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Las serias cuestiones planteadas por el arresto de Dominique
Strauss-Kahn
Por David North y David Walsh
23 Mayo 2011
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el autor
La detención del financista y político francés
Dominique Strauss-Kahn en Nueva York por cargos de asalto sexual
y su encarcelamiento es un acontecimiento preocupante con repercusiones
de gran alcance.
Strauss-Kahn es el director gerente del Fondo Monetario Internacional
(FMI), tal vez la institución financiera más poderosa
del capitalismo en el mundo, y una figura prominente en el Partido
Socialista francés, uno de los principales partidos de
las grandes empresas de ese país. Se esperaba que pronto
anunciara su candidatura a la presidencia en 2012 y las encuestas
en Francia lo ponían al frente de sus rivales, el presidente
Nicolás Sarkozy y el candidato de la extrema derecha Marine
Le Pen del Frente Nacional.
Por su posición de clase, privilegios y perspectivas
sociales, Strauss-Kahn es sinónimo de todo lo se opone
el World Socialist Web Site (el portal internet del Comité
Internacional de la Cuarta Internacional). Pero también
es un ser humano que tiene derecho a los derechos democráticos,
que incluyen el debido proceso jurídico y el supuesto de
inocencia hasta que se demuestre su culpabilidad. A juzgar por
el tratamiento de Strauss-Kahn, desde su detención y la
cobertura de este evento en los medios estadounidenses, tal supuesto
no existe.
Ni nosotros ni nadiefuera del acusado y la acusadora
(y, quizás, otras partes interesadas por el momento anónimas),
sabe exactamente lo que pasó el domingo en la suite del
Hotel Sofitel en Manhattan. Cualquier información que el
público posea ha sido por cortesía del Departamento
de la Policía de la ciudad de Nueva York, el abogado de
la presunta víctima y los medios de comunicación.
Ninguno de estos puede ser considerado fuentes confiables.
Hasta el momento, nadie ha oído el lado de la historia
del Sr. Strauss-Kahn. Por el contrario, ha sido sometido a un
calculado proceso de humillación y deshumanización-tales
como el perp walk (presentarlo esposado ante las cámaras
de televisión), cuya evidente finalidad es condenar a los
acusados ??en la mente del público, incluso antes de que
se haya emitido una sentencia.
La violación es un crimen execrable y cualquiera que
sea hallado culpable de este delito debe ser considerado responsable.
Sin embargo, es un hecho vergonzoso e innegable, que las denuncias
de mala conducta sexual se han utilizado frecuentemente, y no
sólo en los Estados Unidos, para destruir a ciertas personalidades.
El reciente caso de Assange Julián, fundador de WikiLeaks,
viene a la mente.
El hecho de que las denuncias de violación y otras formas
menores de mala conducta sexual han sido utilizadas con fines
políticos no quiere decir que Strauss-Kahn sea víctima
de una conspiración. Sin embargo, se requeriría
un nivel asombroso de credulidad para descartar, previo a una
investigación más detallada, la posibilidad de que
Strauss-Kahnun hombre cuyas decisiones tienen consecuencias
políticas y financieras de gran envergadurahaya caído
en una trampa cuidadosamente planeada.
La vieja pregunta ¿Cui Prodest?¿Quién
se beneficia?es relevante en la investigación de
una denuncia cuya consecuencia inmediata, sin importar el resultado
final del caso, será con toda probabilidad, la expulsión
de Strauss-Kahn del Fondo Monetario Internacional, la destrucción
de su carrera política y la posibilidad de acceder a la
presidencia de Francia. ¿Quiénes se beneficiarían
de la transferencia de Strauss-Kahn a una prisión norteamericana?
Ciertamente, este es el tipo de pregunta que habría hecho
el gran novelista francés Alejandro Dumas, el autor de
El Conde de Montecristo.
Pero esa curiosidad es ignorada por los editores del New
York Times. Por el contrario, en otro ejemplo de su inclinación
por el periodismo basura, el diario publicó ayer no menos
de tres columnas por Maureen Dowd, Clarke Stephen y Dwyer Jim,
que se deleitan con la humillación de Strauss-Kahn, tratando
la denuncia de la violación como si se tratase de una verdad
demostrada, para provocativamente incitar a sus lectores contra
el acusado. Cada una de las columnas apela a los instintos más
bajos y a la ignorancia de sus lectores sobre asuntos jurídicos
del debido proceso. El nivel de inmundicia de estos artículos
se revela en el título elegido por el Sr. Clarke: "Droit
du Viejo Verde"
El peor de los tres artículos es escrito por Maureen
Dowd. Durante el curso de su larga permanencia como columnista
en el Times, ha escrito innumerablemente sobre obsesiones
lujuriosas (los lectores pueden referirse a sus escritos sobre
el escándalo Clinton-Lewinsky), que se hacen tanto más
desagradable por su descontrolada maldad subjetiva.
Más recientemente, antes de escribir sobre el caso de
Strauss-Kahn, Dowd escribía celebrando el asesinato extrajudicial
de Osama bin Laden ("una victoria que nos hizo sentir como
Norteamericanos de nuevo"). En su columna del 17 de mayo,
titulada "Poderoso y Primitivo," Dowd comienza: "Oh,
ella lo deseaba. Ella lo deseaba con ganas. Eso es lo que quieren
todas las trabajadoras, respetuosas de Dios, jóvenes viudas
que se rompen la espalda haciendo trabajos domésticos en
un hotel de Times Square para mantener a su hija adolescente,
justificar su estatus migratorio y tomar ventaja de las oportunidades
que Estados Unidos ofreceun viejo morboso, alocado y decrépito
saliendo desnudo del cuarto de baño, arremetiendo contra
ella para arrastrarla por toda la habitación; un verdadero
hombre de las cavernas. "
¿En qué evidencia se basa este párrafo
espeluznante? ¿Qué información posee Dowd?
¿Ha entrevistado a la acusadora? ¿Sabe Dowd lo que
la presunta víctima le dijo a la policía? Para el
columnista del Times, el supuesto de inocencia no existe.
Más bien, se siente indignada por la simple sugerencia
de que Strauss-Kahn no sea culpable y, peor aún, que todo
el asunto podría haber sido planeado. Al igual que en todos
los casos de denuncias de mala conducta sexual sobre los que Dowd
ha escrito, la culpabilidad del acusado se da por dada.
Dowd continúa: "los abogados defensores del francés
Strauss-Kahn están danzando alrededor de locas teorías
de conspiración, sonando como los paquistaníes sobre
Osama. Algunos han sugerido que fue víctima de una trampa
organizada por las fuerzas de Sarkozy".
¿Imposible? ¿Por qué es una locura creer
que Strauss-Kahn tiene enemigos poderosos, que cuentan con los
medios para tenderle una trampa, o, al menos, aprovechar las oportunidades
que ofrece el asunto para acabar con él políticamente?
Excluir esta posibilidad no es sólo políticamente
absurdo, sino que en la práctica sirve para bloquear un
área crítica de la investigación. ¿Puede
uno imaginarse que los investigadores cuestionarían a Strauss-Kahn
si conoce personas que pudieran estar interesadas en, y ser capaces
de, tenderle una trampa? ¿O que los investigadores no deben
investigar a los asociados del acusado?
Para entender cómo fuerzas poderosas están utilizando
el escándalo, solo hay que referirse a un artículo
de primera plana del Wall Street Journal del miércoles,
titulado "Presión está aumentando sobre encarcelado
jefe del FMI." El artículo afirma que la administración
Obama ha "sugerido fuertemente de que ya es tiempo para que
el Fondo Monetario Internacional reemplace a Dominique Strauss-Kahn
como su jefe, señalando que ya no puede ser eficaz en su
trabajo." Claramente, la detención de Strauss-Kahn
es vista por el gobierno de los EE.UU. como una oportunidad política.
En sus primeros comentarios públicos sobre el caso,
el Journal informa que el Secretario del Tesoro de EE.UU, Timothy
Geithner, llamó a que se tome una decisión más
formal para que el número dos del FMI, el estadounidense
John Lipsky, quien ha tomado las riendas de la institución
desde el arresto de Strauss-Kahn, continúe en ese papel
durante un período transitorio."
Se entiende que la sustitución de Strauss-Kahn tendrá
importantes implicaciones políticas, y ya se desató
una cruenta lucha entre los gobiernos europeos y los Estados Unidos
sobre la selección de un sucesor. Según el Wall
Street Journal, los europeos quieren mantener el puesto número
uno en el FMI. "Pero los EE.UU.", escribe el diario,
"como el mayor accionista individual de la organización,
jugará un papel clave en la determinación del resultado."
Maureen Dowd no puede estar particularmente informada sobre
los muchos intereses fundamentales que están en juego en
la sustitución de Strauss-Kahn, pero los altos ejecutivos
del New York Times no son ingenuos. Es un hecho establecido que
el editor ejecutivo del diario, Bill Keller, coordina con el gobierno
de los EE.UU la cobertura que el Times le da a cuestiones de importancia
crítica. En este caso, las columnas inflamatorias de Dowd
y otros contribuyen a la presión que se está ejerciendo
para forzar la renuncia de Strauss-Kahn.
Comprensiblemente la opinión pública francesa
se ha sentido angustiada tanto por la forma de la detención
de Strauss-Kahn, como por la decisión de los representantes
de la ley en EE.UU. de presentarlo esposado ante los paparazzi.
Pero la sorpresa angustiosa solo indica cuan poco los europeos
entienden lo que se viene desarrollando en los Estados Unidos
en las últimas décadas.
El periodista de derecha y filósofo Bernard Henry Lévy
se queja legítimamente por el tratamiento escandaloso de
Strauss-Kahn, quien, dice, ha sido "arrojado a los perros",
y agregó que no hay justificación para que todo
el mundo se deleite con el espectáculo... de esta figura
esposada, sus rasgos marchitados por 30 horas de detención
e interrogatorio ".
Figuras como Lévy, sin embargo, tan enamorados con la
propaganda del "libre mercado", han cerrado los ojos
ante las condiciones sociales en los EE.UU. Levy no se ha molestado
en notar que más de 2,2 millones de personasla gran
mayoría de personas tratadas tan cruelmente como Strauss-Kahn,
o peor aúnse encuentran actualmente encarceladas
en la pesadilla de los derechos humanos conocido como los Estados
Unidos.
La triste verdad es que el carácter cruel y vengativo
del sistema de "justicia" norteamericana sale a la luz
sólo cuando alguien famoso cae en sus garras.
La postura de Dowd y otros de su calaña como defensores
de los pobres y oprimidos es totalmente hipócrita. La columnista
reclama que los estadounidenses "pueden enorgullecerse"
que en el caso de Strauss-Kahn "se hará justicia sin
tener en cuenta la riqueza, la clase o el privilegio." Y
añade: "Es una historia inspiradora sobre los Estados
Unidos, donde incluso una empleada puede tener dignidad y ser
escuchada cuando se acusa a uno de los hombres más poderosos
en el mundo de ser un depredador ".
¡Qué tontería! En su vida cotidiana, camareras
y el resto de la "ayuda" son invisibles para la clase
media alta a la que pertenece Dowd.
Las personas como Lévy han expresado su preocupación,
pero la clase política francesa ha respondido con cobardía,
o sobre la base de los cálculos políticos de corto
plazo, como es el caso de Nicolás Sarkozy, que ve un rival
potencialmente eliminado,.
Sin duda, hay un elemento real de miedo e intimidación
en Francia y en Europa cuando se trata de la conducta de los EE.UU.,
que opera en todo el mundo como un sindicato criminal. Washington
pidió (y obtuvo) la liberación del asesino de la
CIA Raymond Davis de una prisión paquistaní en marzo.
¿Puede alguien imaginar una importante figura política
de Estados Unidos siendo tratado en París con la impunidad
que se le ha tratado a Strauss-Kahn en Nueva York?
El caso de Strauss-Kahn plantea cuestiones vitales. El World
Socialist Web Site insiste en el supuesto de inocencia y otros
derechos democráticos fundamentales. No hay ninguna razón
creíble de por qué no debe ser puesto en libertad
bajo fianza. Los de la izquierda política que tontamente
creen que el destino de Strauss-Kahn es una cuestión de
indiferencia, o incluso que debe ser visto como un castigo justo
por su riqueza personal y pecados políticosno entienden
nada de la importancia de los derechos democráticos. Cabe
señalar, además, que las convicciones socialistas
no se basan en venganza mezquina.
Uno ciertamente espera que una defensa competente, que no se
deje intimidar por la enorme presión para que acepten un
acuerdo con la fiscalía, trabajará arduamente para
sacar los hechos a la luz. Para las autoridades, sobre todo si
están motivados por objetivos políticos, ya es una
cuestión de "misión cumplida"la
destrucción de la posición política de Strauss-Kahn.
Cuando uno se concentra en los hechos del caso según
lo informado, existen razónes suficientessin duda
en este puntopara plantear serias preguntas, que vayan mucho
más allá del nivel de "duda razonable".
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