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Bolivia: Huelga general contra Evo Morales por alza de precios

Por Bill Van Auken
23 Febrero 2011

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Después de cinco años como presidente de Bolivia, Evo Morales se enfrentó a una huelga general nacional en medio de una creciente rebelión popular contra el encarecimiento de los alimentos.

Todas las principales ciudades de Bolivia—La Paz, Cochabamba, Santa Cruz y Oruro—se vieron paralizadas el viernes pasado, cuando los trabajadores marcharon en los centros de las ciudades y bloquearon caminos y carreteras para exigir el aumento sustancial de los salarios y que el gobierno tome medidas para combatir el aumento de los precios y la escasez de alimentos .

Grandes contingentes de trabajadores marcharon en Cochabamba, mientras miles de trabajadores fabriles, del sector salud, maestros, otros empleados públicos y estudiantes tomaron el centro de la capital, La Paz, interrumpiendo sus cantos por demandas con explosiones de dinamita.

Reelegido en diciembre de 2009 por una mayoría aplastante de 62 por ciento, la popularidad de Morales ha caído a apenas un tercio. A partir de finales del año pasado, el país ha sido sacudido por una creciente ola de protestas en respuesta al sorpresivo anuncio del gobierno de poner fin a los subsidios del combustible. ?

La acción del gobierno se tradujo en un alza de precios de 72 por ciento para la gasolina y 82 por ciento para el gasóleo. La medida produjo violentas protestas por parte de la población y Morales se vio obligado a anularlas temporalmente, y ahora quiere introducirlas de una manera más gradual.

A pesar de su retirada táctica, el daño causado por la breve alza de precios desató una espiral inflacionaria que ha visto los precios de prácticamente todos los alimentos básicos subir entre 10 y 50 por ciento.

Como consecuencia de las fuerzas inflacionarias, las protestas se han incrementado de manera constante. El mes pasado 5.000 personas marcharon en la ciudad suroccidental de Llallagua en dos protestas separadas organizadas, una, por los mineros y, la otra, por los sindicatos de trabajadores agrícolas. Campesinos pobres que habían venido desde el campo para participar en la protesta saquearon las tiendas. Ante esto, la policía decidió no intervenir.

Luego, el 10 de febrero, Morales se vio obligado a huir de la ciudad minera de Oruro donde había ido para participar en una ceremonia en conmemoración de un levantamiento de la época colonial. Los mineros, otros trabajadores y los desempleados irrumpieron en la ceremonia, lanzando dinamita para protestar por el deterioro de las condiciones económicas. Un portavoz presidencial anunció que Morales y otros funcionarios habían abandonado la ciudad y regresado a La Paz. "El gobierno ha decidido no responder a tales provocaciones vergonzosas y dolorosas", dijo.

Los sindicatos de Bolivia emitieron un comunicado la semana pasada diciendo que como resultado de la espiral inflacionaria, la canasta familiar, o los gastos básicos mensuales, para una familia boliviana, se había elevado a 8.300 bolivianos (1.100 dólares), aproximadamente 11 veces más que el actual salario mínimo de $ 96 mensuales en el país más pobre de América del Sur. Exigieron que los salarios se incrementaran en la misma medida.

La respuesta de Morales sólo enardeció los sentimientos contra el gobierno. Llamó a las demandas "risibles", insistiendo en que los salarios aumentarían sólo un poco más del 7 por ciento, la tasa de inflación oficial. Los bolivianos sostienen que esa tasa no refleja el aumento real de dos dígitos en los precios de artículos de primera necesidad.

"Me da risa cuando" exigen "un aumento salarial de 40, 50 o incluso 70 por ciento", dijo Morales, y agregó que cuando él era presidente del sindicato de cocaleros bolivianos, “nuestras demandas siempre fueron razonables".

Morales continuó: "Es importante pensar primero en el futuro de la patria antes de intereses regionales o sectoriales," considerando como igual las demandas por alimentos de las masas de los trabajadores y los pobres bolivianos con la agitación reaccionaria de las elites gobernantes, como los de Santa Cruz, que buscan la secesión del país.

Pedro Montes, presidente de la COB (la Confederación Obrera Boliviana, el sindicato mas poderoso del país), reconoció públicamente que la dirigencia sindical se había visto obligada a llamar a la huelga general por temor a que se estaban volviendo incontrolables las protestas espontáneas de las masas.

"No podemos controlar la protesta de los trabajadores sobre el aumento del costo de vida que están experimentando", dijo el dirigente de la COB. "Es por eso que van a las calles a protestar y expresar su descontento por el hambre, la miseria, el desempleo y por tener casi el estómago vacío."

En las protestas anteriores, en particular en la rebelde ciudad de El Alto, en las afueras de La Paz, poblada en gran parte por trabajadores pobres que han emigrado del campo, la ira popular se volvió contra la propia COB, porque la dirigencia sindical apoyó y participó en el gobierno de Morales. Los trabajadores atacaron las oficinas del sindicato fueron atacadas con ladrillos y piedras.

El Alto fue el epicentro del levantamiento popular de 2003 que derrocó al presidente Gonzalo Sánchez de Lozada que contaba con el respaldo de Estados Unidos. Esa lucha, en la que 63 trabajadores bolivianos fueron asesinados a tiros por las tropas, comenzó por un acuerdo corrupto de vender los recursos de gas del país a los EE.UU. y Chile. Allí se sentaron las bases para el ascenso de Morales a la presidencia dos años más tarde.

Aclamado como el primer presidente indígena del país, Morales llegó al poder como candidato del Movimiento al Socialismo, o MAS. Desde su elección, Morales regularmente ha proclamado su oposición al capitalismo y su compromiso con un "socialismo comunitario".

Su vicepresidente, Álvaro García Linare, un profesor izquierdista y ex guerrillero que viene de la clase media alta boliviana, ha sido un poco más perspicaz. Declaró que el objetivo del Gobierno es la creación de "capitalismo andino-amazónico", que significa la promoción del desarrollo capitalista por parte del estado.

En realidad, la estructura social del país se ha mantenido con pocos cambios, mientras que su economía sigue dominada por las corporaciones multinacionales centradas en la extracción de riquezas minerales de Bolivia bajo una de las condiciones más favorables para el capital extranjero existentes en el continente.

En los primeros años de la presidencia de Morales, un aumento sin precedentes de los precios de las materias primas hizo posible poner en marcha algunos programas de asistencia social mínima, pero el impacto de la crisis capitalista mundial y la desaceleración resultante de la inversión extranjera y la producción han creado las condiciones para una nueva explosión.

Morales, recientemente nombró de nuevo a todos menos tres de los ministros de su gabinete—rechazando la demanda de destitución de los principales responsables de la subida de los precios del combustible en diciembre pasado—y ha intentado presentar su gobierno como esencialmente estable.

Sin embargo, cada vez hay más señales de divisiones, conforme aumenta el descontento popular. En declaraciones a los medios de comunicación bolivianos, el ex portavoz del presidente y su cercano asociado político, Alex Contreras, denunció a Morales por sus políticas económicas. ?

“Con estas medidas el presidente parece estar gobernando a favor de los intereses del sector agro-industrial, las empresas multinacionales y el mercado negro, que especulan con los productos alimenticios básicos como azúcar, arroz, harina y otros", dijo Contreras.

Gonzalo Flores, uno de los representantes de Bolivia ante la Organización de las Naciones Unidas y la Organización para la Agricultura, culpó a las políticas del gobierno por la crisis alimentaria, y dijo que había dado lugar a que "una gran parte de la población no tuviese acceso a alimentos suficientes para mantener una vida saludable". Dijo que hasta el 25 por ciento de los niños de Bolivia sufría de retraso en el crecimiento debido a una nutrición inadecuada.

Mientras tanto, los antiguos partidarios de Morales en la COB y el sindicato de campesinos CSUTCB han llamado la atención sobre el hecho de que el partido gobernante, el Movimiento al Socialismo, está cada vez más dominado por operadores políticos procedentes de los partidos de la derecha boliviana, incluidos miembros de fuerzas fascistas como la Unión Juvenil de Santa Cruz. ??

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