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Primero de Mayo 2012: ¡Por la unión de los obreros del mundo! ¡Contra la austeridad y la guerra!

Declaración de Jerry White, candidato presidencial del PSI

7 Mayo 2012

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En este Primero de Mayo del 2012, como candidato del Partido Socialista por la Igualdad para la presidencia en las elecciones estadounidenses de este año, quiero expresar mi solidaridad con los trabajadores en todo el mundo. Esta fiesta - que tiene sus raíces en la dura lucha de los trabajadores estadounidenses por la jornada de ocho horas en la década de los 1880 - este año tiene una especial importancia.

Este Primero de Mayo, la clase obrera internacional encara una crisis sin precedentes del sistema capitalista mundial. Los obreros del mundo ahora entran en luchas que plantean la necesidad de una transformación revolucionaria de la sociedad.

Casi cuatro años después que el fracaso de la casa de inversiones de Lehman Brothers de Wall Street creara un pánico financiero mundial, el mundo sigue enfrascado en el peor colapso económico desde la Gran Depresión de la década de los 30.

No han resuelto ninguna de las contradicciones del desplome del 2008 las medidas de los gobiernos del mundo - dominados por las grandes empresas - para rescatar a los especuladores financieros. La distribución de cantidades ilimitadas de dinero a los bancos, a poquísimo interés, está arruinado a los gobiernos de todo el mundo. Las medidas de austeridad que se instituyeron para satisfacer a los mercados financieros globales sólo agrava esta crisis.

Lejos de recuperarse la economía se desacelera nuevamente. El Reino Unido y España se encuentran ahora en su segunda recesión. La actividad económica se está desacelerando en China. Altas tasas de desempleo persisten crónicamente en Europa, Japón y Estados Unidos.

Si bien los mercados bursátiles mundiales y los beneficios empresariales se han recuperado, al menos por ahora, lo mismo no ha ocurrido con la clase obrera. Por el contrario, la clase capitalista utiliza la crisis para llevar a cabo una contrarrevolución social, con el objetivo de acabar con todo lo que los obreros han ganado a lo largo de más de un siglo de lucha. Por el momento el modelo es Grecia, donde como resultado de los ataques contra la clase trabajadora los sueldos reales han caído casi en un 65 por ciento. La tasa oficial de desempleo juvenil es de más del 50 por ciento. Todos los días largas colas se forman en las ollas populares, en refugios para desamparados y en las clínicas públicas.

Cualquiera sea quién gane las elecciones estadounidenses de este año, Barack Obama o Mitt Romney, los dos partidos de las grandes empresas se han comprometido a imponer recortes brutales de presupuesto; sus propuestas incluyen destripar a Medicare y otros programas sociales. La única política de creación de empleo que tienen consiste en una nueva reducción de los impuestos a, y de controles sobre las grandes empresas combinado con recortar sueldos y la reducción de las condiciones de vida de los obreros norteamericanos.

Según un nuevo informe de la Organización Internacional del Trabajo de las Naciones Unidas [OIT], más de 50 millones de empleos en todo el mundo han desaparecido desde 2008. El informe señala que la crisis de desempleo ha entrado en una "nueva fase, más estructural", predijo la OIT que el número mundial de desempleados será 202 millones este año y 210 millones en el 2016. En promedio, más del 36 por ciento de los que buscan trabajo en las economías avanzadas han estado sin trabajo ya más de un año.

La OIT - en referencia a las negras circunstancias que le esperan a la próxima generación de trabajadores, incluyendo a los obreros con estudios universitarios con poca o ninguna esperanza de empleo alguno, ni mencionar uno que pague un sueldo decente - sonó la alarma del peligro que todo esto conlleva: un aumento a nivel internacional de conflictos y revueltas sociales.

Sus advertencias, sin embargo, llegan a oídos cerrados. Lejos de retirar estas medidas antisociales, todos los gobiernos capitalistas de todas las capitales del mundo - desde Berlín a París, a Tokio, a Washington y más - están preparando cada vez más grandes ataques contra la clase obrera.

Además estar detrás de un increíble nivel de desigualdad social, la ruptura del sistema capitalista una vez más es la fuente de una loca carrera entre los EE.UU. y otros países para el control de mercados mundiales, de materias primas y espacios de influencia. Desde el colapso de la Unión Soviética, Estados Unidos ha tratado de hacer uso de su bárbara superioridad militar para compensar su declive económico y hacerse dueño de las regiones geoestratégicos del planeta.

Eso es lo que está detrás de las guerras en las regiones ricas en petróleo del Medio Oriente y Asia Central, detrás también de los planes de nuevas guerras contra Siria, Irán y en última instancia, Rusia y China. Las longevas potencias europeas están haciendo valer sus propios intereses imperialistas en sus excolonias africanas y levantinas. Una nueva guerra mundial se prepara entre telones - al igual que durante el periodo que allanó el camino a las primeras y segunda guerras mundiales - esta vez con bombas atómicas que amenazan la supervivencia de la humanidad.

Los trabajadores de cada país encaramos los mismos enemigos opresores: la banca y las empresas internacionales. Nada nos interesa a los trabajadores matarnos entre uno a otros en los campos de batalla de nuevas guerras imperialistas. Tampoco tenemos nada que ganar al competir unos contra otros para ver quién va a trabajar por los sueldos más bajos y bajo las más malas condiciones. Por lo tanto, es de vida o muerte que nos hermanemos en una lucha común contra el sistema mundial de lucro.

Los inmensos problemas de la sociedad moderna: más y más pobreza y peores condiciones de salud; el calentamiento global y peligros ambientales; la necesidad de proveer vivienda, salud, nutrición y educación a más de siete mil millones de personas en este planeta; requieren de una respuesta colectiva y de cada vez mas planificación y cooperación. No el posible, bajo el capitalismo, la distribución racional de recursos; todas las decisiones económicas están subordinadas a las ganancias de una pequeña minoría.

El cotorreo de todos los políticos burgueses - que no existen recursos suficientes para satisfacer las necesidades de la sociedad - es una mentira infame. Un informe reciente revela que aquellas personas - con fortunas de más de U$ 30 millones - en conjunto controlan U$ 26 millones de millones. En pocas palabras: ¡unas186.000 personas ( el 0.002 por ciento de la población mundial) han amasado una fortuna equivalente a casi la mitad de la producción anual de bienes y servicios del mundo entero!

El movimiento - redistributivo y sistemático - de riquezas hacia la cúpula de los más adinerados, que se aceleró en el 2008, aguijonea una nueva furia universal. Luego de décadas en que proclamaban a los cuatro vientos el fin de la lucha de clases los medios de comunicación, los expertos académicos y los desmoralizados y estúpidos exizquierdistas, en el 2011 reaparecieron las revueltas sociales a través del mundo.

Fue un anuncio que la clase obrera había regresado al campo de batalla que las masas populares de Túnez y Egipto, Grecia, España, Israel, Reino Unido y los Estados Unidos se volcaran a las calles. Cada una de esas luchas recalca, sin embargo, lo que escribió León Trotsky en el documento de fundación de la IV Internacional hace casi 75 años: "La crisis histórica de la humanidad se reduce a la crisis histórica de su dirección revolucionaria".

En los EE.UU., las manifestaciones de las masas del año pasado en Wisconsin y la ola de protestas contra Wall Street fueron traicionadas por sindicatos y grupos de la pseudoizquierda, que las encadenaron al Partido Demócrata. Ulterior al rechazo de una lucha política para romper la clase obrera de los demócratas y la política capitalista, líderes de lo que queda del movimiento de indignados - acompañados por los sindicatos de la AFL-CIO - ahora manipulan las manifestaciones del Primero de Mayo; y las incorporan a la campaña del presidente Obama.

No merman ninguna de la sucesión de causas económicas y sociales que instigaron las luchas trascendentales del pasado año - sólo se fortalecen. Sin embargo, antes de poder dar comienzo a la lucha por sus derechos, la clase obrera debe romper las cadenas de los partidos políticos, sindicatos y organizaciones de la clase media alta, que la esclavizan a los intereses de lucro de la clase capitalista.

Yo y Phyllis Scherrer, mi compañera de boleta en estas elecciones, no participamos en el balotaje para ganar votos, sino para construir un nuevo liderazgo revolucionario, que sea la voz de las masas obreras - hoy en día ignoradas por este sistema político bajo el control de las grandes empresas.

Desde el comienzo de nuestra campaña, hemos insistido en que no hay solución nacional para los problemas que encara la clase trabajadora. Es imprescindible una estrategia internacional que hermane a los obreros del el mundo para reemplazar al sistema de ganancias con el socialismo. Sólo así lograremos los trabajadores una genuina igualdad social, la paz y el control democrático de la economía.

Para más información, y para participar en nuestra campaña, visita a socialequality.com

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