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La huelga general en España y las tareas políticas
de la clase trabajadora
Por Julie Hyland
04 Abril 2012
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Una vez más se ha demostrado el poder y la combatividad
de la clase trabajadora en la huelga general española el
jueves pasado contra el gobierno del Partido Popular (PP), la
Unión Europea y sus medidas de austeridad.
En una demostración de ira y militancia, millones se
unieron a la protesta contra la reforma laboral del PP, que busca
eliminar la negociación colectiva y a dar la facultad a
los empresarios a reducir los salarios y despedir a los trabajadores
cuando les convenga.
El poder de la huelga se sintió en su tamaño,
profundidad y composición. Quedaron paralizadas las fábricas
y los servicios puertearías, aeroportuarias y los ferrocarriles.
Los servicios públicos quedaron reducidos al mínimo,
y cerraron las tiendas y universidades
Miles de personas se unieron a las manifestaciones de trabajadores
y estudiantes en múltiples pueblos y ciudades españolas-incluidos
los parados y escolares-quienes aprovecharon la oportunidad para
expresar su hostilidad contra las medidas adoptadas por el gobierno.
La muestra de combatividad ha causado una enorme preocupación
a la burguesía española, a lo largo de Europa e
internacionalmente.
Pero nadie se ha visto más amenazado por el gran desafío
al gobierno que los propios líderes sindicales. Las dos
grandes federaciones, Unión General de Trabajadores (UGT),
alineada con el Partido Socialista (PSOE), y Comisiones Obreras
(CCOO) dirigidas por el Partido Comunista de España (PCE)
han tratado por todos los medios de evitar una confrontación
con el gobierno del Presidente Mariano Rajoy desde que éste
asumiera el poder en noviembre pasado.
Durante meses los sindicatos han estado involucrados en conversaciones
tripartitas con el PP y la patronal, rogando por concesiones.
Sólo cuando quedó claro que no habría ninguna,
de mala gana, los sindicatos aceptaron tomar acciones.
Para los sindicatos la huelga no debía ser nada más
que un gesto simbólico. El Secretario General de UGT, Cándido
Méndez, declaró: "Debemos buscar un compromiso
con el gobierno de manera que podamos remar en la misma dirección."
Por el contrario, la respuesta masiva de la huelga es un presagio
que se avecinan luchas más explosivas. Esto, sin embargo,
sólo resalta la urgencia de construir un nuevo liderazgo
y desarrollar una nueva perspectiva política para dirigir
las luchas de la clase trabajadora.
Los líderes sindicales y los grupos pequeñoburgueses
que los apoyan-tales como Izquierda Anticapitalista (IA) del Secretariado
Unificado pablista y En Lucha, afiliada con el británico
Socialist Workers Party (Partido Socialista de los Trabajadores)-dicen
que las acciones de un día, junto a similares protestas,
serán suficiente para que la burguesía cambie su
política. Esta posición fue hecha pedazos el día
siguiente de la huelga, cuando el PP anunció un recorte
del gasto público de 27 mil millones-que son las
medidas más drásticas tomadas jamás desde
la dictadura fascista del General Franco.
La repuesta del gobierno pone en primer plano las cuestiones
políticas fundamentales a las que se enfrenta la clase
trabajadora.
El Primer Ministro Rajoy no sólo habla por la élite
dirigente española. Más bien, expresa el sentimiento
general del capital financiero internacional, el cual no tiene
la más mínima intención de ceder un centímetro
en su intento de imponer devastadoras medidas punitivas con el
fin de destruir el nivel de vida de la clase trabajadora. Su objetivo
es reducir a los trabajadores europeos a niveles comparables a
los de China y Brasil.
Grecia es el laboratorio donde se están probando esta
política de contrarrevolución social. Pero el objetivo
es imponerla en todas partes-desde Irlanda e Italia, hasta Inglaterra,
los EE.UU. y el resto del mundo.
El carácter global de la ofensiva de los trabajadores
es un testimonio de que estos se enfrentan nada menos que a la
quiebra del capitalismo internacional.
Las organizaciones pseudo-izquierdistas trabajan conscientemente
para desarmar a la clase obrera ocultando las severas e insuperables
ramificaciones de esta crisis sistémica.
Hasta qué punto son capaces de llegar en su intento
de ocultar la verdad quedó claro cuando En Lucha dijo que
el modelo a seguir para los trabajadores españoles es "la
lucha sostenida
y en muchos casos victoriosa de la clase
trabajadora griega."
¿De qué éxitos están hablando?
En cinco años de profunda recesión, los trabajadores
griegos han sufrido una ronda tras otra de ataques en la forma
de medidas de austeridad-puestas en práctica primero por
el gobierno socialdemócrata PASOK y ahora por la coalición
entre PASOK y la Nueva Democracia Conservadora.
A lo largo de los últimos años, cientos de miles
de griegos han tomado las calles, mostrando el mismo empeño
y combatividad que sus hermanos españoles el pasado jueves,
al participar en varias huelgas generales de uno o dos días
organizadas por sus sindicatos. Pero ninguna de estas acciones
ha impedido una sucesión ininterrumpida de medidas de austeridad.
Solo este fin de semana, el Primer Ministro griego Lucas Papademos
anunció recortes adiciones por valor de unos 12 mil
millones como parte de un "nuevo plan económico".
El resultado es la catástrofe social. El desempleo oficial
es de 23 por ciento, y entre la juventud ya llega a más
del 50 por ciento. Agencias internacionales describen a Grecia
como un país que esta sufriendo una "crisis humanitaria".
En el puerto de Perama, cerca a Atenas, informes de la institución
caritativa Doctores del Mundo indican que sus residentes viven
con menos de 200 ($270) mensuales. Dicha organización
escribe: "Hay familias que han estado sin electricidad durante
cinco u ocho meses, pasan el invierno quemando madera para calentar
sus hogares y sus hijos comen desperdicios sacados de las basuras."
Si este escenario es descrito por En Lucha como un "éxito",
entonces se puede decir que no tienen diferencias con el PP y
la elite gobernante. Estos buscan el mismo tipo de "éxito"
en España. La indigna declaración de En Lucha sirve
para dejar en claro que, para esas organizaciones, la degradación
de la clase trabajadora es inmensamente preferible a la movilización
revolucionaria contra el capitalismo.
En España, así como en toda Europa, a lo que
se enfrenta la clase trabajadora es la lucha por el poder político
contra la burguesía y sus representantes-incluyendo la
burocracia sindical y sus apologistas. Esto requiere la construcción
de un nuevo partido político, la sección española
del Comité Internacional de la Cuarta Internacional para
luchar por un gobierno de trabajadores y por un programa socialista.
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