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Aymaras toman ciudad de Puno

Por Luis Arce
10 Junio 2011

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En vísperas de la segunda vuelta electoral para elegir un nuevo presidente en el Perú, casi 20,000 miembros del grupo étnico Aymara ocuparon la ciudad de Puno—población 100 mil habitantes—enardecidos por la burla e indiferencia del gobierno del presidente Alan Garcia al no atender sus pedidos de paralizar un decreto supremo que abriría sus tierras a la explotación minera y petrolera.

En el Perú se han registrado muchos casos donde el desarrollo minero damnificó la agricultura y la ganadería, principales fuentes de vida de los aymaras. Se ha documentado la contaminación de ríos y tierras en varios lugares de los Andes como consecuencia de la actividad minera.

Desde mediados de mayo el pueblo Aymara mantenía una huelga indefinida respondiendo al llamado de los dirigentes del Comité de Lucha del Frente de Defensa de los Recursos Naturales de la Zona Sur y que tenía el apoyo del alcalde provincial de Puno.

El 24 de mayo, enfurecidos por la decisión del gobierno del presidente Alan Garcia, de darle luz verde al proyecto Santa Ana de la minera Bear Creek, miles de Aymaras se trasladaron a la ciudad de Puno, localizada en las orillas del Lago Titicaca.

Procedieron a ocupar la carretera Puno - Desaguadero que comunica a Perú con Bolivia, paralizando el comercio entre ambos países. También ocuparon las vías de acceso a la ciudad comercial de Juliaca—la mayor ciudad en la región con 250 mil habitantes—camino obligado para llegar al Cusco hacia el norte y a través de la cual pasan hacia la costa los productos del altiplano y Bolivia para ser exportados. El aeropuerto de Juliaca, el único en la región, es ocupado por los manifestantes.

El diario capitalino, La República, informa que “los estudiantes de la Universidad Nacional del Altiplano - UNA Puno dejaron las aulas para unirse a la huelga indefinida... Los estudiantes de la Universidad Andina Néstor Cáceres Velásquez, también se plegaron a la huelga realizando un plantón en su local,... además se suspendieron las labores escolares en diversas instituciones educativas en salvaguarda de la seguridad integral de los alumnos.”

La violencia se incrementa en el decimoctavo día de huelga cuando la comisión de alto nivel que envió el Ejecutivo no presenta una solución a la demanda Aymara y vuelve a Lima habiéndose comprometido a “estudiar, durante 180 días, las concesiones mineras que afectan su desarrollo. Hablaron un par de horas y se regresaron a Lima”, informó La República.

Con su pedantería y arrogancia característica, Alan Garcia dijo: “Pedir que un departamento sea exonerado de la minería es un despropósito constitucional."

“Si se entrevistara a cualquiera de ellas al azar”, añadió el presidente, “no sabría por qué está allí. Este tipo de movilizaciones llevando a gente que no está enterada de las cosas, con fines electorales, a mí me parece una forma de manipulación y de desprecio casi racial contra las personas”, finalizó.

Sin prestar atención al cinismo e irresponsabilidad de la comisión de alto nivel que envió en su representación, Garcia “aseveró que la Policía Nacional no permitirá que se atente contra la propiedad pública y privada de la región, y señaló que las personas que participan de las protestas son ‘traídas de otras partes',” informó El Comercio de Lima.

Sintiéndose burlados una vez más por las autoridades del gobierno central, los manifestantes enardecidos toman varios locales del Estado en la ciudad de Puno; entre estos la SUNAT, Fiscalía y Gobernación, sacando los documentos públicos a las calles para quemarlos. Viéndose en minoría, los dos mil policías de la zona no salen a dispersarlos, a pesar de que el presidente Garcia había ordenado la intervención del ejército.

Luego procedieron a tomar el Puerto Muelle de Puno y los pobladores de la Isla Los Uros se sumaron a la protesta junto con los lancheros que realizan servicio turístico en el Lago Titicaca. El transporte de servicio urbano es nulo en la ciudad y cierran los terminales terrestres.

El principal diario del Perú, El Comercio, informa: “Un grupo de manifestantes que rechazan las concesiones mineras en la región incendiaron el local de Aduanas y también saquearon los depósitos de sus instalaciones... Los enardecidos huelguistas colocaron balones de gas en las puertas de la infraestructura pública y los hicieron explotar, lo que provocó que los vehículos que se encuentran en los exteriores del lugar ardan en llamas.”

Los diarios y televisión capitalina concentraron sus informes en los actos de agresión y vandalismo que aterraron a la clase capitalista. Reclamaban que partidarios del candidato Ollanta Humala, que se espera alcance un 80 por ciento de los votos puneños en las elecciones presidenciales del 5 de junio, estaban atizando el levantamiento Aymara con fines políticos, y podrían reclamar fraude en caso de perder.

Importantes sectores de la burguesía peruana—en particular los banqueros, industriales y mineros que se han enriquecido de las políticas de libre mercad—apoya a Keiko Fujimori de Fuerza 2011. Ella es hija del ex presidente Alberto Fujimori, quien cumple una condena de 25 años por corrupción y malversación de fondos.

El ex oficial del ejército, Ollanta Humala de Gana Perú, se enfrentara a Keiko Fujimori en la segunda vuelta electoral el 5 de junio. Humala perdió por poco en su primer intento a la presidencia el 2005. En aquel entonces se identificaba con las políticas nacionalistas del presidente venezolano Hugo Chávez. Hoy, Humala ha moderado su tono y se identifica con el ex presidente brasilero Luiz Inacion Lula da Silva, quien mantuvo las política de libre mercado en ese país. Humala está siendo asesorado por dos consejeros políticos del ex presidente brasilero.

Durante el curso de la semana, el gobierno central ha dado marcha atrás y ha suspendido el decreto supremo que otorga las concesiones de exploración y explotación a mineras y petroleras. Las organizaciones Aymaras han ordenado volver a la calma y prometen apoyar el proceso electoral, pero dejando abierta la posibilidad de regresar a la acción si sus demandas no son satisfechas.

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