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Wall Street aprueba al gobierno "izquierdista" de
Humala en Perú
Por Armando Cruz
10 Junio 2013
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el autor
Este artículo apareció en nuestro sitio en
su inglés original el 6 de junio, 2012.
Un reciente artículo publicado por Bloomberg News -el cual
clasifica a Perú como "el mercado de bonos corporativos
que más rapido crece en Latinoamérica"- promueve
al país latinoamericano como uno de los lugares más
seguros en dónde invertir de la región. El artículo
también recalca que las medidas económicas llevadas
a cabo por el gobierno nacionalista y supuestamente izquierdista
de Ollanta Humala -quién gano la presidencia en el 2011
prometiendo luchar contra el "neo-liberalismo" lo han
colocado a la derecha de sus predecesores, quiénes instituyeron
y perpetuaron esta política.
Titulado "Wall Street asombrado por ex aliado de Chávez
debido al aumento de ventas", el artículo lidia principalmente
con la emisión de bonos por las corporaciones peruanas
a través de firmas financieras de EE.UU. como Bank of America,
JPMORGAN y Goldman Sachs.
De acuerdo a otro artículo publicado por Bloomberg Markets,
Perú es el número 4 de los mejores países
"emergentes" en el mundo para invertir -detrás
de China, Corea del Sur y Tailandia- y es considerado como el
primero en Latinoamérica. Las inversiones extranjeras directas
subieron a $12 mil millones el año pasado.
"Perú ha sido un foco principal para nosotros últimamente"
declaró a Bloomberg Augusto Urmeneta, el jefe de los mercados
capitales de deuda para Latinoamérica en Bank of America.
"Hemos visto fuertes emisiones salir del país debido
a los préstamos de bajo costo y a la apreciación
que se tiene por la favorable posición económica
del país".
La "favorable posición económica" del
país es atribuida en parte por Bloomberg a Humala -descrito
como el "otrora aliado de Hugo Chávez de Venezuela"-
por "haberse ganado a Wall Street por contener el gasto público
y alinear inversiones récord en minería y energía".
Sin embargo, la razón principal del crecimiento económico
del Perú yace no en las políticas derechistas del
gobierno, sino en las demandas de los mercados mundiales. Perú,
uno de los principales exportadores de metales -cobre, zinc y
oro- se ha beneficiado directamente de la enorme demanda por estas
materias prima, particularmente de China, y los altos precios
de estos que ahora están al mando del mercado mundial.
La entera historia económica del país está
repleta de "ciclos de bonanza" similares en los que
varias materias primas -guano, salitre, caucho, petróleo
y harina de pescado- fueron intensamente explotados para satisfacer
la demanda del mercado mundial. Prácticamente en cada uno
de estos ejemplos, un período de decaímiento económico
se puso en marcha una vez que la bonanza llegara a su fin.
Hoy en día, los economistas se han cansado de repetir
de que si no hay un giro del modelo de exportaciones de materias
primas, cuando los precios de minerales caigan y la demanda china
disminuya, el país tendrá que pagar las consecuencias
con la recesión y las devaluaciones de moneda.
El artículo de Bloomberg señala otro punto que
atrae a los inversionistas al país. "Perú es
visto como un país políticamente estable con crecimiento
elevado, uno con una buena perspectiva a largo plazo" declaró
a la agencia de noticias Persio Morassutti, jefe de finanzas de
la fima minera Milpo.
El "secreto" del gobierno de Humala para imponer
la "estabilidad política" no yace en sus políticas
reaccionarias y económicas, sino en la completa ausencia
de cualquier oposición política viable que provenga
de la izquierda y desafíe al gobierno del ex-militar. Gana
Perú, el nombre de la coalición de Humala que derrotó
a la candidata aún más derechista de Keiko Fujimori
en el 2011, atrajo a su órbita prácticamente a todas
las fuerzas considerables de la pseudo-izquierda del País:
los sindicatos, los estalinistas y los denominados "frentes
de defensa" en las provincias.
Después del primer año del gobierno de Humala,
y con las ilusiones promovidas en la clase trabajadora sobre la
"gran transformación" que él iba a llevar
a cabo desvaneciéndose, estas fuerzas fueron obligadas
a realizar críticas ocasionales de su administración,
mientras que al mismo tiempo reforzaron al gobierno promoviendo
la ilusión de que Humala "podía aún
cambiar".
El rol de los sindicatos ha sido particularmente servil. En
cuestión de semanas de la victoria de Humala, el liderazgo
de la CGTP (Confederación General de Trabajadores del Perú)
organizó por la primera vez en décadas una marcha
en Lima a favor del gobierno. En cada desarrollo de alguna crisis
política y lucha social, el liderazgo de la confederación
ha protejido a Humala con declaraciones explícitas de que
no atacaba o culpaba al presidente en sí, sino a sus "ministros"
y a otros funcionarios gubernamentales.
Pero la "estabilidad" que este rol servil y oportunista
que la pseudo izquierda y los sindicatos ha engendrado tiene un
carácter ilusorio. Durante su primer año en el poder,
el gobierno de Humala confrontó la crisis de los llamados
"conflictos sociales". En la provincia de Cajamarca,
los pobladores se levantaron contra un mega-proyecto minero que
drenaría a cuatro lagunas. Humala, ansioso por demostrar
sus verdaderos colores al capital internacional y con la ayuda
de Yanacocha -la propietaria del proyecto- desplegó al
ejército y mantuvo a varios pueblos de la región
bajo ley marcial en diferentes ocasiones. Un conflicto similar
erupcionó en Espinar, Cuzco por la contaminación
de la tierra del gigante minero Xstrata. Humala repitió
el mismo patrón, imponiendo un "estado de emergencia"
en el área junto con la ayuda de miles de policías.
Los dos levantamientos resultaron en la muerte de docenas de
manifestantes y un colapso en el índice de aprobación
del presidente. Sin embargo, los liderazgos de estas luchas se
abstuvieron de entrar en una confrontación política
directa con el presidente y sembraron ilusiones esta vez en el
"ala radical" del gobierno, la cual, a su vez, dejó
claro de que no había otra opción excepto "presionar"
a Humala.
Recientemente, el gobierno está intentando confrontar
similares conflictos de una manera diferente. El año pasado
aprobó la llamada "Ley de Consulta Previa", en
cumplimiento formal con la Convención 169 de la Organización
Internacional del Trabajo, el cual estipula que las comunidades
indígenas tienen el derecho de "decidir sus propias
prioridades en lo que atañe al proceso de desarrollo, (...)
y de controlar su propio desarrollo económico, social y
cultural".
En los pueblos andinos de San Juan de Cañaris en Chiclayo
y Quiruvilca en La Libertad, las corporaciones Candente Cooper
y Barrick, respectivamente, se han visto obligadas a sentarse
a dialogar sobre el daño ambiental con los líderes
de las comunidades que temen los efectos de contaminación
de la minería. Si el diálogo fracasa, aquellos que
han dejado claro de que no quieren a los corporaciones en sus
pueblos volverán a levantarse. En Cañaris, las confrontaciones
ya han dejado dos muertos y un número de personas heridas.
Un reciente artículo en Gestión, el principal
diario económico del país, muestra la insatisfacción
del sector empresarial con el manejo del gobierno en los conflictos
sociales, al cual un 87% califica como "deficiente"
y menciona el malestar corporativo por "el exceso de tramitología
[en las 'consultas previas'] que retrasa la inversión minera,
petrolera y gasífera". "La consecuencia es que
la inversión privada empiece a tener crecimientos menores",
concluye el artículo.
El gobierno de Humala ha mostrado que está entendiendo
el mensaje. Frente a una caída en los precios de metales
y la desaceleración tanto de China como de Europa, el gobierno
anunció la renuncia del requerimiento a la consulta previa
en 14 proyectos de exploración minera.
El gobierno ha propuesto el ingenioso argumento que las comunidades
quechua andinas, en dónde la mayoría de los proyectos
mineros se encuentran, no son realmente "indígenas".
"En las tierras andinas hay principalmente comunidades
agrarias
las comunidades indígenas están en
su mayoría en la selva," anunció Humala en
una reciente entrevista televisiva. Añadió conque
el "espíritu de ley" es "dar voz a las comunidades
que no tienen". Debido a que las comunidades andinas tienen
una forma de funcionario, como un alcalde, él razonó,
estas no necesitaban el derecho de ser consultadas antes de que
sus tierras sean tomadas y explotadas por compañías
mineras.
Jorge Merino, ministro de energía y minas de Humala,
lo dijo más concisamente. "Tenemos que seguir siendo
competitivos, de lo contrario veremos como las inversiones senvan
a otra parte".
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