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Gobierno Peruano aprueba contra-reforma en el sector público
Por Armando Cruz y Luis Arce
25 Julio 2013
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el autor
La "Ley de Servicio Civil", una "reforma"del
sector público, aprobada a comienzos de mes por el congreso
peruano es el último ataque a la clase trabajadora por
el gobierno nacionalista de "izquierda" del Presidente
Ollanta Humala. La aprobación de la nueva ley, cuyo objetivo
es destruir los derechos de los trabajadores y justificar los
despidos en masa, había sido programada para el fin del
mes pasado, pero tuvo que ser pospuesta debido a las masivas manifestaciones
de funcionarios públicos afuera de la sede del congreso.
La Central General de trabajadores del Perú (CGTP) lanzó
una huelga nacional el 29 de Mayo, marchando en el centro de Lima
hacia el Palacio de Gobierno en dónde confrontaron a tanques
con cañones de agua y ataques policiales. Miles marcharon
en provincias. En Chiclayo dos mil trabajadores cargaron un ataúd
con la foto del presidente Humala. En Iquitos, capital de Loreto
en la selva, los trabajadores bloquearon el acceso al aeropuerto
de la ciudad. Manifestaciones también tomaron lugar en
Piura, Tumbes, Trujillo, Ayacucho, Arequipa, Tacna, Puno y Cuzco.
La huelga fue cancelada por la CGTP dos días después
cuando la Comisión de Trabajo del Congreso decidió
posponer la ratificación de la ley y se sentó a
negociar con la burocracia sindical.
No obstante, el "diálogo" con la burocracia sindical
no tuvo ningún efecto y la ley fue aprobada el 3 de Julio
con los votos mayoritarios de Gana Perú (la coalición
entre la pseudo-izquierda y el Partido Nacionalista de Humala)
y Perú Posible (el partido del gran capital del ex presidente
Alejandro Toledo). Mario Huamán -líder de la CGTP
y un ex estalinista- anunció un nuevo día de huelga
nacional.
La estadísticas macroeconómicas indican que la economía
peruana se está desacelerando de manera considerable. Este
factor, más la proliferación del crédito
al consumidor y el aumento de tarjetas de crédito morosas
representan potenciales graves problemas para el gobierno y el
sector financiero en el futuro inmediato.
El diario financiero Gestión señala un "menor
desempeño en los rubros ligados a la demanda interna y
al estancamiento de los sectores primarios"; esto, unido
a la caída de los precios de los minerales -cuya subida
ha impulsado la economía del Perú en años
recientes- hace temer al gobierno que pueden perder la confianza
de los inversionistas si es que no envían una clara señal
de que están dispuestos a realizar cualquier medida para
hacer al estado más "flexible".
Esto fue dejado en claro por el ministro de economía,
el neo-liberal "ortodoxo" Luis Miguel Castilla, en el
foro de inversiones "Invertir Perú". "La
Ley de Servicio Civil busca tener un Estado más eficiente
y que avance al mismo ritmo dinámico del sector empresarial"
y añadió que "tenemos una ventana de oportunidad
donde esta situación de crisis nos debe hacer actuar en
esas otras reformas y cambios que no traen réditos políticos
". La Confederación Nacional de Instituciones Empresariales
Privadas, el principal gremio empresarial del país, ha
mostrado su completo apoya por la reforma.
¿Qué es la Ley de Servicio Civil? En el Perú,
los funcionarios públicos están divididos en tres
diferentes categorías de trabajo, las cuales definen su
ingreso y beneficios: Privado, Carrera Pública y CAS (Contrato
de Administración por Servicio). La nueva "reforma"
pretende unir estos tres en un sólo régimen laboral
estatal, lo cual afectaría a 500 mil trabajadores.
Uno de los puntos que más dan a favor los promotores de
la contra-reforma es que fomentará una "meritocracia".
La medida eliminaría los años de experiencia como
factor de ascenso, lo cual sería determinado por evaluaciones
anuales a los trabajadores. Los trabajadores que no las aprueben
serían despedidos.
Esto representa un ataque directo contra los trabajadores de mayor
edad, ya que se puede dar el caso que los más jovenes los
supere en la prueba debido a sus mejores condiciones físicas,
lo cual no significa que en situaciones de peligro o difíciles
el joven este mejor capacitado, precisamente donde la experiencia
tiene un gran valor para resolver problemas complejos o salvar
vidas. Dicho en otras palabras, la ley facilitaría el despido
de los trabajadores con mayor experiencia quienes han dedicado
sus vidas al servicio público, y permitir su reemplazo
con trabajadores jóvenes con menores sueldos mientras que
ahorro en salarios al reducir los años de servicio.
Altos oficiales gubernamentales han declarado en repetidas ocasiones
que la "reforma" no significa ningún "regreso
a la década de los noventa"; en referencia a la ola
despidos y destrucción de derechos laborales que vino con
las reformas neo-liberales en la era en que gobernaba el régimen
autoritario y derechista del presidente Alberto Fujimori. Sin
embargo, la CGTP declaró que la nueva ley prohibiría
"la supervisión del Ministerio de Trabajo, eliminaría
los sindicatos y reduciría por la mitad el tiempo de vacaciones".
Las explicaciones que se han dado para negar los despidos en masa
tampoco son suficientes. Se reporta que si el gobierno acepta
incluir a todos los 150,000 trabajadores bajo el sistema CAS en
un nuevo régimen unificado, tendría que necesitar
gastar 50 millones de soles en nuevas planillas estatales. Esto
en un momento en el cual el gobierno de Humala pretende demostrar
que puede achicar al estado en beneficio de las inversiones.
La ley incluso ha llamado la atención de la Organización
Internacional del Trabajo -una de las ramas de la ONU que es totalmente
sumisa a los bancos y finanzas internacionales- el cual, en un
comunicado al gobierno, ha denominado a la reforma como "desequilibrada"
y ha hecho eco de las principales quejas y denuncias de los trabajadores.
Si bien la CGTP se ha visto forzada a "luchar" la
nueva ley con sus huelgas de un sólo día y su infructuoso
diálogo, un reporte sobre una de sus marchas al congreso
del diario La Primera -que actúa como portavoz de
la pseudo-izquierda- resulta revelador: "Él (Huamán)
fue recibido por el legislador nacionalista Daniel Abugattás
(uno de los aliados más cercanos de Humala y según
se informa un amigo personal de Huamán) (...) después
de expresar su apoyo por las políticas del gobierno exigió
el cumplimiento de las demandas sociales y advirtió que
su apoyo (hacia el gobierno) no es ningún cheque en blanco".
A comienzos del mes pasado, el semanario de izquierda "Hildebrandt
en sus trece", informó sobre la creación de
CONSEDE (Coordinadora de Sindicatos de Empresa del Estado), una
nueva confederación sindical -conformada por los sindicatos
de controladores aéreos y de SEDAPAL, la empresa pública
del agua- que pretende hacer de rival a la CGTP. Huamán
respondió minimizando el tamaño de esta nueva organización,
aludiendo a que es obra de partidos de derecha quienes están
tratando de "dividir" el movimiento obrero.
En sus declaraciones, los funcionarios de estos dos sindicatos
declararon que los ha "unido" la desconfianza a la CGTP,
a la que consideran "politizada, vieja, apolillada y cercana
al gobierno". Si bien esta nueva organización no plantea
un quiebre con el programa u métodos políticos de
la CGTP, es un reflejo distorsionado del disgusto y creciente
oposición a las "organizaciones obreras" oficiales.
Desmintiendo las noticias "positivas" promocionadas
por el gobierno, de que el Perú es uno de los principales
focos de atracción para la inversión extranjera,
el número de conflictos sociales nunca cesaron desde que
Humala asumiera el poder. Estas luchas, relacionadas a la minería
y al medio ambiente, se han concentrado principalmente en los
pueblos y villas pequeñas afuera de Lima, la capital. Ahora
a estás se unen las demandas de los trabajadores gubernamentales,
quiénes llevan su lucha a las principales ciudades del
Perú.
Más aun, el significado de la huelga de los trabajadores
gubernamentales, entre los cuales se encuentra el importante sector
de salud, es que América Latina y el Perú no están
exentos de la crisis mundial desatada en 2008. Más bien,
junto a las recientes millonarias manifestaciones en Brasil contra
el corrupto gobierno del Partido de los Trabajadores de Dilma
Rousseff, el masivo movimiento estudiantil en Chile del año
pasado contra el presidente derechista y multimillonario Sebastián
Piñera, el resurgimiento de huelgas en Perú es parte
integral de la lucha de la clase trabajadora internacional contra
un sistema capitalista mundial en bancarrota.
Este artículo apareció en nuestro sitio en su
inglés original el 28 de agosto, 2012.
La cifra de muertos en la peor catástrofe de la industria
petrolífera venezolana en décadas se elevó
a 41 el domingo mientras los bomberos continuaban luchando contra
las llamas que emergían de dos tanques de almacenamiento
en la refinería de Petróleos de Venezuela (PDVSA),
industria del estado en Amuay en la costa occidental caribeña
de Venezuela.
El gobierno del Presidente Hugo Chávez declaró tres
días de luto nacional para las víctimas de la explosión
que destrozó la enorme instalación en la madrugada
del domingo. Entre ellas se encontraban 18 miembros de la Guardia
Nacional de Venezuela, cuyas barracas se encontraban justo en
las afueras del almacenamiento petrolífero de Amuay. Otros
17 civiles murieron, incluyendo un niño de 10 años,
y seis cadáveres aún tienen que ser identificados.
La explosión también envío una onda de choque
a los vecindarios cercanos que destrozó unos 200 hogares
y varios negocios. Los residentes le informaron a la prensa que
al comienzo pensaron que la explosión era un terremoto.
Evacuados en estado de shock, muchos regresaron pronto por miedo
a los saqueos.
Otras 80 personas resultaron heridas por la explosión;
dos de ellas murieron el domingo. Se espera que la cifra de muertos
se eleve ya que muchas otras personas aún no han aparecido,
El accidente ya representa uno de los peores de la industria petrolífera
en tiempos recientes, sobrepasado tan sólo ligeramente
por el incendio de 1997 en la refinería de la Hindustan
Petroleum en Visakhapatnam, India, en la que murieron 56 personas,
y muy por encima de la cantidad de víctimas en la explosión
de la refinería de BP en Texas City en el 2005, en la que
murieron 15 trabajadores. En la misma Venezuela, es el peor accidente
desde 1982, cuando 160 personas murieron en la explosión
de dos tanques de combustible en la planta de fuerza eléctrica
Ricardo Zuluaga en las afueras de Caracas.
Chávez, quién se ha postulado para un tercer término
como presidente de Venezuela en las elecciones del 7 de Octubre,
visitó el lugar del desastre el domingo y prometió
que se realizará una investigación completa de la
causa de la explosión.
Mientras estuvo ahí, le respondió con enojo a
un reportero que repitió varias declaraciones de los que
vivían cerca de la refinería, quienes aseguraron
haber olido una fuga de gas varios días antes de la explosión.
"No hay manera de que hubiese podido haber una fuga de gas
durante tres o cuatro días y de que nada hiciese nada al
respecto", declaró.
El presidente venezolano sugirió que la tragedia estaba
siendo manipulada por la oposición de derecha para favorecer
sus posibilidades en las elecciones venideras. En particular,
insistió en que las acusaciones de que el accidente estuviese
vinculado a una falta de mantenimiento carecían de fundamento.
"¿Falta de mantenimiento? Quién puede afirmar
eso ahorita mismo con seriedad? Nadie. Un irresponsable o alguien
a la ligera", Y añadió: "Yo les recomiendo
no caer en especulaciones" y que todo el suceso coincidía
con cierta línea de opinión generalizada.
El presidente puntualizó: " Sería muy lamentable
que algunos venezolanos trataran de usar el dolor de las víctimas
para sacar provecho de la situación".
El principal adversario de Chávez en las próximas
elecciones, Henrique Capriles Radonski, gobernador de derecha
que jugara un importante papel en el abortado golpe patrocinado
por la CIA en el 2002 con el propósito de derrocar a Chávez,
restringió sus comentarios, inmediatamente después
del desastre, a declaraciones de simpatía por las víctimas.
No obstante, algunos de sus partidarios políticos y secciones
de los medios de derecha han intentado usar la explosión
para condenar al gobierno de Chávez.
En particular, ellos lo vinculan a la huelga administrativa del
2003 en PDVSA, cuando Chávez despidió unos 18,000
empleados que intentaron paralizar la industria en una huelga
política que tenía como objetivo derribar al gobierno.
Capriles ha prometido recontratar a todos estos empleados. La
derecha también acusa de que la industria petrolífera
ha sufrido debido a la desviación de los ingresos al pago
de los programas de viviendas y de otras asistencias sociales
del gobierno.
Varios de los partidarios de Chávez han especulado que
la explosión podría ser el resultado de un sabotaje
organizado por la derecha venezolana y sus patrones en Washington.
El desastre se ha desarrollado bajo condiciones de una creciente
tensión política en Venezuela, con indicios de que
Washington podría estar preparando acciones que tienen
como objetivo cambiar el resultado en las urnas. A comienzos de
este mes, el gobierno venezolano informó haber capturado
un ex marino estadounidense y mercenario sospechoso tratando de
entrar al país ilícitamente.
Venezuela se encuentra entre los cinco principales países
que exportan petróleo a los EE.UU., pero recientemente
ha buscado dirigir una mayor porción de sus exportaciones
petrolíferas a China.
A pesar de las acusaciones de Chávez contra sus adversarios
derechistas, son los sindicatos que representan a los trabajadores
del sector petrolífero los que han lanzado las acusaciones
más duras: negligencia y falta de mantenimiento.
Iván Freites, miembro del comité ejecutivo de la
Federación Unitaria de Trabajadores del Petróleo
de Venezuela (FUTPV), imputó que su sindicato había
estado advirtiendo por algún tiempo que "podría
haber problemas en la refinería".
"La inversión en la industria no existe", declaró.
"Hemos estado criticando esto por los últimos tres
años".
Freites declaró a Noticias24 que "desde finales
del año pasado nosotros hemos venido denunciando la cantidad
de sucesos que está pasando en el centro refinador Paraguaná
y las refinerías del país". Afirmó que
el mantenimiento se había retrasado por meses y que las
reparaciones se hacían con partes recicladas, dejando a
las refinerías en una "situación delicada".
Freites exigió de que la refinería debería
cerrarse hasta que se pueda asegurar: "La refinería
tiene que ser sacada de operación. Hay que olvidarse de
si producimos o no o si vamos a perder las elecciones". Añadió
que la vida de la gente y las condiciones de los trabajadores,
quienes viven aterrorizados, vienen primero.
Orlando Chirino, ex líder sindical de los trabajadores
petrolíferos que se ha lanzado como candidato presidencial
del Partido Socialismo y Libertad (PSL), censuró las declaraciones
del presidente de PDVSA y ministro de la energía, Rafael
Ramírez, quién sugirió que la explosión
fue resultado de un accidente por casualidad. Declaró que
él y otros dentro del sindicato habían advertido
por años que "en la industria petrolífera los
accidentes se deben a la falta del mantenimiento rutinario y a
la falta de inversiones, y también al incumplimiento de
protocolos de seguridad ya establecidos". Ha llamado a que
se realice una investigación independiente y que Ramírez
renuncie inmediatamente.
José Bodas, secretario del FUTPV, describió al desastre
como "la crónica de una muerte anunciada", título
de una novela del autor colombiano, Gabriel García Márquez.
En una entrevista con el diario venezolano, El Universal,
declaró que se debería establecer un sistema de
emergencias en PDVSA que funcione, y recurrió al Presidente
Chávez para que se permita una investigación independiente.
Boas y Chirino, quienes trabajaron en la refinería de El
Palito en el estado norcentral de Morón, publicaron
conjuntamente un informe en 2010 acerca de la falta de mantenimiento
e de inversiones en la industria, advirtiendo que ésta
estaba "ponía en riesgo las vidas y salud de los trabajadores
y de terceros".
El funcionario sindical declaró que las advertencias fueron
ignoradas. "La junta administrativa de PDVSA y el Ministro
Ramírez deberían ser enviados a prisión",
declaró. "Los centros de trabajo no pueden se pueden
convertir en lugares de muerte. Exigimos de que PDVSA invierta
en el mantenimiento".
El desastre de la refinería de Amuay ha llegado en un tiempo
político particularmente malo para Chávez, quién
ha buscado incrementar la popularidad de su gobierno con promesas
de aumentar la producción de petróleo en Venezuela,
confirmada como las mayores reservas de petróleo crudo
en todo el planeta.
Esto también ha puesto en relieve las crecientes tensiones
entre su gobierno y la clase trabajadora venezolana, la cual encontró
su expresión la semana pasada en un mitin en el que los
trabajadores metalúrgicos y de otras industrias ahogaron
el discurso del presidente con exigencias para nuevos contratos.
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