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Unión Europea: de la comunidad económica a la
alianza belicista
Por Peter Schwarz
22 Abril 2014
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Este artículo de perspectiva política apareció
en inglés el 14 de abril del 2014
Las potencias europeas, lideradas por Alemania, están
en un curso confrontacional con Rusia. Persiguen objetivos políticos
no sólo externos, sino también domésticos.
Instigar esta crisis y confrontación con Moscú
tiene el objetivo de unificar una Unión Europea dividida
y silenciar toda oposición social. Anteriormente, la identidad
de la UE estaba fundada en cuestiones económicas, tales
como la libre circulación del capital y los bienes y una
moneda común. En el futuro, la lucha contra un enemigo
común reemplazará a la economía como la base
de la cohesión interna de la UE.
Un número de editoriales de la prensa alemana dan cuenta
de esto. El corresponsal en Bruselas de Der Spiegel, Gregor
Peter Schmitz, escribiendo el 20 de marzo bajo el título
La gran oportunidad europea, estableció, A
pesar de lo triste que pueda ser la crisis en Crimea en muchos
respectos, ésta también ofrece una oportunidad histórica:
unificar más poderosamente a Europa.
El líder del partido verde y ministro del exterior Joschka
Fischer, afirmó aprobatoriamente en un comentario para
el Süddeutsche Zeitung del 30 de marzo, que el conflicto
con Moscú le recordaba a los europeos que la UE no
es meramente una comunidad económica, sino un actor político
cuyos intereses estratégicos habían
resurgido poderosamente.
El presidente del Comité de Asuntos Extranjeros del
Bundestag (parlamento) alemán, Norbert Röttgen, explicó
en el Financial Times del 20 de marzo: Pero este
conflicto no es sólo acerca de Crimea o Ucrania...Si en
el pasado frecuentemente luchamos para poder hablar al unísono,
el conflicto con Rusia está forzando a los europeos a cerrar
filas. Puede devenir el catalizador de una política exterior
y de seguridad común.
Al girar hacia una política exterior agresiva y militarista,
la élite dominante está respondiendo a una profunda
crisis del capitalismo europeo. Todos los intentos de unificar
a Europa económica y socialmente han fracasado. Las medidas
de austeridad con las cuales Bruselas y Berlín respondieron
a la crisis financiera de 2008, han exacerbado los conflictos
entre los miembros de la UE e intensificado ampliamente los antagonismos
clasistas.
Las relaciones sociales están tensadas hasta un punto
de ruptura. Dentro de la UE, oficialmente existen 26 millones
de desempleados, lo que corresponde a una tasa del 11 por ciento.
Existe una pobreza miserable en muchas regiones, especialmente
en los países del Este que fueron incorporados a la UE
hace 10 años, así como también en los países
que han tenido que someterse a los programas de austeridad dictados
por la UE y el Fondo Monetario Internacional. Pero incluso en
la supuestamente rica Alemania, uno de tres empleados se considera
trabaja bajo condiciones precarias y 6 millones dependen de los
beneficios otorgados por el Estado.
Más y más personas comienzan a oponerse a la
UE y la ven por lo que es -una herramienta de los bancos y corporaciones
más poderosos, dirigida contra el pueblo trabajador y que
crea, no las condiciones de una unificación progresista
de Europa, sino una que permite la intensificación de los
conflictos nacionalistas-. Los partidos que se oponen a la UE
se espera tengan una alta votación en las elecciones europeas
del próximo mes.
Bajo estas circunstancias, la propaganda de guerra contra Rusia
sirve para desviar las tensiones internas y proyectarlas hacia
fuera contra un enemigo externo. Esto se aplica especialmente
en Europa del Este, donde políticos corruptos por largo
tiempo han explotado la fobia a los rusos para mantener y asegurar
su dominio.
El gobierno alemán, que por largo tiempo buscó
una relación cooperativa con Moscú, se ha embarcado
ahora en una senda anti-rusa. Considera que una política
agresiva respecto de Rusia es un medio apropiado para aunar firmemente
a la UE y asegurar el dominio alemán en Europa. Está
implementando en la práctica la proclama de Febrero que
establecía el fin de la política de moderación
militar y la adopción de una nueva política
basada en una contribución más temprana, resuelta
y sustancial respecto de la política exterior y de seguridad.
Alemania está preparada a utilizar cualquier medio para
cumplir estos fines. La OTAN ha comenzado a trasladar sus aviones,
barcos y tropas hacia la frontera rusa y empieza ya a realizar
maniobras militares.
En Ucrania, las fuerzas nacionalistas derechistas y fascistas
que llegaron al poder con el apoyo de las potencias occidentales,
han creado una situación tan explosiva, que el más
pequeño incidente puede escalar y convertirse en un conflicto
más amplio o en una guerra. Esforzándose por integrar
a Ucrania en la esfera de influencia de la OTAN y aislar a Rusia,
el gobierno alemán y sus aliados están dispuestos
a consentir el riesgo de una guerra nuclear.
Su intervención en Ucrania tiene un propósito
más. Al colaborar con partidos fascistas y grupos paramilitares,
han creado un precedente para toda Europa.
Por largo tiempo, entre los partidos establecidos la regla
era que (oficialmente al menos), no se colaboraba con los partidos
que defendieron a los nazis y sus crímenes o que propagandizaron
el anti-semitismo. El partido Svoboda claramente cae en esta categoría.
Pero a lo largo de los últimos meses, personeros europeos
y norteamericanos de alto nivel se han reunido con el líder
de Svoboda Oleh Tyahnybok y han colaborado estrechamente con su
organización. Las diatribas anti-semitas de Tyahnybok están
documentadas y pueden ser apreciadas en youtube. El héroe
de Svoboda, Stepan Bandera, fue un colaborador de los nazis, responsable
del asesinato masivo de judíos y comunistas. Bandera permaneció
como un firme defensor de Mussolini hasta su muerte en Munich
en 1959.
Lo que se aplica a Svoboda aún más lo hace respecto
de los grupos milicianos fascistas del Sector Derechista, de cuyos
servicios las potencias occidentales se sirvieron para derrocar
al presidente ucraniano electo Viktor Yanukovych. No sólo
fascistas, sino que también conocidos elementos criminales
pueden ser encontrados en las filas del Sector Derechista.
La cooperación con Svoboda y el Sector Derechista ha
abierto la puerta para la utilización de tales fuerzas
contra la clase obrera en otros países europeos. Los preparativos
en este respecto ya están bien avanzados.
Panayiotis Baltakos, un cercano colaborador del primer ministro
griego Antonis Samaras, tuvo que renunciar algunos días
atrás luego de que emergiera un video mostrando sus estrechas
y amistosas relaciones con la organización fascista Amanecer
Dorado. En Francia, el presidente Hollande ha nombrado a Manuel
Valls como líder del gobierno, en conocimiento de que las
políticas neoliberales y anti-inmigración de Valls
le otorgarán un nuevo impulso al Frente Nacional neo-fascista
de Marine Le Pen. En Hungría, el partido fascista Jobbik
acaba de obtener más de un quinto de los votos, siendo
promovido sistemáticamente por el partido gobernante Fidesz
Los líderes europeos pueden optar por este camino porque
ninguno de los partidos establecidos se les opone. Los partidos
de la izquierda oficial, y los partidos de la pseudo-izquierda
que se encuentran en su órbita, apoyan esta política
belicista y la colaboración con los fascistas ucranianos.
Glorifican el golpe fascista en Kiev como una revolución
democrática y muestran a Rusia como el agresor.
El Partido de Izquierda alemán ha respondido al resurgir
del militarismo alemán apoyando por primera vez el despliegue
de las Bundeswehr (fuerzas armadas) fuera de Alemania, con sus
cinco miembros parlamentarios votando a favor de tal despliegue
en el Mediterráneo.
Aquellos que desean luchar contra el fascismo y la guerra debieran
apoyar al Partido Socialista de la Igualdad (PSG) en Alemania
y al Partido Socialista de la Igualdad en Inglaterra (SEP), los
cuales participan el próximo mes en las elecciones europeas
en función de la unificación de la clase obrera
en contra del militarismo, la austeridad y la amenaza de una dictadura.
El PSG y el SEP rechazan la Unión Europea y luchan por
los Estados Unidos Socialistas de Europa. Solo la unificación
de Europa sobre una base socialista puede evitar que el continente
vuelva a caer en el nacionalismo y la guerra.
Traducción: Manuel Salgado
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