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Obamacare y la crisis del envejecimiento de la población

Por Kate Randall
11 Noviembre 2013

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Este artículo de perspectiva política apareció originalmente en inglés el 1ro de noviembre del 2013

La inauguración de los intercambios privados de salud como parte de la Ley de Salud Accesible (Affordable Care Act: Obamacare, ACA) el mes pasado, ha despierto una crisis política para la administración de Obama. Más allá del problema inmediato de problemas con la página de Internet para enrolarse en el programa está la naturaleza misma de ese programa: un ataque a los servicios médicos con el antifaz de "reforma", cuyo objetivo básico es reducir los gastos de servicios de salud y hacer que la ciudadanía carge con los costos.

Desde el principio, la reducción de gastos de servicios médicos ha sido la motivación central de los debates más importantes de la iniciativa nacional del gobierno de Obama. ACA requiere que las personas compren seguros privados o paguen una multa, permitiendo así que empresas y gobiernos eliminen sus propios programas médicos y abandonen a la gente a merced de los intereses de lucro de los aseguradores privados. Tanto es así que mientras la reforma de salud entra en vigor, se inician discusiones entre ambos partidos en el gobierno para tijeretear cientos de miles de millones más de Medicare y del Seguro Social.

En todas las discusiones en la clase política hay una preocupación fundamental de la clase gobernante de Estados Unidos que no se dice en voz alta: que la gente simplemente vive demasiado tiempo. Los avances de la medicina moderna prolongan la vida, a menudo mucho más allá de la edad de jubilación.

Los estrategas políticos de la élite empresarial y financiera, consideran que los años de jubilación y atención médica no son una ventaja, sino costos a reducir, para que ellos puedan quedarse con ese dinero que tanto codician. La doble estrategia de ACA es una combinación de aumentar la edad de retiro y reducir las expectativas de vida.

Dos documentos de política del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS), un grupo de estudios con sede en Washington con estrechos vínculos con los organismos de inteligencia militar de Estados Unidos y con los dos grandes partidos burgueses, dan a entender los tipos de debates que tienen lugar bajo puertas cerradas.

Un documento : "El Índice de Preparación Global de Vejez", (The global aging preparedness index, GAP), analiza el impacto de la "impresionante transformación demográfica", causada por el aumento de esperanza de vida en los EE.UU. a nivel internacional. El segundo documento: "la crisis presupuestaria y el desafío de gastos civiles y militares para la seguridad nacional" (The Budget Crisis and the Civil-Military Challenge to National Security Spending), fue escrito por Anthony H. Cordesman, un viejo estratega de CSIS quien aconseja al gobierno y al Departamento de Defensa.

El primer estudio afirma que EE.UU. estaría mucho más alto en el GAP si no fuera por "el crecimiento extraordinariamente rápido de gastos de servicios de salud", sobre todo para la población de edad avanzada. Los autores dividen a la población de la tercera edad en dos categorías: "ancianos jóvenes", entre los 60-69 años de edad, y "ancianos viejos", de 70 y más. Ellos sostienen que porque la gente está viviendo más tiempo, los "ancianos jóvenes" no son verdaderamente "ancianos" y no se les deben permitir que se jubilen "temprano" y estafar al sistema.

¿La solución? Elevar la edad de jubilación del Seguro Social y, en consecuencia, la elegibilidad para Medicare y obligar a estos supuestamente "ancianos jóvenes" a continuar trabajando. El equipo de Obama ha manifestado su apoyo a estas medidas, que son parte de la discusión en curso entre los dos partidos burgueses en Washington.

Para reforzar su argumento, los autores del CSIS amablemente sugieren que el trabajo en la vejez "no sólo es bueno para la salud del presupuesto y la economía, pero de acuerdo con la mayoría de los gerontólogos también es bueno para la salud de las personas mayores mismas". El fenómeno de hoy en día de que los trabajadores de edad avanzada compiten por empleos de salario mínimo debido a que sus pensiones se han reducido o eliminado resulta ser... una bendición para una buena salud.

En su artículo, escrito desde el punto de vista del aparato militar de inteligencia, Cordesman afirma: "EE.UU. no enfrenta ninguna amenaza exterior tan grave como su incapacidad para combatir...el aumento en el costo de los servicios federales sociales." Sostiene que el crecimiento del déficit federal y la deuda son impulsados "casi exclusivamente por el aumento de los gastos federales en los programas de salud principales, los beneficios de Seguridad Social y el costo neto de la deuda".

Cordesman se lamenta de que a medida que la población envejece, los viejos están minando los recursos vitales porque buscan tratamiento para la demencia, enfermedades del corazón y cáncer. Esto implica que hay que hacer algo para frenar este problema, especialmente si Estados Unidos ha de satisfacer la prioridad principal de Cordesman -el mantenimiento del actual gasto exorbitante de las guerras y de sus fuerzas militares.

Ambos documentos afirman que la gran división en la sociedad es entre los "jóvenes" y los "viejos", y que por acaparar una parte desproporcionada de la riqueza nacional, las personas mayores están poniendo a las generaciones más jóvenes en peligro.

Esto es una mentira cínica. El peligro fundamental para la sociedad estadounidense es el sistema capitalista, que implica el saqueo desenfrenado de la clase obrera por una élite gobernante estrecha y parasítica cuyas riquezas y campañas de agresión militar crecientes están desangrando a la sociedad.

Las personas de la tercera edad, la mayoría de las cuales luchan por sobrevivir con la disminución de sus cuentas de jubilación y de Seguridad Social son acusadas de ser sanguijuelas de la sociedad, mientras que la riqueza de los súper ricos crece a niveles sin precedentes. Aunque el salario combinado de los 10 gerentes mejor pagados en los EE.UU. fue de 4.7 mil millones de dólares el año pasado, los representantes de la de clase dominante demandan que la edad de jubilación de los trabajadores suba y los gastos a los servicios de salud sean tijereateados.

Tales son las consideraciones subyacen el programa de Obamacare y conforman el marco más amplio del "debate" sobre programas de salud que serían parte de un sistema aún más fuertemente basado en la división de clases que el de ahora ahora, donde la mayoría de las personas recibe atención de salud deficiente, mientras que los ricos pueden pagar por los medicamentos y procedimientos más modernos.

Esas consideraciones están detrás de una campaña de los medios de comunicación, y en particular del diario neoyorkino New York Times, para restringir tratamientos médicos supuestamente "innecesarios" para la gente común.

Que los representantes de la élite empresarial y financiera vean el crecimiento de la expectiva de vida y el mejoramiento de la salud en la vejez -ambas caráctisticas deseables de una sociedad avanzada- como algo maléfico, es en sí una dura condena de la política y del sistema capitalista que defienden.

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