Santiago Carrillo, carnicero de la Revolución Española
Por Vicky Short
19 Octubre 2012
Utilice
esta versión para imprimir | Email
el autor
El ex-secretario general del estalinista Partido Comunista de
España, Santiago Carrillo, falleció el 18 de septiembre
a la edad de 97 años.
El velatorio fue instalado en la sede central de Comisiones
Obreras (CCOO), el sindicato vinculado al Partido Comunista. El
cuerpo de Carrillo fue incinerado el jueves y sus cenizas lanzadas
en la costa del mar Cantábrico en Gijón (Asturias),
donde había nacido.
La vida de Carrillo abarcó cerca de un siglo y, aunque
cuando era joven estuvo animado por un sentimiento revolucionario,
se convirtió en el más implaca ble y despiadado
enemigo del socialismo. Defendió cada uno de los crímenes
perpetrados por la burocracia del Kremlin, no solamente dentro
de España si no también en la Unión Soviética
y el resto del mundo. Sobre todo, como secretario general del
PCE, ayudó y fue cómplice de los agentes de la GPU,
la policía secreta soviética, enviada por Stalin
para secuestrar y asesinar a todos aquellos que fueran considerados
opositores al estalinismo-el más famoso de los cuales fue
el líder del centrista Partido Obrero de Unificación
Marxista (POUM), Andreu Nin.
Hijo de un destacado socialista y líder sindical, Wenceslao
Carrillo, comenzó a trabajar en El Socialista, el
diario del partido socialdemócrata Partido Socialista Obrero
Español (PSOE), cuando tenía tan solo trece años.
Se afilió al sindicato Unión General de Trabajadores
(UGT) y las Juventudes Socialistas, llegando a ser su secretario
a los 18 años. Después de cumplir dos años
de condena en prisión por participar en el fallido golpe
del Comité Revolucionario Nacional en 1934, viajó
a Moscú con una delegación de las Juventudes Socialistas
para negociar una fusión de las agrupaciones juveniles
socialistas y comunistas que llegó a ser conocida como
las Juventudes Socialistas Unificadas.
Santiago Carrillo en 1977
La unificación aumentó significativamente la
base de los estalinistas en España, con consecuencias catastróficas
para la revolución española.
En los inicios de la revolución de 1936 y de la guerra
civil que empezó con el golpe fascista del general Francisco
Franco contra el gobierno republicano elegido en las urnas, Carrillo
se afilió al Partido Comunista. Abrazó la teoría
de la burocracia del Kremlin del socialismo en un solo país
y su consecuencia-la perspectiva de un Frente Popular con la burguesía
contra el fascismo-mediante la cual cualquier intento de la clase
trabajadora en cualquier país para derrocar el capitalismo
y tomar el poder debería ser impedido por todos los medios.
En la época en que Carrillo se afilia al PCE, estaban
teniendo lugar los ominosos Juicios de Moscú.
Líderes destacados de la Revolución Rusa fueron
imputados en una farsa de juicios. Las víctimas de Stalin
fueron torturadas, amenazadas con la aniquilación de sus
familias y quebradas sus voluntades hasta el punto de confesar
bajo tortura todo tipo de crímenes inventados. Después
fueron ejecutados.
A León Trotsky se le dió un papel central en
estos montajes y fue sentenciado a muerte in absentia.
En julio de 1937, Erwin Wolf, secretario de Trotsky, fue enviado
a España para intervenir en contra de las políticas
frente populistas de los estalinistas. El agente estalinista de
la GPU, Marc Zbrorowski informaría de su misión,
y sería asesinado poco después de llegar.
Muchos trabajadores de todo el mundo se afiliaron al Partido
Comunista porque pensaron que era un representante genuino de
la Revolución Rusa de 1917. El caso de Carrillo fue diferente.
Como líder del PCE, tenía estrechos lazos con el
Kremlin, era totalmente consciente de sus despiadadas purgas de
los líderes de la Oposición de Izquierda, y apoyó
activamente sus actividades contrarrevolucionarias.
En una entrevista dada en 1974, Carrillo dijo: "Jamás
había considerado a los trotskistas como posibles adversarios
hasta el momento en que fui a la Unión Soviética.[en
1935]... Admití lo que hasta entonces no admitía,
pero sin considerar todavía que los trotskistas españoles
pudieran ser realmente agentes fascistas. Vinieron los juicios
de Moscú, que se desarrollaron públicamente. Hubo
todas aquellas revelaciones, todas aquellas confesiones. Debo
decir que en aquella época estaba convencido de que aquellas
confesiones eran auténticas...soy de los que admitieron
efectivamente que aquellas personas eran contrarrevolucionarias,a
gentes del enemigo." ["Mañana España",
Santiago Carrillo. Conversaciones con Régis Debray y Max
Gallo. Editorial: Akal Editor. Páginas 65 y 66.]
Esta es una respuesta calculada, 40 años después
de los hechos. Lo que el partido que lideraba pensaba realmente
fue mejor expresado por su co-leader del PCE, José Díaz,
en un mitin el 9 de mayo de 1937, también citado por Bolloten:
"Nuestro enemigo principal es el fascismo, son los fascistas.
Pero los fascistas tienen su agente para trabajar. Naturalmente,
que si los agentes que trabajan con ellos dijesen: "Somos
fascistas y queremos trabajar con vosotros para crear dificultades",
inmediatamente serían eliminados por nosotros. Por eso
tienen que ponerse otro nombre. Se ponen distintos nombres. Unos
se llaman trotskistas. Es el nombre bajo el cual trabajan muchos
fascistas emboscados, que hablan de revolución para sembrar
el desconcierto. Y yo digo: Si esto lo saben todos y lo sabe el
Gobierno, ¿qué hace el Gobierno [republicano] que
no los trata como a tales fascistas y los extermina sin consideración?"
"Por eso yo decía en mi discurso ante el Pleno
del Comité Central, recientemente celebrado, que no solamente
en España debe ser disuelta esa organización, suspendida
su prensa y liquidada como tal, sino que el trotskismo debe barrerse
de todos los países civilizados, si es que de verdad quiere
liquidarse a esos bichos...."
El mismo Díaz parece ser que cayó en desgracia
a la burocracia, pues las circunstancias de su suicidio años
mas tarde en la Unión Soviética eran sospechosas.
Muchos han expresado su convencimiento que llegó a convertirse
en "enemigo" y fue liquidado por Stalin.
Pero fue basándose en esas mentiras que un gran número
de luchadores de la clase trabajadora fueron asesinados en España
organizado por los agentes de Stalin que fueron a España
como "hermanos" comunistas y que trabajaron dentro del
Partido Comunista de Carrillo para "exterminar" a los
trotskistas.
Carrillo está presuntamente acusado de haber ordenado
la ejecución de al menos dos miembros de su propio partido
en el exilio en los años 1940: Gabriel León Trilla
y Joan Comorera. Está también presuntamente acusado
de haber ayudado a los franquistas a detener otro miembro del
PCE, Jesús Monzón.
El PCE además engendró al asesino que mató
a Leon Trotsky en Agosto de 1940 mientras vivía exiliado
en México-el catalán Ramon Mercader.
Mercader y su madre fueron reclutados por la NKVD, precursora
de la GPU, y él estuvo algún tiempo en Moscú
en 1937 para recibir entrenamiento especializado en asesinar.
Carrillo niega cualquier conocimiento del crimen, pero cuando
Mercader salió de prisión en 1960, Carrillo y su
cómplice Dolores Ibarruri (La Pasionaria como es conocida
por los estalinistas pero que debería ser recordada como
La Asesinaria), pidieron que le permitieran volver a su Barcelona
natal. Esta petición le fue denegada y Mercader fue enviado,
en cambio, a la Cuba de Castro.
En una serie de escritos, Trotsky elaboró una perspectiva
revolucionaria para la clase trabajadora española. De haber
habido un partido revolucionario capaz de trabajar con sus copensadores
internacionales y luchar por esta perspectiva firme y consistentemente
contra los partidos estalinistas, socialdemócratas y centristas,
no hay duda que se hubiera establecido el camino hacia la victoria
del socialismo. Su impacto hubiera llegado mucho más allá
de España, y cambiado el curso de la historia europea e
incluso de la historia mundial-en la víspera del baño
de sangre de la segunda guerra imperialista y la barbarie del
fascismo hitleriano.
La última y esclarecedora actuación de Carrillo
tuvo lugar al final de la dictadura de Franco en 1975. El aspirante
al trono real, Juan Carlos, reconociendo que el PCE podría
ayudar a garantizar una transición pacífica tras
el fallecimiento de Franco, envió al sobrino de Franco,
Nicolás Franco Pascual de Pobil, para reunirse con Carrillo
en París para saber como podría reaccionar el PCE
cuando Franco falleciera. Carrillo le garantizó que no
había nada que temer.
En diciembre de 1976, después de la muerte del dictador,
Carrillo hizo saber al primer ministro Adolfo Suárez del
partido Unión de Centro Democrático (UCD), y antiguo
secretario general del Movimiento Nacional, que el PCE estaba
dispuesto a participar en un gobierno encabezado por Juan Carlos
y que tomaría parte en el "pacto social" posterior
a las elecciones. A cambio, Suárez autorizó a los
candidatos del PCE participar en las elecciones de 1977-- pero
sólo a título personal.
Esta "transición pacífica" hacia una
democracia burguesa fue dirigida conscientemente contra la aparición
de luchas militantes con las que la clase trabajadora buscó
que rindieran cuentas aquellos que participaron en el régimen
de Franco y por conseguir un cambio real. Sólo unos pocos
militares asociados con Franco fueron destituidos, pero se mantuvo
el capitalismo, la burguesía conservó sus propiedades
y a los fascistas les fue concedida una amnistía política
bajo el lema de "olvidar y perdonar".
Carrillo apoyó y trabajó con el estalinismo durante
su auge e intentó distanciarse, él mismo, de sus
muchos crímenes sólo cuando estaba a punto de colapsar.
En los años 1970, junto con Enrico Berlinguer del Partido
Comunista Italiano (PCI), y Georges Marchais del Partido Comunista
Francés (PCF), Carrillo dió la espalda a la burocracia
soviética y declaró en un mitin que ahora era un
"eurocomunista".
Lejos de una revaluación de los crímenes pasados,
Carrillo y compañía estaban distanciándose
de Moscú con la única intención de servir
mejor los intereses de su propia burguesía. Para conseguirlo
buscaron aumentar su atractivo para sectores de la clase media
abrazando el feminismo, la liberación gay y otros asuntos
identitarios e insistiendo en sus "credenciales democráticas"--mientras
se distanciaban de su confesión formal pasada de política
de clase. Esto, por supuesto, no significó romper su alianza
con los sindicatos como mecanismo de controlar la lucha de clases.
El Eurocomunismo ha sido considerado como el preludio de la
Glasnost y la Perestroika, políticas propugnadas por Mikhail
Gorbachev y Boris Yeltsin que fueron el comienzo de la restauración
del capitalismo en la Unión Soviética.
Cuando en 1981 tuvo lugar un intento golpista y se tomaron
como rehenes a los miembros del parlamento dentro del Congreso,
Carrillo reforzó la legitimidad de la monarquía
difundiendo el mito que el rey Juan Carlos habia intervenido personalmente
para impedir la vuelta a un gobierno fascista. De hecho el rey
evitó oponerse al golpe hasta que se dio cuenta que no
tenía apoyo en la élite gobernante.
Centenares de miles de luchadores revolucionarios permanecen
a día de hoy enterrados en fosas comunes y a sus familiares
se les niega el derecho de recuperar sus cuerpos. Cuando el magistrado
de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón, inició
la primera investigación judicial de los crímenes
de Franco en 2008, Carrillo, con 93 años, criticó
públicamente lo que describió como un "error".
No era "la mejor manera" de restituir la memoria histórica
del periodo dictatorial, afirmó. En una metáfora
que quizás revela mas de lo que pretendia, Carrillo comparó
esa investigación judicial como una escopeta donde el tiro
podría salir por la culata.
Cualquier investigación objetiva de los crímenes
de Franco ciertamente habría vuelto contra los estalinistas.
Pero en cambio, Garzón fue acusado de violar la Ley de
Amnistía de 1977, la cual perdonaba los crímenes
de la era de Franco. Por investigar la desaparición de
114,000 personas durante la Guerra Civil española y la
resultante dictadura fascista, fue inhabilitado durante 11 años.
Con la muerte de Carrillo, la burguesía española
mostró su total reconocimiento como su siervo fiel, incluso
cuando los medios de comunicación intentaron perpetuar
el mito de "histórico líder comunista"
y "defensor de la clase trabajadora". Fue leída
una declaración oficial de reconocimiento y elogio por
los servicios de Carrillo, y el parlamento le obsequió
con una gran ovación de pie. Gran número de dignatarios
desde la derecha, la izquierda y el centro de todo el arco político
desfilaron ante su cadáver para mostrar sus respetos.
Tantas ganas tenía el rey Juan Carlos de mostrar su
aprecio a la inestimable contribución de Carrillo por el
retorno de la monarquía a España que visitó,
acompañado por la reina, el domicilio del difunto, solo
dos horas después que su fallecimiento fuera anunciado.
Carrillo ha sido "una persona fundamental para la Transición
y la Democracia y muy querido" afirmó el rey.
El derechista Partido Popular (PP) también envió
altos cargos del gobierno, incluyendo la aborrecida vicepresidenta,
Soraya Saénz de Santamaria, el Ministro de Exteriores José
Manuel García Margallo, la Ministro de Empleo Fátima
Báñez y la Ministro de Fomento, Ana Pastor.
Cargos del PP que visitaron el ataúd incluyendo al vicesecretario
de organización del PP, Carlos Floriano y el vicesecretario
de Estudios y Programas del PP, Esteban Gonzalez Pons.
Ellos también elogiaron la memoria de Carrillo. Refiriéndose
a la necesidad de tener personas como Carrillo para mediar entre
las actuales y crecientes luchas de clase en apoyo de la burguesía,
Pons dijo, "Ojalá la generosidad que Carrillo y otros
tuvieron nos acompañara siempre, en particular en estos
momentos."
Gaspar Llamazares, el ex-líder estalinista de la Izquierda
Unida (organización establecida por el Partido Comunista
para reunir a varios grupos de clase media de seudo-izquierda),
fue el primero en ser informado del fallecimiento de Carrillo
por su familia. Carrillo "resume como nadie la Republica,
la lucha antifranquista y la apuesta por la reconciliación;..
en un momento tan delicado para el país" dijo
Llamazares. [énfasis añadido]
Los últimos años de la vida de Carrillo han sido
testigos de una ofensiva de la elite gobernante española
y mundial para hacer retroceder a la gente trabajadora hacia condiciones
sociales que existían antes del nacimiento del movimiento
obrero.
Pero la muerte de Carrillo marca el fin de una época
histórica en la cual el estalinismo fue capaz de descabezar
la clase trabajadora revolucionaria. Carrillo hizo todo lo que
pudo para aniquilar el socialismo revolucionario. Pero fracasó.
Los crímenes de Stalin son conocidos ahora como lo que
eran.
Por el contrario, la lucha de Trotsky ha sido reivindicada.
En medio de todos los horrores y persecuciones de los años
1930, él y sus partidarios fundaron la Cuarta Internacional
como el partido mundial de la revolución socialista.
No solamente ha sobrevivido a una inconcebible persecución,
si no que hoy la perspectiva de Trotsky es una guía para
los trabajadores y la juventud en todo el mundo, en medio de una
crisis del capitalismo y un renacer de los conflictos revolucionarios
de clase en España y el mundo entero.
Regresar a la parte superior de la página
Copyright 1998-2012
World Socialist Web Site
All rights reserved |