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Fuego mata a 29 en centro de rehabilitación en Lima,
Perú
Por Luis Arce
29 Febrero 2012
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Veintiséis internos murieron de asfixia en un incendio
dentro del centro de rehabilitación "Cristo es Amor"
localizado en San Juan de Lurigancho, uno de los distritos más
pobres de la ciudad de Lima, el pasado 28 de enero. Tres personas
más fallecieron días después tras ser hospitalizados
debido a graves quemaduras. El alto número de fallecidos
se debe a que el local carecía de ventanas y las puertas
estaban cerradas y no había nadie que pudiera abrirlas
De acuerdo a sobrevivientes, el siniestro fue resultado de
una pelea entre internos en medio de la cual alguien aparentemente
puso fuego a un colchón. Ocurrió temprano en la
mañana cuando el dueño y el encargado de turno habían
salido a comprar. En medio de la trifulca alguien grito "batacazo",
lo cual quiere decir, "intento de fuga". Al oír
esto, un empleado del recinto, Garcia López, hijo mayor
de dueño, cerró con llave el local.
Los fallecidos provenían de familias de escasos recursos.
En las horas siguientes a la tragedia, mientras se acumulaban
los cuerpos en la calle antes de ser trasladados a la morgue,
la escena estaba dominada por el dolor y la angustia de familiares.
La enorme frustración por la pérdida de sus parientes,
combinado con el descuido y las acciones abusivas de los dueños
llevaron a enfrentamientos entre los familiares y la policía.
La mayoría de las víctimas habían sido
internadas a la fuerza por familiares que contemplaban con desesperación
e impotencia cómo el consumo de drogas iba destruyendo
sus vidas.
Entre los sobrevivientes había un joven que había
sido internado más de tres meses por consumo de marihuana,
otros por la adicción al alcohol, la cocaína o la
pasta básica de cocaína. Sin embargo, la terrible
enfermedad se ha extendido y en "Cristo es Amor" también
se encontraban jóvenes adictos a los videojuegos y al Internet.
Inicialmente lo dueños se escondieron para luego entregarse
voluntariamente a la policía. Al momento se han presentado
acusaciones contra quien era conocido como el Hermano Raúl,
quien se encuentra en el penal de Carquín. Este dijo a
las autoridades que no se encontraba en el lugar al momento de
los hechos y culpó a sus coacusados, el dueño Edgar
Raul Garcia Albornoz, Julio Matías Torres y Prisciliano
Oré Mitma de no haber ayudado a los internos cuando se
inició el fuego.
Antes de desaparecer, Oré Mitma había declarado
a la prensa: "Fui interno siete meses, y en las últimas
dos semanas me encargaron llevar comida del primer al segundo
piso."
Los cuatro están acusados por delitos de "exposición
de personas al peligro y homicidio culposo". Se trata de
gente pobre. Ninguno tiene recursos para contratar abogado. Sr
contempla sentencias de cuatro a ocho años.
Como es muy usual en estos locales, empleados como Ore Mitma
y el propio colaborador Matías Torres son adictos en recuperación.
Estos personajes de buena voluntad y, también se debe mencionar,
falta de empleos, deciden dedicar su vida a ayudar a otros adictos
a recuperarse. Tal comportamiento es común en las comunidades
de rehabilitación en todo el mundo. El mensaje es que sólo
ayudando a otro adicto, uno puede mantenerse "limpio".
El compuesto "Cristo es Amor" consistía de
dos pisos y no tenia ventanas para evitar que los internos fuguen.
El trato en los centros es tan malo y abusivo que son pocos los
que no tratan de escapar.
En el primer piso se encontraban los 30 residentes con más
antigüedad. El segundo piso, que es independiente del primero,
alojaba 28 de los pacientes más recientes.
La casi totalidad de los fallecidos cayeron víctimas
de la asfixia al humo, ya que la falta de ventanas en el local
de 10 x 4 metros produjo un rápida y alta acumulación
de humo. Cuando lo bomberos llegaron no pudieron abrir la puerta
y tuvieron que perforar una pared para entrar en el local.
Lo que encontraron fue que 26 pacientes y un pintor que trabaja
yacían al fondo del local y habían perecido por
inhalar humo. Encontraron a nueve heridos que fueron trasladados
al hospital.
En una versión diferente de lo ocurrido, Anderson Alexander
Flores Pistil (21), uno de los sobrevivientes del incendio en
el centro "Cristo es Amor", denunció al director
Raúl García Albornoz por iniciar el fuego lanzando
un balón de gas al interior del local, cuando ellos protestaban
antorchas en mano.
Las declaraciones de Anderson Flores fueron hechas desde una
cama del hospital Dos de Mayo, donde continúa internado
con el 50 por ciento de su cuerpo quemado. Las declaraciones de
Flores tienen asidero porque Jesús Manrique, un interno
que se encontraba en el piso dos y que rescató a 20 de
sus compañeros, señaló que escuchó
la explosión de un balón de gas.
Negligencia e informalidad
"Cristo es Amor" no tenía licencia y había
sido clausurado varias veces a partir del 2008, pero el Ministerio
de Salud permitió que siguiera funcionando. Se estima que
en Perú hay 400 centros de rehabilitación, más
de la mitad informales.
"Nos tenían encerrados como reclusos, solo nos
hacían leer la Biblia, recibíamos charlas pero nos
maltrataban," dijo uno de los pacientes.
El costo para los familiares era de $75 iniciales más
$15 semanales, cifras que no alcanzan ni para una alimentación
decente, lo cual es primordial para un adicto que ha visto su
cuerpo deteriorarse como resultado del uso excesivo de drogas
tóxicas.
"Cuando no se cancelaba la cuota nos obligaban a salir
a los mercados de la zona, sobre todo La Parada, a mendigar papas
podridas o algún alimento para hacer la olla común,
lo único que se compraba era el arroz," narró
un interno.
El tratamiento consistía en un aislamiento total el
primer mes. Después de tres meses podían recibir
visita. "Todos vivíamos hacinados en camarotes de
tres y cuartos pequeños," contó un interno.
Uno de los que murió había sido internado a la fuerza
cuando fue cargado por cuatro familiares mientras estaba drogado.
El ex ministro de salud Uriel Garcia declaró: "He
visto con horror como los mal llamados centros de rehabilitación,
que deberían ser lugares clínicos para la recuperación
de una persona adicta a las drogas, se han convertido en cárceles
o lugares donde se violan los derechos humanos."
Informes periodísticos publicados después de
la tragedia indican que el Estado peruano no tiene el poder de
fiscalizar los centros informales. Todas las entidades apuntan
el dedo acusándose una a otra; entre estas Devida, Ministerio
de la Mujer, Ministerios de Salud y las municipalidades.
"Cristo es Amor" es la última en una serie
de desgracias ocurridas en los centros de rehabilitación
informales. En 2009 se suicidó el director de centro "Creo
en Ti", en Chosica, Rafael Castañeda. Se descubrió
que él secuestraba, agredía y obligaba a sus pacientes
a consumir drogas.
Tres años después la situación de centros
informales no ha cambiado.
Un informe del 2010 de la Comisión Nacional para el
Desarrollo y Vida sin Drogas (DEVIDA) indicó que de 222
establecimientos, el 57 por ciento o 127 estaban en Lima, la mayoría
en San Juan de Lurigancho. Se encontró que 80 por ciento
eran informales.
Los que operaban camuflados como casas de oración no
tenían médicos ni psicólogos que apoyaran
clínicamente los tratamientos. Otros centros se disfrazan
como casas privadas y no dan ninguna información. Más
del 50 por ciento de locales acogían a pacientes internados
por parientes a la fuerza, lo cual es contra la ley.
La mayoría de centros son dirigidos por ex pacientes
que optan por charlas religiosas sin médicos ni terapeutas.
"Cada vez que el Ministerio de Salud quiere fiscalizar, no
abren la puerta y dicen que son un centro cristiano."
Según expertos en drogadicción: "Sin contrato
terapéutico, que segura que el paciente tiene la voluntad
de tratarse, el riesgo de fuga y fracaso del tratamiento es inminente."
Aun los centros acreditados no cuentan con el personal ni las
facilidades necesarias. Se estima que entre todos los centro acreditados
sólo hay 700 camas.
Estas personas viven condiciones de hacinamiento espantosas.
Internos de centro como "Dios es Amor" y "Aprendiendo
a ser Felices" duermen en camarotes sucios y en habitaciones
estrechas donde se siente un olor fétido y a orina..
Informes en las municipalidades indican que en la mayoría
faltan extinguidores y botiquines adecuados. "Hemos detectado
que tampoco hay historia clínica de los pacientes y hay
dos que tienen tuberculosis", refirió la fiscal Camargo.
Algunos centros son aun más baratos que "Cristo
es Amor", con familiares pagando entre $2 y $3 semanales.
El psiquiatra Martín Nizama asegura que sí es
posible esa curación, pero "si el tratamiento es llevado
por un equipo multidisciplinario de especialistas como sociólogos,
psiquiatras, asistentes sociales, especialistas en medicación
y además adecuada infraestructura, entonces la rehabilitación
del adicto es alcanzable".
Tal tratamiento esta fuera del alcance para la gran mayoría
de adictos que provienen de familias de escasos recursos. Como
referencia en Estados Unidos, un programa de 28 dias de rehabilitación
pagado por una compañía de seguro médico,
cuesta entre $20,000 y $30,000.
Esta tragedia humana no está separada de los grandes
cambios económicos y la liberación de los mercados
im[uesta por el capitalismo y que ha sido el motor de un gran
crecimiento de la economía peruana. Este crecimiento se
logro a costa del aumento en la informalidad, la cual es el resultado
directo de la destrucción de la estabilidad laboral del
modelo neo liberal aplicado durante 20 años por los últimos
cuatro presidentes del Perú.
La informalidad representa la mayoría del comercio en
los denominados conos norte, sur y este de Limadonde vive
la clase obrera, los pobres e inmigrantes de los Andes y la selva
amazónica. También domina la pequeña y mediana
minería que acompaña a las grandes transnacionales
en hacer del Perú un importante proveedor de materia primas
para el mercado mundial.
Se estima que más del 70 por ciento de la población
económicamente activa labora en la informalidad. El programa
Essalud del estado es de baja calidad y cubre a una minoría
de los trabajadores.
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