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La conferencia climática Rio+20: “Un fracaso épico”

Por Nicholas Russo
5 Julio 2012

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La Conferencia de las Naciones Unidas en el Desarrollo Sostenible, el cual llegó a su fin en Rio de Janeiro, Brazil el 22 de junio, ha sido denunciado por defensores ambientales como un "fraude" y un "fracaso épico". A pesar de que ya habían bajas expectativas antes del encuentro, la cumbre es testimonio del estancamiento de los esfuerzos globales para afrontar la crisis climática que se avecina.

La conferencia climática fue nombrada Rio+20 porque toma lugar 20 años después de que la primera Cumbre de la Tierra de las Naciones Unidas fuese mantenida también en la metrópolis brasileña. En aquella cumbre, amplios objetivos fueron negociados para controlar emisiones de gas de efecto invernadero, proteger los ecosistemas y la biodiversidad; y prevenir la desertificación. Estos compromisos, en gran parte aspiracionales y sin ningún objetivo o aplicación específica, nunca se realizaron en las próximas dos décadas.

La cumbre del mes pasado -- a pesar de que en 20 años la ciencia climática demostrara en términos cada vez más rígidos la gravedad de la crisis climática que se aproxima -- no alcanzó nada más que una débil afirmación del documento de 1992.

Titulada "El futuro que queremos", el documento de 58 páginas acordado por los delegados convocados es una demostración del masivo poder político de la aristocracia financiera mundial. El acuerdo, enfocándose en el denominado "desarrollo sostenible" y la "economía verde", hace un llamado principalmente por discusiones futuras de temas ambientales dentro del marco de una amplia alianza entre la gente, los gobiernos, la sociedad civil y el sector privado.

La secretaria de Estado de EE.UU. Hillary Clinton, en sus comentarios dirigidos a la conferencia, remarcó la realidad de que cualquier esfuerzo para afrontar la contaminación y el cambio climático está subordinado a los intereses de la élite corporativa, particularmente aquella de los EE.UU. Ella afirmó "los productos más imperiosos de esta conferencia son los ejemplos de un nuevo pensamiento". ¿Qué clase de nuevo pensamiento tiene en mente Clinton y la administración Obama a la que ella representa?

En su discurso Clinton, después de referirse a Steve Jobs, el fallecido gerente general de Apple, exhortó a los invitados de que pensaran en "aprovechar el poder del mercado", y alegó que "las inversiones del sector privado, con el uso de recursos segmentados y políticas inteligentes , han catalizado un crecimiento más balanceado e, inclusive, sostenible".

En otras palabras, la política climática de la administración Obama equivale a nada más que un despilfarro corporativo bajo el disfraz de un apoyo a la "economía verde". Clinton señaló los "$20 millones en financiamiento del gobierno estadounidense para desbloquear cientos de millones de dólares en el financiamiento privado de proyectos de energía limpia en África y en otros lugares", así como el "poder del mercado" para "sostener la investigación de consumidores y crear incentivos para los fabricantes".

Ella señaló al sector de construcción como una importante oportunidad de inversiones y avisó a su audiencia de que "pensara de manera diferente sobre la manera en que reconocemos las necesidades de los trabajadores" y "usar el sector privado, particularmente las compañías de bienes de consumo, ya que han acordado en asegurar que tengan cadenas de suministros sostenibles, el tipo adecuado de los envases y marketing".

Casi se podría pensar que tal discurso va dirigido a un foro de inversiones en vez de una cumbre climática.

Clinton terminó sus comentarios haciendo un llamado por un nuevo tipo de cooperación entre "las organizaciones sin fines de lucro, las de sociedad civil, grupos de fe, individuos, a todos nosotros". Este llamado para cambiar la responsabilidad en el tratamiento de la crisis ecológica hacia organizaciones e individuos locales representa un rechazo de cualquier responsabilidad por parte de la burguesía estadounidense.

A pesar las denuncias de la cumbre como un "fraude" y un "fracaso épico" por parte de Oxfam y Greenpeace, respectivamente, estas organizaciones -paralizadas por las políticas pro-capitalistas del movimiento pequeño-burgués "verde"- no pueden ofrecer alguna solución a la crisis. Cara a cara con las obsoletas negociaciones entre estados-nacionales capitalistas rivales, Jim Leape del World Wildlife Fund lo único que puede hacer es repetir la línea de Clinton: él hace un llamado para que "busquemos cambios en cualquier sitio, comunidades, ciudades, gobiernos nacionales y compañías".

La realidad es que el gobierno estadounidense no sólo ha fracasado en avanzar y fortalecer soluciones en el cambio climático, sino que ha minado activamente cualquier intento de afrontar la pendiente crisis ecológica si es que interfiere con sus intereses corporativos.

En las negociaciones previas a la cumbre de Rio+20, los negociadores estadounidenses removieron una disposición que proveía la protección de partes del océano de la minería y una reafirmación de la obligación de los negocios en la protección de derechos humanos.

En la cumbre, los delegados estadounidenses intentaron cambiar el lenguaje de la "responsabilidad común pero diferenciada", la cual coloca el deber de afrontar el cambio climático a los países desarrollados que han contribuido la mayor parte a este mismo. Los negociadores estadounidenses quisieron que tal responsabilidad contingente se convierta en una acción coordinada junto con las naciones en desarrollo, pero este cambio en lenguaje fue rechazado.

Este fracaso de dejar atrás la responsabilidad especial que tienen los países desarrollados en afrontar los problemas ecológicos que han causado fue presentado como uno de los éxitos más importantes de la cumbre.

El presidente Barack Obama declinó atender la cumbre en Rio de Janeiro, remarcando la poca prioridad que él ha dado para afrontar el cambio climático. Un rígido ejemplo del rol de Obama fue desempeñado en negociaciones pasadas durante la conferencia climática de Copenhague en el 2009.

La conferencia de Copenhague fue convocada para preparar un tratado coordinado que regularía los gases de efecto invernadero para que éste reemplace el protocolo de Kyoto (el cual las administraciones estadounidenses se han rehusado en ratificar). Durante un encuentro por un tratado climático con otros jefes de estado, Obama abruptamente terminó las negociaciones, declarando: "todos nosotros tenemos obviamente negocios muchísimo más importantes que atender". El resultado fue una declaración breve de tres páginas sin ningún compromiso coordinado para las reducción de emisiones actuales.

La falta de seriedad y la posición pro-corporativa que la administración Obama ha tomado con respecto a la lucha contra el cambio climático en la escala internacional es parte de su respuesta a la crisis económica: todas las consideraciones deben estar subordinadas a los intereses de la aristocracia corporativa y financiera de los EE.UU.

En el contexto de una economía capitalista mundial, dominada por conflictos entre estados naciones rivales, ninguna solución progresiva la crisis climática es posible.

El control de la burguesía sobre las decisiones políticas y económicas significa que ningún tema fundamental, del desempleo al cambio climático, puede ser afrontado los por gobiernos a menos que sea un jarabe de pico o una series de políticas pro-capitalistas que lo único que hacen es exacerbar la crisis.

Los problemas de la contaminación y el cambio climático sólo pueden ser atendidos con seriedad si el dominio de los ricos es quebrantado por un movimiento unificado y políticamente consciente de la clase trabajadora.

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