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Política antiinmigrante europea viola derechos humanos

Por Martin Kreickenbaum
8 Noviembre 2013

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Este artículo apareció en alemán el 23 de octubre del 2013

La Unión Europea ha respondido a la crisis de refugiados en Lampedusa sellando fronteras y expandiendo el aparato policial que impide la entrada a refugiados.

El 10 de octubre, tan sólo una semana después de que se ahogaron 360 refugiados queriendo llegar al continente europeo cerca de la isla italiana de Lampedusa, el parlamento europeo adoptó medidas para su programa Eurosur de control de inmigración que le abren la puerta al uso de aviones drones, satélites y equipo de alta mar para detectar refugiados cruzando el Mar Mediterráneo.

Cecilia Malmström, comisaria de la UE, intento justificar esta respuesta al desastre de Lampedusa con el cínico pretexto que se trata de proteger a los refugiados. Sin embargo la completa historia y práctica de la agencia de protección de fronteras FRONTEX (agencia responsable de coordinar las medidas para "defender" la UE de los refugiados) demuestra lo contrario. Los refugiados que vayan a Europa serán acosados, rechazados, obligados a arriesgar sus vidas, y muertos mucho más que antes.

Mucho peor es que los países mediterráneos como Italia, Francia, España, Grecia y Malta se rehúsan a ponerse de acuerdo sobre los estatutos de Frontex, que fueron determinados parcialmente inválidos en el 2010 por la Corte Europea. Estos países no quieren aceptar una nueva enmienda que haga obligatorio el rescate de refugiados naufragos.

Una enmienda rescataría a refugiados víctimas de naufragio cuando: le sea imposible a una embarcación alcanzar su supuesto destino, el número de pasajeros sea demasiado grande en relación a la capacidad de la nave, los pasajeros carezcan de comida o necesiten ayuda médica, haya mujeres embarazadas y pequeños niños a bordo. A pesar que la ley marítima internacional requiere que se otorgue ayuda inmediata a barcos y personas en peligro, el parlamento europeo ha sido incapaz de ponerse de acuerdo sobre una enmienda tan elemental.

Un programa de noticias alemán, "Monitor" el 17 de octubre hizo públicas las enormes violaciones de derechos humanas de Frontex. El corto reportaje pone bajo la lupa las "operaciones de rechazo" contra refugiados en alta mar que son entregados a oficiales de países no europeos.

En abril del 2010 una decisión del Consejo de la Unión Europea dio carta blanca a los procesos de rechazo. De acuerdo a esas reglas, naves "donde exista una sospecha razonable del transporte de personas tratando de evadir los controles de la frontera" y "las personas a bordo" pueden ser entregadas a "las autoridades de un ‘tercer' país".

El reportaje de "Monitor" describe en las palabras de un refugiado de Eritrea, Kibrom Andom Woldemichael (que vive en Alemania), como esta regla le ha dado brutal impunidad a los oficiales fronterizos de la UE. Sus guardias de seguridad agarraron a los refugiados (82 personas y 3 niños) que intentaban atravesar el Mediterráneo en una precaria lancha. Los arrastraron a la fuerza a bordo de la nave europea para devolverlos a Libia.

Andom Woldemichael contó que los guardias fronterizos europeos lo golpearon con cachiporras eléctricas mientras arrancaban a su hijo de sus manos. Debido a los golpes ahora tiene sordera en su oreja derecha. Ningún oficial europeo ha sufrido ninguna consecuencia legal.

La expulsión de refugiados en alta mar a su lugar de origen y a otros países viola los derechos humanos y la Convención de Ginebra que prohíbe la deportación de personas sin que un tribunal examine su caso individual. Las operaciones de rechazo continúan aun cuando la Corte Europea de Derechos Humanos las haya declarado ilegales a comienzos del 2012. Amnistía Internacional tiene una lista de más de 40 acciones de rechazo en el 2012. Cuestionado por "Monitor", el director de Frontex Ilkka Laitinen defendió estas acciones.

El programa de "Monitor" cerró con estas palabras: "Cualquiera que, por inmorales razones acepte la muerte de miles de personas a las que está obligado a proteger es un genocida ante los ojos de la ley. Sólo que en este caso no existen ni fiscal que los acuse, ni tribunal que los juzgue".

La agencia de fronteras Frontex fue creada por el Acuerdo de Schengen que en 1995 abrió fronteras e impuso reglas de asilo y medidas de inmigración comunes para los países miembros de la Unión Europea. En el 2005, Frontex tenía 20 empleados coordinando las operaciones de la UE contra los refugiados. La agencia ahora tiene 300 empleados y un presupuesto anual de casi €100 millones.

Su centro comunicaciones en Varsovia vigila las rutas que toman los refugiados, organiza medidas para prevenir que éstos lleguen a la UE y contrata aviones para expulsar a los que buscan asilo. La tajada más grande de sus gastos es destinada a acciones policiales en las fronteras de la UE y en asignar agentes en otros países como Libia, Túnez, Ucrania y Turquía. En esos países, Frontex entrena a guardias fronterizos y presiona a esos gobiernos para que impidan que sus ciudadanos viajen a la UE.

Operaciones fronterizas coordinadas por Frontex han causado una y otra vez a muertes de refugiados. Por ejemplo, se les disparó a refugiados que iban a bordo de embarcaciones neumáticas cuando cruzaban el río Evros en la frontera entre Turquía y Grecia para obligarlos a volver. La guardia fronteriza alemana también se ha visto involucrada en operaciones similares.

En diciembre del 2012, una lancha patrulla española navegando a gran velocidad cerca de la costa de Lanzarote deliberadamente atropelló una nave con 25 inmigrantes esperando ser recogidos por la Guardia Costera. Murieron 7 de ellos.

En mayo del 2011 63 refugiados murieron de sed después de una odisea de 15 días en el Mediterráneo en la cercanía barcos de Frontex y de la OTÁN que participaban en la guerra contra Libia. Increíblemente ninguno se dio cuenta de los inmigrantes.

El bombardeo de un bote de refugiados hace unos días por soldados o milicianos de Libia de seguro es resultado de las operaciones de Frontex. De acuerdo a los sobrevivientes, varios murieron del granizo de balas y docenas más se ahogaron en el naufragio que resultó de que muchos de ellos se habían volcado al un lado de la embarcación para protegerse.

En el 2009, Italia firmó un acuerdo de cooperación con Libia, renovado en el 2012. Este acuerdo dio lugar a que se expulsara un gran número de refugiados. Bien se sabe que las autoridades libias maltratan y torturan a los refugiados sin titubear en abandonarlos en el desierto.

El primer ministro libio Ali Zeidan ha confirmado su apoyo por "las acciones coordinadas contra migrantes" y pidió a la UE acceso a tecnología satelital europea para mejor vigilar las fronteras de Libia.

La cooperación con otros países es ahora una de las áreas más importantes de las operaciones de Frontex: opera su propia política exterior: envía funcionarios de enlace a África del Norte, Europa Oriental y el Medio Oriente. Junto con la policía local y las agencias de inteligencia su intención es "empujar hacia afuera" la frontera la Unión Europea: hasta el Sahara, la frontera Turca-Iraní y los montes Urales.

Son decenas de miles las víctimas de esta guerra sucia y no declarada guerra europea. Se ahogan en el Mediterráneo y en las costas de las Canarias; son asesinados por las minas explosivas de la frontera de Grecia y Turquía; mueren de sed en el desierto o mueren en las cámaras de tortura del norte de África, a donde son deportados por los guardias fronterizos europeos. Su único crimen es buscar asilo en la Unión Europea para escapar de la persecución, la pobreza y la miseria.

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