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La agitación separatista en Europa
Por Chris Marsden
12 Noviembre 2012
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el autor
Esta perspectiva política apareció en inglés
el 30 de octubre 2012
En los últimos meses hemos visto muchos ejemplos de
como han adquirido fuerza partidos que abogan por la creación
de nuevos y pequeños estados en España, Bélgica,
Italia, Escocia y en otras partes de Europa.
Alimentando el crecimiento de tales corrientes están
los salvajes tijeretazos y medidas de austeridad que han impuesto
los gobiernos centrales siguiendo las instrucciones de la troika
-la Unión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo
Monetario Internacional -a instancia de bancos y especuladores
mundiales. Sin embargo, la explotación de legítimos
agravios sociales no significa que los que así se benefician
representan los intereses de las masas explotadas.
Todos los partidos separatistas hablan en nombre de sus burguesías
y de los estratos más altos de la clase media que han llegado
a la convicción de que la riqueza relativa de sus regiones
les permitirá una existencia privilegiada -siempre y cuando
busquen ser miembros de la Unión Europea y cumplan fielmente
las órdenes de la banca y de las empresas que ahora atacan
a la clase obrera.
Los movimientos separatistas más importantes han aparecido
todos dentro de las regiones más prosperas de sus respectivos
países. Todos demandan acabar con la imposición
de impuestos nacionales para subsidiar a las regiones más
pobres. Exigen el control la riqueza regional. No cambia nada
que estos grupos aparenten una cara izquierdista. Tal es el caso
con algunas de las grandes organizaciones nacionalistas y con
el cúmulo de tendencias de seudoizquierda que se arrastran
tras sus huellas.
En España, los dos movimientos separatistas más
fuertes existen en la región vasca y en Cataluña.
La primera es una de las regiones más ricas de España
en términos de producto interno bruto (PIB) per cápita;
La segunda es la región más rica entre todas.
Bajo el lema "Cataluña, una nueva nación
en Europa", el mes pasado, 1,5 millones de catalanes se manifestaron
en Barcelona demandando un estado independiente. Mientras tanto,
el Gobierno regional ha implementado obedientemente todas las
exigencias de austeridad hechas durante los últimos dos
años, pero aun carga con una deuda récord de 44
mil millones de euros y con un ranking de crédito reducido
a la categoría de basura.
Artur Más, quien dirige al principal partido catalán:
Convergència i Unió (CiU, Convergencia y Unión),
está proponiendo un referéndum de independencia
con el cuento de que la distribución de la carga fiscal
dentro de España es "injusta y desleal". Más
representa abiertamente a los más pudientes, comparando
la "fatiga" de Cataluña con las quejas de Alemania,
Francia y otros grandes estados que están subsidiando los
países más pobres del sur de Europa como Grecia,
Portugal y España.
Pasa por alto el papel jugado por Berlín y París
en la imposición de austeridad aplastante sobre esos países
porque Más desea entrar en la UE. Esta es la prueba de
que una Cataluña "independiente" llevaría
a cabo precisamente ataques antiobreros como los que ahora ya
ocurren en "región autónoma."
En Bélgica, el mismo mensaje proviene de la Nueva Alianza
Flamenca(NVA), encabezada por Bart De Wever, quien ganó
abrumadoramente en la elecciones locales a principios de este
mes quejándose de que el norte de habla holandesa estaba
subsidiando al más pobre sur del país. De Wever,
que ahora es el alcalde de Antwerp, ha declarado, "Los flamencos
estamos hartos de ser tratados como vacas que sólo sirven
para dar para su leche. Describió a Bélgica como
"una unión de transferencia [de fondos]" dependiente
de un "federalismo de cheques en blanco." Al igual que
su homólogo catalán, su programa es pro UE.
La Lega Nord (Liga Norte) italiana se coloca abiertamente entre
las corrientes de derecha. Con la consigna "Roma ladrona",
se opone tajantemente a subsidios destinados a las regiones menos
prósperas del sur de Italia. Las exigencias del primer
ministro italiano Mario Monti de recortes en el gasto regional
también han provocado manifestaciones a favor de una república
Veneciana. En Tirol del Sur, los separatistas demandan que el
90 por ciento de los ingresos recaudados en esta rica provincia
sean devueltos a la región.
El Partido Nacionalista Escocés (SNP), dirigido por
Alex Raymond, un antiguo consejero del Royal Bank of Scotland,
ha llegado a un acuerdo de referéndum de independencia
programado para el 2014. Desde hace tiempo el SNP propone limitados
beneficios sociales contra los tijeretazos del gobierno de coalición
Partido Conservador -Partido Liberal Demócrata y del anterior
gobierno del Partido Laborista. Entre telones, su verdadero propósito
es crear una región de bajos impuestos para las empresas
europeas en pos de los intereses de la élite financiera
y de sus socios.
Edimburgo es el segundo centro financiero en el Reino Unido
después de la ciudad de Londres, el cuarto en Europa. Creció
más del 30 por ciento entre 2000 y 2005. Se sitúa
por delante de Qatar, Oslo, Glasgow, Dublín, Abu Dhabi,
Bruselas, Milán, Madrid y Moscú en el Índice
Global de Centros Financieros.
El SNP afirma que Escocia es la quinta región dentro
de la UE en producto interno bruto per capita, si se tiene en
cuenta la parte que le correspondería del espacio aéreo,
de las aguas territoriales y de las reservas de petróleo
y gas en la plataforma continental del Mar del Norte, pertenecientes
al Reino Unido, que dice deberían estar bajo el control
del régimen en Edimburgo. El SNP también sostiene
que Escocia ha sido la región más rica del Reino
Unido cada año desde 1980.
Los diversos grupos de la seudoizquierda les ponen el mote
de progresista a todas esas corrientes porque su supuesta "función
objetiva" consiste en despedazar las naciones imperialistas;
de alguna manera, dicen, en algún tiempo futuro indefinido,
abrirían el camino de la construcción del socialismo.
Todo eso es un fraude político cuyo objeto es ocultar su
orientación a la burguesía y el deseo de apropiarse
una tajada del botín de esta nueva ronda de "construcción
de naciones".
Todos estos movimientos proponen una perspectiva que es antitética
a los intereses fundamentales del proletariado. El crecimiento
de los movimientos separatistas por toda Europa es un desarrollo
retrógrado que se cruza con la lucha crucial de unir a
la clase obrera entera contra a la contrarrevolución social
que ahora ocurre patrocinada por Unión Europea.
La perspectiva de estos movimientos es la receta para la balcanización
de Europa y su transformación en una caótica contienda
de mini estados. Estos enclaves capitalistas llevarían
a cabo las políticas dictadas por la troika, por los bancos
y las grandes empresas, lo que resultaría un proceso de
empobrecimiento cada vez más horroroso de las masas obreras.
A menos que nos opongamos, estas organizaciones se encargarán
de que los trabajadores se peleen unos contra otros, encarrilados
todos en una pendiente cuesta abajo y sin fin en cuanto a empleos,
salarios y condiciones laborales. Peor todavía, como demuestra
la experiencia de Yugoslavia, el nacionalismo burgués y
el separatismo alimentan conflictos que inevitablemente acaban
en guerras fratricidas.
Trotsky una vez comparó al sistema de estados europeos
con jaulas en un paupérrimo zoológico de provincia
. No le toca a la clase obrera construir jaulas cada vez más
pequeñas; le toca liberar al continente de todas las arcaicas
divisiones nacionales y construir una economía planificada
y harmoniosa, basada, no en el lucro sino en la producción
para satisfacer necesidades humanas.
Esto significa llevar a término una lucha irreconciliable
contra la UE y todos sus gobiernos -independiente de todas de
las fracciones de la burguesía y de sus cómplices
pequeño burgueses -para la creación de gobiernos
obreros y los Estados Socialistas Unidos de Europa.
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