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El Senado de Estados Unidos analiza el envío de tropas
a Libia
Por Chris Marsden
21 Abril 2011
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el autor
Este artículo apareció en nuestro sitio en
su inglés original el 9 de abril 2011.
El general Carter Ham anunció el pasado miércoles
ante el Comité de Relaciones Exteriores del Senado que
podrían enviarse a Libia tropas estadounidenses porque
hay pocas posibilidades de que el opositor Consejo Nacional de
Transición (CNC) derrote a las fuerzas leales al coronel
Muamar Gadafi.
Ham, que dirigió la campaña aérea de la
coalición contra Libia antes de que se hiera cargo la OTAN,
dejó claro que no estaba personalmente a favor de esa medida.
Respondía a las preguntas de senadores republicanos como
John McCain, que han sido mordaces respecto a lo que ellos denominan
las tibias medidas de la guerra contra Libia por parte del gobierno
de Obama.
Preguntado sobre la posibilidad de que la oposición
pudiera abrirse paso hasta Trípoli y reemplazar
a Gadafi, Ham respondió: Señor, lo evaluaría
como una baja probabilidad.
Presionado por McCain sobre si la situación estaba estancada
o si estaba emergiendo un estancamiento, Ham afirmó:
Senador, yo estaría de acuerdo con eso en este momento.
Parece que un estancamiento es más probable
en la actualidad que al inicio de la campaña aérea
del 19 de marzo, dijo.
McCain quiere que Estados Unidos abandone la pretensión
de que el objetivo directo de la guerra aérea no es un
cambio de régimen. En su testimonio, Ham dijo que el derrocamiento
de Gadafi no estaba incluido en el mandato de la misión
de la ONU de proteger civiles en virtud de la Resolución
1973 del Consejo de Seguridad. Estados Unidos, insistió,
quería contar con medios diplomáticos y de otro
tipo para obligarle a dimitir.
Pero ante un probable estancamiento, aclaró, Estados
Unidos puede considerar el envío de tropas a Libia como
parte de una fuerza terrestre internacional que pudiera asistir
a los rebeldes. Sospecho que se puede estar considerando
ello de algún modo, dijo ante el comité.
Advirtió de que la participación de Estados Unidos
en una invasión por tierra era problemática, ya
que podría erosionar el apoyo dentro de la coalición
internacional, haciendo más difícil, en particular,
que los regímenes árabes sigan respaldando la guerra.
Mi opinión personal en este momento sería
que probablemente no es la circunstancia ideal, insisto, por la
reacción regional que tendría que Estados Unidos
metiera sus botas sobre el terreno, dijo.
La misión declarada de la expansión de la OTAN
para derrocar a Gadafi requeriría un incremento muy
significativo del esfuerzo militar y probablemente
requiera tropas y espías de la coalición, añadió.
Se necesitarían fuerzas militares para poder actuar
en un plazo muy, muy corto.
Nos resultaría muy difícil encontrar socios
dispuestos, dijo, y tendría un efecto negativo
en la Liga Árabe.
Preguntado sobre la cuestión de armar y entrenar a los
rebeldes, Ham dijo que había indicios de que algunas
naciones árabes, de hecho, habían empezado a hacerlo
que en la actualidad. Sin embargo, advirtió de que
Estados Unidos necesitaba estar seguro de quien estaba recibiendo
armas antes de hacer lo mismo. Contamos con episodios en
nuestra historia de intentos de aplicar la fuerza militar para
el cambio de régimen que han sido menos que satisfactorios,
advirtió.
Citó el peligro de que militantes de Al-Qaida pudieran
aprovechar algunos de los alrededor de 20.000 misiles lanzados
en Libia, lo que constituye una preocupación regional
e internacional.
Las declaraciones de Ham apuntaron una escalada de la guerra
y reflejaron las preocupaciones acuciantes de sectores militares
y políticos estadounidenses. Otras declaraciones emitidas
por otros resultaron más perjudiciales para la propaganda
de Estados Unidos en aras de justificar el bombardeo de Libia
aunque recibieron mucha menos atención de los medios. ??Richard
N. Haass, presidente del Consejo de Relaciones Exteriores y funcionario
del Departamento de Estado en los dos primeros años de
la administración de George W. Bush, rechazó la
afirmación de que la intervención militar fuera
necesaria para evitar una masacre de civiles por parte del régimen
de Gadafi. En primer lugar, no está claro que fuera
inminente una catástrofe humanitaria en la ciudad libia
oriental de Bengasi, afirmó en su discurso preparado
para el comité.
No hubieron informes de masacres a gran escala en Libia
hasta ese momento, continuó, y la sociedad
libia (a diferencia de Ruanda, por citar un precedente de evidente
influencia) no está dividida. Gadafi consideró a
los rebeldes como enemigos por razones políticas, no por
sus asociaciones étnicas o tribales... no hay pruebas que
yo conozca de que los civiles hubieran sido per se blanco
de ataques a gran escala.
En cuanto a la demanda de cambio de régimen, insistió,
los políticos estadounidenses cometieron un error
al pedir explícitamente al principio de la crisis que se
fuera Gadafi. Con ello, han conseguido que sea mucho más
difícil el empleo de la diplomacia para ayudar a alcanzar
los objetivos humanitarios de Estados Unidos sin necesidad de
recurrir a la fuerza militar. Se eliminó el incentivo que
hubiera podido tener Gadafi para dejar de atacar a sus oponentes.
Estados Unidos había asegurado que la guerra civil iría
a más, Haass sugirió. Añadió que requerir
la eliminación de Gadafi hace que sea más difícil
en realidad llevar a cabo la aplicación de la Resolución
1973 y detener el combate.
Haass advirtió de una reacción negativa de la
opinión pública: Algunas intervenciones humanitarias
pueden estar justificadas pero la falta de coherencia no es gratuita
ya que puede confundir a la opinión pública estadounidense
y decepcionar a la gente de otros países, en un proceso
abierto de acusaciones contra nosotros de hipocresía y
dobles raseros.
Se refirió críticamente de la contención
del presidente Obama por la que es aceptable en principio
intervenir militarmente en nombre de intereses considerados menos
que importantes y librar guerras de elección.
Haas dijo que esas guerras podían justificarse pero eran
claramente ilegales. ??Al abordar cómo se puede ganar la
guerra, dijo que Obama está buscando claramente que
nuestros socios de la OTAN asuman el papel militar principal y
ha descartado la introducción de las fuerzas terrestres
estadounidenses. Pero, subrayó, el balance
hasta la fecha señala un aumento de la participación
de Estados Unidos. La zona de exclusión aérea aumentó
rápidamente con operaciones aéreas adicionales
diseñadas para degradar las fuerzas del gobierno libio...
Ahora hay un interés evidente en armar a las fuerzas de
la oposición.
Haass concluyó: La única manera de garantizar
la sustitución del régimen actual de Libia con algo
notablemente mejor sería a través de la introducción
de fuerzas terrestres que estuvieran dispuestas a permanecer en
el lugar para mantener el orden y crear capacidades tras el derrocamiento
del gobierno. Se opuso a esta alternativa y abogó
por una iniciativa diplomática para lograr
un alto el fuego.
Dirk Vandewalle, autor de A History of Modern Libia
y profesor en el Dartmouth College, estaba a favor del cambio
de régimen. No obstante, sus comentarios sobre el impacto
potencialmente ruinoso de la guerra fueron reveladores. Libia
ha sufrido un daño terrible, dijo, y existe un claro peligro
de que pueda caer en una verdadera guerra civil que enfrentaría
a las provincias occidentales y orientales de Tripolitania y Cirenaica
entre sí.
Advirtió contra el apoyo incondicional a
la oposición del Consejo Nacional de Transición.
A pesar de que reclamen que representan al país entero,
dijo, el [CNC] hasta la fecha es nacional, una vez más,
sólo en sus aspiraciones.
Continuó: Sólo aproximadamente 12 de sus
miembros son conocidos; los otros, que dicen representar geográficamente
al resto del país, se mantienen en secreto por temor a
supuestas represalias por parte de Gadafi. No es de extrañar,
a la luz de las políticas de Gadafi, que ninguno sea una
verdadera figura nacional capaz de encabezar la lealtad de todas
las provincias y de todas las tribus.
Los liberales intervencionistas se alinearon con los republicanos
neoconservadores como los defensores más fervientes de
la guerra en Libia. Tom Malinowski, director en Washington de
Human Rights Watch, se jactó de las actividades
de su organización en Libia en colaboración con
fuerzas que desde entonces han ascendido a un puesto prominente
de la oposición.
Se opuso a cualquier aproximación crítica contra
la oposición declarando incluso que lo que hemos
visto desarrollarse en Libia no es, como algunos han sugerido,
una guerra civil clásica. Argumentando en contra
de Haass, insistió en que la intervención ha impedido
una masacre.
Cuando las fuerzas de Gadafi lanzaron su contraofensiva
contra los rebeldes en el este a principios de marzo, dijo,
temíamos que pudieran suceder atrocidades a mayor
escala si llegaban a Bengasi y a otras ciudades de la oposición
más al este. Pero la administración de Obama y sus
aliados internacionales actuaron a tiempo para evitar que ello
sucediera.
Volviendo a la cuestión de que las armas de los rebeldes
libios acaben en manos de extremistas islámicos, dijo que
se trataba de una legítima preocupación
pero agregó: Según nuestra experiencia, la
gran mayoría de la gente de esta parte de Libia no quiere
tener nada que ver con el terrorismo.
El impulso para ampliar la intervención militar occidental
sobre el terreno en Libia, a pesar de una orden de la Resolución
1973 del Consejo de Seguridad que restringe tropas de ocupación,
está ganando fuerza en Gran Bretaña, así
como en Estados Unidos. En un artículo publicado el viernes,
The Daily Mail nombraba a importantes figuras militares
que han propuesto al primer ministro, David Cameron, la participación
de mercenarios para entrenar y dirigir las fuerzas de oposición
hacia la capital, Trípoli, en una batalla para poner fin
al estancamiento militar.
The Daily Mail decía:
Está claro que no podemos ganar la guerra
desde el aire, afirmó ayer de manera implacable una
fuente militar. Atacaremos objetivos desde el aire y ellos
[los mercenarios] harán el trabajo sobre el terreno.
Los países árabes también pagarían
por [utilizar] ex miembros del servicio aéreo especial
y ex soldados de las fuerzas especiales de Estados Unidos que
trabajan para empresas de seguridad privada para entrenar y dirigir
fuerzas de oposición. Aunque los miembros activos de los
servicios aéreos especiales (SAS, en sus siglas en inglés,
británicos) y miembros del Servicio Especial de Barcos
(SBS) no estarían formalmente vinculados con los rebeldes,
a decenas de ellos se les podría dar un permiso de larga
duración que les permitiese obtener un lucrativo empleo
privado para combatir en Libia. Actuarían como controladores
aéreos avanzados controlando los ataques aéreos
aliados para despejar el camino hacia el avance de los rebeldes
a Trípoli.
The Daily Mail considera que las disposiciones inconvenientes
de la Resolución 1973 del Consejo de Seguridad podrían
burlarse fácilmente. Afirmaba: El Fiscal General
Dominic Grieve declaró en una reunión del Consejo
Nacional de Seguridad el mes pasado que el Reino Unido podría
justificar la asistencia e incluso las armas a los rebeldes si
se pudiera demostrar que estaban ayudando a salvar vidas de civiles.
Lo mismo se aplicaría a un personal reducido, siempre y
cuando no constituyan una fuerza de ocupación.
Traducción
para Rebelión, de Loles Oliván
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