WSWS
: Español
El capitalismo y los mineros chilenos
Por Cesar Uco y Bill Van Auken
8 Noviembre 2010
Utilice
esta versión para imprimir | Email
el autor
Las páginas editoriales de dos de los periódicos
más prominentes de la clase gobernante de Estados Unidos
se apresuraron a reclamar el reciente rescate de los 33 mineros
en Chile como un triunfo para el capitalismo de libre mercado.
En este sentido, el más provocativo fue el Wall Street
Journal, que el 14 de octubre publicó una columna por el
director adjunto de su página editorial, Daniel Henninger,
titulado "El capitalismo salvó a los mineros."
El Washington Post hizo lo mismo al día
siguiente con una editorial titulada: "El rescate de los
mineros chilenos es la culminación de un record de éxitos".
El objetivo evidente de ambos artículos era explotar
con fines ideológicos e intereses de clase la euforia internacional
por el exitoso rescate de los 33 hombres que habían quedado
atrapados durante casi 70 días a 700 metros bajo el desierto
de Atacama en Chile.
Las dos piezas editoriales detallan las concepciones no mencionadas
que fundamentan la cobertura por los medios de comunicación
de los acontecimientos en Chile. La prensa y la televisión
mundial trataron la situación de los mineros como una especie
de programa de televisión realidad teniendo como anfitrión
al presidente chileno Sebastián Piñera. Si bien
la situación de los mineros fue de un drama innegable y
extraordinaria la obra de ingeniería que se montó
para rescatarlos, casi en su totalidad ignoraron las condiciones
que, en primer lugar, llevaron a que los mineros quedaran atrapados
bajo tierra.
Según el Post, el exitoso rescate se debe a "los
logros que Chile ha cosechado en un récord de 20 años
como el país más libre de América Latina."
La editorial del periódico afirmó que "a menudo
no es suficiente reconocer que Chile ... ha adoptado el programa
de mercados libres y el libre comercio en una medida mucho mayor
que sus vecinos."
Luego, la editorial alaba al gobierno del presidente Sebastián
Piñera, "un empresario exitoso", por "haberse
comprometido rápidamente a la riesgosa meta política
de salvar a los hombres atrapados." (Supuestamente la toma
de riesgos por Piñera en la acumulación de sus miles
de millones fue un activo clave para el rescate.) "Gracias
a su apertura al mundo y la aceptación de la iniciativa
empresarial, Chile fue capaz de implementar efectivamente las
tecnologías de punta", escribió el Post.
El Wall Street Journal no escatimó palabras,
comenzando su columna: "Tiene que ser dicho. El rescate de
los mineros de Chile es una victoria aplastante para el capitalismo
de libre mercado ".
Si bien el autor reconoce que "puede parecer grosero el
hacer tal afirmación", justificó su afirmación
añadiendo: "Estos son tiempos grosero y hay mucho
en juego."
La columna pasa a explicar lo que quiere decir: con la cifra
oficial de desempleo rondando el 10 por ciento, la hostilidad
hacia el capitalismo es cada vez mayor. "Estamos en tiempos
económicos difíciles", afirma Henninger del
Journal , "y el futuro requiere comprender cual economía
funciona y cual no."
El débil argumento en el cual Henninger se basa es "el
taladro de Center Rock", desarrollado por una empresa privada
en Pensilvania, que fue utilizado para perforar la roca hasta
llegar a los mineros. La presunción es que sólo
el afán de lucro podría haber dado esa tecnología.
La pregunta obvia es, si el capitalismo es el responsable de
rescatar a los mineros chilenos, ¿qué sistema económico
fue el responsable de dejarlos atrapados bajo tierra e inicialmente
dados por muertos en primer lugar?
O, en ese caso, ¿Cuál era el sistema que llevó
a la muerte a 31 mineros de Chile el año pasado y produjo
más de 12.000 muertes reconocidas en las minas de todo
el mundo?
Hacer la pregunta es contestarla: el capitalismo, un sistema
basado en la despiadado afán de maximizar las ganancias
mediante la reducción de los costes de seguridad y poniendo
en riesgo las vidas de los mineros y otros trabajadores.
Mientras que el Journal y el Post proclaman "el
capitalismo de libre mercado" y "espíritu empresarial"
como los elementos centrales en el rescate de los mineros, convenientemente
ignoran que la operación fue dirigida y financiada en gran
parte por la empresa minera de cobre, Codelco, propiedad del estado
chileno, creada cuando el presidente socialista Salvador Allende
nacionalizó las empresas que estaban en manos privadas
en 1971. Y la principal ayuda para mantener a los mineros vivos
y sanos durante su largo calvario vino de la agencia espacial
del gobierno de EE.UU., la NASA.
Aún más importante para la supervivencia de los
mineros fue el comportamiento de los propios mineros, que se caracterizó
por una fuerte solidaridad y el colectivismo que está en
marcado contraste y en oposición al individualismo perro-come-perro
del libre mercado capitalista.
Nadie los obligó a someterse a una distribución
equitativa de las raciones de hambre que los mantuvo con vida
durante los 17 días que estuvieron incomunicados, casi
dados por muertos. Desde su rescate, se han comprometido a continuar
con este método, compartir por igual todo los que ganen,
por ejemplo, de los libros relatando el drama que vivieron.
Para los mineros no es ningún misterio el papel desempeñado
por el capitalismo en el desastre de la mina chilena.
"La gente dice que somos héroes, y no, no, no éramos
héroes, somos víctimas", uno de los mineros,
Franklin Lobos dijo al diario chileno El Mercurio. "Luchamos
por nuestras vidas, nada más, porque tenemos familias.
Somos víctimas de los empresarios que no invierten en seguridad
... víctimas de los empresarios que ganan millones y no
piensan en el sufrimiento de los pobres ".
En el caso de la mina San José, esta evaluación
es indiscutible. La mina, cuya historia es típica de las
operaciones mineras de tamaño mediano privatizadas en Chile,
ha sufrido desde hace años una serie de accidentes mortales
y mutilaciones, con el gobierno en gran medida mirando hacia otro
lado mientras los propietarios cosechaban grandes ganancias de
la super explotación.
"San José es una pesadilla", otro minero dijo
a los medios de comunicación. "Es peligroso, lo sé,
todo el mundo lo sabe. Sólo hay un lema: Productividad."
Inmediatamente después del colapso en la mina en agosto
pasado, los mineros intentaron escapar por el conducto de ventilación,
pero descubrieron con horror que habían desaparecido las
escaleras requeridas por los códigos de seguridad del estado.
Parte de acoger el "espíritu empresarial"
y el "capitalismo de libre mercado" en Chile ha sido
el debilitamiento grave de la normativa sobre la seguridad en
el trabajo. El gobierno cuenta con sólo 16 inspectores
para supervisar más de 4.000 minas dispersas en todo el
país. Chile es uno de los pocos países en el mundo
que se ha negado a firmar el tratado de la Organización
Internacional del Trabajo sobre seguridad en las minas y la salud.
En su entrevista con El Mercurio, Lobos, ex miembro
del equipo nacional de fútbol chileno, agregó, alarmantemente:
"La gran mayoría de nosotros pensamos que la empresa
nos iba a dejar allí. Sería más barato dejarnos
morir que rescatarnos."
Del mismo modo, el capataz de los mineros de turno, Luis Urzúa,
recordó las primeras señales de que se acercaban
las perforadoras al refugio donde se encontraban. "Cuando
escuchamos el ruido ... pensámos que estaban trabajando
en la mina." En otras palabras, con el precio del cobre que
alcanzó un máximo de 50 años, los mineros
suponían que los propietarios se encontraban excavando
el metal precioso en lugar de tratar de salvar sus vidas.
Esta es la triste realidad del "libre mercado" y
el espíritu empresarial capitalista para la clase obrera
que es celebrado por el Journal y el Post.
Ni el Post ni el Journal tienen interés
en explicar cómo Chile se convirtió en "el
país más libre" en América Latina y
un refugio para el "mercado libre".
El presidente Piñera y su partido son los herederos
políticos de la dictadura del general Augusto Pinochet,
quien tomó el poder en un golpe de estado apoyado por la
CIA el 11 de septiembre de 1973, y gobernó el país
con mano de hierro hasta 1990. Pero los vínculos de Sebastián
Piñera al régimen de Pinochet se remontan al inicio
de la dictadura. El actual presidente de Chile hizo su fortuna
original en el negocio de tarjetas de crédito en la década
de 1970.
Pinochet solía decir: "No se mueve ninguna hoja
en este país si no la estoy moviendo yo, que quede claro".
Piñera hizo su fortuna con la bendición de Pinochet,
en condiciones en las que decenas de miles de trabajadores, estudiantes
e intelectuales chilenos eran asesinados, torturados, encarcelados
sin juicio y obligados al exilio. Durante el mismo período,
el hermano del actual presidente fue ministro de minería
e introdujo las políticas de privatización y desregulación,
creando así las condiciones que costaron la vida de unos
373 mineros chilenos durante la última década.
Mientras que los campeones de redacción del capitalismo
en Nueva York y Washington se sienten libres de no mencionarla,
esta historia es algo que los mineros y sus familias saben muy
bien.
Luis Urzúa, el jefe de turno, fue elogiado por la NASA
y otros como un "líder natural." Su madre dijo
a los medios de comunicación que no le sorprendió,
describiéndolo como alguien que fue "muy disciplinado"
y "el jefe de sus seis hermanos."
Al igual que con el desastre de la mina, se trataba de una
función impuesta sobre él. En su juventud, su padre,
un líder sindical minero y miembro del Partido Comunista,
desaparecido al inicio del golpe de 1973. Luego, su padrastro,
un dirigente sindical y miembro del Comité Central de las
Juventudes Socialistas, fue secuestrado y asesinado por un escuadrón
de la muerte militar conocido como la "Caravana de la Muerte"
y arrojado a una fosa común.
Durante los últimos "20 años" en que
Chile fue " el país más libre en América
Latina ", cientos de mujeresmadres y esposashan
pasado días cavando con palas en la arena del desierto
de Atacama con la esperanza de encontrar los cuerpos de sus familiares
desaparecidos en los años siguientes al golpe de Pinochet.
Mientras que el nombre de la ciudad de Copiapó, donde
se encuentra la mina y el campamento llamado Esperanza son ahora
mundialmente famoso por el rescate, hay otros lugares en Atacama,
cuyos nombres nunca serán olvidados por la clase obrera
chilena, incluida las familias de los mineros atrapados. La Serena,
donde las víctimas fueron enterradas en tumbas anónimas;
Pisagua, utilizada como un campo de concentración donde
se descubrieron en 1990 los restos de las victimas del golpe militar,
y Calama, donde en ese mismo año se encontraron los restos
de 13 personas asesinadas en octubre de 1973.
Para muchos, la desaparición de los mineros y el rescate
que los trajo de vuelta a la vida ha traído penosos recuerdos
de cuando buscaban los restos de otros minerosasesinados
por lo militares defensores del mercado capitalistaen las
mismas tierras del desierto de Atacama.
En este contexto, el intento aparentemente delirante del Washington
Post y el Wall Street Journal para invocar el desastre
de la mina chilena haciendo propaganda para el capitalismo de
libre mercado tiene un carácter siniestro. La profunda
crisis del capitalismo y la creciente lucha de la clase obrera
internacional, están creando condiciones en las que la
aristocracia financiera una vez más está contemplando
los métodos sanguinarios empleados en la creación
del llamado milagro económico chileno.
Regresar a la parte superior de la página
Copyright 1998-2012
World Socialist Web Site
All rights reserved |