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Huelgas industriales se extienden por Sudáfrica
Por Thomas Gaist
10 Septiembre 2013
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Este artículo apareció originalmente en inglés
en nuestro sitio el 3 de septiembre, 203
Importantes sectores de la clase trabajadora industrial sudafricana
se encuentran en huelga este mismo momento, con la posibilidad
de que nuevas huelgas se inicien en los próximos días
y siguientes semanas.
90,000 trabajadores del sector construcción estuvieron
en huelga desde la semana pasada hasta el lunes. Y 72,000 trabajadores
de estaciones petrolíferas y concesionarios de coches ahora
se preparan para irse en huelga el 9 de septiembre. Técnicos
de South African Airways [Aerolíneas Sudafricanas]
también comenzaron una huelga el lunes pasado.
De acuerdo a varios informes de los medios de prensa, mineros
de oro sudafricanos afiliados con el Sindicato de Trabajadores
Mineros Nacionales (STMN) y el Sindicato de Asociación
de Trabajadores Mineros y de Construcción (SATMC)
están listos para declararse en huelga esta semana. Los
lugares manejados por AngloGold Ashanti, Gold Fields y Harmony
probablemente serán los más afectados por estas
acciones. Si se toma en cuenta las acciones venideras por parte
de los sectores de textiles, petrolíferos y mineros, de
acuerdo a Reuters más de 200,000 trabajadores sudafricanos
adicionales pueden entrar en huelga para esta fecha la próxima
semana.
Aunque e el sector minero haya sido el centro del levantamiento
laboral el año pasado, las acciones principales ahora provienen
de otros sectores. Hace dos semanas, decenas de miles de trabajadores
de la manufactura automotriz sudafricana abandonaron sus herramientas,
paralizando así a todas las plantas automotrices en Pretoria,
Port Elizabeth, Durban y East London.
De acuerdo a Reuters, la huelga automotriz cuesta $60
millones por día y afecta las operaciones de las grandes
firmas, tales como Toyota, Ford y BMW. Las exigencias de
los trabajadores automotrices incluyen un incremento de salario
en el 14 por ciento y un subsidio a la vivienda equivalente a
$70 dólares. Los patrones originalmente ofrecieron un incremento
de salario porcentual entre el 6 y el 8 por ciento. La semana
pasada, los trabajadores automotrices rechazaron una nueva oferta
que incluía un incremento de sueldo en el10 por ciento.
El año pasado vio una fuerte agudización de las
tensiones entre las clases sociales del país, con violentas
confrontaciones entre trabajadores-quienes lanzaron repetidas
y sostenidas huelgas ilegales-y las fuerzas de seguridad del estado
apoyadas por los sindicatos y el Congreso Nacional Africano (CNA).
Tan sólo en el sector minero, más de 60 fueron
asesinados durante el año pasado como resultado de semejantes
enfrentamientos, entre estos la masacre de 34 mineros sudafricanos
por las fuerzas de seguridad durante la huelga minera en Marikana
el 1ro. de agosto, 2012. La masacre de los trabajadores fue apoyada
por el CNA y la federación sindical del CSS, la cual incluye
al SNTM.
A la intensificación de las luchas de clase en Sudáfrica
la nutren los ataques salvajes que las empresas han lanzado contra
la clase trabajadora. Éstas tratan de reducir los costos
mediante despidos en masa. Anglo American Platinum busca
la manera de imponer 3,300 despidos el próximo mes y ha
amenazado con cerrar cierta cantidad de operaciones en Sudáfrica,
alegando que ya no son rentables.
Los sindicatos sudafricanos colaboran con los patronos empresariales
para disipar la oposición y contener las luchas que surgen
de la clase trabajadora. Los sindicatos esperan que las huelgas
desahoguen a los trabajadores, mientras que al mismo tiempo evitan
que sus luchas se conviertan en conflictos políticos contra
el gobierno del CNA.
El lunes, en una entrevista con Reuters, Joseph Mathunjwa,
presidente de SATMC, sindicato que se ha presentado a sí
mismo como el más radical de todos, ha reconocido abiertamente
que los sindicatos buscan generar condiciones más favorables
para las negociaciones con las compañías. "No
estamos tras una huelga, estamos siendo empujados hacia una esquina",
se quejó.
El comentario de Mathunjwa deja claro que el objetivo principal
de las amenazas de huelga es mejorar el balance de fuerzas entre
los sindicatos y los jefes mineros, sin tener que recurrir a la
acción huelguística si es posible.
El portavoz del Sindicato Nacional de Trabajadores Metalúrgico,
Castro Ngobese, trató de asegurarle a los patronos que
su sindicato es compañero confiable de la capital sudafricana.
"No somos un sindicato aficionado a las huelgas. Apoyamos
el proceso de negociaciones constructivas". Al hablar de
"negociaciones constructivas", Ngobese en realidad significa
conspiraciones con la élite gobernante sudafricana contra
la clase trabajadora.
En un artículo del lunes, titulado "Sindicatos
mineros, jefes en guerras de palabras ante la huelga de oro de
Sudáfrica", Reuters plantea la afirmación,
repetida sin cesar en los medios de prensa, que las huelgas ilegales
habían sido producidas por "disputas entre el SNTM
y el AMCU".
La función de esta explicación tiene como función
enmascarar las verdaderas fuerzas detrás de los levantamientos,
particularmente el crecimiento explosivo de la desigualdad social.
Sudáfrica consistentemente clasifica entre las sociedades
más desiguales del mundo.
En las dos décadas pasadas, el Congreso Nacional Africano
ha surgido como el baluarte principal del dominio capitalista
en Sudáfrica, controlado por millonarios de raza negra
quienes masacran a mineros negros empobrecidos en nombre del imperialismo
europeo y estadounidense. Por su propia trayectoria política,
el partido ícono del nacionalismo negro ha probado fracaso
total de todos los partidos basados en programas nacionalistas.
El CNA tiene el apoyo completo de la federación
sindical del CSS, lo que incluye al SNTM. La cuestión
crucial, por lo tanto, sigue siendo la de construir un liderazgo
revolucionario en la clase trabajadora sudafricana, el cual sea
capaz de unificar a los trabajadores en oposición a los
sindicatos y al gobierno. Ante la ausencia de semejante liderazgo,
las huelgas serán inevitablemente aisladas y estranguladas
por la colaboración de los sindicatos.
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