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La represión contra los trabajadores y los jóvenes en España

Por Alejandro Lopez
10 Abril 2012

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La huelga general española de la semana pasada demuestra la determinación de la clase obrera para resistir las medidas de austeridad impuestas por el gobierno derechista del Partido Popular (PP), por La Unión Europea y por el Fondo Monetario Internacional

La feroz represión policial durante y después de la huelga es una señal de la dura respuesta de la elite gobernante a este enorme acto de desafío.

En Cataluña, la policía detuvo a 79 e hirió a 100. Ésta es la región donde se han impuesto los mayores recortes en sanidad y en educación; es considerada el "laboratorio" de las medidas de austeridad que después se imponen en otras comunidades autónomas a la fuerza.

Según el semanario catalán La Directa: "la seguridad desplegada durante la huelga estaba compuesta por 9.385 agentes, el 60 por ciento de esa fuerza," incluyendo la Brigada Móvil entera, que consiste de más de 400 agentes antidisturbios.

Emplearon balas de goma, granadas de humo y gas lacrimógeno contra los manifestantes. El gas se utilizó por primera vez en 16 años, contra decenas de bomberos que exigían que la policía no disparara más balas de goma contra la multitud en el centro de Barcelona. También hubo agentes de paisano y helicópteros.

Una de las balas de goma le rompió a un joven tres costillas y le perforó un pulmón. Otro joven perdió un ojo; otro perdió el bazo. Unas 19 personas fueron hospitalizadas con heridas múltiples; siete de las cuales habían sido heridas por las balas de goma de la policía. Decenas más fueron hospitalizadas por los efectos de las granadas de humo y gas lacrimógeno. Un hombre en silla de ruedas protestando las acciones de la policía el día siguiente fue imputado por "desorden público".

Ocho menores de edad pasaron toda la noche detenidos por la policía antes de ser liberados. Cuarenta y un personas han sido acusadas de varios crímenes.

Dos estudiantes y un miembro de la asamblea de El Clot (una asamblea de barrio), permanecen en la cárcel. Los dos estudiantes son acusados de desórdenes públicos, daños a la propiedad pública y de atacar a policías y otros ‘agentes de la autoridad'.

Se los enjuicia por estar envueltos en disturbios que ocurrieron durante la tarde de la huelga general, a pesar de que habían sido arrestados esa mañana.

La policía declara que esto se justifica porque los dos forman parte de una supuesta “organización” que tuvo que ver en los disturbios posteriores. Las autoridades sostienen que se los debe mantener en la cárcel para evitar que se envuelvan en más actividades “antisistema”, específicamente en protestas planeadas en torno a la reunión cumbre del Banco Central Europeo en Barcelona este 3 de mayo.

Reclamar que una persona pueda ser detenida por un delito que quizás pudiera cometer en el futuro equivale a la detención preventiva.

Esta nueva y siniestra medida es el último ejemplo de una larga serie de medidas represivas empleadas por la élite gobernante desde el inicio de la crisis económica en el 2008.

El Partido Socialista Obrero Español (PSOE) en diciembre 2010, aceleró la represión al usar fuerzas militares contra los controladores aéreos en huelga contra un recorte salarial del 50 por ciento y contra ataques a sus condiciones laborales.

En mayo del 2011, la policía disparó balas de goma y atacó a golpes una concentración contra los recortes que ocupaba pacíficamente la Plaza Catalunya en Barcelona. Al mes siguiente, la policía dispersó violentamente una manifestación ante el Parlamento catalán, que en ese momento aprobaba recortes en sanidad y educación.

El PP multiplica la represión. Antes de la huelga general, en Valencia, la policía ataco con violencia a estudiantes y escolares que en febrero protestaban contra recortes en educación. El jefe regional de la policía los tildó con el apodo de ‘el enemigo'.

A cada caso, la prensa de derecha defiende la represión, exige siempre a los que están al poder que aprieten más; e intentan movilizar a fuerzas fascistas para acabar con la resistencia a las medidas de austeridad.

El diario ABC, por ejemplo, que, desde su fundación en 1903, ha apoyado todos los regímenes reaccionarios y fascistas en España, publicó nombres de personas y organizaciones que acusó de incitar oposición al gobierno, particularmente los “indignados del 15-M, activistas, grupos políticos y ecologistas.”

En línea con estas demandas, Felip Puig, Ministro de Interior de la región catalana anunció el pasado martes sanciones contra la Confederación Nacional del Trabajo (CNT) de carácter anarcosindicalista y la Confederación General del Trabajo (CGT); están acusadas de ser responsables de disturbios ocurridos durante la huelga general. Puig también propuso endurecer las leyes para restringir el derecho de reunión.

Además anunció la creación de una página web de ‘colaboración ciudadana' donde los ciudadanos podrán identificar a los ‘más violentos'. A esto se añadirán controles de identidad más estrictos, la contratación de más de 100 policías antidisturbios y, según Puig, una mayor coordinación con las fuerzas policiales de toda Europa en la búsqueda de los manifestantes “antisistema”.

El ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, ya ha dicho que el gobierno tiene la intención de cambiar la ley para que la legislación antiterrorista utilizada en contra de los separatistas vascos se pueda emplear contra los desórdenes públicos.

Bajo condiciones en las que el gobierno de Mariano Rajoy impone recortes de €27 mil millones, con el objetivo de recortar el déficit público del 8,5 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) al 5,3 por ciento anual, bien saben las clases dominantes española y europea que esta medida no puede ser impuesta por la vía democrática.

Ya son visibles sus intenciones en Grecia, donde en los últimos cinco años trabajadores y jóvenes han sido el blanco de una ronda tras otra de recortes de gastos y de aumentos de impuestos, cada una más cruel que la anterior, sin ningún final a la vista.

En España y en toda Europa la clase obrera está frente a una lucha por el poder político contra la burguesía y sus representantes; entre los cuales están los sindicatos.

La austeridad y la tendencia hacia la dictadura sólo pueden ser derrotadas a través de la lucha por un gobierno obrero, basado en políticas socialistas.

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