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Europa en el 2013

Por Peter Schwarz
22 Enero 2013

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Esta perspectiva política apareció en inglés el 10 de enero 2013

Europa sigue atascada en su crisis económica y social más profunda desde la Segunda Guerra Mundial.

El martes 8 de enero en Bruselas, al presentar el "Informe sobre el desarrollo social y el empleo en Europa 2012" Laszlo Andor, quien es comisionario de la Unión Europea (UE) para los problemas del mercado, declaró que en el 2012 más personas perdieron su trabajo que en cualquier otro año de las dos últimas décadas. Asimismo indicó que aquellos que tuvieron empleos tenían menos dinero en sus bolsillos y su riesgo de caer en la pobreza crecía inexorablemente.

Es "poco probable", añadió Andor, "que la situación socio económica europea mejore de manera considerable en el 2013".

La situación es especialmente catastrófica en los países del sur y oeste europeo. Anteriormente, tan sólo las guerras habían devastado a las economías nacionales tan exhaustivamente y en tan poco tiempo como lo han hecho las medidas de austeridad de la Unión Europea.

En Grecia y en España, oficialmente una de cada cuatro personas está desempleada; más de la mitad de la población joven no tiene trabajo. El ingreso para la familia promedio ha caído 17 por ciento en Grecia en los últimos tres años y 8 por ciento en España. La asistencia médica, las pensiones y la seguridad social están en un colapso total.

Sin embargo, los gobiernos europeos planean seguir apretando los tornillos fiscales, a pesar de la catástrofe social que ya ha resultado de sus políticas de austeridad. Ya no se limitan a los países de la periferia de la zona del euro, sino cada vez más atacan con ferocidad a la clase trabajadora en los países centrales.

Esto queda confirmado con los nuevos planes draconianos de austeridad para Italia, Francia y Alemania, así como por el cierre de plantas automotrices en Europa. En su discurso de año nuevo a la nación, la canciller alemana Angela Merkel declaró de que la situación económica "no será más fácil el año que viene, sino más difícil". Esta es una clara advertencia.

En Gran Bretaña, donde más de un cuarto de la población ya vive en la pobreza, el gobierno de Cameron está desmantelando de manera sistemática el Sistema Nacional de Salud, la educación pública y el bienestar social.

Ni un solo partido en el espectro de la política oficial ofrece una salida a este círculo pernicioso de austeridad, recesión y decadencia social. Tanto los supuestos partidos de izquierda como los de derecha, todos están de acuerdo que no hay ninguna alternativa a la consolidación fiscal y la satisfacción de los mercados financieros a expensas de los servicios sociales, de la educación y de la asistencia médica. En las elecciones de este año en Italia y Alemania, la única cuestión es que partido, que coalición, es la más adecuada para implementar los dictados de la oligarquía financiera.

En Italia, existen tres corrientes políticas: el campo de Silvio Berlusconi, que une los elementos más criminales de la burguesía con los racistas declarados de la Liga del Norte (Lega Nord, en italiano); el campo de Mario Monti, el hombre que fue escogido por los bancos internacionales, que el año pasado llevó a cabo los recortes sociales más duros en la historia del país; y el campo de Pier Luigi Bersani, hasta ahora el aliado más confiable de Monti y quien está en mejores condiciones para integrar los sindicatos y la llamada "izquierda" en la implementación de la política fiscal.

En Alemania, el Partido Social Demócrata (PSD) y los Verdes tienen la intención de reemplazar la coalición conservadora neoliberal de Merkel para así poder imponer más eficientemente la austeridad y mejor tijeretear los servicios sociales. Ya demostraron sus capacidades cuando formaban parte de la coalición roja y verde dirigida por el canciller social demócrata Gerhard Schröder.

Un rol particularmente insidioso es el desempeñado en toda Europa por los supuestos partidos izquierdistas. Su misión es mantener la lucha de clases bajo control e impedir el desarrollo de un movimiento independiente del proletariado. Con ese objetivo, dientes para afuera critican la austeridad; al mismo tiempo hacen todo lo posible para mancornar la oposición social a los sindicatos, que a su vez apoyan el programa de austeridad de la burguesía y colaboran en su implementación. Al mismo tiempo, los partidos seudoizquierdistas o bien les dan a los gobiernos las mayorías parlamentarias necesarias para la implementación de sus ataques a la clase trabajadora o bien los realizan ellos mismos.

En Dinamarca, la Alianza Roja y Verde (Enhedslisten, en danés) -una colección "izquierdista" de social demócratas, estalinistas, maoístas y pablistas- recientemente votó a favor del presupuesto del gobierno social demócrata, presupuesto que es continuación de las políticas de austeridad del previo gobierno conservador.

En Grecia, la Coalición de la Izquierda Radical (SYRIZA) se ha preparado para reemplazar la inestable coalición gubernamental del Primer Ministro Antonis Samaras. SYRIZA repetidamente les ha asegurado a los bancos internacionales su buena disposición para pagar la deuda fiscal y mantener al país dentro de la Unión Europea.

En Italia, tanto Izquierda Ecología Libertad ( Sinistra Ecologia Libertà, en italiano) y Refundación Comunista (Rifondazione Comunista, en italiano) están preparadas para apoyar un gobierno dirigido o por Bersani o por Monti, así como lo hicieron anteriormente con el gobierno de Romano Prodi. En Alemania, el Partido de Izquierdas (Linkspartei, en alemán) está dispuesto a otorgarle a un gobierno federal PSD-Verde la mayoría necesaria, como ya ha hecho al nivel estatal.

Estos partidos son de izquierda sólo en nombre. Ellos representan un acomodado estrato de la clase media que se está moviendo cada vez más a la derecha mientras se intensifica la lucha de clases. Están totalmente integrados al campo de la burguesía.

Bajo condiciones en las que es imposible resolver la crisis dentro de las actuales estructuras políticas, los conflictos sociales inevitablemente asumirán formas cada vez más abiertas. La intensificación de luchas de clases está a la orden del día en toda Europa. Esto lo demuestran las masivas protestas que tomaron lugar en Grecia, España y Portugal el año pasado. Es inconcebible que cientos de millones de trabajadores europeos acepten la destrucción de sus sustentos sin entrar en batalla.

La intensificación de la lucha de clases, sin embargo, no resuelve automáticamente la cuestión de la perspectiva política. Al contrario, la plantea más claramente.

Si permanece bloqueada una solución progresiva a la crisis, debido al rol desempeñado por los partidos seudoizquierdistas, entonces las organizaciones de ultraderecha podrán beneficiarse de la miseria social y de la desesperación. Esa es la dura lección del siglo pasado. El mismo peligro puede ser visto hoy en día en el crecimiento de las organizaciones de ultra derecha y fascistas en Grecia, como Amanecer Dorado ( Chrysi Avgi, en griego), en Francia el Frente Nacional (Front National, en francés) y en Hungría el Movimiento por una Hungría Mejor (Jobbik, en húngaro).

Los trabajadores deben romper con los sindicatos y con las organizaciones seudoizquierdistas, cuya misión es atarlos al carro del descompuesto sistema capitalista. Al insistir de que no hay ninguna alternativa a futuros recortes y al empobrecimiento de amplias secciones de la población, la clase gobernante está en realidad reconociendo la bancarrota del capitalismo.

La única alternativa al retorno de la pobreza en masa y al barbarismo es un programa socialista. Hay que nacionalizar y colocar bajo control democrático a la banca y a las grandes empresas. La producción debe ser reorganizada y puesta al servicio de las necesidades de la sociedad y no de los intereses de lucro de los especuladores y parásitos financieros.

Sólo la lucha unida de la clase trabajadora europea e internacional puede hacer cumplir ese programa. Para eso se requiere la formación de gobiernos obreros y el establecimiento de los Estados Socialistas Unidos de Europa. La tarea más urgente es construir nuevos partidos revolucionarios de los trabajadores como parte de un movimiento socialista internacional: estos son los Partidos Socialistas de la Igualdad y el Comité Internacional de la Cuarta Internacional.

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