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El asesinato de Martin Trayvon y la crisis social en los EE.UU.
Declaración de Jerry White, candidato a la presidencia
del PSI
5 Abril 2012
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el autor
El asesinato de Trayvon Martin el 26 de febrero fue un horrendo
crimen que justifica furia y manifestaciones en todo el mundo.
Un joven afroamericano de 17 años de edad fue asesinado
a sangre fría cuando caminaba desarmado por un barrio en
Sanford, Florida. Ya ha pasado un mes sin que su asesino, Jorge
Zimmerman, haya sido acusado de delito alguno o, menos aún,
detenido por la policía.
Cuanto más se sabe acerca de esa muerte, más
escandalosa se convierte. Grabaciones del número 911, que
la policía en un principio no quiso hacer públicas,
en que el operador de ese servicio de emergencia le da a Zimmerman
instrucciones explícitas de no perseguir a Martin, no dejan
ninguna duda que este mal llamado vigilante de barrio' lo
siguiera acosando.
La policía justifica no haber tomado medidas citando
las afirmaciones del padre de Zimmerman (un ex juez del Condado
de Orange, Florida) que su hijo había matado a Martin en
defensa propia después de sufrir una fractura en la nariz.
Cuarenta minutos después que Zimmerman apretara el gatillo,
la policía grabó una videocinta, la cual desmiente
el alegato del padre. De hecho, el principal investigador de homicidios
no aceptó la justificación de legítima defensa
y recomendó que se le imputaran cargos Zimmerman. El procurador
del estado rescindió la recomendación.
¡Yo, candidato presidencial del Partido Socialista Por
la Igualdad, exijo que se arreste y se le imputen cargos al asesino
de Trayvon Martin!
Este acontecimiento revela mucho más de lo que sucedió
el 26 de febrero y va más allá de Zimmerman, quien
evidentemente es un individuo profundamente perturbado e inestable.
La indignación popular que ahora cunde es una señal
que va mucho más allá de este crimen; presume un
sentimiento de que ocurre algo terrible en esta sociedad y en
este sistema político estadounidense. Al llamar a la muerte
de su hijo una "revelación para todo el mundo",
declara Tracy Martin, "No existe justicia y el público
ya no va tolerar más injusticia".
¿Quiénes son los verdaderos autores políticos
y morales de esta injusticia?
Esta conducta basada en la violencia brutal, que la policía
y el gobierno por lo general llevan a cabo, es cosa de todos los
días en los Estados Unidos. Según un informe que
cataloga denuncias creíbles de fuerza policial excesiva,
hubo 127 muertes en 2010 a manos de la policía, o sea,
una cada tres días. Estados Unidos, "tierra de
la libertad", es en realidad un país donde la
vida no vale nada; donde el asesinato de jóvenes es una
rutina sin consecuencias.
De hecho, si no fuera por la lucha valiente y de principios
de sus padres para que la gente se enterara del caso, probablemente
Martin habría sido enterrado e ignorado como han sido muchos
otros jóvenes.
En los últimos 30 años, la reacción de
la élite empresarial y financiera a la profundización
de la crisis social que afecta a millones de personas consiste
en multiplicar los poderes policiales y fomentar la violencia
parapolicial y montonera. La ley que en el estado de Florida autoriza
a "no retroceder bajo ninguna circunstancia",
es citada por las autoridades so pretexto de no imputarle a Zimmerman
ningún delito. Ésta, junto con 20 otras leyes similares
en todo el país, autorizan el uso de ataques mortíferos
aún en lugares públicos. Son leyes que atizan un
presunto derecho a la protección del individuo, cuando
los verdaderos problemas que afectan a millones de personasel
desempleo, la pérdida de viviendas, la pobrezason
problemas sociales y políticos.
A todos los problemas sociales en los Estados Unidos se les
trata como si fueran problemas delictivos. Con dos y medio millones
de personas en prisión o la cárcel, los Estados
Unidos encarcela a un porcentaje mucho mayor de su población
que todos los otros países del mundo.
En verdad, la violencia estatal ahora caracteriza y define
la política estadounidense; todos la justifican, desde
el presidente hacia abajo. Efectivamente, a principios de marzo,
Eric Holder, procurador general de Obama, justificó en
un discurso el asesinato extrajudicial de ciudadanos estadounidenses,
en que el presidente las hace de juez, jurado y verdugo.
Es de lo más común que, bajo orden y mando estadounidense,
aviones drones (no tripulados) de la CIA bombardeen por
todas partes, lo que causa una terrible carnicería de personas
declaradas "terroristas." Las guerras nunca
se acaban. Se lanza una invasión tras otra. Obama continua
las medidas de su antecesor. Está a favor de la pena de
muerte y del otorgar más autoridad a la policía
para espiar a los norteamericanos y acabar con la disidencia política.
Es el colmo de la hipocresía que Obama y las élites
políticas expresen pésames por el asesinado Martin.
Las manos de la clase dominante norteamericana y de sus representantes
políticos, Demócratas y Republicanos, chorrean con
mucha más sangre que las de Zimmerman.
Aquí hay más. Todas las medidas adoptadas por
el gobierno de Obamael recorte de fondos a la educación
pública y a otros programas sociales, la reducción
de los salarios y la indiferencia para con el enorme desempleo
y la pérdida de viviendashan empeorado las condiciones
de vida de todos los sectores de la clase trabajadora, incluyendo
a millones de jóvenes afroamericanos que este sistema
económico y político condena a una vida de pobreza
y desempleo, sin esperanza de un futuro.
La conducta de personas reaccionarias y con trastornos psicológicos
como Zimmerman también es producto de esas cochinas condiciones.
Para los políticos del Partido Demócrata y sus
partidarios, lo más importante del caso de Trayvon Martin
es su raza. Cualquiera haya sido el rol del racismo, éste
no se puede separar ni del clima económico y político,
ni del esfuerzo de la clase dominante para dividir a la clase
trabajadora e impedir una lucha unida contra este sistema capitalista
que oprime a los trabajadores de todas las razas y nacionalidades.
Los explotadores políticos como Jesse Jackson y Al Sharpton,
especialistas en la promoción de la política racial,
no tardaron en intervenir en las manifestaciones contra el asesinato
de Martin. Asistidos por toda una camarilla de organizaciones
de clase media, su función es ocultar las cuestiones sociales,
económicas y políticas.
Intentan manipular la opinión y convencer que los enormes
problemas sociales y económicos que enfrentan los jóvenes
afroamericanos pueden ser resueltos atrayendo a más gente
de raza negra a la política y al mundo de los negocios.
El resultado de ese enfoque fue la elección de Obama. Treinta
años de medidas semejantes sólo han empeorado las
condiciones de vida de la gran mayoría de los afroamericanos,
junto con las de toda clase obrera.
Al mismo tiempo, esas medida han creado una capa de gerentes
y políticos afro-americanos, entre ellos Jackson y Sharpton,
que al igual que sus homólogos blancos, defiende despiadadamente
al sistema capitalista.
En su esencia, el asesinato de Martin Trayvon nada tiene que
ver con la cuestión de raza; cosa que entienden muchos
de los que participan en las manifestaciones. Sienten que las
mismas condiciones de opresión, desigualdad e injusticia
afectan a los trabajadores de todas las razas y nacionalidades.
Las enormes manifestaciones contra del asesinato de Martin
ocurren a medida que se acelera la crisis económica y social
con récords de pobreza, desempleo y destrucción
de programas sociales en todo el país. La aristocracia
financiera reacciona a esta crisis, que estalló en el año
2008, rescatando los bancos con enormes sumas y organizando un
asalto coordinado contra la clase trabajadora.
Se requiere una política nueva para responder a estas
condiciones. El Partido Socialista por la Igualdad interviene
en estas elecciones precisamente por esa razón. Urge un
movimiento unido de la toda la clase obreranegra, blanca
e inmigranteque insista que todos los trabajadores tienen
el derecho social al empleo, la atención médica,
la vivienda y a un futuro garantizado. Para eso hay que luchar
por el socialismo.
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