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Perú: Humala derrota a Fujimori en elecciones presidenciales

Por Luis Arce
8 Junio 2011

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El ex oficial del ejército Ollanta Humala es el virtual ganador de la segunda vuelta electoral para elegir el próximo presidente del Perú.

De acuerdo a la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE), con más del 90 por ciento de los votos contados, el candidato de Gana Perú lideraba con 51,4 por ciento, habiéndole sacado 2,7 por ciento de ventaja a su rival, Keiko Fujimori de Fuerza 2011

Porque la mayoría de votos que faltan contar provienen de las aéreas rurales y más pobres donde Humala comanda una gran ventaja, para el lunes era universalmente aceptado que sería prácticamente imposible que Fujimori alcance a Humala, quien asumirá la presidencia el próximo 218 de julio.

Humala ganó en 18 departamentos y Fujimori en ocho. Solo faltaba contar el departamento de Madre de Dios localizado en la selva amazónica. Humala ganó en 10 regiones por un margen superior a 20 por ciento, y en ciertos casos por más de 30 por ciento.

En Lima, Fujimori aventajó a Humala por cerca a 15 por ciento. Lima le dio a Fujimori su mayor margen de victoria, sin embargo, la diferencia fue mucho menor de lo esperado. Humala ganó en los distritos de la clase media baja, la clase obrera y los pobres.

Los resultados electorales son una expresión de repudio popular a décadas del modelo neo liberal y la apertura de los recursos naturales a la explotación por parte de compañías transnacionales. Con Perú habiendo registrado uno de los índices de crecimiento más altos en el mundo—8.7 por ciento en 2010—la mayoría de la población, la clase trabajadora, los campesinos y los pobres continúan viviendo en condiciones precarias y se enfrenta a un alza de precios de alimentos y combustible, que los afecta a ellos muchísimo más que a los ricos.

La clase política peruana y el capital extranjero no perdió el tiempo para expresar sus temores, de que la victoria de Humala representaría un cambio en el modelo económico de libre mercado implementado por los últimos tres presidentes—Alberto Fujimori, padre de la candidata Keiko Fujimori, Alejandro Toledo y Alan Garcia—durante dos décadas.

Humala basó su campaña en vagas promesas de que usaría la riqueza del país para reducir la desigualdad social, mientras que Fujimori proponía mantener el modelo neo liberal y defendía el legado de su padre, el cual está sirviendo una condena de 25 años después de ser encontrado culpable de corrupción y tener conocimiento de de los crímenes del escuadrón de la muerte Colina durante la década que gobiernó como presidente-dictador.

La bolsa de valores de Lima cerró por dos horas el lunes al sufrir una caída de 11 por ciento "presionada mayormente por los papeles mineros, en medio de temores tras el triunfo presidencial del nacionalista Ollanta Humala," informaron operadores a la agencia noticiosa Reuters.

"La caída", continua Reuters, "fue la más pronunciada desde octubre del 2008, cuando los mercados globales fueron duramente golpeados por una crisis financiera internacional."

El presidente de la Confederación Nacional de Instituciones Privadas del Perú, Humberto Speziani, declaró a Peru21 que "era necesario dejar el proceso electoral atrás y continuar trabajando para que el Perú siga moviéndose en dirección al desarrollo."

Speziani añadió que el sector privado tiene sus "puertas abiertas" para trabajar con Humala. Le pidió al virtual ganador que de un "signo" para calmar a los sectores que puedan estar preocupados.

"Debemos asegurarle al mercado," Speziani declaró a Peru21, "y a los inversores nacionales y extranjeros... él [Humala] tiene que mantener la misma orientación macroeconómica y mostrar calma; de lo contrario, el Perú sufrirá."

El "signo" que la media conservadora y la clase política demanda es el anuncio inmediato del futuro ministro de Economía y Finanzas y del presidente del Banco Central de Reserva, alguien de confianza para el sector industrial y la aristocracia financiera y que garantice la defensa de sus intereses.

En otra indicación del temor que invade a la clase política, el ex candidato presidencial y banquero de Wall Street, Pedro Pablo Kuczynski, conocido universalmente como PPK, urgió a sus seguidores el día anterior a las elecciones a que voten por Keiko Fujimori.

En una carta hecha pública en Facebook, posiblemente violando las leyes que prohíben propaganda política 24 horas antes del inicio del proceso electoral, Kuczynski, un ex ministro de Economía y Finanzas, escribió "Sé que duele, y a mí no me gusta votar por Keiko, pero hay que entender el balance, creo que estamos jugando con el futuro del Perú."

"Fujimori Higuchi representa el futuro y está rodeada de los mejores técnicos, que trabajaran para el futuro del país, mientras que Ollanta Humala representa el abuso y estatismo militarista que ha fracasado en Venezuela, generando pobreza y violencia," escribió Kuczynski en Twitter.

El gobierno del presidente Alan Garcia declaró que está listo a enfrentar un ataque contra la bolsa de valores de Lima y la moneda nacional, el sol, por parte del capital financiero extranjero y nacional.

El ministro de Economía y Finanzas, Ismael Benavides, dijo, "Tenemos un plan de contingencia para que el Banco Central inyecte liquidez al mercado."

Benavides también le pidió a Humala que "mande una señal clara para calmar a los inversores y operadores,"... recordando que "el mercado colapsó después de que Humala ganara la primera vuelta el 10 de abril." Benevides declaró a El Comercio que el índice bursátil de la bolsa de Lima perdió $18 mil millones entre el 8 y 27 de abril.

La respuesta del equipo de Humala, a través de su consejero económico Felix Jimenez, fue proclamar que la estabilidad nacional estaba segura, e hizo un llamado al Banco Central para que intervenga si era necesario. "En caso de un ataque especulativo, reitero mi llamado al Banco Central para que cumpla con su misión. El Banco cuenta con instrumentos para detener la especulación," dijo Jimenez.

La prensa internacional de habla española informó sobre la victoria de Humala con más seriedad, enfatizando su alianza con el ex presidente Alejandro Toledo e intelectuales dirigidos por el ganador del Nobel en Literatura, Mario Vargas Llosa, y el fracaso de Keiko Fujimori en distanciarse de los crímenes cometidos durante el régimen autoritativo de su padre.

El diario Español ABC resaltó la importancia del apoyo de Mario Vargas Llosa para la victoria de Humala. "El apoyo en la segunda vuelta de Mario Vargas Llosa, quien encabezó un frente común de intelectuales y del ex presidente Alejandro Toledo, le dio [a Humala] un gran impulso," dijo ABC.

En Chile, La Tercera informó: "Los analistas peruanos dijeron que era virtualmente imposible que Keiko revierta la tendencia. Los expertos notaron que al final, los indecisos terminaron dándole su voto a Humala. El caso de esterilización forzada durante el gobierno de Fujimori debe haber influenciado [a los votantes]. El asunto llevó a un repudio general del voto femenino y perjudicó a la hija de Alberto Fujimori."

El novelista Vargas Llosa—quien inicialmente había descrito la segunda vuelta como elegir entre el sida y el cáncer—desmintió los temores de la elite financiera sobre Humala.

Hablando desde España, donde permaneció durante las elecciones, el escritor de derecha dijo: "La victoria de Humala, contrario a los que sus adversarios dicen, no pone en peligro el desarrollo económico. Creo que él ha dado suficientes pruebas, sobre todo en la segunda vuelta, de que respetará la democracia política, la economía de mercado y la propiedad privada."

Sin embargo, hay indicios de que los resultados de las elecciones han inflado las expectativas de cambio dentro de grandes sectores de la población. En el centro y los barios pobres de Lima se produjeron espontáneas celebraciones y lo mismo ocurrió en las principales ciudades regionales.

Miles salieron a las calles a bailar y cantar en Iquitos, localizado en las orillas del río Amazonas, así como también en Arequipa, Puno y Cusco, las mayores ciudades de la zona sur, donde Humala arrasó.

En Lima, miles de simpatizantes del virtual ganador llenaron la Plaza Dos de Mayo—el tradicional punto de encuentro de la clase obrera—para celebrar la victoria y demandar que Humala cumpla sus promesas de ayudar a los pobres.

En contraste, los distritos ricos de Lima—La Molina, San Isidro, Monterrico y ciertas zonas de Miraflores—permanecieron en silencio.

Juzgando por la euforia y optimismo mostrado por las personas entrevistadas en la televisión, muchos están bajo la ilusión de que Humala cumplirá en imponer una mejor distribución de la riqueza. Habiendo visto a una pequeña elite quedarse con la mayor parte del crecimiento de 60 por ciento que el Perú logró en la última década, estos votaron por el cambio.

Sin embargo, ellos serán decepcionados más temprano de lo esperado. La promesa de "inclusión social" y "un Perú más justo" son eclipsadas por sus promesas a la elite dirigente de mantener un presupuesto balanceado, proteger a los inversores extranjeros y nacionales y mantener la política de libre mercado implementado por sus antecesores.

En la recta final de la campaña electoral Humala publicó una carta abierta dirigida al pueblo peruano. En ésta promete respetar la economía de mercado capitalista y defender la propiedad privada. El documento era una virtual reimpresión de una carta similar publicada por el brasilero Luiz Inacio Lula da Silva cuando era candidato del Partido de los Trabajadores antes de las elecciones que ganara en 2002.

Así como Lula logró ganarse la confianza de un sector de la elite financiera brasilera después de haber sufrido dos derrotas en elecciones anteriores, Humala esperaba superar la estrecha derrota que sufriera ante Alan Garcia en la elección del 2006, ejecutando un viraje hacia la derecha.

La naturaleza de este viraje quedó manifiesta en los cables de la embajada de los EE.UU. en Lima hechos públicos por Wikileaks a inicios de este año. El documento clasificado detalla visitas de Humala a la embajada después de su derrota electoral, donde insistía que no era izquierdista ni anti norteamericano, sino un "pragmático", que podía salvar al país de los "radicales que se oponían al sistema."

Mientras que en 2006 Humala se identificaba con el presidente venezolano Hugo Chávez, con quien compartía una historia similar (como militares ambos habían dirigido golpes de estados fallidos), en la contienda actual se identificó con las políticas pro capitalistas de Lula en Brasil.

Este cambio es más que una cuestión puramente retórica. Altos funcionarios del Partido de los Trabajadores de Lula fueron enviados a Perú para servir como consejeros en la campaña de Humala, en la cual Lula mostró un interés personal.

Detrás de esta orientación existe un firme interés económico, con compañías brasileras invirtiendo miles de millones de dólares en proyectos mineros y energéticos en Perú. Se espera que las inversiones brasileras lleguen a $30 mil millones en la próxima década.

Con el reciente levantamiento del grupo étnico Aymara en Puno aun fresco en la memoria (ver en esta edición Aymaras toman ciudad de Puno), los comentaristas televisivos y analistas políticos ya están llamando a una tregua política, admitiendo abiertamente que el proceso electoral ha polarizado al país.

En palabras de Hernando de Soto—el internacionalmente conocido economista de derecha y consejero de Keiko Fujimori, así como también de crueles dictadores como Mubarak en Egipto, Gadafi en Libia y Suharto en Indonesia—Humala se enfrenta a una situación difícil.

En Puno, por ejemplo, de Soto dijo, al ser entrevistado en la televisión la noche de las elecciones, que Humala tendrá que elegir entre las compañías mineras y los campesinos.

Durante el debate presidencial llevado a cabo una semana antes de las elecciones, Humala advirtió que los conflictos sociales son costosos para los inversores. En una rara referencia a los eventos de Puno, pidió [a los puneños] que limpien las calles de las piedras que habían arrojado durante la jornada de protesta y que asistan a las urnas.

Humala dijo que su gobierno favorecería el "dialogo" y la "concertación" para prevenir los conflictos sociales. Dada la extrema polarización que existe en Perú, tal perspectiva solo puede significar subordinar los derechos de los trabajadores, campesinos y pobres a los intereses del capital extranjero y doméstico.

Es importante notar que los 17,000 Aymaras decidieron levantar su medida de fuerza y desocupar la ciudad de Puno para permitir el proceso electoral, pero dejaron en claro que regresarían a la lucha el próximo martes a media noche si sus demandas no eran atendidas.

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