposición Unificada
en abril de 1926.
El aislamiento político de la Oposición de Izquierda
fue incrementado decisivamente por la derrota de la Huelga General
Británica de 1926 y por la aplastante derrota de la Revolución
China de 1925 a 1927. En esta última, la política
de la subordinación del Partido Comunista de China a un
"bloque de las cuatro clases" fue propuesta por el ex
menchevique, ahora "bolchevique", Martínov, y
promovida por Stalin y Bujarin. En abril de 1927, el Partido Comunista
Chino fue masacrado en Shanghai por el Kuomintang liderado por
Chiang Kai-shek. Stalin-Bujarin-Martinov había insistido
en que el PC chino se sometiera a las exigencias del Kuomintang,
y luego al ala de "izquierda" del Kuomintang, que llevó
a cabo otra masacre de los obreros en Wuhan.
En respuesta a los desastrosos acontecimientos en China, la
Oposición Unificada hizo circular una "Declaración
de la 83" a partir de mayo de 1927 hasta diciembre, cuando
se convocó el XV Congreso del Partido. La lista de los
firmantes es impresionante: incluye más de 3,000 bolcheviques,
muchos de los cuales eran conocidos por su papel en la revolución.
Trotsky estima más tarde que había 10,000-20,000
oposicionistas sólo en Moscú.
La derrota de la revolución china, una confirmación
de manera negativa de la teoría de Trotsky de la revolución
permanente, representó un importante revés para
el desarrollo de la revolución mundial. El desencanto y
desorientación que causó en la clase obrera fueron
utilizados por la facción estalinista en el partido para
expulsar a la Oposición de Izquierda de sus filas en el
XV Congreso del Partido.
La participación en la actividad de oposición
se convirtió en un delito, castigado de acuerdo al artículo
58 del Código Penal. Trotsky fue exiliado, primero a Alma-Ata,
en Asia Central, luego al extranjero en Turquía en 1929.
Sus partidarios estaban esparcidos por las cárceles y lugares
de exilio en la Unión Soviética.
A pesar de las tempranas represiones, no obstante, la oposición
de izquierda mantuvo una fuerza política y cultural importante
en la vida soviética de la década de 1920. Especialmente
entre los jóvenes y los trabajadores que habían
experimentado la Revolución de Octubre y la Guerra Civil
y el internacionalismo de este primer período, la oposición
tuvo un apoyo sustancial. Muchos de los líderes más
respetados de la Revolución de Octubre - entre ellos Antonov-Ovseenko,
Joffe, Muralov, Smilga, Sosnovsky, Serebryakov, I.N. Smirnov,
Preobrazhensky, Primakov, Ter-Vaganian, Voronsky, y sobre todo,
León Trotsky, eran conocidos por ser oposicionistas de
izquierda.
Las principales figuras de la vida cultural, como los escritores
Boris Pilniak e Isaac Babel; el director de teatro Vsevolod Meyerhold;
el cineasta Sergei Eisenstein; los jóvenes futuros escritores
Anatoly Rybakov, Lev Kopelev y Varlam Shalamov, así como
varios jóvenes filósofos marxistas como Maksim Shirvindt,
Olga Tankhilevich, Izrail Agol y Nikolai Karev simpatizaban con
o eran miembros de la Oposición de Izquierda. Esto es,
sólo para nombrar a unos cuantos.
Cuando Stalin hizo su "giro a la izquierda" hacia
la colectivización completa y la rápida industrialización
de 1928-1929, muchos oposicionistas capitularon y buscaron la
readmisión al partido. Trotsky fue implacable en su crítica
a los antiguos partidarios que habían abandonado sus principios
y reemplazándolos con "construir el socialismo en
un solo país". Algunos de ellos, como Radek, se convirtieron
en sus opositores abiertos, mientras que otros, como Voronsky
y Serebryakov, cayeron en silencio y trataron de encontrar un
modus vivendi con el régimen estalinista. Algunos fueron
readmitidos en el partido, pero desempeñaron un papel relativamente
menor en la vida política. Los que eran escritores a menudo
se enfocaron en siglo XIX, evitando con asiduidad la política
contemporánea.
En la década de 1930 resurgieron luchas de la clase
obrera en Europa Occidental y también hubo un aumento de
las tensiones sociales y el descontento político en la
Unión Soviética. La llegada al poder de Hitler en
Alemania representó un punto de inflexión histórico:
con su línea de ultra-izquierda y la negativa a luchar
por un frente único formado por los obreros socialdemócratas
y comunistas contra el fascismo, el Comintern llevó la
principal responsabilidad política de esta derrota catastrófica
de la clase obrera alemana.
A partir de esta derrota y la ausencia de todo debate crítico
dentro de la Internacional Comunista de su anterior línea,
León Trotsky llegó a la conclusión de que
la Tercera Internacional había degenerado de una organización
internacionalista establecida para luchar por los intereses de
la revolución mundial en un instrumento de la burocracia
estalinista para preservar sus privilegios sociales socavando
las revoluciones en el extranjero. Como agencia del imperialismo
en el estado obrero, la burocracia tendría que ser derrocada
por una revolución política que restauraría
el poder a la clase obrera, mientras que al mismo tiempo preservaría
las fundaciones sociales logrados en octubre. La lucha por el
liderazgo marxista en la clase trabajadora requeriría de
la construcción de la Cuarta Internacional.
El papel contrarrevolucionario del estalinismo se expresó
más claramente en el asesinato en masa de los trotskistas
y comunistas a nivel internacional en la década de 1930.
El asesinato de un destacado miembro del partido, Sergei Kirov
el 1ro de diciembre de 1934 fue utilizado por Stalin como pretexto
para iniciar la detención de la mayoría de los antiguos
opositores, acusándolos de responsabilidad política
por el asesinato. En agosto de 1936, se inició una serie
de juicios en los que los antiguos dirigentes de la Revolución
de Octubre fueron acusados de espionaje, sabotaje y conspiración,
en alianza con la Alemania nazi y la Italia fascista, para restaurar
el capitalismo y desmembrar la Unión Soviética.
La Comisión Dewey, una comisión imparcial establecida
en abril de 1937, encontró los Juicios de Moscú
de ser "montajes" y declaró a León Trotsky
y su hijo León Sedov, los principales acusados en el juicio,
"no culpables".
Ante la víspera de una nueva guerra mundial y en condiciones
de una crisis sin precedentes hasta entonces vista del sistema
capitalista mundial, el terror desencadenado por Stalin contra
los trabajadores socialistas, los intelectuales y los principales
miembros del partido bolchevique tenía el propósito
principal la prevención del surgimiento de un movimiento
de masas de la clase obrera bajo una dirección trotskista
que podría llevar a la destrucción tanto de la burocracia
estalinista y el capitalismo.
El exiliado Trotsky estaba involucrado en una implacable campaña
para exponer los procesos de Moscú como un una cacería
de brujas y explicar que representaban una feroz reacción
contra el marxismo y la revolución de octubre, y no su
"defensa contra enemigos del pueblo", como los estalinistas
y sus apologistas burgueses afirmaban. Resumiendo los intereses
sociales y políticos detrás de la masacre de la
burocracia de los revolucionarios, Trotsky escribió en
1938:
"En la lucha por el poder y la riqueza, la burocracia
se ve obligado a cortar y aplastar a aquellos grupos que están
conectados con el pasado, que conocen y recuerdan el programa
de la Revolución de Octubre, que se dedican sinceramente
a las tareas del socialismo. El exterminio de los viejos bolcheviques
y de los elementos socialistas de las generaciones intermedias
y más jóvenes es un eslabón necesario en
la reacción anti-Octubre". [2]
Toda una generación de trabajadores socialistas fue
asesinada. Fueron encarcelados, torturados y asesinados miles
de destacados escritores, científicos, filósofos,
arquitectos, directores y músicos. Fueron purgados casi
todos los miembros de la Internacional Comunista. Prácticamente
fue decapitado todo los cuadros de los partidos comunistas de
Polonia, Lituania, Letonia y Yugoslavia. Miles de comunistas de
Alemania y Hungría, que habían huido del fascismo
fueron asesinados por Stalin en la Unión Soviética.
Mientras que las ejecuciones masivas se llevaban a cabo en
la Unión Soviética, muchos miles más de comunistas
eran asesinados por la GPU estalinista en la Guerra Civil española.
La cúspide del terror llegó en agosto de 1940 con
el asesinato de León Trotsky en México por el agente
estalinista Ramón Mercader. Por lo tanto, muchos más
comunistas y líderes revolucionarios fueron asesinados
por Stalin que por cualquier otro régimen fascista.
Luego, entre 1941 y 1945, la Segunda Guerra Mundial arrasó
con cerca de 27 millones de ciudadanos soviéticos, entre
ellos muchos de la generación de jóvenes que habían
nacido y crecido después de octubre de 1917. La destrucción
de enteras generaciones de trabajadores marxistas y trotskistas
demostró ser vital para la re-estabilización del
capitalismo después del final de la guerra mundial, cuando
millones de trabajadores a nivel internacional fueron atraídos
de nuevo a las luchas revolucionarias sólo para ser traicionados
por sus direcciones estalinistas.
La liquidación de los trotskistas en todo el mundo por
el estalinismo, asistido por el fascismo, causó un retroceso
en la conciencia política de la clase obrera, cuyo impacto
se dejaría sentir en las generaciones venideras. Incluso
hoy en día, los nombres de las figuras culturales y políticos
más destacados que hicieron profundas contribuciones a
la educación marxista de la clase obrera a nivel internacional
en este período siguen siendo, en su mayor parte, desconocidas.
En la conciencia de millones, el socialismo y el marxismo siguen
falsamente asociados con las políticas contrarrevolucionarias
del estalinismo y el terror en la URSS.
Sin embargo, mientras el estalinismo causó terribles
daños a la conciencia de la clase obrera a nivel internacional,
mostró ser incapaz de destruir el movimiento trotskista
internacional. La tradición marxista que se había
formado a partir de la Revolución de Octubre, la lucha
del trotskismo contra el estalinismo y toda forma de oportunismo
pequeñoburgués, continuaron llevándose aún
a un nivel superior por el movimiento trotskista internacional
durante todo el período posterior a la guerra y después
del colapso de la URSS. Como Trotsky señaló ante
la Comisión Dewey cuando se le preguntó si él
sacó conclusiones pesimistas de los juicios de Moscú:
"No, no veo ningún motivo para el pesimismo. Hay
que tomar la historia como es. La humanidad se mueve como algunos
peregrinos: dos pasos adelante y uno atrás. Durante el
movimiento hacia atrás, para los escépticos y pesimistas
todo está perdido. Nada se pierde. La humanidad ha evolucionado
del simio al Comintern. Y resurgirá del Comintern hacia
el verdadero socialismo. La sentencia de la comisión demuestra
una vez más que una idea correcta es más fuerte
que la policía más poderosa. En esta convicción
se encuentra el fundamento indestructible del optimismo revolucionario".
[3]
Tatiana Smilga, Zorya Serebryakova y Yuri Primakov nacieron
todos poco después de la Revolución de Octubre.
Sólo eran niños cuando vivieron bajo la vibrante
vida política y cultural de los veinte y fueron introducidos
hacia algunos de los más excepcionales hombres que la historia
haya producido. Aún así, recuerdan a este período
-contradictorio como es- como el más estimulante de sus
vidas enteras.
Tatiana Isaeva, que nació después de la Segunda
Guerra Mundial y que nunca llegó a conocer a su abuelo,
Aleksandr Voronsky, está separada por una distancia aún
mayor en términos de tiempo de la Revolución de
Octubre y la Oposición de Izquierda. Sin embargo, ella
ha dedicado su energía a restablecer la verdad histórica
sobre su abuelo, sus padres y muchas otras víctimas del
terror.
Todas sus vidas se vieron ocultadas por el estalinismo, tanto
en un sentido personal y política, como fueron los de millones
y millones de obreros e intelectuales. En la Unión Soviética,
la burocracia, en su mayoría de "reclutas de 1937"
que habían llegado a la cima con el asesinato de miles
de revolucionarios, llevaron a cabo una implacable campaña
de falsificar la historia de la Revolución de Octubre,
el marxismo, y sobre todo, el histórico papel y la perspectiva
de León Trotsky.
En 1949, Stalin llevó a cabo una nueva ola de represión
en una campaña abiertamente antisemita llamada "anti-cosmopolita".
Muchos hijos de antiguos opositores fueron detenidos de nuevo,
sólo para ser liberado bajo el "deshielo de Kruschev"
en 1956. Este período de parcial desestalinización,
a la que la burocracia se había sentido obligada debido
a su profunda crisis económica y política, condujo
también a la rehabilitación póstuma de algunos,
pero no todos, de los antiguos oposicionistas. La sola mención
del nombre de León Trotsky era un tabú casi hasta
el colapso de la Unión Soviética en 1991.
La próxima ronda de rehabilitaciones vendría
sólo bajo Perestroika, en particular en los últimos
años de existencia de la Unión Soviética,
desde 1988 hasta 1991. Estas rehabilitaciones procedieron a lo
largo de dos líneas: el partido y la legalidad. Por lo
tanto, el Tribunal Supremo podría declarar que la víctima
dada no había llevado a cabo un crimen como un "enemigo
del pueblo", pero el Partido Comunista no podría restaurar
la afiliación al partido de la víctima (que traería
importantes beneficios a las familiares sobrevivientes).
Trotsky nunca fue rehabilitado a lo largo de cualquiera de
estas líneas durante la existencia de la Unión Soviética.
Hay indicios de que, bajo el régimen de Yeltsin en 1992,
fue absuelto de dos cargos criminales de actividad antisoviética
(por las que había sido exiliado en 1929 y despojado de
su ciudadanía soviética en 1932), pero nunca rehabilitado
por el ahora extinto Partido Comunista de la Unión Soviética.
Desde el colapso de la Unión Soviética, en medio
de un sorprendente aumento de la desigualdad social y una escalada
de guerras imperialistas, la oligarquía rusa y sus homólogos
internacionales han empleado todo un ejército de académicos
para falsificar la historia de la Revolución de Octubre
y de la Unión Soviética, justificar el estalinismo,
y atacar la vida y obra de León Trotsky. En esta campaña,
se basan, sobre todo, en las falsificaciones históricas
de la burocracia estalinista y el enorme daño político
que le hizo a la conciencia histórica de la clase obrera.
En estas condiciones, es de gran importancia política
el hecho de que, a pesar de la enorme presión política
y personal que estaban bajo, tanto en la Unión Soviética
como después, Tatiana Smilga, Zorya Serebryakova, Yuri
Primakov y Tatiana Isaeva han dedicado su vida a la restauración
de la verdad histórica acerca de sus familias, y con ello,
el trotskismo. Al igual que Nadezhda Joffe, la hija del oposicionista
de izquierda Adolph Joffe, y, lo más importante, el sociólogo
Vadim Rogovin, cuya historia monumental de siete volúmenes
de la Oposición de Izquierda sigue siendo una de las más
importantes contribuciones a la historiografía soviética
en las últimas décadas, estos cuatro descendientes
de opositores de izquierda se encuentran entre aquellos que han
resistido este asalto implacable en la conciencia histórica
de la clase obrera durante un período histórico
prolongado.
Esto no fue simplemente una decisión personal que hicieron.
Aunque su punto de vista es en gran medida personal, su coraje
y resistencia en esta difícil lucha por la verdad expresan
una profunda conciencia de la importancia objetiva que esta historia
tiene para la sociedad y el futuro de la humanidad. Con su lucha
han hecho una importante contribución a la reactivación
y profundización de la conciencia histórica de la
clase obrera.
Mientras hoy los trabajadores entran en un nuevo período
internacional de levantamientos revolucionarios, un siglo después
del comienzo de la Primera Guerra Mundial y más de dos
décadas después del colapso de la URSS, esta historia
de hecho adquiere una importancia extraordinaria. La continuidad
de la historia de la Oposición de Izquierda y su lucha
contra el estalinismo se encarna en el Comité Internacional
de la Cuarta Internacional. Esta es una parte esencial de la historia
de la clase obrera que los trabajadores y la juventud deben y
asimilarán en su lucha por el socialismo.
Notas
1. David North: "Después del colapso de la URSS:
la lucha por el marxismo y las tareas de la Cuarta Internacional,"
Informe a la 12 ª Sesión Plenaria del CICI, 11 de
marzo de 1992; en: Cuarta Internacional, vol. 19 N º 1 (Otoño-Invierno
1992), p. 68.
2. "Oppozitsii Biulleten '", 1938, N º 66-67,
p. 21 (LD Trotsky: "¿El gobierno soviético
todavía siguen los principios adoptados hace veinte años?"),
Traducción citado de Vadim Z. Rogovin: Terror de 1937-1938
de Stalin. El genocidio político en la URSS, Mehring Books
2009, p.
3. Oppozitsii Biulleten '", 1938, N º 62-63, pp 1-2
([Ningún autor indicado] "Veredicto de la Comisión
Internacional de los procesos de Moscú"), traducción
citado de Vadim Z. Rogovin: Terror de 1937 de Stalin -1938. El
genocidio político en la URSS, Mehring Books 2009, p. 345.
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