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La clase dominante griega prepara una confrontación
con la clase trabajadora
Por Robert Stevens y Chris Marsden
31 Mayo 2012
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A medida que Grecia se prepara para las elecciones del 17 de
junio bajo condiciones donde la inmensa mayoría de la población
rechaza las medidas de austeridad, la clase dominante planea en
secreto la represión militar de los trabajadores. Estas
preparaciones se están llevando a cabo junto con más
debates públicos en el seno de la Unión Europea
sobre los mecanismos financieros para penalizar a Grecia si su
población vota para rechazar las demandas de austeridad
que la UE exige.
Un artículo publicado el miércoles en el periódico
derechista griego, Kathimerini, y titulado "Grecia
tiene 46 horas para organizar el proceso de salida de la UE",
presenta una "síntesis de 21 economistas, analistas
y figuras académicas sobre las varias posibilidades de
salida del euro". El diario dice que la introducción
de una nueva moneda griega necesitaría ser minuciosamente
planeada, llevada a cabo dentro del plazo de 46 horas, y durante
el fin de semana, en consideración de los horarios de negocios
de las bolsas de valores del mundo.
Inmediatamente habría movimientos para reprimir toda
oposición social. El artículo declara: "Durante
dos días, los líderes tendrían que calmar
disturbios civiles a la vez que manejan un posible incumplimiento
de pago referente a la deuda soberana, planean una nueva moneda,
recapitalizan los bancos, le ponen freno a la fuga de capitales
y buscan la manera de pagar las facturas una vez que se le niegue
el rescate".
El artículo cita a dos investigadores que apuntan que
"el país puede desplegar sus fuerzas armadas no más
tarde del sábado por la mañana y cerrar sus fronteras
en preparaciones para convertir a los euros en dracmas como una
solución interina una vez que se haya hecho público
el comunicado".
El ministro saliente de finanzas griego, Filipos Sachinidis,
dijo lo siguiente acerca de abandonar al euro: "Todos nuestros
éxitos serán borrados del mapa y ello sucederá
de manera tan violenta que no sé si podremos continuar
como una democracia moderna".
Hay sin duda un elemento de chantaje político en estos
comentarios. La clase dominante declara que los trabajadores tienen
que aceptar todos los recortes exigidos por el capital financiero
y el Estado griego o se enfrentan al apocalipsis. Advierten que
si los trabajadores rehúsan, los bancos cancelaran todo
el crédito a Grecia, forzándola a imprimir su propio
dinero. De la noche a la mañana, los mercados arruinarán
al país económicamente al especular en contra de
la nueva moneda. Es entonces cuando se desplegará el ejército
para poner freno al pánico bancario de los depositantes
y aplastar la oposición social.
La clase política espera que dando publicidad a semejantes
argumentos se asegurarán los votos hacia los partidos tradicionales
en el poder-la derechista Nueva Democracia (ND) y el socialdemócrata
PASOK. Ambos apoyan las medidas de austeridad de la UE y a los
llamados "rescates". En las elecciones del 6 de mayo
estos dos partidos sólo pudieron ganar el 32 por ciento
de los votos.
Más fundamental, sin embargo, es que "los planes
para eventualidades" que ahora se debaten y son planeados
abierta y secretamente, reflejan la aguda intensificación
de los antagonismos de clase en Grecia y a nivel internacional.
Lo que se le ha impuesto a Grecia bajo los dictados de la "troika"-la
Unión Europea, el Banco Central Europeo (BCE) y el Fondo
Monetario Internacional (FMI)-es una barbarie que no se ha visto
desde la ocupación de los nazis. Un funcionario de las
oficinas de estadísticas de Grecia puntualizó la
semana pasada: "Para finales del 2012, calculamos que la
economía se habrá encogido en un total del 27 por
ciento desde que comenzó la recesión hace ya cinco
años
Eso significa casi un tercio, lo cual no tiene
ningún precedente en una economía occidental avanzada".
No importa si el capital bancario sigue su fracasado intento
de rescate del euro o decide especular en contra de una moneda
nacional griega, estos ataques sociales tan bestiales e impopulares
serán más y más difíciles de imponer
por medio de la maquinaria parlamentaria que hasta ahora ha existido.
Por ende crecen las amenazas de recurrir a un gobierno controlado
por la policía y el ejército. El pueblo griego ya
ha sufrido amargas experiencias con semejantes métodos
con la junta militar que gobernó al país entre 1967
y 1974.
Desde la explosión de la crisis económica en
2008, la clase dominante griega ha dependido repetidamente del
ejército para reprimir la oposición de los trabajadores.
El ejército fue movilizado para aplastar la huelga de los
camioneros en 2010 y estuvo a punto de intervenir contra la huelga
de los basureros en 2011.
El 4 de febrero, 2011, la Agencia de Noticias de Atenas informó
que la Brigada Aérea No. 71 del ejército había
practicado ejercicios que simulaban confrontaciones con manifestantes
anti-austeridad. En septiembre del mismo año, miles de
oficiales, jubilados del ejército, salieron en protesta
y cientos asaltaron el Ministerio de Defensa exigiendo el derrocamiento
del gobierno PASOK. La Asociación de Apoyo y Cooperación
de las Fuerzas Armadas del Estado advirtió al Primer Ministro,
George Papandreu, quien en ese momento se encontraba en el poder,
que el ejército seguía su política "con
grandes inquietudes".
El Ministro de Defensa de entonces, Panos Beglitis, declaró
que, "Semejante abuso y comportamiento antidemocrático
contra el gobierno democrático del país constituye
un insulto que será reprimido de inmediato". El uno
de noviembre, poco después de renunciar Papandreu, Beglitis
despidió a todo el estado mayor de las fuerzas armadas,
lo que hizo sospechar que un golpe de Estado había sido
evitado por poco.
Hace diez días, al no haber sido capaz ningún
partido de formar un gobierno después de las elecciones
generales del 6 de mayo, el primer Ministro, Lucas Papademos,
después de haber sido él mismo instalado sin una
elección, le cedió el poder a un gobierno provisional
bajo el juez decano Panayiotis Pikrammenos. El carácter
de este gobierno interino es instructivo.
Frangos Frangoulis, un general jubilado y ex jefe del Estado
mayor de las fuerzas armadas, fue nombrado ministro de defensa.
Frangoulis, un ex comandante de la marina, fue apartado de su
cargo como jefe del Estado mayor en la remodelación sorpresa
de Beglitis en noviembre de 2011.
Eleftherios Economou, ex jefe de policía con larga historia
en los servicios de inteligencia del Estado, fue nombrado Ministro
para la Protección de los Ciudadanos. Además de
manejar la Policía Helénica, será supervisor
del Secretariado para la Defensa Civil, el Servicio de Espionaje
Nacional, el Servicio de Bomberos Helénicos, la Guardia
Helénica Costera, y la Policía Agrícola Griega.
Uno de los últimos actos del gobierno de Papandreu en
octubre de 2011, fue nombrar a Economou para el cargo de secretario
general del orden público. El régimen de Papademos
le nombró ministro asistente para la protección
de la ciudadanía, y ahora ha sido ascendido a su cargo
actual.
También hay numerosos informes acerca de las conexiones
intimas entre la policía y el partido fascista Aurora Dorada,
el cual obtuvo el 7 por ciento del voto en las elecciones del
6 de mayo. El diario The Guardian escribió el 3 de mayo
que a militantes de Aurora Dorada se les permitió "aterrorizar,
insultar y atacar a aquellos que percibían como enemigos,
con la policía a menudo mirando hacia otro lado, y, lo
que es aún peor, colaborando con ellos
"
Un estudio del voto a Aurora Dorada por el diario To Vima calcula
que más de la mitad de la policía votó por
los fascistas.
Hay que hacer una advertencia en cuanto al ataque llevado a
cabo el jueves pasado por la mañana cuando aproximadamente
30 policías trataron de asaltar la sede del Partido Socialista
de los Trabajadores (SEK) en Atenas. Aparentemente se les unió
un "grupo de fascistas
quienes gritaban obscenidades
racistas y trataron de derrumbar la puerta principal". La
redada sólo acabo cuando llegó un policía
de alto rango.
La peor amenaza para los trabajadores en Grecia es la falta
de preparación política para la grave situación
a la que se enfrentan. SYRIZA (Coalición de la Izquierda
Radical) hasta ahora ha sido la organización que más
se ha beneficiado de los sentimientos anti-austeridad de los trabajadores.
Pero es un partido burgués, no de la clase obrera, a pesar
de su retórica izquierdista y de las críticas que
ha hecho a los términos de los rescates promulgados por
la UE. Se opone acérrimamente a la lucha revolucionaria
contra el capitalismo y el Estado griego y sólo siembra
ilusiones que desarman políticamente a la clase trabajadora,
promoviendo el mito de que el voto por sus candidatos en las elecciones
generales del 17 de junio ayudará a convencer a los políticos
europeos y a los bancos a ceder.
Mientras tanto, se deja a la clase dominante en Grecia y Europa
que planee cómo va a responder a la ira y la resistencia
creciente de la clase trabajadora y al voto contra las medidas
de austeridad; es decir, la devastación económica
de Grecia y la represión masiva.
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