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El movimiento "Ocupar Wall Street" y el Partido Demócrata

Por Bill Van Auken
11 Octubre 2011

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Mientras las protestas del movimiento "Ocupar Wall Street" entra a su cuarta semana, estas se enfrentan a fuertes presiones y la toma de decisiones políticas que se centran en la cuestión del Partido Demócrata.

El jueves de la semana pasada, tanto el Presidente Barack Obama y el Vicepresidente Joe Biden hicieron declaraciones con el fin de expresar simpatía por los manifestantes. En una conferencia de prensa Obama declaró que las protestas "están dando voz a una amplia frustración sobre cómo funciona nuestro sistema financiero". Prácticamente con el mismo tono defendió los rescates financieros de los bancos mediante el Programa de Rescate de Activos en Peligro (TARP, siglas en inglés).

En un foro en Washington, Biden afirmó que las protestas tienen "mucho en común con el Tea Party". Biden continuó: "El Tea Party comenzó... ¿por qué? Por el TARP. Ellos pensaban que era injusto."

La referencia de Biden al Tea Party no fue de ninguna manera improvisada. Como indican un número de declaraciones de estrategas demócratas y periodistas escritas por personajes que gravitan alrededor del Partido Demócrata, hay un deseo dentro de ese partido de aprovecharse de las protestas para sus propios fines, similar manera a como los Republicanos han utilizado al Tea Party.

El movimiento derechista y pseudo-populista del Tea Party fue en gran medida el producto del Partido Republicano, inflado mediáticamente por Fox News y el resto de los medios de comunicación. No obstante, probó ser capaz, dadas las políticas pro-Wall Street de la administración Obama, de explotar el enojo popular sobre los rescates financieros y las condiciones económicas y sociales para así aprovecharse de éstas para los fines más reaccionarios.

Las protestas que comenzaron en Wall Street y ahora se han esparcido a través de los EE.UU. tienen un origen muy diferente y a diferencia del Tea Party (un movimiento financiado por las corporaciones y promovido por los medios) es una expresión del verdadero descontento popular. El hecho de que está dirigido contra los banqueros y especuladores refleja un creciente sentimiento anti-capitalista.

Esto ha producido una creciente alarma los círculos políticos y corporativos de los EE.UU. El objetivo de los Demócratas es castrar políticamente este movimiento y de alguna manera orientarlo hacia reaccionarias políticas de la administración Obama. Ellos quieren convertirlo en una inofensiva válvula de escape para dispersar el enojo popular mientras que al mismo tiempo utilizarlo para "energizar" la base de los Demócratas.

Como el New York Times reportó el viernes: "Para algunos analistas demócratas las crecientes protestas podrían significar el comienzo de un movimiento populista de la izquierda que contrarreste el surgimiento del Tea Party y cierre con lo que algunos demócratas temen como una 'brecha de entusiasmo'".

Esta intención fue dejada clara por los líderes sindicales que se presentaron en las masivas protestas en la Plaza Foley de la Ciudad de Nueva York el miércoles pasado. Su hueca demagogia y frases gastadas se intercalaban con anuncios de dirigentes del Partido Demócrata que habían llegado para la ocasión. Uno de los dirigentes sindicales, el Presidente del la Local 100 del Sindicato de Trabajadores del Transporte (TWU, siglas en inglés) John Samuelsen afirmó que los manifestantes de Wall Street deberían ponerse detrás de la reelección de Obama.

Mientras tanto, una colección de notables figuras demócratas ha visitado a los campamentos del Parque Zuccotti o publicado declaraciones profesando apoyo por las protestas.

Entre los más prominentes se encontraba el Diputado Charles Rangel, quién declaró: "El pueblo estadounidense ha tenido suficiente. Ellos están completamente hartos de todo y yo estoy de acuerdo".

El millonario congresista de Harlem puede que esté "completamente harto", pero no muy enojado para recibir grandes cantidades de dinero de Wall Street. El sector financiero fue el mayor contribuyente a su campaña política este año, casi $69,000. Fue dinero muy bien gastado, debido que Rangel, el entonces presidente del House Ways and Means Committee, emergió como uno de los principales partidarios del rescate financiero de Wall Street.

Los objetivos de los demócratas fueron detallados aún más en una columna de Paul Krugman del New York Times. Al citar ademanes de apoyo de los sindicatos y oficiales demócratas, Krugman escribió: "El movimiento "Ocupar Wall Street' está empezando a lucir como un importante evento que puede tarde o temprano convertirse en un punto de inflexión".

¿Un punto de inflexión para qué? Esencialmente, un segundo período para Barack Obama.

"Se le está dando a los demócratas lo que se asemeja a una segunda oportunidad", escribió Krugman. "La administración Obama ha desperdiciado un enorme caudal de buena voluntad al adoptar políticas amistosas para los bancos, las cuales fracasaron con traer la recuperación económica incluso cuando los banqueros devolvieron el favor al apoyar al presidente. Ahora, no obstante, el partido del Sr. Obama tiene una oportunidad para rehacer las cosas. Todo lo que tiene que hacer es tomar estas protestas de la manera tan seria como se merecen".

¿Qué es lo que precisamente Obama va a "rehacer"? La agenda de su segundo período ya ha sido establecida cuando anunció un programa de reducción de déficit de $4 billones que se traducirá en dracónicos recortes de programas sociales esenciales como Medicare, Medicaid y Social Security (programas de salud y seguridad social), la continuación de cifras record de y reducciones aún más profundas en los salarios reales de la clase trabajadora.

Lo que los Demócratas realmente quieren "rehacer" es su victoria electoral del 2008, en la cual usaron una demagogia populista para enmascarar políticas que defendían los intereses de los bancos, las corporaciones y los ultra-adinerados. Es en esto dónde ellos ven a las protestas contra Wall Street como potencialmente convenientes. Si ellos pueden de alguna manera identificarse con las protestas populares contra estas condiciones, lo que esperan realmente es enmascarar el verdadero record de la administración Obama.

Ellos se encuentran desesperados por dar nueva vida a la ilusión de que los Demócratas son una especie de "mal menor" y un medio de combate contra los Republicanos y Wall Street. Con la ayuda de los sindicatos y los grupos pseudo-izquierdistas como la Organización Socialista Internacional, ellos están tratando de promover este fraude dentro del propio movimiento contra Wall Street.

Los Demócratas son, en realidad, un partido de Wall Street, algo evidenciado cuando Obama recibió la mayor cantidad de dinero de Wall Street dio para su campaña política, como, a ultranza, por las políticas que ha ejercido desde su elección.

Históricamente, el Partido Demócrata ha sido el cementerio de las luchas sociales de la clase trabajadora en los Estados Unidos, algo que se remonta al movimiento populista del siglo diecinueve, pasando por el movimiento los sindicatos industriales de la década de los treinta, al movimiento de los derechos civiles y los movimientos anti Vietnam de los sesenta. Todos ellos fueron canalizados hacia el Partido Demócrata y por lo tanto no sólo transformados en movimientos inocuos a la élite financiera sino convertidos en nuevos apoyos para el dominio capitalista.

El mismo destino en esencia fue aplicado a las protestas masivas contra la guerra en Irak, las cuales fueron organizadas de acuerdo al calendario electoral y entonces finalizadas una vez que Obama entrase a la Casa Blanca.

Si aquellos que se encuentran protestando contra Wall Street esperan evadir un destino similar, deben en primer lugar rechazar el fraude del "mal menor" y luchar por desarrollar un movimiento político independiente de la clase trabajadora en oposición a ambos partidos del gran capital y el sistema capitalista que defienden.

Sólo la clase trabajadora -a través de un masivo movimiento socialista - tiene el poder de poner un fin a la desigualdad social y reorganizar la vida económica para satisfacer las necesidades de las mayorías, en vez de enriquecer aún más al uno por ciento de arriba.

El capitalismo ha fracasado. La urgente necesidad de ahora es preparar la lucha revolucionaria de la clase trabajadora internacional y estadounidense por el socialismo. Llamamos a todos aquellos que quieren luchar contra Wall Street que se unan y construyan el Partido Socialista de la Igualdad.

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