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El callejón sin salida de la independencia catalana
Por Alejandro López y Paul Mitchell
8 Diciembre 2012
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el autor
Este es el primero de un artículo en dos partes;
apareció en inglés el primero de noviembre de este
año.
En 2006, Josep-Lluís Carod-Rovira, expresidente de Esquerra
Republicana de Catalunya (ERC), el principal partido separatista
en Cataluña, declaró, "Lo que ERC quiere para
Cataluña no es el estatuto, es un estado...Sabemos que
el 16 por ciento del voto que tenemos no es la mayoría,
así que apoyaremos una aproximación gradual."
Han pasado 6 años y el apoyo a la independencia ha aumentado
significativamente. En 2010, al menos un 24 por ciento de los
votantes favorecía la independencia. Una encuesta reciente
sugiere que el 51 por ciento votaría hoy por separarse
de España.
El 11 de septiembre, una manifestación organizada por
la Asamblea Nacional Catalana atrajo un millón y medio
de personas, la cuarta parte de la población de Cataluña,
detrás del lema: "Cataluña, nuevo estado de
Europa." Luego de la marcha, y tras el rechazo del gobierno
nacional español del Partido Popular (PP) de un pacto fiscal
que le habría dado un mayor control sobre sus impuestos,
el gobierno regional catalán, o Generalitat, encabezado
por el partido derechista y nacionalista Convergència i
Unió (CiU), anunció que habría elecciones
el 25 de noviembre.
El gobierno regional también aprobó una resolución
de referéndum de autodeterminación, probablemente
para el año 2014. El presidente regional de Cataluña
Artur Mas ha dicho que el voto tomará lugar con o sin la
autorización del gobierno español.
Obreros y jóvenes necesitan rechazar todas las pretensiones
de que las demandas independentistas de Cataluña promueven
sus intereses, no obstante haber adquirido el independentismo
fuerza con la quiebra del capitalismo mundial posterior a la crisis
económica en 2008. Por todo el mundo, la burguesía
ha respondido con una política unificada de contrarrevolución
social contra la clase obrera. Todos los partidos los partidos
y grupos de poder político en todos los países,
al igual que los de Cataluña utilizan los mismos métodos
político atacar a la clase obrera.
España ha sufrido un aumento dramático en desempleo,
pobreza y desigualdad social. El gobierno del PP y de su predecesor,
el Partido Socialista (PSOE) han impuesto un plan de austeridad
draconiano tras otro. Han impuesto recortes en los programas de
salud, educación y servicios sociales; han aumentado los
impuestos y aprobando contrarreformas laborales. Los endeudados
gobiernos regionales han hecho lo mismo. El gobierno catalán
ha por impuesto 3 planes de austeridad sumando cerca de 5 mil
millones de euros.
La élite gobernante catalana afirma que los recortes
no hubiesen sido necesarios si Cataluña, de lejos la más
rica de las 17 comunidades autónomas de España no
tuviera que subsidiar al resto de España. La burguesía
catalana considera que la creación de un nuevo mini estado
capitalista es una forma de librarse de las regiones más
pobres en interés propio, no de los trabajadores. Busca
obtener un mayor margen de explotación de la clase trabajadora
por las grandes compañías transnacionales, reduciendo
impuestos a los negocios y recortando el gasto social. La economía
catalana representa aproximadamente un 20 por ciento del producto
bruto español.
La clase obrera ha demostrado repetidamente su disposición
a luchar y muestra su deseo de cerrar filas contra un enemigo
común, tanto en España como en la Europa entera.
Tal unidad de acción es una condición esencial para
construir una oposición efectiva contra las grandes empresas
y sus partidos políticos, oposición que requiere
de una lucha política contra el separatismo y contra toda
identificación con el capitalismo nacional.
La crisis del estado nación debe encontrar una solución
progresiva que no rompa los actuales estados en otros más
pequeños y menos viables basados en conceptos como la etnia,
la cultura, la religión o la raza. Por el contrario, hay
que reemplazar todos los estados naciones con una forma económica
más racional y universal y con una organización
social más acorde con la realidad económica de la
producción globalizada.
Nunca ha habido una mayor necesidad o un argumento más
fuerte por la unidad de la clase trabajadora, para la adopción
de la perspectiva política del derrocamiento del capitalismo
en España y en la Unión Europea, y para la construcción
de los Estados Socialistas Unidos de Europa.
El separatismo catalán ha ganado popularidad por defecto,
como resultado de la traición de los sindicatos y de los
partidos dizque de izquierda a los repetidos embates de la clase
obrera contra la austeridad. Los sindicatos llevan a cabo protestas
simbólicas mientras pactan supuestas reformas laborales
con el gobierno y los empresarios. Condenaron la acción
de los controladores aéreos en defensa de sus salarios
y condiciones laborales; callaron cuando el gobierno del PSOE
puso a los controladores bajo control militar. Aislaron a las
muchas huelgas de los trabajadores del sector público y
llevaron al movimiento de los mineros asturianos a un callejón
sin salida. En Cataluña, los sindicatos apoyaron los reclamos
por un pacto fiscal y apoyaron la manifestación nacionalista
del 11 de septiembre.
A falta de una alternativa socialista revolucionaria y de un
liderazgo revolucionario, la supresión de la lucha de clases,
el retroceso, la decepción y la frustración contribuyen
a crear condiciones para que broten alternativas reaccionarias.
La función de éstas es dividir a la clase obrera
e impedir su movilización revolucionaria.
El movimiento del 15M, los indignados, ha estado dominado por
la demanda del "no a la política," lo que lo
llevó al colapso. Algunos de sus líderes ahora encuentran
éxito en el camino de la política burguesa; recientemente
han tomado parte en una "muy positiva" reunión
con parlamentarios en Alemania.
Similar deseo de subir en rango social y hacerse rico es la
fuerza rectora de una plétora de grupos pequeño
burgueses catalanes independentistas que intentan disfrazar al
separatismo con ropaje progresivo. Su eslogan es "independencia
y socialismo" ( poniendo énfasis en "independencia")
para los "países catalanes." Aparte de Cataluña,
estos "países" incluyen a Valencia, las Islas
Baleares y el oeste de Aragón, los Pirineos Orientales
en el sur de Francia, y Andorra. El derecho a la autodeterminación
nacional es evocado como principio supremo, sin ninguna consideración
de los cambios en la economía mundial o de la experiencia
de la clase obrera con los movimientos de liberación nacional
en el siglo XX.
Es verdad que Lenin hubo adoptado el lema de la autodeterminación
en el programa de los Bolcheviques, siempre insistiendo que ello
sólo significaba el derecho de separarse y formar un estado
independiente. Consideraba que esta demanda era una manera de
recalcar la oposición bolchevique contra las acciones del
gobierno ruso, que buscaba forzar con las armas a que las naciones
cautivas permanecieran dentro del Imperio Zarista. La demanda
tenía el objeto de superar tanto las aversiones mutuas
de los trabajadores de diferentes naciones como la influencia
de los nacionalistas pequeño burgueses.
Lenin rechazó de plano el programa de Social Demócrata
austriaco Otto Bauer y su concepción de la autonomía
nacional cultural con sistemas escolares, también partidos
socialdemócratas, separados para cada grupo étnico
o religioso. Lenin se esforzó para barrer con todas las
barreras a una lucha unida contra la burguesía. Los grupos
de la falsa izquierda, en cambio, ahora quieren construirlas.
En España desde el principio el nacionalismo catalán
y vasco han sido movimientos de los intelectuales. Nacen a principios
del siglo XX con el propósito de conseguir el apoyo de
los campesinos en contra la dominación del gran capital
y del estado burocrático. Estos elementos tenían
la pretensión de siempre frenar a, y aprovecharse de, cada
movimiento revolucionario apareciera.
Cuando cae la dictadura del general Miguel Primo de Rivera
en 1931, marcando el comienzo de la Revolución Española,
el Partido Nacionalista Vasco (PNV) abiertamente declaró
su objetivo de frenar el movimiento de los obreros y la posibilidad
de revolución. Pedía a sus miembros la absoluta
abstención de participar en cualquier movimiento clasista.
Demandaba que sus seguidores obedecieran órdenes que, en
caso necesario, serían dada por las autoridades.
En Cataluña, un referéndum por el Estatuto de
Autonomía de Cataluña en 1931 atrajo el apoyo del
99 por ciento de los votantes. Sin embargo, para León Trotsky
lo que parecía en la superficie ser una completa aceptación
del nacionalismo catalán por los trabajadores sólo
era "la envoltura de su indignación social."i
Trotsky también defendía el derecho a la autodeterminación,
incluyendo la formación de estados separados, pero para
él no era la responsabilidad de los marxistas luchar por
su creación. Por el contrario, los marxistas tenían
que explicar que "la unidad económica del país,
con una amplia autonomía de las nacionalidades, ofrecería
grandes ventajas a los obreros y campesinos desde el punto de
vista económico y cultural."ii
En su perspectiva política de la Revolución Permanente,
Trotsky insistía que en los países con desarrollo
capitalista atrasado, "la resolución íntegra
y efectiva de sus fines democráticos y de su emancipación
nacional tan sólo puede concebirse por medio de la dictadura
del proletariado, empuñando éste el poder como caudillo
de la nación oprimida y, ante todo, de sus masas campesinas."iii
Esa perspectiva, que había servido de guía para
los bolcheviques en la Revolución de Octubre 1917, fue
rechazada bajo la presión del estalinismo con su teoría
de "revolución en un solo país." Los estalinistas
en cambio habían adoptado la "teoría de los
dos etapas." Con ese justificación los partidos Comunistas
regionales se dieron la libertad de colaborar con las fuerzas
burguesas, subordinando a éstas la clase trabajadora. Esa
perspectiva, que encontró su expresión práctica
en la política del Frente Popular, se convirtió
en el programa formal de la Internacional Comunista en 1935, y
de la coalición del Frente Popular con el gobierno incluyendo
al PSOE, ERC y el Partido Comunista Español (PCE), establecido
durante el año siguiente.
En Cataluña, el gobierno del Frente Popular buscó
revertir la situación del poder dual que se desarrolló
siguiendo al golpe lanzado por el general Francisco Franco y se
dedicó a disolver al Comité Central de la Milicias
Antifascistas de Cataluña, que había llegado a ser
la principal autoridad en la provincia. Ambos, el centrista Partido
de Unificación Marxista (POUM), bajo el liderazgo de Andrés
Nin, y la anarco-sindicalista Confederación Nacional del
Trabajo (CNT), se unieron a la Generalitat, traicionando la sublevación
de los trabajadores de Mayo de 1937, y permitiendo que las fuerzas
gubernamentales ocuparan Barcelona y devolvieran a los burgueses
las granjas y fábricas ocupadas. Solo los partidarios de
Trotsky demandaron un frente unido de los anarquistas y el POUM
y la formación de soviets para llevar a cabo la revolución
socialista.
En los años de dictadura falangista (1939-1975), Franco
había anulado los estatutos de autonomía y prohibido
prácticamente todas las expresiones de las identidades
catalanas y vascas. Estas acciones provocaron la formación
del partido Patria Vasca y Libertad (Euskadi ta AskatasunaETA)
en 1959, una escisión del moribundo PNV. En la década
siguiente, ETA había comenzado una campaña de asesinatos
de policías y militares, buscando presionar a Franco para
que concediera la independencia.
En los años finales del régimen de Franco, el
PCE abogaba por una política de conciliación al
fascismo, la política de "perdonar y olvidar;"
en entretelones negociaba una "transición pacífica"
del fascismo a una democracia capitalista.
La Constitución postfranquista de 1978 fue el resultado
de esa complicidad y de la supresión de los sentimientos
revolucionarios en la clase trabajadora. Ésta creó
una estructura estatal que era parcialmente federal; dividía
al país en 17 comunidades autónomas, lo que sirvió
para impedir un ajuste de cuentas con el fascismo construyendo
una base social para el nuevo régimen dentro de las capas
burguesas y pequeño burguesas en esas comunidades. Los
partidos principales, incluyendo el PCE, el PSOE y CiU, aceptaron
ese proyecto de autonomía.
Continuará
i Trotsky, León; La
revolución española y las tácticas de los
comunistas; 1931
ii Trotsky, León; La
revolución española y las tácticas de los
comunistas; 1931
iii Trotsky, León; La
revolución permanente; Capítulo 10: ¿Qué
es la revolución permanente?
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