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Imágenes de una dictadura: La Cantuta en la boca del
diablo
Por Armando Cruz
28 Septiembre 2011
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el autor
El 18 de Julio de 1992, 13 días después de que
el presidente peruano Alberto Fujimori disolviera el Congreso
y asumiera poderes dictatoriales en un golpe extra-constitucional,
conocido en Perú como el Autogolpe, miembros del Servicio
Nacional de Inteligencia, algunos de ellos pertenecientes al infame
escuadrón de la muerte paramilitar Grupo Colina, invadieron
el campus de la Universidad Nacional de Educación Enrique
Guzmán y Valle (popularmente conocida como La Cantuta).
El Grupo Colina había sido creado en 1991 con el propósito
de asesinar a oponentes del régimen y aterrorizar a la
población bajo el falso pretexto de llevar a cabo una guerra
contra Sendero Luminoso, el movimiento guerrillero maoísta.
Las tropas brutalizaron estudiantes en La Cantuta y secuestraron,
torturaron y asesinaron a nueve de ellos Bertila Lozano Torres,
Dora Oyague Fierro, Luis Enrique Ortiz Perea, Armando Richard
Amaro Cóndor, Robert Édgar Teodoro Espinoza, Heráclides
Pablo Meza, Felipe Flores Chipana, Marcelino Rosales Cárdenas,
y Juan Gabriel Mariños Figueroa) además de un profesor,
Hugo Muñoz Sánchez.
Un reciente documental, La Cantuta en la boca del diablo,
cuenta la historia de la investigación periodística
dejó al desnudo a este episodio que pasó a la historia
como la Masacre de La Cantuta y hasta el día de hoy permanece
como uno de los crímenes más emblemáticos
de la dictadura de Fujimori (1990-2000).
Amanda Gonzáles, que estudia periodismo en la Universidad
Católica de Lima, dirigió el documental, el cual
detalla el desarrollo de la investigación, la identificación
de las víctimas y la brutal represión que cayó
sobre personas inocentes que se encontraban vinculadas de alguna
manera con la investigación o las víctimas. Edmundo
Cruz, un veterano periodista que dirigió la a investigación
que expuso la masacre, narra el documental.
La película combina una presentación paso a paso
de la investigación con clips de noticias de la época
y entrevistas con amigos y parientes de las víctimas, así
como con los colaboradores de Cruz en la investigación.
También incluye escenas del juicio de Fujimori, quién,
en el 2009, fue sentenciado finalmente a 25 años de prisión
por haber ordenado las atrocidades en La Cantuta así como
aquel otro emblemático crimen de su régimen, la
masacre de Barrios Altos.
La verdadera investigación en la cual se enfoca el documental
comenzó en Abril de 1993, mientras Fujimori estaba en el
poder. El denominado "Congreso Constituyente Democrático"
convocado para redactar una nueva constitución, estableció
un comité para investigar las desapariciones en La Cantuta.
Durante el curso de la investigación, el congresista Roger
Cáceres recibió de fuentes anónimas un hueso
calcinado y un mapa describiendo cómo el ejército
había desenterrado los restos de las víctimas y
vueltas a enterrarlas en una nueva locación.
Resultaba que, alarmados por la investigación, un escuadrón
de la muerte había desenterrado y vuelto a enterrar los
cadáveres una vez más con la expectativa de que
jamás fueron encontrados. Sin embargo, Justo Arizapana,
un recolector de basura que trabajaba por el área, fue
testigo de este aterrador trabajo y dibujó un mapa del
nuevo lugar de entierro. El mapa se convirtió en la llave
de la completa investigación.
"El instinto de supervivencia me hizo moverme de un lugar
a otro", Arizapana declara en la película, "porque
si hubiese sido ingenuo y me hubiese quedado en el mismo lugar,
esos militares me hubieran visto, matado y enterrado con el resto".
Después de recibir el mapa, el congresista Cáceres
lo envío a Sí, una revista en la que Cruz trabajaba.
Bajo su liderazgo, un grupo de reporteros siguieron las direcciones
dictadas por el mapa, llegaron a la locación y desenterraron
los cadáveres.
"Cuando terminamos lo de Cieneguilla [el lugar en las
afueras de Lima donde las víctimas fueron enterradas]",
declara Cruz, "no sabíamos que era lo que iba a pasar.
Cada uno de nosotros se fue a casa sabiendo que les habíamos
tocado los bigotes al león". En efecto, las represalias
por parte de la dictadura eran de esperarse. Uno de los periodistas
describe cómo al nido de su hijo llegó una corona
funeraria con su nombre.
Entre los otros involucrados en la investigación que
confrontaron la venganza del régimen se encontraba Juan
Mallea, un taxista, y un periodista radial Luis Jara, que fueron
detenidos por el servicio de inteligencia y mostrados ante la
prensa con trajes a rayas. Ambos Lara y Mallea fueron acusados
de ser miembros de Sendero Luminoso. Mallea describe cómo
fue torturado para "confesar" que fue el autor del mapa
y que él y Jara eran terroristas. Sin embargo, no cedió
ante la tortura a pesar de recibir una costilla rota, perder varios
dientes y pasar más de un año en prisión.
Gilberto Calvo Shocosh era un estudiante de La Cantuta y amigo
de uno de las víctimas. En el documental relata detalles
escalofriantes del secuestro del 18 de Julio. En un punto, Calvo
Shocosh le revela a Cruz que su propio encarcelamiento a manos
del régimen estuvo vinculado a la represión de La
Cantuta. ¿Su crimen? Poseer libros de Lenin y Marx (a pesar
de ser requeridos para estudios universitarios). Cruz le pregunta
cuántos años estuvo en prisión. "Doce"
responde calmadamente. Cruz se queda atónito.
En una audiencia pública durante la Comisión
de la Verdad y Reconciliación (convocada para investigar
los crímenes cometidos durante los 20 años de guerra
entre el ejército peruano y Sendero Luminoso), Gisella
Ortiz, hermana de una de las víctimas, dio testimonio sobre
cómo el ejército ocupó La Cantuta y con completa
impunidad golpeaba, insultaba y amenazaba de muerte a quien quisiera.
La película termina con una ceremonia de recordación
de las víctimas. Una nota final informa a los espectadores
que aún quedan 15.000 "desaparecidos" debido
al denominado "conflicto interno" y que la mayoría
de ellos son estudiantes universitarios. La masacre de La Cantuta
es "tan sólo una entre miles" concluye el documental.
La crudeza y desolación del desierto, junto con la frágil
narración de Cruz al comienzo de la película, establece
un tono de intriga y amenaza que impregna al completo documental.
"Al trabajar en esta investigación uno choca con poderes
desconocidos y toma el desafío... pero a veces, sin considerar
los riesgos y sólo con el paso del tiempo, con las ocurrencias
y la evidencia uno se da cuenta del peligro en que estás"
explica Cruz mientras deambula por lo que parece ser un campo
de tiro del ejército en el desolado desierto de Lima. La
locación parece ominoso. ¿Fue ahí donde enterraron
a las víctimas?
El video efectivamente mantiene la atención del espectador
con su cautivante relato del descubrimiento de la masacre y la
brutal represión desatada por la dictadura en su intento
desesperado de prevenir que la verdad salga a la luz. Sin embargo,
la directora nunca amplia el zoom para explorar por qué
el gobierno Fujimori estableció una dictadura policíaca
que cometió no uno -como fue explicado en las notas finales-
sino miles de masacres similares con el mismo patrón de
criminalidad; no hay ningún intento de conectar la brutal
represión de la dictadura con los fundamentales procesos
sociales e históricos.
"Básicamente lo que quisimos lograr fue la reconstrucción
de la investigación. No es un documental histórico.
No es acerca del caso", explica Gonzáles en una entrevista.
Pero ¿qué es lo que uno puede decir acerca de una
pieza de arte (especialmente un documental) que presenta una sola
pieza del rompecabezas como un producto terminado, dejando de
lado la tarea de armar todas las demás para completar la
imagen?
Y en cuanto a este asunto, la película levanta más
preguntas de las que contesta. Después de verla, uno no
puede sino preguntarse: ¿Fue La Cantuta la primera masacre
de la dictadura fujimorista? ¿Qué estaba pasando
en Perú en aquel tiempo?
La afirmación, repetida una y otra vez por los apologistas
del régimen, de que las "medidas extraordinarias"
fueron necesarias para combatir a Sendero Luminoso, se volvieron
la excusa perfecta para silenciar a todos aquellos que se opusieron
a la dictadura y crear una atmósfera de terror y corrupción,
en la cual los derechos básicos fueron sistemáticamente
violados.
Mientras que Fujimori no fue quién creo el sistema de
represión militar que fue desatado a través del
país como respuesta a Sendero Luminoso, él mismo
se jactó de que bajo su gobierno los actos de represión
se multiplicasen. Por Ejemplo, de 1981 a 1991, 575 peruanos fueron
sentenciados por "terrorismo"; pero en los 11 meses
que siguieron la promulgación de las nuevas leyes, después
del infame Autogolpe, 589 personas fueron sentenciadas.
Por el año 2000, la maquinaria de terror estatal de
Fujimori había acabado sumariamente con la vida de miles
de sindicalistas y trabajadores. Se había perfeccionado
como un instrumento de la supresión de la lucha de clases
y de la defensa de un sistema social caracterizado por la explotación
y la desigualdad social.
"La gente de generaciones menores", dice Gonzáles,
"ya no recuerda al gobierno de Fujimori. Hablamos de gente
que ahora mismo son ciudadanos y debemos decir estas historias
para que se puedan formar sus propias opiniones. La desinformación
es bastante peligrosa".
"En otra entrevista, el protagonista Cruz declara de que
el proyecto "nació como un producto de la revelación
de que el 40 por ciento de Peruanos que están en desacuerdo
con la condena de Fujimori [por cargos relacionados a La Cantuta
y la masacre de Barrios Altos, como también por corrupción
y de intercepciones telefónicas ilegales].Esto revela ignorancia;
es un problema de consciencia, un problema de memoria y olvido.
Por esta razón tomamos este proyecto".
Es aparente, sin embargo, que más que ignorancia está
involucrada. De acuerdo a reportes de prensa, la respuesta a la
película de Cruz ha incluido continuas amenazas de muerte.
La publicación de la película en DVD en Abril
es oportuna ya que ambos candidatos que se disputaron la presidencia
este pasado 5 de Junio, el ganador Ollanta Humala de Gana Perú
y su rival Keiko Fujimori, la hija del dictador, de Fuerza 2011,
están conectados con la represión del régimen.
En una secuencia de la película se ve a la misma candidata
defendiendo al régimen dictatorial de su padre: "Yo,
Keiko Fujimori lideraré la lucha por la libertad de Alberto
Fujimori", grita durante una manifestación política.
"Quinientos documentos han sido mostrados pero la pregunta
es: ¿dónde está la evidencia?"
El presidente Ollanta Humala, un ex oficial del ejército,
participó en el aparato represivo de Fujimori. Él
está vinculado a la matanza de varias personas en la región
de Tingo María. Después, fue investigado por el
poder judicial por estar conectado a los abusos contra la población
de Madre Mía, aunque el caso fue cerrado por falta de evidencia.
En Marzo de este año, salió a la luz de que varias
personas habían sido sobornadas para mantener silencio
por el caso de Madre Mía.
La Cantuta en la boca del diablo de Gonzáles
arremete un golpe contra este problema del olvido" descrito
más arriba por Cruz y la directoria. Trae a la luz un terrible
crimen que merece ser cauterizado en la memoria colectiva del
Perú y, en efecto, del mundo entero.
Pero los limites impuestos por Gonzáles y Cruz a sí
mismos dejan sin explorar las contradicciones sociales y políticas
que dieron auge a este y tantos otros crímenes como también
a su conexión, aunque de la manera más superficial,
con las condiciones y luchas que confrontan los trabajadores y
estudiantes peruanos el día de hoy.
El documental
está disponible en Youtube
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