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El presidente Chino visita México y Centroamérica
para fortalecer lazos económicos
Por Don Knowland
21 Junio 2013
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Este artículo apareció en inglés el 10
de junio 2013
El nuevo presidente de China, Xi Jinping, viajó a Trinidad
y Tobago, Costa Rica y México poco antes de reunirse en
California con el presidente estadounidense Barack Obama. Xi llegó
a México el 4 de junio.
El viaje de Xi le pisó los talones al presidente Obama,
quien había visitado a México y a América
Central el dos de mayo. La llegada de Xi a Trinidad y Tobago el
primero de junio también le pisó los talones al
vicepresidente estadounidense Joseph Biden quien había
estado en ese archipiélago sólo unos días
antes, parte de una gira que incluyó a Colombia y Brasil,
con el objeto de apuntalar los intereses económicos de
Estados Unidos.
El viaje de Xi es la respuesta china al empeño de la
potencia norteamericana para arruinar los planes chinos de obtener
acceso a nivel mundial a recursos minerales esenciales, y para
construir in cerco hostil alrededor de China. Esa estrategia es
parte de su política de "pivotar hacia Asia".
Persiguiendo ese fin, los EE.UU. hace todo lo que puede para fomentar
relaciones cada vez más acerbas de parte de Japón,
Filipinas y Vietnam hacia China en torno a reclamos fronterizos.
"China le quiere recordar a los EE.UU. que paralelamente
a las influencias estadounidenses en las regiones cercanas a China,
también crece la influencia china en el continente americano",
observó Matt Ferchen, un experto del Centro Carnegie-Tsinghua
de Política Global de Beijing.
Presidentes chinos anteriores han tratado los EE.UU., con deferencia
a sus intereses en América Latina, refiriéndose
a la región con la frase "patio de atrás de
Washington", que el mismo Secretario de Estado, John Kerry,
utilizó en abril ante el Congreso. Esta vez, en su gira,
Xi, que recién comienza su presidencia, "no se preocupó
por la reacción estadounidense," puso el dedo en el
renglón Evan Ellis, profesor de la Universidad de Defensa
Nacional en Washington en Bloomberg News.
China ha invertido mucho en América del Sur en los últimos
años. Ha firmado importantes acuerdos comerciales con los
gobiernos de la región. En 2009 se convirtió en
el principal socio comercial de Brasil -la economía de
más envergadura en América Latina- reemplazando
a los EE.UU.- convirtiéndose también en su mayor
fuente de fondos de inversión directa.
En la década previa al 2010, el comercio entre China
y América Latina en su conjunto aumentó 1.500 por
ciento, ascendiendo a 261.2 mil millones de dólares. Mientra
tanto, entre el 2002 y el 2011, la inversión extranjera
directa de China en la región se multiplicó por
mil de 22.6 millones a 22.7 mil millones de dólares. Si
sigue así China sobrepasará el monto de exportaciones
e importaciones latinoamericanas con los Estados Unidos, que el
año pasado fue de 351 mil millones de dólares; la
tasa de aumento con China más y más achica la diferencia.
Xi concentró su visita en México y Centroamérica,
países donde el capitalismo norteamericano sigue dominando.
Antes de esta visita las relaciones entre China y México
no eran cordiales. Se deterioraron aun más después
que el ex presidente Felipe Calderón recibió al
Dalai Lama en 2011.
Más fundamentalmente, existe un desequilibrio en las
relaciones económicas entre los dos países. En 2012
el valor de las exportaciones de China a México fue diez
veces más que las de México a China, 57 mil millones
versus 5,7 millones de dólares. México exportó
a China cobre y otros minerales, petróleo, algodón
y partes de automóviles. Importó equipo electrónico,
juguetes, plásticos y muebles.
México y China son rivales en exportaciones industriales
destinadas a los Estados Unidos. La gerencia mexicana vive bajo
la amenaza china, con su mano de obra barata -sobre todo en la
industria electrónica y de productos al consumidor.
Hace apenas diez años el sueldo medio mexicanos eran
casi tres veces más alto que el chino. Esa diferencia es
ahora mucho menor. Como resultado, ha aumentado la tajada mexicanas
del mercado estadounidense. Es más, ya existe un informe
que dice que los sueldos medios en México son ahora más
bajos que los de China.
Las empresas mexicanas consideran que la "flexibilidad"
de las normas laborales chinas, su producción de baja calidad
y su falta de respeto de los derechos de propiedad intelectual
siguen causan una competencia injusta.
El nuevo presidente de México, Enrique Peña Nieto,
visitó China hace dos meses, tratando de cambiar ese estado
de cosas. La visita recíproca de Xi esta semana fue una
respuesta inusualmente veloz a la iniciativa mexicana.
A su llegada, Xi indicó su intención de que el
déficit del comercio exterior mexicano con China disminuya.
Para China eso significa importar más petróleo,
que China necesita para alimentar su economía y los automóviles
de su clase media.
"El acceso a materias primas estratégicas es clave
para entender la dinámica de la relación con China",
indicó Hugo Beteta, director para México y Centroamérica
de la Comisión Económica para América Latina
y el Caribe (CEPAL). "Claramente hay un interés de
China en el petróleo mexicano".
"China es el principal consumidor de carbón, de
gas natural, de petróleo, de industrias secundarias de
cemento, de acero, de concreto", dijo a la agencia AP Juan
Carlos Rivera, director del Centro de Negocios con Asia de la
universidad privada mexicana Tecnológico de Monterrey;
"evidentemente están buscando satisfacer necesidades
de mercado".
No es coincidencia que la visita de Xi a México se produce
justo cuando el gobierno mexicano muy probablemente le abra la
puerta a la entrada de capitales extranjeros en la empresa estatal
Petróleos Mexicanos, PEMEX, con el fin de frenar la disminución
de la producción de petróleo en aguas profundas.
Peña Nieto presentará en breve un proyecto de ley
de reforma energética al Congreso mexicano que facilite
esas inversiones.
De los aproximadamente 2.5 millones de barriles diarios de
petróleo que PEMEX produce, se exportan unos 1.2 millones.
Un 75 por ciento de esas exportaciones va los Estados Unidos;
sólo el 7 por ciento va al Lejano Oriente. China quiere
más.
Durante la visita de Peña Nieto abril a China, Pemex
firmó su primer contrato a largo plazo con una empresa
china, comprometiéndose a enviar 30.000 barriles por día
a la petrolera estatal Sinopec.
Esta semana Pemex dijo que el Banco de Exportación e
Importación chino habilitará un crédito de
mil millones de dólares para que PEMEX pueda adquirir barcos
y equipo marino de perforación. También se firmó
un memorándum de colaboración en tuberías
con la compañía estatal Xinxing Cathay International
Group.
Estos proyectos empalman con la intención de México
de diversificar su comercio e inversiones, que por mucho tiempo
han estado dominados por los EE.UU. El gobierno de Peña
Nieto también reconoce el ascenso de China como potencia
geopolítica de alcance mundial.
"En la nueva conformación del mapa geopolítico
y económico global, China es, y creo que llegó para
quedarse, la segunda potencia económica del mundo",
dijo el subsecretario mexicano de Relaciones Exteriores Carlos
De Icaza González. México "tiene que entender
y acrecentar su relación con una nación que tiene
un gran valor estratégico".
En un discurso ante el Senado mexicano, Xi dijo que la relación
entre China y México encara "una oportunidad sin precedentes".
"China está dispuesta a trabajar con México
para mejorar la asociación estratégica entre los
dos países", agregó Xi.
Xi también llamó a que los dos países
se opusieran al proteccionismo y tratasen de resolver los desacuerdos
comerciales a través de consultas y negociaciones. Como
primer paso, ambos acordaron poner fin a una disputa sobre textiles
chinos que habían llevado a los tribunales.
Los chinos tenían previsto firmar al menos una docena
de acuerdos en los ámbitos del comercio, la energía,
el turismo (industria muy importante para México), la ciencia
y la tecnología durante la visita de Xi. Sólo se
pudo lograr acuerdos de cooperación en materia de defensa
comercial, facilitando el acceso para los mexicanos de tequila
y carne de cerdo al mercado chino.
El secretario de Relaciones Exteriores mexicano, José
Antonio Meade, indicó que es prematuro hablar de un Tratado
de Libre Comercio con China, pues "es temprano en el diálogo
para identificar la potencialidad de un arreglo como esos."
Es probable que su cautela se deba al efecto que tendría
en los Estados Unidos una relación más estrecha
con China. México, junto con los EE.UU. y otros países
de la cuenca del Pacífico, sin China, es parte de las negociaciones
de la Asociación Transpacífico, un esfuerzo por
aumentar el comercio entre América, Asia y Australasia.
México ha decidido a no poner en peligro las conversaciones.
Xi también visitó al archipiélago de Trinidad
y Tobago, con el que China ha tenido relaciones diplomáticas
desde hace casi 40 años. Para China, Trinidad es también
un importante socio comercial en el Mar Caribe. Las reuniones
de Xi en Trinidad estuvieron relacionadas a la importación
por parte de China de gas natural licuado (GNL). Exportaciones
de GNL de Trinidad hacia China aumentaron en un 20 por ciento
el año pasado; se presiente un superávit en Trinidad,
ahora que Estados Unidos está disminuyendo importaciones
de gas natural licuado del Caribe debido a la extracción
domestica de gas natural profundo no convencional.
Como lo ha hecho con África, durante esta fase del viaje
de Xi, China ofreció dinero. Prometió 3 mil millones
de dólares en préstamos para 10 países del
Caribe, cuyos líderes viajaron a Trinidad para reunirse
con el presidente chino.
Costa Rica es el único país de América
Central que tiene relaciones diplomáticas con China. El
resto de los países centroamericanos reconocen a Taiwán,
herencia de la influencia del imperialismo yanqui sobre la región.
Xi se reunió con la presidenta de Costa Rica, Laura Chinchilla.
Se acordaron inversiones de 2 mil millones de dólares
para Costa Rica, incluyendo 1.3 mil millones para la construcción
conjunta de una refinería en la costa del Caribe, y cientos
de millones para una nueva carretera. La presidenta Chinchilla
dijo que su país está interesado en acuerdos adicionales
para proyectos ecológicos de energía y para intercambiar
estudiantes.
A diferencia de Xi, Obama, no logró nada en el frente
económico durante su viaje de mayo a las mismas naciones,
y no ofreció dólares de inversión.
También produjo magros resultados el viaje del vicepresidente
Biden. Éste obtuvo sólo un acuerdo no muy concreto
para impulsar las inversiones y la cooperación económica
con 15 países del Caribe, y un acuerdo de libre comercio
de un año con Colombia. Los Estados Unidos no propusieron
ningún proyecto de inversión o ayuda económica.
Según un informe publicado el año pasado por
el Inter-American Dialogue, un centro de investigaciones
con sede en Washington, China ha comprometido 75 mil millones
de dólares América Latina en los últimos
seis años, más que el Banco Mundial y el Banco Interamericano
Banco de Desarrollo juntos.
China aumenta su participación financiera en la región
en momentos en que los EE.UU. se ven presionados por el deterioro
de su posición económica a tijeretear la ayuda y
la inversión. Por lo tanto, el gobierno de esta nación
norteamericana trata de preservar su influencie con pactos militares
y de espionaje, para combatir este desafío creciente a
su hegemonía económica en América Latina.
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