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Despidos masivos en Cuba: El callejón sin salida del
castrismo
Por Bill Van Auken
22 Septiembre 2010
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el autor
El reciente anuncio que más de medio millón de
trabajadores cubanos serán despedidos de sus puestos de
trabajo en los próximos seis meses ha puesto al desnudo
el carácter de clase del régimen de Castro.
La brutal medida fue anunciada por la Central de Trabajadores
de Cuba (CTC), el organismo sindical controlado por el gobierno,
que no representa a los trabajadores cubanos, sino más
bien las capas privilegiadas dentro del aparato estatal.
El anuncio de la CTC comenzó con una invocación
ritual de 52 años de la revolución cubana y una
afirmación de la "voluntad y determinación
en el liderazgo de nuestra nación y nuestro pueblo para
seguir construyendo el socialismo".
Las palabras huecas de estos burócratas del estado haciéndose
pasar por representantes de los trabajadores no pueden ocultar
el hecho de que el régimen de Castro está llevando
a cabo, en una forma particularmente brutal y antidemocrática,
el mismo tipo de programa de severa austeridad seguido por los
gobiernos capitalistas de todo el mundo. En Cuba, como en Grecia,
España, Gran Bretaña, Estados Unidos y otros países,
el objetivo de este programa es imponer todo el peso de la crisis
capitalista mundial en la clase trabajadora.
Casi sin previo aviso, los trabajadores van a ser privados
de sus puestos de trabajo en el sector estatal, prácticamente
el único empleador en Cuba, y dejados a su suerte.
Esto fue detallado en un documento al estilo de una presentación
en power-point que surgió a raíz del anuncio, titulado
"Información sobre la reordenación de la fuerza
laboral," que al parecer fue redactado para su uso en la
preparación a la eliminación de los trabajos en
Cuba.
En repetidas ocasiones, el documento subraya la necesidad de
eliminar el "trato paternalista" hacia los trabajadores
cubanos. Pero la frase no se refiere a la intervención
autoritaria de los hermanos Castro en todos los ámbitos
de la vida económica y social, sino más bien a los
limitados beneficios y garantías sociales que han hecho
posible que los trabajadores sobrevivan con un salario mensual
promedio equivalente a $20 mensuales.
Entre las primeras políticas "paternalista"
destinadas al camalpor razones obviases el pago del
seguro contra el desempleo. El documento establece que los trabajadores
con menos de 20 años de antigüedad recibirán
sólo el 60 por ciento de su sueldo básico sólo
un mes antes de ser cortados por completo.
El documento indica que entre las oportunidades de auto-empleo
para los trabajadores despedidos están el cortar el cabello,
hacer ladrillos, taxistas, vender dulces y frutas secos, y la
cría de conejos. En relación con estos nuevos "negocios"
el documento se refiere cándidamente a que "muchos
de ellos podría fracasar en un año" debido
a la falta de experiencia de los trabajadores y falta de acceso
a materias primas, crédito y otras formas de apoyo para
tales empresas. No hay indicación de que el Estado tenga
planes para ayudar a quienes sufren tales fracasos.
Lo que se contempla en el anuncio de despidos masivos es el
establecer en Cuba lo que los tecnócratas denominan en
el resto de América Latina como una "economía
informal", un sector que abarca hasta la mitad de la población,
compuesta por pobres urbanos cuyas filas han sido infladas por
las olas de la privatización y los programas de ajuste
estructural en todo el continente.
Otros ataques al "paternalismo" en Cuba incluyen
la eliminación de cafeterías en los centros de trabajo,
donde los trabajadores recibían almuerzo gratuito; el recorte
de las cartillas de racionamiento, y una "reforma" del
sistema de salud destinado a reducir los servicios.
Todo esto se lleva a cabo con una abierta hostilidad por la
élite gobernante hacia la clase obrera cubana. Esta actitud
hostil fue resumida por el presidente cubano, Raúl Castro,
cuando declaró su voluntad de "borrar para siempre
la idea de que Cuba es el único país del mundo donde
se puede vivir sin trabajar."
Esto es una calumnia. Los trabajadores cubanos son tan laboriosos
como los de cualquier otro país, y apenas se les paga por
su trabajo. Pero ellos no controlan la producción, y mucho
menos el estado que los gobierna, que está dominado por
una capa de burócratas privilegiados y corruptos.
Esta capa de burócratas ha forjado estrechos lazos con
el capitalismo extranjero, abriendo Cuba a la explotación
de las multinacionales españolas y de otros países
europeos, así como también empresas chinas, brasileras,
rusas y de otros países. Este capital extranjero domina
cada vez más áreas clave de la economía cubana.
Los interminables escándalos de corrupción involucrando
a un ministro tras otro son sintomáticos de una élite
gobernante que quiere su propio pedazo de la acción de
estas ofertas y se dedica cada vez más abiertamente a la
acumulación de riqueza personal, incluso cuando exige salvajes
medidas de austeridad de los trabajadores.
Durante medio siglo, los nacionalistas pequeño-burgueses
en América Latina y sus contrapartes en la "izquierda"
en gran parte del resto del mundo han afirmado que la Revolución
Cubana de 1959 que llevó a Fidel Castro al poder fue "socialista",
y que el régimen que surgió de esta constituía
un "estado obrero."
En realidad, el régimen de Castro no fue el producto
de una revolución obrera, sino de un movimiento guerrillero
basado en la pequeña burguesía cubana. El Estado
cubano no fue creado por los trabajadores, sino que se les impuso,
incluyendo la farsa que es la federación sindical que defiende
los intereses del Estado y los capitalistas extranjeros.
El Estado cubano fue una de las variantes más izquierdistas
de un gran número de regímenes nacionalistas burgueses
que llegó al poder en los países oprimidos en las
décadas posteriores a la Segunda Guerra Mundial, a menudo
proclamándose a sí mismos "anti-imperialista"
y "socialista" y llevando a cabo las políticas
de nacionalización económica.
Durante tres décadas, la economía cubana dependió
en gran medida de subvenciones de la Unión Soviética
como parte de un pacto con el diablo en el que Castro defendió
la política contrarrevolucionaria de la burocracia estalinista
de Moscú en el escenario mundial. La disolución
de la URSS por parte de la burocracia en 1991 dio lugar a una
crisis insuperable para el régimen de Castro. Este enfrentó
la crisis orientándose hacia al capital extranjero y reduciendo
el nivel de vida de los trabajadores cubanos.
El mito de que el castrismo representaba un nuevo camino hacia
el socialismo fue promovido a gritos por la tendencia revisionista
pablista que atacó a la Cuarta Internacional. Se acogió
la Revolución Cubana como un medio de abandonar la lucha
del movimiento trotskista a forjar la independencia política
y desarrollar la conciencia socialista de la clase obrera contra
la dominación de las burocracias estalinista y reformista
y el nacionalismo burgués.
La promoción de las ilusiones en el castrismo y el guerrillerismo
tuvo las consecuencias más catastróficas en América
Latina, donde se separó una generación de jóvenes
radicalizados de la clase obrera y se le orientó hacia
la suicida "lucha armada", donde fueron ahogados en
sangre por una sucesión de dictaduras militares.
La liquidación de cuadros trotskistas en los movimientos
guerrilleros aseguró el continuo dominio de las burocracias
estalinistas y peronista y su capacidad para sofocar y traicionar
la ola de luchas revolucionarias que se extendió por el
continente.
Hoy en día, la peor crisis del capitalismo mundial en
70 años está creando las condiciones para una nueva
erupción de la revolución social en América
Latina e internacionalmente. Es vital asimilar las lecciones estratégicas
de la última etapa de auge revolucionario, sobre todo la
necesidad de construir partidos revolucionarios independientes
de la clase obrera, basados en el programa del internacionalismo
socialista.
El Comité Internacional de la Cuarta Internacional confía
en que este programa atraerá a los sectores más
avanzados de trabajadores en toda América Latina y proporcionará
una orientación revolucionaria para las amargas luchas
sociales que inevitablemente surgirán en la propia Cuba.
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