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Un retrato de los Estados Unidos en declive
Por Patrick Martin
2 Noviembre 2011
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el autor
Una serie de informes recientessobre la pobreza, salarios,
desigualdad del ingreso y movilidad socialpintan el retrato
de un Estados Unidos muy diferente a la mitología oficial
del país como la tierra de las oportunidades económicas
ilimitadas y con el más alto nivel de vida en el mundo.
El World Socialist Web Site (wsws.org) el portal internet
del Comité Internacional de la Cuarta Internacionalnaturalmente
le ha prestado atención a estos informes. Pero esta información
no proviene de críticos marxistas o de aquellos que se
oponen al capitalismo estadounidense. Por el contrario, las cifras
han sido publicadas por las agencias gubernamentales de EE.UU.
entre éstas, la Oficina de Contabilidad General,
la Oficina de Presupuesto del Congreso, la Administración
del Seguro Social, la Oficina del Censo y el Federal Reserve Bank
de Nueva York.
Eso hace que la imagen de la situación real de EE.UU.
en 2011 sea aun más condenatoria. Incluso los organismos
controlados por los representantes políticos de la aristocracia
financiera se ven obligados a admitir que las condiciones de vida
para la inmensa mayoría del pueblo norteamericano son desastrosas.
Estas cifras demuestran que Estados Unidos es un país
de creciente desigualdad social, en el que los que trabajan y
producen toda la riqueza tienen cada vez menos, mientras que los
que recogen los beneficios de este trabajo, jugando un rol parásito,
destructivo y completamente reaccionario, acumulan riquezas a
niveles asombrosos.
Dos informes en particular resaltan la dramática polarización
social en los Estados Unidos; no tanto entre los ricos y los pobres,
sino entre los ricos y todo el resto de la sociedad.
Según las cifras publicadas por la Administración
del Seguro Social (ASS) el 20 de octubre, el ingreso promedio
de los trabajadores estadounidenses en 2010 fue de $26.364, no
mucho más que el nivel oficial de pobreza de $ 22.025 para
una familia de cuatro. Teniendo en cuenta que una familia que
gana hasta dos veces el nivel oficial de pobreza se enfrenta a
dificultades reales e inseguridad, no es exagerado decir que el
informe del ASS muestra que los "pobres", por cualquier
definición razonable, constituyen la mayoría absoluta
del pueblo estadounidense.
En el otro lado del espectro, un estudio de la Oficina de Presupuesto
del Congreso publicado el 25 de octubre muestra que los más
ricos en el 1 por ciento superior de los hogares de los EE.UU.
experimentó un aumento del 275 por ciento en sus ingresos
entre 1979 y 2007, y más que duplicaron su participación
del ingreso nacional. Mientras que el ingreso de esta capa casi
se triplicó, los ingresos del 60 por ciento en el medio
de la población aumentó sólo un 40 por ciento
en 28 años, y la ingreso del 20 por ciento más pobres
el aumentó sólo un 18 por ciento.
Otras estadísticas reveladoras son:
La tasa de desempleo para trabajadores de 55 años o
más se ha duplicado desde 2007, y el período medio
de permanencia en desempleo se ha triplicado. Un tercio de los
trabajadores mayores de 65 años ganan menos de $11 por
hora, mientras que las tasas de pobreza y dependencia en cupones
de alimentos han aumentado considerablemente en este sector de
la población.
El monto en dólares de los préstamos estudiantiles
desembolsados en 2010 superaron los $100 mil millones, un record
histórico para un solo año. Asimismo, el total de
la deuda de préstamos estudiantiles ha pasado la marca
de $1 billón en 2011, superando el total de la deuda de
tarjetas de crédito. Pagar su educación universitaria,
los jóvenes se han visto obligados sacar el doble de lo
que pedían hace tan solo 10 años.
La movilidad geográfica en los Estados Unidos ha caído
al nivel más bajo registrado desde 1948, un reflejo de
la pérdida de oportunidades, especialmente para los jóvenes.
Las personas no pueden vender sus casas o comprar otras nuevas,
y la mayoría de los jóvenes universitarios graduados
se ven obligados a regresar a casa de sus padres porque no pueden
encontrar un trabajo que pague lo suficiente para crear por su
cuenta.
La encuestadora Gallup encontró que se ha triplicado
la preocupación de los trabajadores de poder alimentarse
a si mismos y sus familias. Constituyen un 19 por ciento de la
población, en comparación con sólo el 6 por
ciento de los trabajadores chinos con intereses similares. Las
cifras de Gallup referentes al acceso a necesidades sociales básicas
demuestran que los trabajadores estadounidenses encuentran cada
día más dificultad en obtener alimentos, vivienda
adecuada y atención médica decente.
Lo que estas cifras ponen de manifiesto es tanto una crisis
social profunda como una inmensa transformación histórica.
Estados Unidos ha pasado de ser el líder mundial en la
mayoría de los indicadores sociales, incluyendo los niveles
de vida de la clase trabajadora, a un nuevo estatus como líder,
al menos entre los países industrializados, en condenar
a la mayoría de su población a condiciones de privación
y miseria.
El declive del capitalismo estadounidense se muestra en la
decadencia de su base industrial, otrora poderosa, el derrumbe
de carreteras, puentes y otras infraestructuras sociales, y el
cierre de escuelas, bibliotecas, hospitales y otros servicios
públicos. No es de extrañar que más del 80
por ciento de los estadounidenses, según las encuestas
más recientes, siente que el país está en
el camino equivocado.
Presidiendo sobre este declive está una aristocracia
financiera cuya relación con el resto de la sociedad trae
a la mente el antiguo régimen de la Francia prerrevolucionaria.
Los informes y el retrato que pintan de la sociedad estadounidense
son una prueba irrefutable de todo el gobierno de Obama y todos
los que presentaron la elección de Obama como un evento
de transformación en la política estadounidense.
El contenido real de los últimos tres años ha sido
una colosal redistribución de la riqueza, supervisada y
dirigida por Obama, de la clase obrera a la élite financiera.
Y esto continúa.
La necesidad política primordial para la clase obrera
es comprender el origen de la decadencia social y económica.
El capitalismo, en los Estados Unidos y en una escala mundial,
ha fracasado. El sistema de producción para el lucro ha
producido realmente ganancias récord para la pequeña
minoría enquistada en la parte superior de la sociedad,
pero se ha convertido en un callejón sin salida para los
trabajadores que componen la gran mayoría.
La clase obrera debe avanzar en su propio programa en defensa
del empleo, una educación de calidad, una jubilación
segura y otros derechos sociales básicos. Para hacer esto
posible hay que liberarse de las garras de los burócratas
sindicales y el Partido Demócrata, que defienden los intereses
de los bancos y corporaciones, mientras que afirman falsamente
defender a los trabajadores.
La creciente oposición a la desigualdad y el control
corporativo del sistema político subyace en el aumento
de la movimiento Ocupar Wall Street y el apoyo masivo que ha ganado
en menos de dos meses. Pero esto es sólo una expresión
inicial de lo que está por venir.
La respuesta a la crisis del capitalismo es un audaz ataque
contra los capitalistas. La clase obrera debe luchar por reivindicaciones
socialistas: la expropiación de los multimillonarios y
de toda la oligarquía financiera, la adquisición
pública de los grandes bancos y corporaciones, y el uso
de la enorme riqueza producida por las personas que trabajan para
satisfacer las necesidades sociales, no las ganancias privadas.
La cuestión decisiva en llevar adelante esta lucha es
la construcción de un nuevo liderazgo revolucionario en
la clase trabajadora, el Partido Socialista por la Igualdad (PSI).
Instamos a jóvenes y trabajadores que se incorporen a la
lucha política de hoy, a unirse al PSI y luchar por esta
perspectiva para la clase obrera internacional.
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