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Los recortes de presupuestos en EE.UU. y la lucha por el socialismo
Por Joseph Kishore
12 Agosto 2011
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El acuerdo pactado entre la administración Obama y el
Partido Republicano para recortar billones de dólares en
el gasto público anuncia un nuevo período de convulsión
social y lucha de clases en los Estados Unidos.
Casi tres años después del colapso financiero
desatado por la especulación desenfrenada que hundió
a los Estados Unidos y al mundo entero en una depresión
económica, la clase dirigente responsable por la crisis
está tramando recortar o eliminar cada reforma social ganada
por la clase trabajadora en el siglo pasado.
El acuerdo hecho ley por Obama requerirá inmediatos
recortes de gastos equivalentes a $900 mil millones en los próximos
10 años seguidos por otros $1.5 billones adicionales para
poner en marcha a finales del 2011. Listas para la tabla de picar
se encuentran subvenciones para la educación, el financiamiento
para la asistencia alimenticia y energética, las regulaciones
corporativas y los principales programas federales de asistencia
sanitaria y de jubilación.
Recientes datos económicos dejan claro que la crisis
social se está poniendo peor. La economía se está
estancando. Millones de personas confrontan desempleo prolongado
sin ningún fin a la vista. A través del país,
los estados y gobiernos locales que se encuentran en bancarrota
responden cerrando escuelas y recortando la asistencia sanitaria.
Los recortes en el gasto federal tan sólo complicarán
la crisis.
El Instituto de Política Económica publicó
un reporte el lunes estimando que un total de 1.8 millones de
empleos se perderán como resultado de los recortes y el
fracaso de la medida de limitar la deuda para que se extienda
los beneficios de desempleo y conceder días de tregua fiscal
para los trabajadores. Esto es tan sólo el comienzo. El
mismo Obama declaró antes de firmar la legislación
que esta era tan sólo "un primer paso importante para
asegurar que como nación vivamos dentro de nuestras posibilidades".
El resultado del debate sobre el límite de la deuda
ha dejado desconcertados a los seguidores liberales de Obama.
Incluso dentro de los sumamente estrechos términos del
"debate" oficial en Washington, se reconoce ampliamente
que el acuerdo final provee al Partido Republicano con lo que
pidió. Obama abandonó su demanda por un "enfoque
equilibrado", o sea, la eliminación de unas pocas
reducciones de impuestos para las corporaciones y terminó
firmando un proyecto de ley que está compuesto completamente
de recortes.
El comentador económico liberal Paul Krugman publicó
un ensayo en el New York Times el lunes lamentando la "despreciable
capitulación" de Obama. Krugman señaló
que el presidente tenía varias otras opciones para el camino
que fue finalmente tomado, incluyendo la de incrementar el límite
de la deuda el año pasado cuando los demócratas
controlaban ambas cámaras del Congreso o la de amenazar
con usar maniobras legales para esquivar el límite de la
deuda.
Joe Nocera, otro columnista del Times, escribió el martes
que "Obama debería haber invocado la Decimocuarta
Enmienda para levantar el límite de la deuda unilateralmente.
"Inexplicablemente, él escogió un curso de
acción que maximiza la influencia de los extremistas republicanos".
No hay nada "inexplicable" o ni siquiera sorprendente
sobre el resultado final. Una mentira básica de los columnistas
del Times, así como sus contrapartes en The Nation y otras
publicaciones de "izquierda", es la sugerencia que Obama
fue de alguna manera obligado o engañado para hacer algo
que él no quería. Nocera denuncia a los "Republicanos
del Tea Party" quienes "han declarado jihad al pueblo
estadounidense". Krugman se preocupa que el debate sobre
el límite de la deuda demuestra que la "cruda extorsión
[del Partido Republicano] funciona y lleva consigo ningún
costo político".
En realidad, la demanda de los republicanos de que cualquier
incremento en el límite de la deuda federal sea acompañada
dólar a dólar por recortes en gastos sociales fue
recibido por la administración Obama como una oportunidad
para proseguir una política aún más derechista.
Obama incluso fue más allá que los Republicanos
cuando propuso que la Seguridad Social sea incluida en los programas
de ayuda social para que sean estos recortados en el nombre de
la reducción del déficit fiscal.
Esta es una continuación del giro hacia la derecha de
la administración después de las elecciones legislativas
del 2010, las mismas que resultaron en importantes perdidas para
el Partido Demócrata. Los resultados de la elección
fueron tomados por los Demócratas como justificación
para extender los recortes de impuestos a los ricos que dio Bush
y lanzar una campaña de recorte de presupuesto que ha alcanzado
una nueva etapa en la legislación pasada esta semana.
Krugman concluye su columna con el preocupado comentario. "Con
lo que los republicanos se han salido con la suya pone en duda
por completo nuestro sistema de gobierno". Aunque su análisis
de la relación entre los Republicanos y Obama es falsa,
sus inquietudes están justificadas. El completo sistema
social y político en los Estados Unidos está siendo
desacreditado ante los ojos del pueblo estadounidense.
Millones de personas pusieron sus esperanzas en la elección
de Obama, quién fuese promocionado como una alternativa
progresiva a la reacción social y al militarismo de los
años Bush. Ellos ahora han descubierto que su campaña
entera fue un fraude, y que fue colocado en el poder por la misma
oligarquía financiera que había apoyado a Bush con
el propósito de seguir políticas clasistas de derecha
y contra la clase trabajadora.
La clase trabajadora se encuentra en una encrucijada histórica.
Los trabajadores y la juventud están llegando a entender
que es imposible cambiar cualquier cosa dentro del sistema político
existente. Mucho antes de que estos recortes sean completamente
implementados, la clase trabajadora comenzará a luchar.
No obstante, para que estas luchas sean exitosas, los trabajadores
deben sacar las necesarias conclusiones políticas. No puede
haber ninguna solución a la crisis que no comience con
el entendimiento de que la raíz del problema es el sistema
capitalista bajo el cual la economía se encuentra subordinada
a las demandas del lucro de los grandes bancos y las corporaciones.
Este sistema es defendido sin piedad por ambos partidos Demócrata
y Republicano. El resultado de las discusiones sobre el límite
de la deuda es un devastador desenmascaramiento de todos aquellos
que promovieron ilusiones de que Obama podía ser presionado
hacia la izquierda. Demuestra que las secciones más poderosas
de la élite financiera y corporativa ejercen un dominio
completo sobre el sistema político entero.
Más aún los ataques a los trabajadores en los
EE.UU. es parte de un proceso internacional. Los recortes de presupuesto
de Obama alentarán a las clases dirigentes en cada país
a que expandan sus propios asaltos. El aliado esencial de la clase
trabajadora estadounidense es la clase trabajadora internacional.
El despliegue de la contrarrevolución social dirigida
por la clase dirigente plantea la necesidad para lo contrario:
la revolución social. La cuestión básica
es la del liderazgo político. Desde el comienzo de la administración
Obama, el Partido Socialista de la Igualdad ha explicado su carácter
clasista y la lógica de sus políticas. Anticipamos
que las medidas tomadas por la clase dirigente conducirán
a la reemergencia de la lucha obrera en los Estados Unidos.
Este análisis ha sido confirmado. La tarea ahora debe
ser la construcción de un movimiento socialista de masas.
En las semanas y meses venideras, el Partido Socialista por la
Igualdad intensificará su trabajo entre las secciones de
la clase trabajadora en cada parte del país: desde los
trabajadores del sector manufacturero quienes han visto diezmado
a sus salarios y beneficios; los profesores que han sido despedidos
en millares y han sido culpados como chivos expiatorios por la
crisis en la educación pública; los trabajadores
de servicios que no logran lo suficiente para sobrevivir; la joven
clase trabajadora que no tiene posibilidades de obtener un empleo.
Tenemos amplia confianza que sobre la base de un programa socialista
revolucionario, conseguiremos el liderazgo de las emergentes luchas.
Estas, no obstante, requieren la participación activa de
todos aquellos que estén de acuerdo por la necesidad del
socialismo. Ahora es el momento de tomar la decisión para
unirse al Partido Socialista de la Igualdad.
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