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La convocatoria de elecciones anticipadas en España

Por Peter Schwarz
9 Agosto 2011

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Bajo la creciente presión de los mercados financieros, el primer ministro español José Luis Rodríguez Zapatero ha anunciado elecciones anticipadas para el 20 de noviembre, cuatro meses antes de la fecha límite de marzo de 2012. Con toda probabilidad, el conservador Partido Popular (PP) ganará las elecciones y volverá al poder después de siete años en la oposición. El Partido Socialista Obrero Español (PSOE) de Zapatero ya sufrió fuertes pérdidas en las elecciones locales y regionales en mayo y está por detrás en las encuestas.

El origen del PP es la dictadura fascista de Franco, que llegó al poder con el apoyo de Hitler y Mussolini en 1939 después de tres años de guerra civil. El régimen sólo se derrumbó en 1975 con la muerte de Franco. Hasta el día de hoy, el PP rehusa de condenar la dictadura franquista y sus crímenes.

Al convocar elecciones anticipadas, cuyo resultado será probablemente su retirada y entrega del poder al derechista PP, el PSOE está siguiendo un patrón que ha estado bien establecida en Europa.

Los socialdemócratas ganan el poder mediante la explotación de la oposición popular a la derecha conservadora. A continuación, se sigue una política que no difiere de la de su predecesor y al igual que los conservadores, funcionan descaradamente como instrumentos del capital financiero. Asentándose sobre la base de sus estrechas relaciones con la burocracia sindical y el apoyo de una gran cantidad de partidos pseudo-izquierdistas, organizan ataques contra la clase obrera, que si llegaron a manos de los conservadores probablemente daría lugar a una resistencia más feroz.

Finalmente, después de haber estado completamente desacreditados, realizan un servicio final a la elite financiera mediante la creación de las condiciones más favorables para una victoria electoral conservadora a través de la disolución anticipada del Parlamento.

En Alemania, el gobierno de Schröder, una coalición entre el Partido Social Demócrata y los Verdes, congeló los salarios, recortó las prestaciones por desempleo, creó un vasto sector de bajos salarios y, por primera vez desde 1945, envió soldados alemanes a combatir en guerras en el extranjero en Yugoslavia y Afganistán. En 2005 el gobierno, repentinamente, convoco elecciones anticipadas, entregando el poder a Angela Merkel y la Unión Demócrata Cristiana.

En Italia, la coalición de centro-izquierda de Romano Prodi reestructuró el presupuesto a través de recortes masivos en el gasto social, desafiando la oposición masiva de la población. Además, firmó la expansión de las bases militares de EE.UU. En 2008, dos años después de haber triunfado sobre la alianza derechista de Silvio Berlusconi, facilitó el regreso de Berlusconi al poder.

En Portugal, el primer ministro socialdemócrata José Sócrate ha implementado un devastador programa de austeridad en nombre del capital financiero internacional antes de renunciar en marzo, dejando el paso al conservador Pedro Coelho.

En Grecia, el primer ministro George Papandreou del partido socialdemócrata PASOK también va en dirección de una salida temprana.

En EE.UU. el presidente Barack Obama ha seguido un curso similar. Desde que fuera impulsado a la Casa Blanca en 2008 a causa de la hostilidad hacia George Bush y los republicanos, ha escalado la guerra en Afganistán, iniciado una nueva guerra en Libia, e impuesto recortes valorados en billones de dólares a expensas de los trabajadores, los jubilados y los pobres, desenmascarándose a sí mismo como un agente incondicional de Wall Street.

Los eventos en España han seguido el mismo patrón. El PSOE ganó las elecciones en 2004 debido a la oposición generalizada a la participación de España en la guerra de Irak. Y fue capaz de mantener su mayoría parlamentaria en 2008 debido a una situación económica favorable. Sin embargo, cuando el boom en el sector de la construcción se derrumbó debido a la crisis financiera internacional, el Gobierno de Zapatero respondió con ataques violentos a la clase trabajadora.

Suprimió el cheque-bebe, redujo los salarios en el sector público, bajó las pensiones y elevó la edad de jubilación. El año pasado, cuando los controladores aéreos se declararon en huelga contra los recortes salariales masivos, Zapatero, por primera vez desde Franco, desplegó al ejército contra los huelguistas y les amenazó con largas penas de prisión. El PSOE fue apoyado por los sindicatos, que habían colaborado en los recortes sociales al limitar la oposición a meras protestas impotentes.

El Gobierno de Zapatero también continuó la política exterior de su predecesor conservador. A pesar de retirar las tropas españolas de Irak, aumentó el tamaño de su fuerza en Afganistán y actualmente está participando en la guerra imperialista contra Libia.

Las consecuencias sociales de estas políticas son desastrosas con la tasa oficial de desempleo situándose en el 21,3 por ciento, y además, uno de cada dos jóvenes menores de 25 años están sin trabajo.

Al final, la decisión de que Zapatero se tiene que ir ha sido decidida por la elite financiera, la misma que Zapatero ha servido fielmente durante siete años. Él ha servido su propósito.

Después de que diez millones de trabajadores participaran en una huelga general el pasado otoño, y miles de jóvenes se manifestaron contra el gobierno y los socialdemócratas perdieron las elecciones municipales en primavera, la élite financiera y sus portavoces, los medios de comunicación, llegaron a la conclusión de que Zapatero ya no tenía fuerzas para imponer nuevos ataques.

A pesar de las medidas drásticas del gobierno para reducir gastos, los mercados financieros han aumentado la presión sobre España. Las tasas de interés de los bonos del gobierno se elevaron por encima del seis por ciento. El viernes pasado, poco antes de que Zapatero anunciara elecciones anticipadas, la agencia de calificación Moody amenazó con rebajar la solvencia del país.

El presidente del segundo banco más grande de España, Francisco González del BBVA, también pidió la renuncia de Rodríguez Zapatero. "España necesita un Gobierno fuerte que tome decisiones" para "salir de la liga que no nos interesa, la de Grecia, Portugal e Irlanda y entrar en la nuestra, la de Francia, Alemania y Holanda", declaró González.

Los círculos dirigentes en el PSOE también se distancian de su jefe de gobierno. El ex ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, quien encabezará la lista del PSOE en lugar de Zapatero, renunció a su cargo en julio.

La completa subordinación de todas las partes, incluyendo la "izquierda” tradicional, a los dictados del capital financiero ha privado a la clase obrera de representación política. Las siguientes elecciones en España son una farsa, sin ningún tipo de contenido democrático. Se han llamado a corto plazo con el fin de cegar al electorado.

Los votantes podrán elegir entre los distintos candidatos, pero las políticas del futuro gobierno ya han sido determinadas. Austeridad y recortes en los servicios sociales van a seguir, independientemente de si el PP gana las elecciones o contra todo pronóstico, el PSOE consigue remontar.

Este es un fenómeno internacional, no uno español. A instancias de la élite financiera, las elecciones se celebran y cambian los gobiernos, y siempre con el objetivo de aplicar una política brutal e impopular de la manera más eficaz posible.

Zapatero es el último primer ministro socialdemócrata en un país importante de la UE. Aparte de España, los socialdemócratas están en el poder sólo en Austria, Eslovenia y Grecia. Esto no significa, sin embargo, que no serán requeridos en un futuro.

En Italia, gran parte de la elite financiera está rogando por el regreso de los partidos de centro-izquierda al gobierno, ya que el régimen de Berlusconi está demasiado dividido internamente para aplicar duras medidas para reducir gastos. Un nuevo gobierno de centro-izquierda atacaría a la clase obrera más agresivamente de lo que hizo el gobierno de Prodi. Los burgueses de "izquierda" hace mucho que abandonaron toda pretensión de reformas sociales y apenas se diferencian de sus oponentes conservadores.

Si bien los gobiernos pueden cambiar a instancias de la élite financiera -desacreditando todo el sistema político-, los preparativos ya están en marcha para crear regímenes más autoritarios para suprimir la resistencia de la clase obrera. En este sentido, la relación del Partido Popular con el régimen fascista de Franco debe presentarse como una advertencia.

Lo que se requiere para defender los derechos democráticos y las conquistas sociales de la clase trabajadora y hacer frente a las exigencias de la oligarquía financiera es; la ruptura con los socialdemócratas y los sindicatos, la creación de nuevas organizaciones democráticas de lucha y una dirección socialista revolucionaria de la clase obrera.

Esto implica una lucha sin cuartel contra las corrientes políticas que han surgido de los partidos estalinistas y la ex-izquierda pequeña burguesa como la coalición española Izquierda Unida, el partido La Izquierda en Alemania y el Nuevo Partido Anticapitalista en Francia. Estos tratan de bloquear todo desarrollo político independiente de la clase obrera, defienden los sindicatos, que colaboran con los gobiernos en la imposición de los cortes, y pese a las críticas ocasionales, presentan a los socialdemócratas como un "mal menor" que deben ser apoyados en las elecciones.

El Comité Internacional de la Cuarta Internacional es hoy la única organización que representa los intereses de la clase obrera. Se ha luchado durante décadas contra las ilusiones de los socialdemócratas europeos y los Demócratas en los EE.UU. y se opuso a las fuerzas de la pseudo-izquierda que apoyaron y apoyan a estos reaccionarios partidos burgueses. Es el único que está construyendo partidos revolucionarios de la clase trabajadora - los Partidos Socialistas por la Igualdad.

 



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