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Sindicatos bolivianos aceptan mínimo aumento salarial y levantan huelga contra Evo Morales

Por Luis Arce
29 Abril 2011

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Después de 36 horas de negociaciones la Central Obrera Boliviana (COB) y el gobierno boliviano llegaron el 18 de abril a un acuerdo de un aumento salarial de 11 por ciento para los casi dos millones de miembros de la organización sindical.

El aumento representa solo un uno por ciento por encima del ofrecido por el gobierno del presidente Evo Morales en febrero pasado y está muy por debajo del 15 por ciento exigido por los trabajadores y que fuera la razón principal de la huelga indefinida que tuvo al país semiparalizado durante 11 días.

Los líderes sindicales aceptaron el mínimo aumento inmediatamente después que se produjera la jornada más violenta entre trabajadores y policías.

De acuerdo al diario paceño La Prensa el 15 de abril se dio el enfrentamiento más violento entre 5.000 maestros rurales que habían ocupado la carretera La Paz-Oruro y centenares de efectivos policiales que dejó un saldo de nueve heridos entre periodistas, bloqueadores y policías.

La Prensa informó que la policía atacó a periodistas y fotógrafos, pateándolos y quitándoles las cámaras para que no mostraran la brutal golpiza a un maestro que agarraron entre varios.

“Este lugar será un campo de batalla y no nos responsabilizaremos de las consecuencias”, dijo uno de los dirigentes del magisterio rural.

De acuerdo al diario Correo del Sur del departamento de Chuquisaca el mismo día se registraron “manifestaciones de protesta en Cochabamba, Santa Cruz y Tarija, entre otras ciudades.”

A éstas, continuó el diario, “se sumaron los controladores aéreos, por lo que el Gobierno ordenó a los militares intervenir la terminal aérea de La Paz.” También participaron los trabajadores en salud y miles de jubilados exigiendo que el aumento salarial “sea para todos” y no limitado.

La violencia policial produjo un repudio general que amenazaba con radicalizar la huelga, rebasando la demanda inmediata del aumento salarial. Ante el peligro de que la huelga tomase el rumbo de un enfrentamiento político contra el gobierno autodenominado multicultural del Movimiento Al Socialismo (MAS) del presidente Evo Morales, los líderes de la COB se apresuraron en llegar a un acuerdo y levantar la huelga.

Los signos de la radicalización ya venían expresándose cuando en el transcurso de la semana pasada el presidente Evo Morales no pudo asistir a los eventos públicos conmemorando la Batalla de La Tablada por temor a ser agredido por la población en huelga.

El diario La Patria de Oruro informó que los manifestantes gritaban en las calles de esa ciudad: “¡A la policía le queda dos caminos, unirse a su pueblo o ser su asesino!” Durante la marcha se escuchaban las detonaciones de los cachorros de dinamita que iban explotando en las esquinas.

En Oruro los huelguistas habían tomado las instalaciones del gobierno y gritaban, “¡Fusil, metralla, el pueblo no se calla!, ¡si éste es el cambio, el cambio es una m...!”

Varios dirigentes del MAS han criticado la política del gobierno. Roberto de la Cruz, asambleísta por el departamento de La Paz, denunció al gabinete de Evo Morales por “manejar un discurso parecido a los de gobiernos anteriores.” Luego procedió a excusar al gobierno recordando sus orígenes populares y llamando al diálogo.

Diversos sectores de trabajadores han expresado su repudio al acuerdo firmado por los líderes de la COB y el gobierno. El diario La Razón de La Paz informa en su edición del 20 de abril:

“La Central Obrera Departamental (COD) de Santa Cruz, el Colegio Médico, El Comité de Defensa laboral de la Universidad Autónoma Gabriel René Moreno, el Colegio de Bioquímica y la Brigada Parlamentaria Cruceña son los sectores que rechazaron el acuerdo.”

El secretario ejecutivo de la COD, Andrés Peñafiel, desconoció el acuerdo gubernamental y declaró que, de ser necesario, volverían a la lucha.

Por su lado, escribe La Razón, “el presidente del Colegio Médico, Gueider Salas, considera que el problema de la falta de camas en los hospitales en el sector público y la falta de recursos humanos aun no fue solucionado, por lo tanto el sector salud determinó declararse en emergencia.”

Igualmente, “los maestros urbanos de Santa Cruz,” informa el diario paceño, “también habían rechazado el acuerdo y que seguirían las medidas de presión.”

Argumentando contra el aumento de 15 por ciento demandado por la COB, un funcionario del gobierno declaró a Correo del Sur que "el país dejaría de construir escuelas, hospitales y se afectarían planes de desarrollo productivo, encaminados a las generación de empleos.”

Los reclamos del gobierno, de que no hay dinero para el aumento demandado por la COB, obvia el hecho que las empresas mineras están registrando utilidades record debido al alto precio de los minerales.

Por otro lado, la inflación de alimentos es mayor al 18 por ciento, con el azúcar superando el 100 por ciento. Igualmente la inflación en transporte para el mes de marzo alcanzó el 3,59 por ciento, un equivalente a 52,7 por ciento anual. Los rubros alimentos y transporte afectan de una manera desproporcionada a los sectores de menores ingresos.

El masivo enfrentamiento entre la COB y el gobierno del MAS resalta la inviabilidad de reconciliar los intereses de clase obrera con un modelo de desarrollo capitalista de corte nacionalista y populista.

En 2009 Evo Morales fue reelegido con el apoyo de la COB capturando más del 60 por ciento de los votos. Hoy, inmediatamente después de levantarse la huelga indefinida, su gobierno procedió a atacar a la central sindical.

Correo del Sur informó que el vicepresidente Álvaro García Linera calificó la huelga de una “aventura política mal planificada que fracasó.”

Añadió que se trató de una “confabulación de la derecha con los trabajadores, para voltear al Gobierno de Evo Morales”. Luego responsabilizó a los partidos de derecha de conspirar con la COB contra el gobierno denunciando a un "bloque de derecha restaurador.”

En Cochabamba Linera continuó su ataque contra los huelguistas “ante una multitudinaria concentración de campesinos, cocaleros, gremialistas y partidarios y autoridades locales del Movimiento Al Socialismo (MAS), en Plaza 14 de Septiembre de Cochabamba, convocada para contrarrestar las movilizaciones cobistas y dar su apoyo al presidente Morales,” informó Correo del Sur.

No todos los sectores mineros apoyaron la huelga de la COB. El dirigente de la Federación Departamental de Cooperativas Mineras (FEDECOMIN), Julio Quiñónez dijo que estaban opuestos a la huelga porque ellos “no tienen un sueldo mensual fijo y si trabajan comen, no como los asalariados que pueden encarar acciones de protesta como el paro y los bloqueos.”

Desde sus inicios, el presidente Morales viene persiguiendo una política de dividir a la clase obrera. Para ello ha implementado una serie de medidas corporatistas que atan al obrero a la productividad y rentabilidad de las empresas mineras.

El gobierno del MAS también puso en marcha el pago de primas por cumplimiento de contratos de producción y primas por rebasar el volumen mínimo de producción, lo cual establece pagos diferenciados en función al desempeño laboral.

Además, según el titular de la Corporación Minera de Bolivia (Comibol), Hugo Miranda, de acuerdo a la ley aprobada bajo Evo Morales—contando con el apoyo explícito de los líderes de la COB—“el 25% del total de la rentabilidad mensual (ingresos netos) de las empresas (estatales) se puede distribuir entre la propia empresa, los trabajadores y la Comibol; el otro 75% va para el Estado.”

Esta medida ha permitido que en tiempos de auge ciertos mineros lleguen a ganar hasta US$ 5.600 al mes.

Por otro lado, se informó de sindicatos que se oponen a la nacionalización de las minas. Este es el caso de las minas Bolívar, Porco, Colquiri y San Vicente. Las tres primeras son operadas por una subsidiaria de la compañía suiza Glencore, y la última por la canadiense Pan American Silver Corporation.

Bolivia se ha favorecido del actual boom en minerales, lo cual han aumentado en 67 por ciento el ingreso al país. Por regalías y tributos las arcas públicas recibirían US$ 500 millones. Las exportaciones por concepto de minerales aumentarán a US$ 4.000 millones, comparado a US$ 2.500 millones en 2010. Entre 2009 y 2010 las utilidades de Comibol se cuadruplicaron.

Las medidas corporatistas adoptadas por el gobierno boliviano hacen que el bienestar de los mineros sea totalmente dependiente del alto precio de los metales. Así como la plata subió de US$ 16,65 a un record histórico de más de US$ 40 por onza en un año, de caer el precio de los metales, los mineros verían sus ingresos fuertemente afectados.

Los “incentivos” del gobierno de Morales para los mineros están en línea con su política de desarrollo capitalista que supedita el porvenir de los trabajadores a las grandes ganancias del capital extranjero y la burguesía boliviana.

Sin embargo, tales paliativos no cambian la realidad de Bolivia, que continúa siendo el país más pobre de las Américas después de Haití.

De acuerdo al censo de 2001, el 59 por porciento de bolivianos viven en condiciones de pobreza, con un 24,4 por ciento en pobreza extrema—incapaces de satisfacer la canasta familiar. El Programa de Desarrollo de las Naciones Unidas clasifica a Bolivia en el puesto 104 de un total de 174 países en materia de desarrollo urbano.

En otro artículo publicado por Correo del Sur del departamento de Chuquisaca se informa que “Bolivia se encuentra entre los países con desnutrición ‘moderadamente alta'... La investigación, que establece seis categorías para clasificar la desnutrición mundial, ubica a Bolivia en el peldaño cuatro, junto con República Dominicana, varios países del África Subsahariana, India y Mongolia.”

El apoyo que la COB inicialmente le diera a Morales, junto a su colaboración con el gobierno en sabotear las luchas de los trabajadores, los hace cómplices de las políticas económicas de tipo corporatistas que están dividiendo a la clase obrera boliviana.

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