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Mexicanos votarán por presidente en medio de una catástrofe social

Por Rafael Azul
1 Mayo 2012

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Las elecciones del 1ro de julio en México tendrán lugar en medio de una crisis social histórica.

Las estadísticas son lúgubres. Desde que el Presidente Felipe Calderón tomara las riendas del poder en 2006, aproximadamente 50.000 mexicanos han muerto a manos de las bandas de narcotraficante; 10.000 han sido desplazados internamente por la misma violencia; y otro cinco millones se han sido forzados a huir a Estados Unidos, España y otros países.

La "guerra" contra las bandas de narcotraficantes ahora consume una porción creciente del presupuesto general, el costo de la cual recae sobre la población. Los grandes negocios exigen que el nuevo presidente imponga reducciones presupuestales y aumento de las rentas internas haciendo más intolerable las vidas de los trabajadores y campesinos.

Ya 28 millones de mexicanos, o sea, un cuarto de los 112 millones que habitan al país, sufren de malnutrición. Seis millones viven en la pobreza paupérrima, y varias partes del país sufren del hambre.

Casi 3 millones de una fuerza laboral de 45 millones están oficialmente desempleados. Otros 6 millones de desempleados no figuran en las estadísticas oficiales acerca del desempleo. El déficit anual de empleos—la brecha en la cantidad de empleos necesarios para mantener los niveles de empleo al día —ha aumentado de 500.000 a 800.000.

Para los que tienen empleo, tres décadas de caída en los de niveles de vida han dejado a muchos en una gran pobreza. Oficialmente, los salarios reales han disminuido en un 42 por ciento desde el 2006.

La semana pasada, Andrés Hervis Mayoral, dirigente de la Confederación de Trabajadores Mexicanos (CTG) puntualizó que en la década de los 1980, el presupuesto básico para los alimentos de una familia de cinco era 80 pesos al día; hoy, los mismos alimentos cuestan 200 pesos. Esto representa una baja del poder adquisitivo en un 80 o 90 por ciento. En lugar de pagar a los trabajadores por siete días como lo exige la ley mexicana, muchos patronos ahora exigen que sólo se paguen seis días, lo que afectivamente representa una reducción salarial del 14 por ciento.

El calentamiento global y la sequía han intensificado la crisis agrícola, lo que ha resultado en que los alimentos en ciertas zonas rurales del la región norte de México sean inasequibles. Sólo en el 2011, se perdieron 600.000 toneladas de maíz y frijoles debido a la catástrofe ambiental. Además, se murieron miles de vacas y pollos. Los campesinos víctimas del hambre se vieron forzados a consumir las reservas de sus siembras y no podrán plantar sus cosechas sin una ayuda enorme del gobierno.

La especulación financiera sobre el maíz ha multiplicado el impacto de la crisis, lo que aumentado el precio de las tortillas, alimento básico de la dieta mexicana.

La indiferencia del gobierno hacia los sectores más pobres de la población se hizo evidente en la manera que éste reaccionó al terremoto del 20 de marzo en el estado sudoeste de Oaxaca, el cual causó daños y destruyó las casuchas de paja y adobe de 40.000 personas, muchos de los cuales todavía duermen en las calles.

El crecimiento económico es desastroso: 0.8 por ciento per cápita, el cual ha b eneficiado a solo las capas más acomodadas de la población mientras la vasta mayoría sufren un enorme deterioro de sus niveles de vida.

Según todos los criterios económicos, México se está atrasando.

La clase trabajadora ha entrado en lucha contra estas circunstancias durante todos los años que Calderón ha sido mandatario, así como lo hizo durante el gobierno de su predecesor, Vicente Fox. Desde Oaxaca hasta Cananea, mineros, maestros trabajadores de las aerolíneas y de los servicios públicos han llevado a cabo huelgas y grandes manifestaciones en las que se vieron cara a cara con la policía y las fuerzas militares, pero una y otra vez fueron traicionados por la CTM con sus inclinaciones capitalistas y otras federaciones sindicalistas.

La "guerra contra las drogas" se ha convertido en una guerra sucia cuyo blanco es la clase trabajadora mexicana y los campesinos. La movilización de las fuerzas armadas en nombre de la lucha contra los carteles de narcotráfico, que comenzara en 2007, ha resultado en un enorme aumento de las desapariciones y muertes de civiles, y la tortura, las violaciones sexuales y la represión a manos del ejército y la policía nacional.

Por otro lado, los estragos causados por los carteles del narcotráfico han acrecentado. En las ciudades principales como Guadalajara y Monterrey, las pandillas han erguido barricadas en las carreteras y montado ataques terroristas. Los carteles criminales intervienen abiertamente y sin impunidad para bloquear la candidatura de toda persona que no les plazca. Ahora surge una división de labores entre las pandillas de narcotráfico por una parte y las fuerzas militares y de seguridad del estado por otras labores dirigidas contra la clase trabajadora y el campesinado.

Estados Unidos y Europa, sobre todo España, ahora le prestan bastante atención a los comicios venideros. En marzo, el vicepresidente de Estados Unidos, Joseph Biden, visitó México y charló con los tres candidatos principales: Josefina Vázquez Mota, del Partido de Acción Nacional (PAN), ahora en el poder; Enrique Peña Nieto, del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y Andrés López Obrador, del Partido de la Revolución Institucional (PRD).

Biden transmitió el siguiente mensaje del gobierno de Obama: México debe continuar con la guerra contra las drogas. Cuando la visita terminó, reportó que todos los candidatos le habían asegurado que la política del momento seguiría igual.

El precio de esta política ha conducido a una verdadera ruina. Además de las muertes y los trastornos sociales durante los últimos seis años, se han gastado 11 mil millones de pesos en armas y municiones. Más de 4 mil millones se gastaron sólo el año pasado. Esta cifra representa 2,6 veces lo que el gobierno gasta en alimentos para los pobres, según un informe este mes en Contralínea, revista mexicana de investigaciones.

La mayor parte de este dinero se ha destinado a mercaderes de armas transnacionales. Por su parte, las pandillas criminales, reciben armas automáticas, vehículos y municiones del otro lado de la frontera entre México y Estados Unidos. Significa que las empresas están armando a ambos bandos.

Un artículo anterior en la misma revista reportó que México representa entre el 10 y el 30 por ciento de las ganancias globales de los fabricantes transnacionales de armas, tales como Boeing, BAE Systems, EADS, General Dynamics y Honeywell. Estos y otros mercaderes de armas son financiados por instituciones bancarias internacionales que funcionan en México, lo más probable dirigiendo el dinero "lavado", proveniente de las drogas y otras actividades delictivas, a las empresas de armas. Así se completa el círculo vicioso.

A pesar de repetidas peticiones del Presidente Calderón, Obama, Presidente de Estados Unidos, cuyo gobierno ha deportado cientos de miles de inmigrantes mexicanos, ha mostrado muy poco interés en parar el diluvio de armas a México. Aproximadamente el 90 por ciento de las armas confiscadas a los carteles en México tiene su origen en los Estados Unidos.

Los sindicales se han integrado completamente a la economía global. De acuerdo a un estudio académico de Chile, las instituciones financieras de Estados Unidos anualmente controlan entre US$8 mil millones a US$25 mil millones de los carteles.

Además de participar directamente en actividades lícitas, ilícitas y semi ilícitas a través de todo el mundo—desde el tráfico de seres humanos, casinos y fábricas de juguetes—los carteles orientan sus fondos por medio de los bancos, fondos de inversión ("hedge funds") y mercados de capitales a los gobiernos y las empresas en Estados Unidos, Europa y doquier.

La reacción de todas las fuerzas políticas en las venideras elecciones a esta catástrofe social es proponer la continuación de la desmantelamiento de los programas sociales y los derechos de la clase trabajadora, el aumento de impuestos a los mexicanos más pobres y más concesiones a las grandes empresas, sobre todo a los bancos. El clerical Partido de Acción Nacional (PAN), que ahora controla el gobierno y el más secular pero burgués nacionalista Partido Revolucionario Institucional (PRI) comparten, para todo efecto, el mismo programa en consonancia con la coalición legislativa entre el PAN y el PRI durante la presidencia de Calderón.

Pronunciando un discurso en Veracruz el 4 de abril, Peña Nieto, candidato del PRI, dejó bien claro su apoyo a la ocupación que continúa en Veracruz y otros estados mexicanos por parte del ejército mexicano. Si sale elegido, tienen a intención de añadir una fuerza paramilitar 400.000 (similar a la infame Guardia Civil de España), a la mezcolanza actual de agencias policíacas, y fuerzas de seguridad y militares que ahora se desplazan en esta extraordinaria guerra. Por su parte, Vázquez Mota, del PAN, propone aumentar la policía nacional a 150,000.

El PRI y el PAN favorecen la privatización de Pemex, empresa petrolífera del estado, junto con todas las otras empresas estatales. Gabriel Quadri, del Partido Nueva Alianza (PANAL), el cual está controlado por el sindicato de los maestros (SNTE), también apoya esta política.

Los tres candidatos favorecen medidas que, en nombre de darle flexibilidad a la clase trabajadora, eliminarían casi todo obstáculo a la despedida de trabajadores y limitarían el derecho a la huelga. Una "reforma" laboral que hoy se debate en la legislatura nacional también incluye la reducción del seguro social y los beneficios médicos y bajar de categoría las pensiones de los trabajadores gubernamentales.

Andrés Manuel Obrador (conocido en la prensa como AMLO), del PRD, es ex alcalde de la Ciudad de México. En 2006, AMLO perdió las elecciones a la presidencia por menos de 1 por ciento del voto total.

Ha tratado de distanciarse de los otros candidatos con la demagogia. Ha llamado por un aumento del salario mínimo y ha prometido crear 1,2 millones de empleos anualmente y ofrecerle a la juventud oportunidades educacionales y de empleo. También ha prometido conducir la guerra contra las drogas de manera diferente. Recientemente ha llamado a un referendo nacional sobre la legalización de las drogas.

En 2006, el Consejo Coordinador Empresarial (CCE), poderosa y reaccionaria organización cabildera de las empresas, y COPARMEX, asociación de jefes ejecutivos mexicanos, se opusieron acérrimamente a AMLO y sacaron anuncios que lo llamaban "un peligro para México" y lo comparaban a Fidel castro y Hugo Chávez. En esa campaña, López Obrador se presentó a sí mismo como enemigo de la influencia empresarial, y criticó severamente al CCE y a COPARMEX como "mafias poderosas".

Una nueva relación se ha establecido seis años después. No sólo se han reunido el CCE y COPARMEX con él y pedido su apoyo a sus programas legislativos, sino que el candidato mismo ha acogido a un grupo llamado "¡Despierta México!", compuesto de dirigentes empresariales de la ciudad industrial de Monterrey.

Ha dado indicios de que está dispuesto a negociar una agenda, basada en el libre mercado, cuyo objetivo es la destrucción de las noemas de vida y las condiciones de trabajo de los trabajadores mexicanos. Las diferencias entre el PRD, el PAN y el PRI son fundamentalmente tácticas.

La Organización Política del Pueblo y los Trabajadores (OPT), arma política del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), apoya al PRD. Al OPT, a su vez, lo apoya cierta cantidad de organizaciones pseudo izquierdistas, tales como el Partido Popular Socialista (PPS) y el Partido revolucionario de los Trabajadores (PRT).

El OPT usa una retorica revolucionaria y anti imperialista para cubrir su alianza oportunista con AMLO y el PTD. Presenta su apoyo al PRD como un paso adelante hacia el establecimiento de lo que llama un "Bloque Popular/Frente Nacional" que unirá a las "fuerzas progresistas liberales y socialistas" en contra del "enemigo principal": el imperialismo y el neo liberalismo.

La historia ha mostrado que alianzas, frentes y bloques de semejante índole representan una trampa para la clase trabajadora y terminan en traiciones y derrotas. El hecho es que OPT provee una cubierta para el movimiento del PRD hacia la derecha, detrás del cual las fuerzas de la reacción preparan enormes ataques contra la clase trabajadora y el campesinado.

La negativa de las fuerzas "izquierdistas" mencionadas arriba para luchar por un movimiento de la clase trabajadora verdaderamente socialista e internacionalista ahora impulsa la propuesta de cierto sector de estudiantes, jóvenes y trabajadores de votar en blanco el 1ro. de julio. El poeta Javier Sicilia, cuyo hijo fue víctima de la guerra contra las drogas y quien ha organizado marchas de protesta contra Calderón, apoya la campaña de "vota en blanco". Otros grupos libremente organizados campaña en los medios sociales y más o menos siguen esta misma política.

A pesar de la confusión que existe entre ellos, estas fuerzas reflejan la creciente frustración e ira con la élite política de México.

No obstante, no se puede acabar don la guerra contra las drogas, el desempleo y la pobreza por medio de manifestaciones. Lo que se requiere es un partido político que exprese los intereses de la clase trabajadora y luche por la creación de una economía planificada bajo el control democrático de la clase trabajadora que favorece las necesidades, no las ganancias privadas. Este programa socialista incluye la nacionalización de los bancos y las empresas para transformarlos en servicios públicos.

El corazón de esta lucha es la unificación de la clase trabajadora internacional de México, Norte y Sudamérica en lucha común para establecer un gobierno de trabajadores y el socialismo.

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