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Preguntas sin respuesta en el miedo a la amenaza del terrorismo
yemení
Por Barry Grey
3 Noviembre 2010
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el autor
En lo que se ha convertido en una característica regular
de la vida pública estadounidense (especialmente en vísperas
de las principales elecciones) entrecortados informes de una nueva
ameanza terrorista tomaron las pantallas durante el pasado viernes
[29 de octubre de 2010]. Resulta imposible determinar cuánto
son hechos y cuánto es ficción en las afirmaciones
cada vez más extendidas que se están haciendo en
relación a dos paquetes procedentes de Yemen que supuestamente
contenían fuertes explosivos y que estaban destinados a
dos sinagogas de Chicago.
Pero el propio hecho de que se tomara la decisión, sin
lugar a dudas a muy alto nivel, de ofrecer semejante cobertura
mediática generalizada de la supuesta conspiración
(antes de que se informara de ningún detalle concreto y
se hiciera todo en base a afirmaciones carentes de fundamento
hechas en su mayor parte por altos cargos anónimos) es
suficiente razón para adoptar una actitud altamente escéptica.
Resulta apropiado el eslogan de una popular serie de una televisión
estadounidese sobre un grupo antiterrorista estadounidense ("Ni
siquiera la conspiración es una teoría"). Siguen
sin estar claros los propósitos ocultos tras la actual
campaña del gobierno y de los medios, pero hay una cosa
segura: no se debería otorgar confianza a ninguna de las
informaciones que se están ofreciendo.
Inmediatamente se declaró que los paquetes sospechosos,
uno envíado a través de UPS e interceptado en un
aeropuerto británico y otro un paquete FedEx interceptado
en un aeropuerto de Dubai, formaban parte de una importante conspiración
urdida por al-Qaida con base en Yemen, en la península
Arábiga.
A última hora de la tarde del viernes el presidente
Obama apareció en la Casa Blanca para procamar que la amenaza
terrorista era una "amenaza creíble". Lo siguieron
su portavoz de prensa Robert Gibbs y su principal asesor sobre
terrorismo, John Brennan, que se jactaron de la rápida
respuesta del gobierno y prometieron futuras acciones no definidas
para contrarrestar la supuesta amenaza desde Yemen y otros países.
Aparte del carácter no corroborado de las afirmaciones,
varias contradicciones y anomalías siguen siendo un misterio.
El viernes [la cadena] MSNBC ridiculizaba las bombas que, al parecer,
habían sido elaboradas con cartuchos de tóner, calificándolas
de rudimentarias y propias de aficionados. CNN informaba de que
no se habían encontrado explosivos de ningún tipo
en los paquetes. Pero el sábado el gobierno y los medios
estadounidenses describían las bombas como altamente sofisticadas,
obra de profesionales.
El domingo el New York Times empezaba su informe de una manera
que no presagiaba nada bueno : "Las poderosas bombas ocultas
dentro de paquetes de cargo y destinadas a Estados Unidos estaban
elaboradas expertamente y eran inusulamente sofisticadas, afirmaron
altos cargos estadounidenses el sábado, otra prueba de
que la filial de al-Qaida en Yemen sigue mejorando su capacidad
para atacar en territorio estadounidense".
La prensa está citando uniformemente a altos cargos
estadounidenses que afirman que quien ha elaborado la bomba es
Ibrahim Hassan al-Asiri, quien ha sido identificado como el principal
objetivo de las represalias estadounidenses, esto es, de asesinato.
Sin embargo, en su relato el Times informa (evidentemente, sin
darse cuenta de la contradicción) de que este "experto"
fabricante de la bomba había construido los "rudimentarios"
artefactos que habían sido utilizados por el terrorista
que no tuvo éxito con su bomba el día de Navidad
del año pasado en Detroit y por un suicida yemení
que trató de asesinar sin éxito al jefe de la inteligencia
saudí, Mohammed bin Nayef, a princios de 2009.
El domingo Brennan afirmó que estaba de acuerdo con
el primer ministro británico en que se pretendía
que el paquete de bombas estallara en el aire y no en las mencionadas
sinagogas de Chicago. Sin embargo, nunguno de los dos ha explicado
por qué supuestos expertos terroristas iban a marcar sus
propias bombas, destinadas a hacer estallar aviones, ¡enviándolas
desde Yemen a grupos judíos en Estados Unidos!
A continuación está la sorprendente casualidad
de que la amenaza terrorista estallara justo dos días después
de que el Financial Times publicara un artículo en la portada
titulado "El presidente de British Airways ataca a Estados
Unidos acerca de la seguridad de los aeropuertos" ["Chairman
of BA Attacks US on Airport Security"]. El artículo
citaba al presidente de British Airways, Martin Broughton, denunciando
furiosamente las "completamente redundantes" exigencias
estadounidenses de controles en los aeropuertos y urgiendo a las
autoridades británicas a dejar de "rendir pleitesía"
a los estadounidenses.
Sin duda con las palabras de Broughton en mente, altos cargos
estadounidenses ya están sugiriendo que la actual amenaza
se utilizará para continuar con las medidas de seguridad,
e incluso aumentarlas, impuestas por Estados Unidos a compañías
[aéreas] extranjeras.
Es imposible saber con seguridad si existe base alguna para
las afirmaciones oficiales o, en caso de que haya una pizca de
verdad, dónde acaban los hechos y empiezan la exageración
y las mentiras. Pero como siempre en tales casos, resulta adecuado
preguntarse a quién beneficia todo esto.
Aparte de las compañías aéreas estadounidenses
ansiosas por imponer exigencias aún más onerosas
a los competidores extranjeros, existen varias partes que tienen
mucho que ganar con fomentar el temor del público en general
y la animosidad contra Yemen en particular.
Según se ha informado, fueron los saudíes, en
la persona del jefe de inteligencia Nayef, quienes el jueves avisaron
a Washington de los paquetes de explosivos procedentes de Yemen.
El territorio saudí, gobernado por un jeque, considera
a Yemen, con un gobierno débil y una rebelion chí
en sus rogiones del norte froterizas con Arabia Saudí,
una amenaza mortal para la estabilidad de su régimen. Como
informaba el Times: "Los saudíes consideran a la rama
de al-Qaida en Yemen su mayor amenaza de seguridad y la inteligencia
saudí ha establecido tanto una red de vigilancia electrónica
como espías para penetrar en la organización".
Por consiguiente, sería bastante posible para los espías
saudíes organizar la amenaza del terror para empujar a
Washington a establecer sus operaciones encubiertas en Yemen,
un país con un gran interés estratégico para
Estados Unidos porque está situado entre el mar Rojo y
el mar de Omán, y limita con vitales rutas de transporte
marítimo de petróleo.
Por lo que se refiere a Estados Unidos, la repentina emergencia
de unas supuestas amenazas terroristas se ha convertido en un
medio habitual de desorientar al pueblo estadounidense y de mantener
el control social. Al anunciar esta amenaza la víspera
de unas elecciones, Obama está siguiendo la misma estrategia
que Bush. La Casa Blanca de éste utilizó las amenazas
terroristas en un intento de manipular a la opinión pública
la víspera de las elecciones de 2002, 2004 y 2006.
Este año hay más que nunca necesidad de distraer
la atención del público en unas condiciones de empeoramiento
de la crisis económica y de creciente frustración
e ira contra toda la clase política. Además, hay
objetivos internos y externos específicos que coinciden
con la creación de una atmósfera de miedo e inseguridad.
En el exterior existe la necesidad de aumentar aún más
las matanzas en Iraq y Afganistán ante la creciente oposición
a las guerras y de expandir la agresión a otros países.
Bajo el gobierno Obama Estados Unidos ya ha intensificado sus
operaciones encubiertas en Yemen, pero se ha visto obligado a
suspender sus ataques con misiles sobre personas sospechosas de
ser insurgentes desde mayo, cuando uno de sus misiles asesinó
al vice gobernador provincial, lo que llevó al presidente
yemení Ali Abdullah Saleh a pedir que cesaran los ataques.
Estados Unidos ha estado presionando al régimen yemení
para que le permitiera reanudar los ataques. Como indicaba el
New York Times el domingo, "altos cargos estadounidenses
han estado considerando mandar aviones drone armados a Yemen para
reproducir la campaña de Pakistán, pero casi con
seguridad este paso requeriría la aprobación del
voluble presidente Saleh".
En casa se utilizan las amenazas terroristas para justificar
un aumento de los poderes policiales del Estado y ataques más
profundos a los derechos democráticos. Uno de los aspectos
más siniestros del gobierno actual y de la campaña
mediática es el señalamiento, sin la menor prueba,
de un ciudadano estadounidense, Anwar al-Awlaki, como supuesto
cerebro de la conspiración.
En su artículo del domingo el Times informaba erróneamente
de que "altos cargos estadounidenses afirmaron que están
aumentando las pruebas de que los máximos dirigentes de
al-Qaida en la península Arábiga, incluyendo al
clérigo radical nacido en Estados Unidos Anwar al-Awlaki,
estaban detrás de intento de atentado". El Times volvía
sobre ello citando a agentes de inteligencia estadounidenses que
afirmaban que la conspiración "podría haber
sido bendecida por las más altas instancias de la filial
de al-Qaida en Yemen, incluyendo a Awlaki".
El periódico señalba que los altos cargos estadounidenses
"no presentaron pruebas concluyentes de la implicación
de Awlaki" y a continuación seguía informando:
"Este año la CIA calificó a Awlaki (un ciudadano
estadounidense) de alta prioridad para la campaña de la
agencia de asesinatos selectivos".
Por consiguiente, uno de los usos que se le está dando
a la actual amenaza terrorista es justificar el asesinato de un
ciudadano estadounidense por su propio gobierno. El gobierno Obama
está tratando actualmente de anular un caso presentado
por American Civil Liberties Union [Unión de Libertades
Civiles Estadounidense] que desafía su afirmación
de que el presidente tiene poder legal para ordenar el asesinato
de cualquier persona, incluyendo a un ciudadano estadounidense,
a quien él declare que es un terrorista.
Por su parte, el Times, el principal órgano de la clase
dirigente liberal estadoundense, publicó un editorial el
10 de octubre apoyando la postura de la Casa Blanca.
Traducido del inglés para Rebelión[http://www.rebelion.org/noticia.php?id=115913]
por Beatriz Morales Bastos
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