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Caída del precio del oro indica deflación mundial

Por Nick Beams
18 Abril 2013

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Este artículo se publicó en nuestro sitio originalmente en inglés el 17 de abril. 2013.

La rápida caída del precio del oro durante los últimos días—la peor en más de 30 años—indica que tendencias deflacionarias ahora toman fuerza por toda la economía mundial.

Como dijera un comentarista en el sitio del Business Spectator australiano, “¿Estamos presenciando una depresión mundial que se despliega ante nuestros propios ojos?”

El lunes, el precio del oro disminuyó $US 110 la onza, eclipsando su mayor pérdida de un día en enero, 1980. La caída sucedió junto con lo que el Financial Times describió como una “aniquilación” de los mercados de metales; la plata bajó en un 11 por ciento. El precio de todas las mercancías también por lo general también ha caído.

Aunque bien podría ocurrir cierta alza durante los próximos días, la liquidación parece haber marcado un punto decisivo de gran significado. El torrencial de dinero que se invirtió en el sistema financiero luego del colapso de Lehman Brothers en el 2008 causó que el precio del oro subiera precipitadamente. Como protección contra el dinero en papel y monedas devaluadas; triplicó su valor en apenas más de tres años y llegó a la cumbre de US$1,930 por onza en septiembre, 2011.

Se quedó a ese nivel durante los próximos 12 meses antes de comenzar su caída el octubre pasado. Desde ese entonces, el precio ha caído en un 20 por ciento. Gran parte de esa baja ha sucedido durante los últimos días. No hace más de diez días que el precio del oro estaba en US$1,600 la onza. Ahora está por debajo de US$1,400.

Esta baja es todo lo contrario a las expectativas del mercado: que si la expansión del abastecimiento de dinero continuaba por medio de programas de ajustes cuantitativos [impresión de más dinero] para aliviar a los bancos centrales principales del mundo, el precio del oro aumentaría o por lo menos quedaría estable.

El Australian Financial Review citó a un comerciante del mercado, cuyos comentarios expresan la perplejidad que ha causado la caída: “Estados Unidos sigue imprimiendo más dinero, el yen se desploma y los japoneses aceleran la impresión de dinero. Tenemos, pues, un mercado que actúa como cortocircuito al yen y al oro, puesto que no pueden imprimir el oro, lo cual no tiene ningún sentido”.

La caída del precio del oro, a pesar de la inundación de dinero a los mercados financieros, indica que hay otras fuerzas mucho más poderosas en juego. Un análisis de cómo funcionan los ajustes cuantitativos nos muestra las razones ocultas.

La razón oficial para las medidas sin precedente histórico que los bancos mundiales han impuesto—la inoculación de cientos de miles de millones de dólares al sistema monetario por medio de la compra de bonos gubernamentales—es que semejante acción de emergencia es necesaria para resucitar la economía. Pero el dinero que entra se queda dentro de los portales de los bancos e instituciones de préstamo.

En vez de financiar nuevos proyectos de inversiones y así estimular la demanda y la producción, el dinero que los bancos centrales han abastecido se ha consagrado preponderantemente a la especulación en los mercados de valores y mercancías.

El alza en estos mercados ha sucedido en medio de tendencias de recesión y deflacionarias en la economía mundial general, tal como lo comprueba un breve repaso.

En Estados Unidos, el alto desempleo es crónico; la duración promedio del desempleo llegó a 37 semanas en marzo. En Europa, el desempleo en España, Grecia y otros países ha llegado a más del 25 por ciento. El desempleo de la juventud es mayor del 50 por ciento. La economía de la Eurozona por lo general se contrajo el año pasado y se quedará estancada—o hasta contraída— aún más en el 2013.

Desde la crisis económica mundial que estalló en el 2008, se han escrito millones de palabras para promover la idea que, no obstante las dificultades de las antiguas economías más avanzadas, China y otras economías que presuntamente comienzan a desarrollarse pueden sostener a la economía mundial capitalista.
Estas aseveraciones se desmienten a diario. El lunes, a medida que la caída del oro batía récords, las autoridades chinas anunciaron que el crecimiento de la economía durante el primer cuarto de año había sido en un 7.7 por ciento; es decir, una baja del 7.9 por ciento durante el último trimestre del 2012 y muy por debajo de la tasa de 8 por ciento (y más) que se esperaba.

Pero las cifras de por sí no muestran el significado del cambio que ahora toma lugar en la economía China. Como nota Michael Pettis, profesor de finanzas en la Universidad de Pekín y antiguo observador de la economía china, en el pasado el crecimiento de China fácilmente excedía los objetivos del gobierno. Pero no este año.

En su última declaración formal el mes pasado, el premier chino que ahora sale del poder, Wen Jibao, anunció que el objetivo de alcanzar una tasa de crecimiento de 7.5 por ciento sería difícil de lograr. Añadió que “se desarrollaba un conflicto entre la presión ejercida hacia abajo sobre la expansión económica y la capacidad para la producción excesiva”.

De acuerdo a la agencia de prensa Xinhua, las industrias que sufren el peor exceso de capacidad incluyen la del acero, el cemento, el aluminio, las láminas de vidrio y el coque. Todas funcionan entre un 70 y 75 por ciento de su capacidad total.

Además, puede que las verdaderas estadísticas acerca de la expansión de la economía china estén por debajo de las oficiales. En el pasado, el consumo de energía del país ha aumentado mucho más rápido del el Producto Interno Bruto. Pero el año pasado, a medida que la economía presuntamente debería haberse expandirse en un 7.8%, el uso de energía aumentó en un solo 5.5 por ciento.

Como comenta Pettis, puede que la verdadera expansión haya sido en un 7.2 por ciento en el 2011 y en un 5.5 por ciento en el 2012. Añade que “Otros economistas…sugieren cifras aún menores, más cerca de cero”.

En otra expresión de las tendencias de recesión e inflacionarias mundiales, el gobierno de Corea del Sur anunció ayer martes que iba valerse de un presupuesto suplementario—equivalente a US$15.400.000.000—para reactivar la economía. El flojo y lento consumo interno le ha pegado bien duro a la economía del país, aún cuando los ingresos de las exportaciones son reducidos debido al débil yen japonés devaluado y a una demanda mundial reducida.

El presupuesto suplementario de Corea del Sur es mucho mayor de lo que se había anticipado cuando primero se anunciaron medidas de estímulo el mes pasado. Una declaración emitida por el ministerio de finanzas puntualizó lo siguiente: “La economía está perdiendo su vitalidad y la manera en que el pueblo se gana la vida se deteriora a medida que nuestra economía ha mostrado poco crecimiento [consecutivo] de menos de 1 por ciento durante casi dos años”.

El último índice de la Brookings Institution-Financial Times, que sigue la trayectoria de la recuperación económica, hace el siguiente resumen del estado de la economía mundial en general: “Éste se encuentra estancado en la rutina, incapaz de sostener una buena recuperación y susceptible al frenazo repentino”.

Puede que la caída del precio del oro sea el primer índice de una depresión cada vez más profunda. También podría poner en movimiento una nueva ronda de crisis financieras si los inversionistas principales quedan atrapados en sus convulsiones inesperadas. Y puede que la estampida repentina para salir del oro, lo que ha producido las precipitosas caídas de los últimos días, indique una salida similar en cuanto a las acciones y otros mercados.

 



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