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El retorno de la pobreza en masa a Europa
Por Peter Schwarz
23 Enero 2012
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Casi una en cuatro personas en la Unión Europea fue
amenazada con la pobreza o la privación social en el 2010.
Esta es la conclusión de un reporte oficial por la Comisión
Europea presentado en Diciembre. De acuerdo al reporte, 115 millones
de personas, o 23 por ciento de la población de la UE,
fueron clasificados como pobres o en necesidad social. Las principales
causas son el desempleo, la vejez y los bajos salarios, con más
de 8 por ciento de todos los empleados en Europa perteneciendo
a los "trabajadores pobres".
Los padres solteros, los inmigrantes y los jóvenes son
los más afectados. Entre la gente joven, el desempleo es
mayor que el doble que entre adultos. Uno 21.4 por ciento de todos
los jóvenes en la UE no tuvo trabajo en Septiembre del
2011. España lidera a todos los demás países
de la UE con una tasa de desempleo juvenil de 48 por ciento. En
Grecia, Italia, Irlanda, Lituania, Letonia y Eslovaquia el desempleo
juvenil se encuentra el 25 y el 45 por ciento.
En países como Alemania, Holanda y Austria las tasas
del desempleo juvenil son menores sólo porque el entrenamiento
dura más y muchos jóvenes desempleados son "categorizados"
en toda clase de esquemas que los excluye de las estadísticas
oficiales. Pero incluso en estos países la oportunidad
de obtener un trabajo pagado decentemente disminuye. Un 50 por
ciento de todos los nuevos contratos de empleo en la UE son contratos
temporales de trabajo. Para los trabajadores que tienen de 20
a 24, la proporción es de 60 por ciento.
El crecimiento de la pobreza y la privación social no
es simplemente un resultado de la crisis económica, sino
en vez de eso el resultado de una política deliberada por
parte de los gobiernos europeos y la unión europea. A pesar
de estas alarmantes estadísticas, las autoridades continúan
recortando el gasto social, incrementan la edad de jubilación,
eliminan los empleos en el sector público y expanden el
sector de bajos salarios, todas las medidas que expanden y profundizan
la pobreza.
Después de la Segunda Guerra Mundial, cuando el desempleo
y la pobreza eran altas en Europa, incluso los gobiernos de derecha
se sintieron obligados a prometer un futuro más próspero
y mejor. Hoy, todos los gobiernos de Europa no tienen nada que
ofrecer a la población trabajadora aparte del sacrificio
y la privación.
Cada discurso de Año Nuevo hace eco de este tema. El
primer ministro griego Lucas Papademos advirtió a sus ciudadanos,
quienes ya han sido expuestos a recortes brutales: "Tenemos
que continuar nuestros esfuerzos con determinación para
que así nuestros sacrificios que hemos hecho no sean en
vano".
El presidente francés Nicolás Sarkozy proclamó:
"Esta crisis extraordinaria, sin lugar a duda la más
grave desde la Segunda Guerra Mundial, no ha terminado... usted
termina el año cada vez más ansioso para sí
mismo y sus hijos".
La canciller alemana Angela Merkel amenazó: "No
hay duda que el próximo año será más
difícil que el 2011". Y el presidente italiano Giorgio
Napolitano, un ex estalinista quién pasó décadas
en el Partido Comunista, hizo un llamado a la población
italiana para que haga sacrificios para que el presupuesto nacional
sea balanceado: "Nadie, ningún grupo social, puede
hoy evadir el compromiso para contribuir a la limpieza de las
finanzas públicas en la prevención del colapso financiero
de Italia", declaró.
La pretensión de que las medidas de austeridad están
siendo usadas para apuntalar los tesoros nacionales es una completa
mentira. Las finanzas públicas son insolventes porque han
sido saqueadas por la misma élite financiera que ahora
se beneficia de las medidas de austeridad. Los impuestos a las
ganancias, la propiedad y los altos ingresos han sido repetidamente
reducidos.
Muchos países de Europa del Este, en donde la pobreza
es particularmente alta, han introducido un impuesto de tasa única
de menos de 20 por ciento. Hace tres años, miles de millones
de los fondos públicos fueron transferidos a las bóvedas
de los bancos para cubrir sus pérdidas especulativas.
El reporte de la UE que documenta el crecimiento de la pobreza
también figura el abismo cada vez más grande entre
ricos y pobres. En Alemania, el uno por ciento más rico
posee 23 por ciento de toda la riqueza y el 10 por ciento más
rico controla el 60 por ciento. La mitad de la población
posee tan sólo el 2 por ciento de toda la riqueza. El reporte
dice: "Una estructura en la cual los pobres poseen menos
que el 5 por ciento, la clase media el 30-35 por ciento y los
más ricos más de 60 por ciento representa un patrón
típico en la mayoría de países europeos".
La élite financiera que monopoliza una enorme proporción
de activos sociales ha perdido toda inhibición social.
En el período de pos-guerra, con los recuerdos de los crímenes
de guerra aún frescos y los sentimientos socialistas aún
en la conciencia, ellos fueron obligados a hacer concesiones para
preservar su dominio. La existencia de la Unión Soviética
también ejercía un efecto moderador. A pesar de
la degeneración estalinista, las relaciones de propiedad
nacionalizadas, establecidas por la Revolución Rusa, representaban
una alternativa posible al denominado libre-mercado.
En el curso de los últimos veinte años la élite
financiera ha perdido toda restricción y declarado guerra
a la clase trabajadora. Si las elecciones democráticas
se ponen en su camino, las hace a un lado como en Grecia e Italia,
en dónde gobiernos tecnocráticos fueron instalados
que solamente responden a los bancos. Ni la oligarquía
financiera se rehúye de la represión violenta a
la resistencia social, como es ejemplificado por el forzado desalojo
de los manifestantes del movimiento Ocupar Wall Street alrededor
de los EE.UU. e internacionalmente.
Como la aristocracia francesa de finales del siglo dieciocho
en las vísperas de la revolución, la aristocracia
financiera de hoy no está preparada para ceder incluso
una pequeña fracción de sus privilegios o riqueza.
La élite financiera está apoyada por representantes
de la adinerada clase media en los medios de comunicación,
los partidos políticos del establishment, los sindicatos
y la milicia de la ex izquierda, quienes insisten que no hay alternativa
a la austeridad y usan cada medio para sabotear la oposición
social.
Un representante típico de esta especie es el ex líder
del Partido Verde Alemán Joschka Fischer. En la edición
de Año Nuevo del Süddeutsche Zeitung, el que fuera
un usurpador radical y luego un ex ministro de relaciones extranjeras
alemán entusiásticamente dio bienvenida a las últimas
medidas de austeridad acordadas por la UE y concluyó con
un himno de alabanza a los mercados financieros. "¿Y
a quién le debemos todo este progreso europeo?", escribió.
"¿A la sabiduría de nuestros líderes?
Por desgracia no. Es casi exclusivamente a la presión de
los muy calumniados mercados.
El retorno de la pobreza en masa a Europa establece el escenario
para el retorno de la revolución. La clase trabajadora
y la juventud deben prepararse para la inevitable confrontación
con la élite financiera rompiendo con sus representantes
políticos en la Social Democracia, los sindicatos, el Partido
de Izquierda y otras organizaciones pseudo-izquierdistas y tomar
la lucha por un programa socialista a través de la construcción
de los partidos de la Igualdad Socialista y el Comité Internacional
de la Cuarta Internacional a través de Europa.
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