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El Dow Jones pasa los 16,000

Por André Damon
06 Diciembre 2013

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Este artículo apareció en inglés el 25 de noviembre del 2013

El 21 de noviembre el índice Dow Jones de la bolsa de Nueva York, cerró por encima de los 16.000 puntos por primera vez en su historia, después de siete semanas consecutivas de ganancias. Esto fue seguido de inmediato por otro hito: el índice Standard & Poor de 500 acciones cerró a 1,804, también un record histórico, (el índice Dow Jones Industrial Average se basa en las treinta compañías más grandes de la Bolsa de Nueva York).

En lo que va de este año el Dow ha subido 24 por ciento. Es el doble de lo que era en el 2009. El S&P 500 ha subido 28 por ciento este año.
Lejos de representar una recuperación económica real, el alza en el bolsa ocurre en el contexto del estancamiento económico, la contracción, en los EE. UU., Europa, y gran parte del resto del mundo. Más de cinco años después del colapso de Wall Street en septiembre del 2008, las economías de Estados Unidos y el mundo siguen empantanadas en la más grave recesión desde la Gran Depresión de la década de los 1930.

El alza de precios de las acciones, las ganancias corporativas y los salarios de los ejecutivos se produce en paralelo con la creciente pobreza, el desempleo masivo, y niveles cada vez más asombrosos de la desigualdad social.

Existe un paralelo entre la curva ascendente de precios de las acciones y la trayectoria creciente de los índices de privaciones y miseria social. El número de personas que reciben subsidios de alimentos en los EE. UU. (Suplemental Nutrition Assistance Program, SNAP) aumentó de 28.2 millones en 2008 a 47.7 millones en abril de 2013, un aumento del 70 por ciento. Este número continúa creciendo. Se añadieron más de 1 millón de nuevos beneficiarios de SNAP entre el 2012 y el 2013.

Entre 2007 y 2012, el ingreso medio por familia en los Estados Unidos cayó un 8.3 por ciento. El porcentaje de la población en edad de trabajar en EE. UU. que tiene un puesto de trabajo se ha reducido en un 4.6 por ciento desde 2008, mientras que los sueldos industriales han caído un 3 por ciento desde mayo de 2009.

Un informe publicado en octubre por el Centro Nacional sobre la Educación de los sin techo (National Center for Homeless Education), en base a cifras proporcionadas por el Departamento de Educación de EE. UU., encontró que más de 1.1 millones de niños de las escuelas públicas se la habían pasado sin techo, desamparados, en algún momento entre 2011 y el 2012, un 72 por ciento más que antes de la crisis económica.

La aristocracia financiera se enriquece enormemente en ese mismo periodo. Por todo el mundo desde 2009 la riqueza en manos de esta élite se ha duplicado. En los Estados Unidos, por ejemplo, el 1 por ciento más rico ha capturado el 95 por ciento del aumento del ingreso nacional, mientras que se estancaban los ingresos del 95 por ciento de la población, de bajo de ellos.

La desigualdad de ingresos en EE. UU. creció cuatro veces más rápido en los primeros tres años de la administración Obama que bajo la presidencia de Bush, según las cifras publicadas a principios de este año por el diario neoyorquino New York Times.

¿Cómo ha podido el mercado de valores alcanzar niveles récord, mientras que la economía real no ha logrado recuperarse de la crisis de 2008?
El aumento en los índices bursátiles no es simplemente el resultado de fuerzas económicas impersonales. Es producto deliberado de las medidas de la administración Obama. La prioridad de este gobierno es apuntalar el sistema financiero y proteger la expansión de la riqueza de los súper ricos, mediante la gran transferencia de riquezas de la población trabajadora a la oligarquía financiera.

La explosión presente se inicia en marzo de 2009, tras una serie de decisiones de la administración que dejó en claro que no se detendría ante nada en rescatar a la élite gobernante y descargar la crisis sobre la clase obrera.

El 23 de marzo, el secretario del Tesoro, Timothy Geithner, había dado a conocer los detalles de un plan para utilizar casi ilimitados fondos del Banco Central (Federal Reserve System) para comprar los activos tóxicos (bienes improductivos) de los bancos a precios inflados, con dinero del público que paga impuestos al fisco. Desde entonces, los depósitos de hipotecas vencidas en del Federal Reserve han aumentado de USD 68 mil millones a USD 1.4 billones de dólares, y sigues creciendo 40 mil millones de dólares por mes. El día del anuncio de Geithner, el Dow aumentó 497 puntos, 7 por ciento.

Apenas unos días antes, el gobierno se había puesto en contra de un proyecto de ley del Congreso para bloquear 165 millones en bonos para los ejecutivos de la gigante de los seguros, AIG, y limitar la remuneración de los ejecutivos de los bancos y las corporaciones rescatadas.

El 30 de marzo, Obama presentó su propuesta para la reestructuración de la industria automotriz, una propuesta que exigía drásticos cortes de sueldos y beneficios. Era la condición para conceder de fondos federales para rescatar la General Motors y Chrysler.

Estos tres acontecimientos se combinaron para crear el mayor repunte de cuatro semanas consecutivas en el índice Dow desde 1933.

En 2010, el gobierno acordó prolongar por dos años los recortes de impuestos para los ricos, aprobados durante la presidencia de Bush. El mismo año, Obama firma la ley de "reforma" financiera Dodd-Frank, una medida simbólica, fingida, señal de que no habría ninguna reforma real del sistema bancario, ningún intento de responsabilizar a los ejecutivos de Wall Street de ninguna actividad ilegal o fraudulenta; no se acabarían a las actividades especulativas que habían desencadenado la crisis financiera.

También en 2010, Obama logró que el congreso aprobara su plan de salud, con el principal objeto de reducir los costos con que cargan el gobierno y las empresas y aumentar sus ganancias reduciendo la cobertura médica para millones de obreros. Estos tendrán que pagar más cuando ellos o sus familias requieran cuidado médico..

La crisis política sobre limites a la deuda fiscal en el 2011 terminó con un acuerdo para imponer más de mil millones de dólares en recortes de gastos en los próximos 10 años, junto con un acuerdo que otros 1.2 billones en recortes adicionales en todas las áreas de gasto, que se activaría a partir de 2013 si para entonces no hubiera algún acuerdo de reducción de déficit entre la Casa blanca y el Congreso.

En el curso de esas negociaciones de crisis, Obama ofreció un tijeretazo sin precedentes en Medicare y el Seguro Social como parte de un "gran acuerdo" con los republicanos.

En 2012, el trance político sobre el "precipicio fiscal" dio lugar a la activación de recortes obligados, que comenzaron en marzo pasado. Más recientemente, la Casa Blanca y el Congreso tijeretearon el programa de subsidios de la comida para la gente pobre. A poco tiempo también pusieron fin a la extensión federal de pagos estatales a los desempleados. Negociaciones sobre el presupuesto están actualmente en curso para imponer nuevos recortes en el gasto social, mientras a la vez se recortan las tasas de impuestos a las empresas.

Durante todo este período, los servicios sociales, el empleo y los salarios de los maestros y otros trabajadores del sector público han sido objeto de ataques a nivel estatal y municipal. Cosa que ahora resulta en la quiebra de Detroit, llevada a cabo para saquear las pensiones de los trabajadores de la ciudad y vender bienes públicos, entre ellos la colección del Instituto de Artes de Detroit (Detroit Institute of Art, DIA).

¿Cómo ha podido gobierno imponer estos ataques masivos a la clase obrera, mientras saqueaba la economía en beneficio de los ricos? La razón principal es que contaba con la cooperación de los sindicatos para bloquear y sabotear la resistencia de los trabajadores.

La resistencia proletaria estadounidense no ha tardado en manifestarse y tiene varias formas. Incluye las enormes protestas del 2011 contra los ataques del gobernador de Wisconsin, Scott Walker sobre los derechos laborales y los programas sociales, así como una serie de huelgas, de profesores en Chicago y las huelgas de conductores de autobuses escolares de Nueva en 2013. En cada uno de estos casos, la lucha fue aislados y traicionada por los sindicatos, que trabajan en alianza con el Partido Demócrata.

Los ataques de Obama y los dos grandes partidos de la banca y de las grandes empresas, combinados con la traición de los sindicatos cuentan con la ayuda e instigación de grupos seudoizquierdistas, como la Organización Socialista Internacional (International Socialist Organization, ISO), que buscan encauzar a la clase trabajadora por la mala vía de la burocracia sindical y de los Demócratas. Se oponen a la movilización independiente de la clase obrera y a la lucha contra el sistema capitalista.

Son tres las lecciones de esta experiencia: Primero que el gobierno de Obama es un instrumento de Wall Street, en alianza con el complejo de organizaciones de inteligencia y militares; segundo, que no hay condiciones o derechos que puedan defenderse apelando a los grandes partidos capitalistas o ejerciendo presión en el congreso; tercero, que el blanco de las luchas obreras debe ser la raíz de la crisis, el propio sistema capitalista.

Lo que más urge es la construcción de un movimiento político independiente de la clase obrera en base a un programa socialista. Hay que barrer con el casino que es Wall Street. Se debe confiscar los billones de dólares robados del pueblo, dinero que debe destinarse a satisfacer la necesidad de empleos, salarios y beneficios decentes, educación y servicio de salud. Los bancos y las grades empresas deben ser nacionalizados, hechos propiedad pública y puestos bajo el control democrático de los obreros. La economía debe reorganizarse para satisfacer las necesidades sociales y no las ganancias privadas.

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