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Partido Popular español confronta ola de huelgas y manifestaciones

Por Alejandro López
10 Junio 2013

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Este artículo apareció originalmente en inglés en nuestro sitio el 21 de mayo, 2013.

El pasado martes, Joan Rosell, presidente de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales, declaró: "Cuando viene gente de fuera nos pregunta cómo no se ha producido un estallido social en España con seis millones de parados y nosotros les tenemos que explicar que dos tercios reciben subsidios y que el resto creemos que tienen empleos sumergidos ".

No mencionó para nada el papel que han jugado los sindicatos y dirigentes de movimientos tales como los Indignados en suprimir toda oposición. Estos últimos insisten en una perspectiva de la no-política.

Sin embargo, en España se está gestando una explosión social. Según las estadísticas compiladas por Europa Press, ha habido al menos 27 manifestaciones desde el comienzo del 2013, lo que significa un incremento del 68 por ciento en comparación con el año pasado. Más de 95.000 fuerzas de seguridad del Estado han sido desplegadas en su contra.

La semana pasada, miles de profesores y estudiantes se unieron a una segunda huelga general contra los recortes de gasto en educación y la última Ley de Educación. De acuerdo con los sindicatos, tomaron parte el 72 por ciento de los profesores en las escuelas públicas y 25 por ciento en el sector privado. El sindicato de los estudiantes declaró que el 90 por ciento de los estudiantes universitarios participaron.

La huelga fue la culminación de dos semanas de manifestaciones en las que ha habido cientos de ocupaciones, vigilias y todo tipo de movilizaciones en los centros educativos por toda España.

Se calcula que los recortes del gobierno central y los gobiernos regionales, los cuales controlan el presupuesto de la educación, ahora suman más de €3 mil millones, los que en su mayoría se usarán para rescatar a los bancos y financiar los intereses sobre la deuda pública. Según el sindicato Comisiones Obreras (CC.OO.) se ha recortado un 11,5 por ciento en trabajadores del sector de la educación desde 2009, equivalente a 62,000 personas. Al mismo tiempo, ha habido un incremento de más de 600.000 estudiantes en centros educativos no-universitarios.

La huelga fue convocada por la Plataforma por la Educación Pública, la cual incluye sindicatos (CC.OO, FETE-UGT, STES), la asociación de padres CEAPA y el Sindicato de Estudiantes. Las dos últimas organizaciones han hecho todo lo posible para subordinar a los estudiantes y al personal educativo al liderazgo de los sindicatos. Estos, a su vez, han hecho todo lo posible para canalizar la oposición hacia vacuas protestas y huelgas de un sólo día, promoviendo el engaño político de que el gobierno del Partido Popular (PP) revertirá su política si se ejerce una presión suficiente.

En realidad, los sindicatos no están en contra de los recortes. Su queja principal, como señaló un informe de CC.OO sobre los recortes en la educación, es que se hayan impuesto "sin que haya habido un debate dentro de la comunidad educativa".

Los sindicatos han desempeñado el mismo papel en la lucha de los médicos, enfermeros y trabajadores de salud en Madrid contra los recortes y la privatización del sistema sanitario de la comunidad autónoma. El gobierno regional del PP planea privatizar 20 hospitales públicos grandes y 27 centros de salud, 10 por ciento del total. La región también está sintiendo los efectos del recorte de €7 mil millones en el gasto de salud impuesto por el gobierno nacional del PP. El sistema de salud español—una vez considerado el séptimo mejor del mundo por la Organización Mundial de la Salud—está siendo destruido bajo el pretexto de la crisis económica y la necesidad de cumplir con el objetivo del déficit.

Cinco grandes manifestaciones de "marea blanca"—llamada así por el color de los uniformes médicos—se han celebrado en Madrid este año. Las últimas encuestas muestran que más del 70 por ciento de la población española rechaza toda privatización de su sistema de salud.

Los sindicatos han reducido esta lucha masiva de los trabajadores de salud y los pacientes a protestas de un sólo día, firmas de peticiones y ocupaciones de hospitales. No sólo han aislado a los trabajadores de salud de sus homólogos en otras regiones, sino que también han impedido la unidad de los trabajadores y los desempleados en todos los sectores de la sociedad en contra de los recortes.

No se puede encontrar mejor ejemplo de la bancarrota de la política de presión que en el movimiento de los Indignados. La semana pasada, a vísperas del segundo aniversario del movimiento de protestas del 15 de Mayo (15-M)—que comenzó con la ocupación de la céntrica plaza de la Puerta del Sol— diferentes manifestaciones tomaron lugar en varias ciudades de España.

Esther Vivas, portavoz de Izquierda Anticapitalista (IA) y una de las principales animadoras del movimiento de los Indignados, escribió en Público que el movimiento M-15 era un "un grito de indignación contra aquellos que venden nuestros derechos al mejor postor". Dos años después, prosigue Vivas, con el movimiento contra los desahucios (Plataforma de Afectados por la Hipoteca-PAH), "Hemos pasado de la indignación a la toma de conciencia del poder del nosotros".

Continuando con su apología, Vivas declaró que el movimiento M-15 "ha mutado en innumerables frentes contra la crisis. Se ha transformado en un mar de mareas de infinitos colores. Quienes ocuparon plazas, actualmente, ocupan viviendas vacías, bancos, universidades, hospitales. Desobedecen, no queda otra […] Y una vez las asambleas de barrio fueron menguando, la PAH se convirtió en un referente de lucha, como también las mareas en sanidad, educación, cultura y cada vez en más ámbitos. Ante la tragedia de los desahucios, soluciones reales. Ante la realidad de los recortes, resistencias concretas.”

Esta es la hoja de balance de Vivas de un movimiento que ha fracasado completamente. Dos años después de la erupción de los Indignados, hay 6.2 millones de desempleados, 1.9 millones de hogares sin ningún sostén en la familia; aproximadamente 21.8 por ciento de la población española (10 millones de personas) están clasificados como pobres; una disminución salarial de un 8.5 por ciento; y una desigualdad no vista desde la era de Franco.

La PAH, la cual Vivas describe como "el mejor exponente del cambio de percepción de los de abajo", es un excelente ejemplo del fracaso de la política de presión. La plataforma afirmó que el gobierno del PP podría ser presionado para actualizar las leyes de desalojo de España con una petición que recibió 1.5 millones de firmas durante un período de tres años. En lugar de eso, el PP introdujo un proyecto de ley que no incluyó ninguna de esas demandas.

Durante la aprobación del proyecto de ley, la PAH intentó seguir manteniendo la presión con una campaña de escraches frente a las casas de los políticos bajo el eslogan, "Sí podemos…Pero ellos no quieren". Ahora están sembrando ilusiones en la Corte Europea de Justicia, la cual simplemente ha declarado que la práctica de desalojos que hoy se lleva a cabo en España es demasiado "rápida" y constituye una violación de las leyes de protección al consumidor de la Unión Europea.

Vivas personifica al estrato adinerado y cómodo de académicos, periodistas, funcionarios sindicales y "activistas" profesionales en los que se basa la pseudo-izquierda, y quienes consideran la crisis como una oportunidad para integrarse cada vez más directamente en el Estado burgués.

Estos grupos son completamente hostiles a la clase trabajadora. Sus intervenciones en movimientos tales como los Indignados y la campaña de la PAH tienen como objetivo formular demandas impotentes que no desafían para nada el status quo. Su participación en las luchas obreras tiene como objetivo apuntalar a sus colegas y co-pensadores en la burocracia sindical mientras que aíslan y traicionan a sus propios miembros.

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